Partida Rol por web

Quizás la expresión de "El Mundo es un pañuelo" a ti te va como anillo al dedeo, o eso creíste cuando tan lejos de tu patria te encontraste con tu hermano.
Llevabas dos semanas en la ciudad y hacía mucho que no estabas tan separado de los gimnasios, así que decidiste buscar uno para poder continuar manteniéndote en forma...
Te llamó la atención cuando buscando información de gimnasios topaste con el Gimnasio Gustaffson, sentiste como la sangre te bajaba de golpe, aunque supiste reponerte en seguida, todavía no sabes bien el por qué pero decidiste pasarte por allí. Nunca habías tenido lo que se dice "una vida familiar" pero dentro de esa máscara de hombre duro que te sueles poner hay mucho dolor y sufrimiento.
Llegaste a la puerta, y allí se encontraba, en seguida supiste que era tu hermano ya que tenía la misma cara que tu padre...
Te apuntaste y empezaste a ir asiduamente, todavía no sabes bien el por qué lo haces, ya que en ningún momento le has dicho quien eres, pero de alguna manera sientes como si recuperaras alguna pequeña parte de ti.

Es lunes por la mañana y el despertador acaba de sonar, sabes que te queda un día duro de trabajo, a veces sientes que la confianza "da asco" ya que trabajas demasiadas horas... Pero también sabes que te pagan muy bien, además el piso que te han conseguido en Castelldefels, al lado de la playa, es increible. Haces vida en Barcelona, pero por la noche cuando llegas a casa y sientes esa tranquilidad...
Te das media vuelta, agradeciendo el frío que hace, cuando el recuerdo de la noche te viene a la cabeza...
La fiesta de la noche anterior, Alexander había insistido en que le acompañaras, a veces cuando quiere conseguir algo se pone pesadito. Así que a en el último momento decidiste asistir. Y allí conociste a la modelo despampanante que tienes durmiendo a tu lado...

Hans se levantó suavemente de la cama, tratando de hacer el menor ruido posible, mejor que ella... se llamase como se llamase saliera por su propia cuenta, total si se llavaba algo de allí sería a Alexander a quien robaba y se lo tenía bien merecido por la maldita resaca que arrastraría el resto del día.

Se duchó con agua helada para despejarse y se vistió a toda prisa, hoy tenía entrevistas con al menos tres empresas de seguridad para llevar las seguridad de las oficinas. Maldita ley española... Bueno, inútiles por inútiles contrataría la empresa del menos pesado de los tres.

Comprobó que el arma estaba cargada y perfectamente amartillada antes de ponerse la americana. No tenía tiempo de ir por la mañana al gimnasio, ya lo pisaría por la tarde...

Salió de la casa y cogió el coche de alquiler al nombre de la compañía hasta las oficinas. A veces la vida era más sencilla cuando los obuses albano-kosovares silvaban por encima de su cabeza. Pero que coño, había sido un buena fiesta y una buena chica.

Llegas a las oficinas, te sientes orgulloso de pertenecer a esta empresa, únicamente contratais a gemte realmente cualificada, por lo poco que has visto de las otras empresas establecidas en Barcelona, sabes que vosotros podeis ofrecer calidad; aunque también sabes que al reducir el abanico de contrataciones, os cuesta encontrar personal, ya que poca gente tiene la capacidad que vosotros buscais...ahora mismo en tu cabeza sólo se encuentra la palabra café, cuando ves aparecer a Alexander...
Como siempre aparece impecable, algo inusual contando con las juergas que se suele correr; aunque esta vez parece estar bastante malhumorado...

Grrr

Te dice como todo saludo.

Me han llamado del Banesto, están bastante indecisos, parece ser que les han ofrecido una seguridad a mejor precio... A ver si puedes encargarte tú; yo he de ausentarme toda la mañana, te llamo luego...

Sin problema.

Bueno, quizá si lo es pero a Alexander no le gusta oír malas noticias, así que para que darselas.

Hans se dirigió a la cafetera y tomó un largo trago del espeso brebaje, a sus pies aquella ciudad. Otra más, sabía que era un hombre incapaz de hacer raices en ninguna parte así que dejandose de tonterías empezó a revisar el correo y a llamar a su secretaria para que concertase una cita con la gente de Banesto.

Miras a través de la ventana, y observas como empieza a oscurecerse rápidamente, lo que en un principio te habían parecido unas nubes casi sin importancia, ahora las ves completamente negras y ocupan el horizonte.
La lluvia empieza a caer, primero de manera suave y poco a poco va apretando, algún relámpago ves a lo lejos, parece que hoy será un día bastante ajetreado...
Al poco tu secretaria te informa que ha podido concertar la cita a las 12 del mediodía.
Pasas una hora entretenido entre todo el papeleo que tienes acumulado sobre la mesa. A veces crees que Alexander deposita demasiada responsabilidad sobre tus hombros, cuando llaman a la puerta.
Levantas la vista y le dices a tu secretaria que puede entrar...

Disculpad sr. Jürgen, pero ha llamado el sr. Albert Campos para anular la cita que tenían hoy a las 10h, se justificó diciendo que el día que hacía no era propicio, lo cité para el miércoles...

Te informa mientras que con una sonrisa te deposita otra taza de café sobre la mesa.
Te quedas un momento pensativo, y recuerdas la cita que tenías, con el sr. Campos, directivo del F.C.B., ibais a tratar la seguridad del Camp Nou...

Hans sonrió para sí, realmente Alexander le había buscado una guapa chica y además eficiente. Si no fuera por que trabajaban juntos...

Bueno seguro que esa rata multicolor intentará conseguir un trato más barato. Srta Angelis, enviele un mensaje de mi parte, por supuesto que nos veremos el miercoles, y espero que tenga un dia de provechoso.

Siguió con el papeleo, aunque sus ojos se iban paulatinamente hacia las curvas de Luna, ese Alexander ... le gustaba ponerle las cosas difíciles.

La mañana pasa bastante tranquila, si no fuera por las pequeñas bajadas de tensión que hacen que los ordenadores se apaguen, miras un par de veces a Luna, la escuchas gruñir por lo bajo, su ordenador de repente se le ha apagado.
Miras hacia el tuyo, también está apagado, menos mal que en estos momentos no estabas trabajando en nada importante, alargas el dedo para encenderlo y cuando está reiniciando otra bajada de la luz hace que se apague de repente. Observas como Luna se levanta de su asiento y se dirige al baño; al final sucede lo temido, se acaba de ir la luz sumiendote en la penumbra ya que la luz que entra por los ventanales es escasa, fuera casi parece de noche con la tormenta...
Suena el teléfono que hay sobre tu mesa... Te extraña que la llamada no haya pasado por la centralita...

En otro caso habría tratado de identificar la llamada o que constestara Luna, pero el aburrimiento y la frustación era tal que le hizo coger el aparato.

¿Si? Aqui Jürgen.

Te quedas un momento extrañado, escuchando, parece sonar lo que es el llanto de una niña, bastante entrecortado, un llanto desgarrador que rompería el alma a cualquiera.
De repente se corta la llamada, se escucha un silencio y el tono de cortado, ves como Luna sale del baño y vuelve a su sitio, y en ese momento vuelve la luz...

Hans se quedó durante unos instantes estrañado. Luego miró el identificador de llamadas del telefono y rellamó a aquel numero. Sin saber porque, probablemente habían llamdo por error no podía evitar el sentirse un poco nervioso.

Me estoy volviendo blando...

Al comprobar el identificador de llamadas, no encuentras ninguna llamada registrada...

Perdone, sr. Jürgen, pero son las 11:30 de la mañana y tiene la reunión con los del Banesto

La voz de Luna hace que despiertes de tu ensoñación, miras a tu alrededor y te das cuenta como la luz debió volver hace rato, tu ordenador se reinició y tú te habías quedado mirando el teléfono, con la mente completamente en blanco, el llanto todavía te retumba dentro...

Aquí le dejo toda la documentación, si necesita algo más solo tiene que decírmelo...

Gracias querida dijo Hans tratando que no se notase demasiado que había estado viajando unos minutos. Voy a salir un momento, procura confirmar la cita con los del Barça ese. Tengo que salir un par de hoas ocupate de todo por mi ¿Quieres? -Dijo mientras se fijaba en las torneadas pantorrillas de la joven-

Necesito un poco de aire, me estoy agobiando aqui dentro. Necesito sudar un poco... Y falta de Luna mejor voy la gimnasio

Bajas al parquing, al pasar por al lado del portero le haces un leve saludo con la cabeza y bajas a la 2ª planta para coger tu coche; tus pasos van resonando en el silencio del parquing...

Parece ser que la luz aquí no ha terminado de venir, y funcionan solo las de emergencia, suficiente para poder ver hacia donde te diriges pero dando un aspecto un tanto lúgubre al lugar.

Llegas a tu coche, buscas distraídamente las llaves en el bolsillo, por tu cabeza pasa una y otra vez lo que le dirás a los del Banesto, sabes que si lo conseguis como clientes habreís ganado mucho; perdido en tus pensamientos te parece escuchar algo, así que prestas atención, no, parece que han sido imaginaciones tuyas, procedes a abrir la puerta del coche, cuando otro ruido te sorprende, extrañado te giras, no ves nada, pero ahora si, estás seguro de haber oído pasos detrás tuyo, como si alguien que anduviera descalzo estuviera corriendo...

Mierda...

Hans bajó del coche lentamente, semi agachado para dar un blanco más difícil. Otros quizá le llamarían paraqnoico pero esto había salvado su vida más de una vez en el pasado. Con el cuerpo tenso y con movimentos automatizados sacó de la sobaquera la GLock que llevaba siempre encima. Sigilosamente se movió a unos coches laterales y conteniendo la respiración miró volvió a escuchar y a barrer el parking con la mirada. El seguro de la Glock ya estaba quitado.

Clap clap clap clap...

Escuchas las pisadas detrás tuyo... Te giras rápidamente y no ves nada, al estar el parquing en penumbra no te ayuda mucho, fuerzas un poco la vista y te parece ver algo en el suelo, como unas marcas, algo alejadas de tu posición...

Mierda...

Hans se quedó paralizado escuchabdo e identificando cada una de los sonidos de parking hasta localizar el dueño de los pasos. Un coche de gran cilindrada en algún piso superior pero nada más...

En dos zancadas se dirigió al coche, un par de miradas a ambos lados y entró dentro de su deportivo, encendió los potentes faros del vehiculo y dirigió el coche hasta donde había escuchado las pisadas. Detuvo el coche pero dejó las luces y el motor encendido para examinar las marcas. Bajó con los nervios a flor de piel.

Bajas del coche, sientes un sudor frío en la espalda cuando te das cuenta que las marcas del suelo son pequeñas huellas de pies descalzos, parecen las huellas de algún niño o de una persona muy pequeña, con una linterna las alumbras bien y sientes como se te erizan todos los pelos, efectivamente, corroboras tu primera impresión, esas huellas son de sangre y todavía estan húmedas...