El lodo empezó a engullir al Guardián. Su rostro reflejó inicialmente sorpresa, luego verdadera desesperación.
- ¡No!
Y entonces el murmullo de las hojas entre los árboles se convirtió en un verdadero atronar.
- Sí, al final hay esperanza.
- Venganza, que dulce es la venganza...
- Sabía que podía hacerlo... sólo tenía que intentarlo... no soy tan débil...
Los árboles se retorcían por encima y por debajo de la tierra. El Guardián había quedado reducido a un brazo alzado que sobresalía del barro formando una garra que se abría y cerraba desesperada. Y después ni siquiera eso. A través de las ramas que lo sostenían, ahora casi podría decirse con dulzura, Renato notaba como los árboles se tomaban su venganza. ¿Cuántos siglos habrían estado allí desde sus primeras raíces?
Las ramas se doblaban ahora para depositar con cuidado a Renato en el suelo. Los susurros se iban apagando.
- Gracias...
- Somos libres...
- Pero vendrán otros...
- Habrá otro Guardián..
- Pero nosotros ahora somos libres...
Ante el asesino se abría ahora un sendero que terminaba en unos túmulos dispuestos de forma concéntrica.
¡Bravo!. Has pillado perfectamente el tono a esta escena.
Perdona la demora en contestar pero esta semana ha sido bastante complicada.
Renato, con una reverencia a modo de gracias, se despide de aquellas almas en pena.
Luego prosigue su camino por el sendero, para salir de aquella zona y encontrar a quien tenia que buscar, de momento ahora podía decir que tenia amigos hasta en el infierno. Con una sonrisa se aleja de aquellas almas, solo esperaba , que puedan disfrutar de esa libertad durante bastantes años.