Partida Rol por web

 INVESTIGACIÓN EN LA COSTA

 Poco antes de que el Barco se dirija al puerto de Serre, un frágil aunque gran esquife es botado al agua, a él suben Hans, Valeskha y Mijail, acompañados de dos marinos más. Cuatro remos, un farol, una soga, una cuerda de brazadas y varios útiles más, guardados en un cofre de madera situado a popa.

Lentamente y bordeando la costa, ciertamente alejados de las rocas os acercáis al roquedal, en el depósito de las mareas. Con luz velada, os detenéis y preparáis el avance y exploración.

- No es que sepa mucho de estas cosas, pero creo que las cuevas más profundas deben estar en el depósito de marea más grande. Siendo esa laguna mayor indica que el mar ha actuado con más efectividad ahí. - comenta Hans echando un vistazo a la costa.

Ciertamente a Valeska no le molestaba la tarea que le habian encomendado, mas aún se sentia a gusto con la compañia humana y por solo estar tan cerca de las aguas.

"-Tienes razón, pues bien, será que busquemos un buen lugar" - tomando el remo firmemente. 

 Mijail toma el faro y dirige a los remeros. Os movéis con lentitud, de vez en cuando Mijail lanza una cuerda con una especie de ancla para medir las brazadas de profundidad o ver si hay rocas cerca.

Vagáis a través del roquedal hasta llegar a la zona de los depósitos.

 Tienes razón Hans, seguramente el mayor de los depósitos será el más estable y podremos avanzar por ahí con más seguridad. - mira un momento más hacia allí con el faro atenuado - Sin embargo, es imposible pasar con el bote, habrá que ir a nado.

Señala a dos de los marinos y rápidamente se desvisten. Luego se atan un cabo y se tiran al agua.

Vosotros dos también al agua - os dice. Id ligeros y con cuidado - os proporciona una soga. Aunque estéis atados, si os arrastra una corriente, puede ser el fin para vosotros. 

Hans se abstiene de refunfuñar en alto, no ante Mijail al menos. Se limita a atarse el cabo con cara de circunstancia y a esperar a que Valeska haga lo propio.
- Las damas primero. - le dice a su compañera indicando al agua con un teatral gesto.

Me ato el cabo fuertemente, no me gustaria morir ahogada aunque fuera el destino de muchos de nosotros.

"-Muy amable"

Le digo a mi compañero Hans antes de tirarme el mar, observo el lugar para evitar encontrarme con alguna corriente, empiezo a nadar despacio pero con decisión.

 Todo parece ir bien durante los primeros seis metros, sin embargo según os acercáis a los depósitos, comprobáis con aterradora certeza de que la corriente submarina en esa zona es mucho más fuerte de lo esperado... lo que por otra parte os confirma que debe haber alguna gruta o caverna entre las rocas -tal y como el capitán del Drake os comentó.

A pesar de que su experiencia nadando se limita a mar abierto para escapar de un barco que se va a pique o a algún ocasional desembarco en una playa, Cuando Hans nota que la traicionera corriente le chupa hacia abajo patalea con todas sus fuerzas para mantenerse a flote. - Tened cuidado o seremos pasto de los peces. - advierte a los demás.

La corriente se vuelve cada vez mas fuerte, me concentro y utilizo toda mi fuerza y mi habilidad en nadar con tal que no haya peligro alguno.

 Conseguís nadar hasta el depósito más grande y por lo tanto más estable. Os detenéis a descansar ya que la corriente era muy fuerte y estáis casi agotados.

De repente escucháis a uno de los marinos que sostenía la soga de un compañero gritar pidiendo ayuda, parece que el compañero ha sido tragado para dentro y él sólo no puede sacarle. Para cuando consiguen sacarlo, el marino está muerto, con los pulmones encharcados de agua salada.

Mijail reza una muda plegaria a la diosa del Mar y dejan que la corriente se lo lleve.

El otro marino consigue llegar hasta donde vosotros y cae exhausto.

Mijail os hace señas de que las cuerdas no dan más de sí. (unos diez metros hasta el depósito grande).

Hans permanece mudo mientras Mijail le da el último adiós al pobre diablo. Hans le conocía, Pablo era un buen Castellano y un abnegado trabajador. Le había visto luchar en primera fila en muchos abordajes y siempre era de los últimos en abandonar el buque enemigo en las contadas ocasiones en las que se habían visto obligados a replegarse.

A duras penas consigue disimular un brusco tiritón que el sacude. El agua está fría, es de noche, y el mar ya se ha cobrado su primer peaje en forma del alma del marinero ahogado. Aquello sigue sin gustarle nada. Pero aun le gusta menos no poder proclamarlo ruidosamente por temor a ser descubiertos por los guardas de la prisión.

Valeska se toma unos segundos de silencio para dar honor al hombre caido en lo que nosotros consideramos nuestro hogar y nuestra razon de vivir.

Luego, despues de estar segura de seguir, se da cuenta de que la cuerda no da mas, mira para todos lados buscando algo y piensa en seguir nadando sin proteccion pero seria algo casi suicida y claro estaba que no queria terminar como el pobre marinero.

"-¿Que hacemos ahora? Hemos avanzado una distancia considerable para detenernos o volver"

- Pues avanzar. Ya me he mojado y no pienso dejar que un detalle como este me pare. Vamos a asegurarnos entre nosotros. - dice deshaciendo el as de guía que le mantenía unido al bote y asegurándose a Valeska de forma que puedan ayudarse el uno al otro en caso de necesidad.

 No podré con ambos yo solo. Sin embargo podemos usar a uno de vosotros como primer explorador y cuando llegue a una zona segura, que haga de "boya" y que el siguiente siga avanzando. - Explica su plan - Así tenemos el doble de metraje de cuerda para avanzar con seguridad.

Luego espera a aceptar cualquier otro plan.

Valeska no temia ser abrazada por el terrible mar pero no lo queria hacer mal. Luego de unos pocos minutos de pensarlo, eleva la voz para decir que ella iba:

"-Voy primero, no se queden sin aire, ¿bueno?" - sonrie.

Mirando cual seria la mejor ruta, la mujer toma una bocanada de aire y se zambulle desapareciendo a los ojos de sus compañeros.

 La cuerda llega a los seis metros, en el momento en que descubres una oquedad, suficientemente grande para que pase una persona. Continúas durante otros cuatro metros, hasta que la cuerda no da más. Sin embargo aun tienes aire en tus pulmones y dado que no hay apenas corriente, decides atarla a una de las numerosas estalacmitas y avanzar.

Llegas por fin a la superficie. Al mirar alrededor, ves que la caverna no se encuentra en oscuridad total sino que hay cierta luminosidad que se cuela por el techo. Elevas tu cuerpo hasta poder sentarte sobre la fría roca de la nueva Caverna y puedes ver lo que parecen unos toscos escalones trabajados en la misma piedra, que ascienden por una escalinata. 

Echando cuentas, calculas que desde el depósito hasta ahí debe haber apenas unos doce metros. Con cuerdas y con un par de buenos nadadores sería fácil incluso para los menos resistentes llegar hasta allí. Incluso sería posible llevar armas y otras herramientas, ya que la caverna donde ahora te encuentras es amplia y espaciosa.

 Valeska se anuda la cuerda a un brazo y se hunde sin vacilaciones en el oscuro y frío mar. No pasan ni veinte segundos cuando notais el primer tirón indicando que ha encontrado un acceso.

Sin embargo pasa el tiempo y tras un par de minutos sin ninguna reacción por parte de la nadadora, os encontráis tirando de la cuerda, pero parece atorada en alguna parte, ya que no os deja recogerla. Y sigue sin haber señales de Valeska.