Partida Rol por web

- Oh no no Laia estás confundida... lo siento, quizá no me expresé correctamente... no digo que debas servir como pago ni nada así... - tragando e intentando expresarse de nuevo

- Lord Bragost no debe saber que tienes don para la magia y no es el mejor de los hombres... es lo único, el asunto de las hierbas... bueno ya digo que no es un hombre amable si no es por interés... intento prevenirte de recibir alguna impertinencia después de esforzarte y hacer algo con la mejor de las intenciones... te lo agradezco - apenado

- ¡De eso nada! Como le dije a Laurielle... pido disculpas si en la fortaleza os tratan mal o dicen algo indebido... procuraré en lo que pueda que estéis bien, tienes mi palabra, tener que llamarme lord y otras cosas para no llamar la atención es todo... no soy Lord Bragost- con una sonrisa en la cara mientras acercaba unas hierbas a Laia

Asintió recordando la persona de Lord Bragost.- Desde luego, no es un hombre agradable. No te conviene tratar mucho con él. Aunque por otro lado tal vez te sea inevitable... pero yo pensé que estarías bajo la protección de Morgul Rast. Por ese sentido no tendrías que preocuparte, ¿no?

Recorrió con la vista el sombrío y retorcido bosque y, sin embargo, tan lleno de vida...

- ¡Ah! Laia, ¿tú podrías saber de qué está hecho esto?- metió la mano en su mochila rebuscando hasta que por fin sus dedos dieron con un pequeño tarro de cristal. Lo sacó y se lo tendió a la rubia, el frasco contenía un ungüento verde terroso, de un olor penetrante, particular.... pero no por ello menos agradable.

Siguiendo con mi sonrisa en la cara respondi a Tiberio: No os preocupeis Lord Tiberio... pero si es menester que yo trabaje trabajaré...

Creo que necesitaré unos cuantos días hasta que llegue a entenderte.... jejjejeje rompi a reir... y gracias por el consejo..

Al instate hablo Laurielle y me pregunto por el contenido de un tarro de cristal. Miré con atención el tarro recordando todos mis conocimientos sobre herbolistería, botanica y herbología... Espera que piense Laurielle...

- Lord Bragost no está por aquí y nos encontramos lejos de la fortaleza... Tiberio es suficiente... ¿entenderme? Eso es fácil - sonriendo ante el comentario de la chica

- Bueno mientras no te acabe regalando a algún malvado y tiránico señor como le pasó a Laurielle... no tendrás que preocuparte - sacando la lengua a Laurielle

Sigo caminando y pensando en el tarro que me enseño Laurielle...Por el olor y demás diria que es una mezcla de Tomillo, Manzanilla, Bálsamo, Tilo y algo de Olivo... pero no se en que proporciones la verdad jejeje.... es un buen remedio para curar heridas y aliviarlas.

Espero que te sirva de algo lo que sé... digo pensando haber respondido las dudas de Laurielle

Por el camino Morgul tomo un buen puñado de hiervas y os dijo que hicierais lo mismo.

Caminasteis buena parte del dia, descansando solo para comer antes de volver al camino.

Cuando alcanzasteis a ver la vieja fortaleza os parecio mas fria y tenebrosa que nunca. El cielo se nublaba sobre ella anunciando un tormenta y Morgul acelero el paso para llegar antes que los rayos.

Se os permitio pasar sin impedimentos y el mago os condujo a vuestra torre. Una torre de la fortaleza que hasta acia poco solo habia servido como un almacen de trastos inutiles.

-Laia ¿Dormiras con Laurielle o preparamos otra habitacion para ti? Hay muchas pero me parece que a las niñas os suele gustar compartir cuarto...

Si a Laurielle no le importa... prefiero dormir con ella... no quiero ser un estorbo para Lord Bragost.... Una habitación más supondría más atención para mí y no quiero incordiar mucho...

Miro a Lauriellle y le digo: ¿Te importá compartir lecho conmigo?

- Lord Bragost se cuidara mucho de meter las narices en esta torre. Solo quienes yo decido entran, esta protegida con mi poder.- aseguro con una certeza pasmosa.

- Maestro ¿podemos hablar un momento? -

- Oh, me pregunto quién podrá ser ese malvado y tiránico señor... no lo recordaba de esa manera- dijo siguiéndole la broma a Tiberio. Poco después aceptaba el tarro, guardándolo de vuelta en la mochila.

- Más o menos sí... en el futuro me gustaría aprender a prepararlo.

Cuando llegaron a la fortaleza sintió el aire frío y cargado erizándole la piel. El regresar a su piso arriba en la torre representó un alivio para ella.

- ¡Por supuesto! Me encantaría, Laia. Quédate quédate.

Dijo, y justo en ese momento un relámpago iluminó el pasillo a través de los ventanucos. Se giró hacia fuera viendo la fina lluvia que empezó a caer, inaugurada ya su entrada por el rayo.- Y más esta noche.

Las niñas se quedaron en su habitacion y Tiberio acompaño al mago a su laboratorio para hablar a solas.

- Buenas noches señoritas, espero que descansen y tengan bonitos sueños... Laurielle, si Laia necesita ropa buscale algo en los baules del fondo de la sala de abajo, esa que acumula tantos trastos.

- Muy bien Tiberio, ¿Que te inquieta ahora?

- Claro... buenas noches.

Se despidió del maestro y en cuanto estuvieron a solas se volvió hacia Laia, haciéndole una seña hacia abajo con la cabeza.

- Yo no tengo sueño todavía, ¿vamos a por ropa o prefieres que te la traiga mientras te acomodas?

No... mejor te acompaño y veo algo de la torre... bueno y no me quedo sola con esta tormenta...

Reí, mientras seguía a Laurielle por la torre por los nervios de la tormenta...

Asintió conforme. Juntas emprendieron la caminata por los pasillos tenuemente iluminados por las antorchas que ardían orgullosas a pesar del viento de la tormenta dispuestas a cada pocos metros, entre puerta y puerta... condujo a Laia hasta la última puerta del piso inferior.

- Debe ser aquí. Recuerdo que habían cosas viejas de otros ocupantes...

Abristeis un baul lleno de vestidos bonitos, algunos eran para chicas mayores, incluso habia uno de boda precioso.

En un rinco un arco precioso, blanco como el nacar y casi nuevo aunque cubierto de polvo y un carjal repleto de flechas adornadas con plumas blancas.

- No me inquieta nada... sólo quería saber sobre el viaje a por Laia... ¿donde estaba?... ¿es cierto que la estaban maltratando?... ¿quién era la mujer medio calva?... ¿aceptó soltarla? - escupió todas sus preguntas en tropel y paró bruscamente, posiblemente tendría mil preguntas más pero comprendió que debía esperar