Partida Rol por web

Un solo enemigo quedaba ante nosotros, él también intentaba llegar a un acuerdo para para el ataque. Ahora con superioridad numérica por nuestra parte eso ya no sería posible, era momento de derramar su sangre aceitosa.

- Si ahora parlamentas.

Lanzo un tajo con mi espada hacia el cuerpo del forjado, quería acabar con él y poder dedicarnos a otra cosa.

-¡Entregadme el diar...!- No termina su frase.

El golpe de Raith golpea en el otro lado de su mandíbula. Con un sonoro "¡Clang!" que, en otras circunstancias resultaría cómico, su mandíbula se disloca hacia el otro lado. Su sonrisa forzada cambia de lado y, de repente, su mandíbula se descuelga y cae al agua. El poco brillo que tenían sus ojos desaparece. Como si se tratase de una embarcación empieza a hundirse recto hacia el fondo del canal. Tan solo quedan de él unas cuantas burbujas que afloran en la superficie.

De repente algo surge violentamente del agua. Es una bola de metal alada...

El forjado había caído y una esfera dorada como la anteriormente vista salió de su cuerpo. Mi intención fue la de atraparla, pero sin mucho éxito por mi parte.

- Dioses me duele todo el cuerpo. Ya no estoy para estos trotes.

Me arrastro fuera del agua lo mejor que puedo y descanso un rato mi cuerpo dolorido sobre las escaleras.

La corriente empuja ligeramente hacia el final de canal. Las válvulas continúan abriéndose aleatoriamente vertiendo más agua procedente de la ciudad de Sharn. Pero todo esto no parece ser un peligro después de lo vivido.

Según las indicaciones que os dio la dama Elaydreen esta es la sala de válvulas que debe conduciros a la forja donde se encuentra la reliquia. Pero algo os dice que no encontraréis un cartel indicativo ni una entrada clara. No esperáis que sea tan fácil...

Entre los restos del forjado encontráis un estoque, una ballesta ligera, una caja con 10 virotes, unas herramientas de ladrón y una capa de viaje. Entre los dos cambiantes encontráis dos dagas, dos armaduras de cuero, dos pociones que no sabéis que son y  50 piezas de oro. Es bastante cantidad de dinero por lo que deducís que debe tratarse del pago por aquel trabajo que no han llegado a cumplir.

Finalmente el cuerpo del forjado se desmorona bajo los golpes de mis esforzados compañeros. Suspiro aliviada aunque algo preocupada viendo el grave estado en que han quedado algunos de mis camaradas, pero reacciono rápidamente al ver que algo surge del agua a toda velocidad levantando un pequeño géiser a su paso.

La primera vez que vi un artefacto semejante fue anoche, cuando logramos desarticular la amenaza de la constructo asesina. Entonces no tuve los reflejos necesarios pero ahora, entendiendo que éste puede estar relacionado con la otra, me dispongo a interceptar el dispositivo alado que pasa como una exhalación junto a mí.

La esfera dorada pasa a toda velocidad junto a mi oreja izquierda y trata de colarse a través de los barrotes de la reja que tengo a mi espalda. Por pura suerte, queda atrapada entre los pliegues de mis mugrientas ropas cuando trato de interceptarla y allí se queda, forcejeando en vano por liberarse hasta que finalmente logro apresarla.

El artefacto alado todavía se debate inquieto cuando lo encierro en un saquillo que cuelga de mi cinturón y sonrío triunfal por la inesperada captura.

—¡Lo tengo, lo tengo! —exclamo, alborozada, mientras doy saltitos en las fétidas aguas salpicando a mi alrededor. Después mi entusiasmo es reemplazado por una mueca de preocupación genuina—. ¿Estáis todos bien? ¿Podéis continuar o tenemos que dar media vuelta?

Todos se quedan mirando a Alhandra, perplejos. Sin saber muy bien como se ha lanzado al aire para intentar atrapar al pequeño y rapidísimo artefacto. Y lo ha logrado.

-¡Hatrapado!¡Hatrapado!- grita Sha'rg dando grandes palmadas y muy excitado por la acción de la Cannith.

Alhandra siente en su mano el mensajero definitivo aletear como si fuese un gran insecto. Sus pequeñas alas golpean sus manos con frenesí. Incluso cuando lo lanza al interior de su mochila el artefacto sigue removiéndose en su interior con un constante "¡Bzzzzz!".

Me tumbo en el suelo exhausto, esperando que alguien me sanara las heridas. Oí gritos de alegría, y algo sobre atrapar no se qué. La verdad es que no estaba para conversaciones ni para nada.

Alhandra coge una de las botellas. Tienen un color turquesa. Ni muy oscuro ni muy claro. Tiene un olor fresco que recuerda al gas que fermenta en algunas bebidas. Y el sabor...no hay duda y por suerte no necesitará emplear sus reservas mágicas para identificar que magia han almacenado en esta bebida; son pociones curativas.

Tras examinar el contenido de las pociones que mis camaradas han logrado rescatar de los cadáveres de nuestros atacantes, determino que se trata de pociones curativas. Una pena para nuestros atacantes que no tuvieran oportunidad de emplearlas y una suerte para nosotros.

—Ten, Raith, te lo has ganado —le digo al malherido mercenario, tendiéndole uno de los dos viales—. Creo que te ayudará a aliviar el dolor.

A continuación, me dirijo hacia mi amiga sacerdotisa y le entrego el segundo frasco.

—Estoy casi segura de que es una poción curativa, Neli. ¿Tú qué dices, se la damos a nuestro amigo Threkor o prefieres quedártela tú y atender sus heridas con tu magia divina?

Mientras mis compañeros se recobran del sangriento encuentro, yo deambulo por las inmediaciones en busca de algo que llame la atención. Quizá algún objeto de valor que hay caído en las aguas fecales o quizá algo que nos indique en qué dirección debemos continuar.

Alhandra examina la zona en busca de objetos que hayan podido caer. Encuentra gran cantidad de restos de todo tipo en el fondo del canal y flotando en la superficie. Son cosas sin valor arrojadas a los baños y alcantarillas por las gentes de Sharn.

Tampoco parece haber ninguna indicación en la parte en la que os encontráis aunque, más al oeste, véis como el canal se bifurca tanto a la izquierda como a la derecha. Una nueva corriente de agua parece venir de la izquierda y continuar por la derecha.

Alhandra había conseguido atrapar la pelota voladora que se me había escapado de entre las manos, al menos nuestros enemigos no sabrían si habían conseguido o no el objetivo de acabar con nosotros. Es Alhandra la que me pasa uno de los frascos anteriormente perteneciente a los cambiantes.

- Bueno habrá que fiarse. Habría que dar otra a Threkor el chico a luchado bien, con una armadura mejor hubiese superado el combate sin percances.

Me bebo la poción no sin antes olerla.

Tras beberme el líquido que tenía el frasco que me tendió Alhandra, mis heridas se cierran dejando solo blancas cicatrices. Esto es lo habitual para un guerrero luchar y sanarse para volver a luchar.

- ¿Y ahora que?. ¿Por donde seguimos?

Miro a Raith beber desde el suelo

Necesito una de esas pociones, estoy realmente jodido.

Miro la piltrafa en que han convertido nuestros atacantes a Threkor y espero a que Alhandra o Neliandra atiendan sus heridas y si no es así le tiendo la poción que había comprado antes de abandonar la ciudad.

- La verdad es que si muchacho, esperemos si tienen las chicas algún remedio. Sino bueno hice bien comprando una poción para este caso.