Partida Rol por web

La confianza del grupo había aumentado tras la caída de Diablo de las cadenas, habían hecho un gran trabajo en equipo y el Draconido estaba contento de lo conseguido. Sin embargo sabia que la batalla no había hecho más que empezar.

La muralla de armaduras aparentaba ser más solida que la anterior pero eso no parecía influirle en su determinación. Cogiendo un leve impulso con la cadera Adrash carga hacia la muralla de armaduras, con su alabarda por delante y de ese modo intentar abrirse paso hacia el Duergar.

Ataque tras ataque son rechazados por las tropas infernales, las cuales no ceden un solo centímetro de su posición.

Dorn avanza sin tituvear ante la fila compacta de armaduras que se les presenta, con la esperanza de conseguir romperla...

Tras esto Dorn hace un ataque intentando golpear a la armadura 10 y hacer daño si puede de paso a la 7 con su golpe de barrido de su enorme martillo de guerra.

Por desgracia en el ultimo instante Dorn, tropieza con una piedra y no consigue impactar...

El enano inicia la carga con entusiasmo pero lo acaba con un traspié, fallando inevitablemente el ataque.

Las armaduras cambian de formación y empiezan a envolver al grupo. Dos de las armaduras consiguen flaquear a Adrash.
Tres de las armaduras atacan a Uriel, quien nuevamente detienen todos y cada uno de los ataques. Su compañero dracónido, sin embargo, es asestado dos veces, consiguiendo bloquear el tercero de los ataques (-8pg).

El murciélago de fuego revolotear otra vez sobre las cabezas de los héroes, buscando achicharrar al enano, objetivo que por poco consigue...

Hacía pocos minutos minutos la marea estaba a nuestro favor. Ahora, un tifón se cernía sobre nosotros: los tres hombres del grupo estaban rodeados por enemigos. Me concentre en intentar ayudar a Adrash, ya que había escuchado uno de sus gemidos dragonescos. Tal vez éste mal herido. Concentré mis poderes mágicos en crear un Orbe de Fuerza. Cuando la esfera cristalina de fuerza pura estuvo hecha, la arroje a una de las armaduras encantadas que intentaban dañar al draconido.

Albafica concentra energía arcana en un orbe destinado a dañar a mas de un enemigo, pero la esfera de acumulación arcana se consume antes de llegar a impactar contra alguien debido a su inestabilidad y largo recorrido.

El duergar interviene en la lucha, arrancándose una de las púas y arrojarla contra Uriel, pero su ataque a distancia no da en el blanco.

El mágico de la espada, al ver que e sel blanco de todos los ataques, mantienen la guardia alta, concentrándose en seguir bloqueando todas las tentativas.

Uriel se veía rodeado por todos los flancos posibles debido a los movimientos de las armaduras y aun mas cuando sintió el calor generado por el murciélago a su espalda. Decidido a volver las tornas contra sus oponentes cargo su arma de la energía necesaria y haciendo girar esta en un amplio abanico para golpear al mayor numero de oponentes.

En el momento en que las armaduras les rodearon, Adrash sin apenas poder hacer nada más que resistir los golpes, aguarda el mejor momento para poder salir del lugar y retomar la iniciativa.

Confuso por la lluvia de golpes y la situación nada favorable, se hacia patente en desconcierto del Draconido pero ello no impedía que se cebara contra la armadura que tenía a su costado.

Tras sobrecogedor espectáculo, Uriel elimina a tres de las armaduras y Adrash a una cuarta, rompiendo por completo la férrea defensa de las tropas infernales.

La victoria parecía próxima...

Dorn, en el fragor del combate no puede evitar sonreir ante la eficacia de sus compañeros... y una vez más blande su martillo de guerra, esta vez contra el murcielago de fuego adyacente.

Pero nuevamente pierde el equilibrio, frente al enemigo y no consigue alcanzarlo por poco.

Las mermadas tropas infernales se reagrupan como buenamente pueden. Las ultimas armaduras que se mantienen en pie apuñalan al humano mágico de la espada y al dracónido, haciéndoles pagar por el estrago causado.

El murciélago de fuego por su parte sobrevuela a Dorn, pero sus ascuas no tienen ningún efecto en el enano y su equipo a aparte de causarle mayor calor.

Mi anterior hechizo falló pero éste no lo hará. Cambié mi Espada Larga de mano para tener la diestra libre. Concentré mi magia en formular un simple hechizo, un Proyectil Mágico, y en cuanto el rayo de fuerza plateado se generó en mi palma, lo apreté con fuerza debido a los gemidos de dolor de mis compañeros para terminar lanzandolo hacía la armadura encantada que ataco al dracónido Adrash. Me pareció ver cómo el rayo impactaba en el enemigo mientras me acercaba a mis compañeros. Tan lejos no podré ayudarlos si me necesitan. Vi de casualidad a otro duergar, otro de los enanos malditos que nos habían atacado antes, un par de metros adelante de nuestro Señor de la Guerra. Me esforcé al máximo, haciendo uso de mis fuerzas interiores, para ejecutar otro hechizo. Ésta vez, el maldito enano era mi objetivo y una Explosión Abrazadora mi ataque. En base a mu fuerza de voluntad, una columna de llamas doradas surgió del suelo pedregoso para quemar al enemigo.

Albafica elimina a un enemigo más. Seguidamente reacciona con otro conjuro y hace que en el espacio ocupado por el duergar explote un fuego que arde con vigor, debido quizás a que su combustible era la propia magia.

El duergar sale de la columna de fuego un poco humeante, pero al parecer nada serio, pues carga con brutalidad contra Uriel, lastimando seriamente a este*.

Uriel sabia que mas cosas no podia realizar por el momento, el castigo que habia recibido en los ultimos segundo habian echo que sus heridas volvieran a abrirse y a causarle casi la perdida de consciencia. El castigo recibido estaba acabando con sus ultimas fuerzas. Gracias a su entrenamiento aun se pudo reponer lo suficiente para llegar a plantear algun obstaculo adicional a sus oponentes.

- Espero compañeros que podais hacer algo mas, casi estoy sin fuerzas - susurra Uriel mientras las escamas argenteadas vuelven a recubrir su cuerpo.

Nhyria se había quedado algo absorta por el asfixiante calor del lugar durante unos segundos que le parecieron eternos. Pero pronto agito la cabeza para depejarse y lanzo unos de sus proyectiles mágicos aunque por la tonalidad y consistencia de este no era de los mas poderosos... Quizás el calor aun la estaba afectando.

-Vamos chicos... ¡Ya queda poco!

Dijo mas para darse ánimos a si misma que otra cosa.