Partida Rol por web

Marchas el primero abriendo camino, en un momento dado te paras para tomar algo de aliento, y te llama la atención algo más adelante en el camino. Parece la silueta de una mujer cubierta con una chaqueta gruesa de blanca lana. Ya comienza a oscurecer, hay poca luz y estás fatigado. Te frotas los ojos para aclarar tu vista, y al volverlos a abrir, no ves nada allí, sólo el camino. Estás cansado y algo confundido.

Chira corre por el camino hacia delante, como persiguiendo algún animalillo, hasta perderla de vista.

¡Vamos! ¡Sigámosla antes de que se pierda! -entonces me puse a correr camino arriba detrás de Chira-. Si alguien más veía aquela animalillo, denotaría cierta presencia (la nuestra) y podría delatarnos. No puse atención alguna en la falta de animales, aunque tenía esperanza que la Virgen de la Cueva nos protegiera de cualquier peligro.

Uloxio corre detrás de Chira. Ya es casi de noche, y se ve con dificultad.

¡Chira! -la susurré para que me atendiese y dejara de beber-. Luego observé esa especie de chozo de piedra natural, encajado en la roca... Será mejor que el resto vea ésto -pensé-. Et entonces, en esperando allí a los míos, me acerqué a la casa con sumo cuidado, intentando ahogar en silencio mis pasos por si hubiera alguien en el interior.

- Válgame los gayumbos, ¡¡que aquí en medio de ná no me quedo solo ni harto de vino!! - exclama Crispín. Agarrándose los pantalones y leotardos, arranca a correr detrás de Chira e Uloxio.

Llegáis todos a un lugar en el que el camino se ensancha, hay un pequeño arroyo de agua del cual emanan vapores. A vuestra izquierda la pared de roca forma un abrigo, y en él hay una construcción de piedra, una especie de cabaña de rocas, pegada a la pared de la montaña.

Uloxio se acerca al arco de entrada, no hay puerta, tal vez la hubo en otro tiempo, ahora tan solo hay un arco de piedra románico que da acceso al interior, por el suelo fluye un reguero de agua que alimenta el arroyo.

Te acercas cautelosamente a la entrada, no oyes ningún ruido procedente del interior, dentro está oscuro.

Corrí tras mis compañeros, et cuando llegué a la puerta pareme un segundo a tomar aire et cuando habíame recobrado un poco desenvainé la blanca de su vaina. Sabe Dios que podríamos encontrar aquí dentro et el porqué del repentino ataque a correr de la buena de Chira.

Está anocheciendo. El interior de la casa está totalmente oscuro, no hay ventanas, tan solo el arco de entrada. No se oye ruido alguno procedente del interior, excepto el fluir de agua de dentro hacia afuera, un hilo de agua que llega hasta el arroyo.

Sin soltar la espada me adentro en la casa con intención de examinarla o ver si hay algún peligro. También visto que está anocheciendo me pregunto si podríamos alcanzar la ermita con la poca luz que queda o si por el contrario sería mejor pernoctar aquí.
 

Pasa por el arco que da acceso a la casa, dentro hay un ambiente cálido y reconfortante, no ves nada pues está a oscuras, oyes el murmullo del agua fluir por la pared de roca y el suelo. Dejas de sentir la fatiga de tus piernas por haber caminado todo el día, te invade una sensación de paz y armonía.

Manecho asoma el "hocico" en el vetusto habitáculo. El olor a humedad impregna su interior. Se encuentra con el rostro pensativo de su compañero y mira alrededor, en busca de muestras de evidencias de ser o haber sido habitada.

-No me complacería tener que pasar aquí la noche. Yo por mí reanudaría el camino, no obstante creo que este sitio tiene relación con lo que estamos buscando y sería menester que lo tuviéramos en cuenta-.

Me siento extrañamente relajado, mas esta oscuridad y la ausencia de ventanas me escama. Guardo la blanca y saco el yesquero para conseguir algo de luz y poder ver el interior de la casa. Mientras hago esto voy hablando , contestando a Roberto y exponiendo mis ideas a mis compañeros, me tranquiliza mientras exploro el lugar con el yesquero. Por mi partimos también, me gustaría llegar a la ermita aquesta mesma noche.Mas non se si nos daran las fuerzas para llegar antes de que oscurezca.

Alfonso enciende una antorcha y se hace la luz dentro de la casucha, es una pequeña construcción soportada sobre la pared de roca de la montaña, en la que hay un gran pilón de agua, el agua emana de las entrañas de la montaña, llena el pilón, rebosa y fluye por el suelo saliendo por el arco de entrada hasta llegar al arroyo. A la derecha del pilón veis la imagen de la virgen y el niño Jesús, una talla de madera trincada a la pared con una barra de hierro. Ver la imagen os reconforta, os llena el corazón de gozo, y el espíritu de paz, olvidáis el cansancio, y el dolor de las heridas (Alfonso).

Me relajé cuando tuve luz. Cuando ví la imagen de la virgen cambié la antorcha de mano(a la siniestra) y con la diestra me santigüe. Una sonrisa afloró en mis lavios , las historias de los aldeanos habían echo mella en mí. Por un momento, mientras estaba en la oscuridad total, esperé que una terrible bestia nos atacase. Por contra, nos encontrábamos en un lugar santo, no podía ser de otro modo pues mi cansancio y el dolor de mis heridas desapareció entre el arrullo del agua y la imagen de la Virgen.

- Siñor Alfonso, ¿hemus llegadu? pregunta Crispín. Aterrado por quedarse oscuras se arrima al señor Alfonso. En cuanto ve a la virgen se saca el sombrero, y arrodillándose, se santigua junto al pilón.