Partida Rol por web

Conforme os vais acercando a la pequeña ciudad, os dais cuenta de más detalles de las murallas que la rodean. Os percatais de que los muros están rematados con empalizadas defensivas y que en las afueras, no muy lejos de la ciudad, se pueden apreciar granjas con animales, pastos y huertos, en los cuáles se ve como hay movimiento de personas en cada una de las granjas. Pasadas las granjas, se pueden divisar perfectamente los bosques oscuros en dirección sudeste y unas grandes cimas montañosas en dirección norte.

El camino termina en una gran puerta que está abierta de par en par. Tras ella se pueden divisar perfectamente las calles de la ciudad y las edificaciones que hay dentro de las murallas. Las edificaciones de dentro de los muros son sencillas, tienen los techos de paja y sus paredes son de madera. Tras cada casita, se pueden apreciar pequeñas parcelas de tierra de labrantío o pastos.

Conforme os vais acercando al pequeño poblado, el dracónido comienza a sacar datos de su cabeza (recuerdos, historias escuchadas....) y a exponeroslos para que sepáis a donde os dirigís.

El pueblo tiene una población de 977 habitantes. La mayoría de los residentes de Refugio Invernal nunca ha ido más allá del valle del pueblo. La mayoría de los lugareños se dedica a la agricultura, aunque el corazón amurallado del pueblo precise también de artesanos. A veces desde Refugio Invernal las carretas de dirigen al este por el viejo camino Real, para comerciar con el siguiente pueblo, que está a cinco días de distancia. A veces son otras carretas las que entran en Refugio Invernal, lo que hace que los lugareños deseosos se reúnan en la plaza del Mercado para saber del mundo exterior y comprar mercancía nueva y exótica.

El líder del pueblo es Ernest Padraig. Descendiente de la familia noble que gobernaba la zona bajo el edicto del antiguo imperio llegó a gobernar en este pequeño pueblo aprendiendo desde su más tierna infancia por sus familiares, más concretamente por su padre.

Los habitantes de Refugio Invernal estaban contentos con la autoridad que imponía el padre de Lord Padraig, y consideran que tener que responder a las leyes del nuevo señor no resulta mucho más difícil. Por otro lado, Padraig no ejerce un poder absoluto. Como ejemplo, no ha sido capaz de reclutar un grupo entre los lugareños para que atajaran el problema de los kóbold del camino. Éste está al mando de los Regulares del pueblo, un grupo de 10 soldados que realiza funciones de guardia y policía dentro y en los alrededores de la zona amurallada del pueblo. Los regulares patrullan en parejas. Para reforzar a este destacamento, Padraig puede reunir a un grupo de unos 50 civiles, a los que tiene que haber avisado con un día de antelación. Sin embargo, sólo puede hacer esto en caso de que el pueblo se vea amenazado, ya que los lugareños no tienen ninguna gana de patrullar el camino más allá de las granjas. Desde hace ya bastante tiempo, los pocos ataques sufridos por la pequeña ciudad por parte de los Kobolds ha sido eficientemente controlada y lleva a buen fin por la pequeña guardia de Padraig.

La población de Refugio Invernal es básicamente humana, aunque hay algunas familias de enanos desperdigadas y unos cuantos individuos de otras razas comunes, entre ellos un par de elfos.

La economía no es otra que la de comerciar con productos agrícolas y ganaderos, basada en el trueque y el mercado, aunque Lord Padraig mantiene a flote un sistema monetario, con moneda propia. Aunque no tendréis problemas para comprar y vender objetos adecuados a vuestro poder adquisitivo.

La gran puerta, que ante vosotros se levanta, está custodiada por dos guerreros que portan buenas armaduras, escudos y espadas, las cuales dan la impresión de haber librado algunas batallas por los arañazos y pequeñas abolladuras que se pueden ver a simple vista. Parece ser que esta ciudad tiene un ejercito bien entrenado y dispuesto a defenderla sin titubear ni un momento.

Conforme vais llegando a la puerta de entrada, os percatais de que dos guerreros se aproximan hacia vosotros. Han dejado los escudos en el pequeño puesto de guardia y se acercan con las espadas envainadas

Al llegar los guardias a vuestra altura, se colocan ante vosotros - Buenos días señores...... Mis señoras..... - comentan en tono cortés pero serio. - ¿que se les ofrece por esta pequeña ciudad? - os preguntan mirándoos y escudriñando vuestras armas, armaduras y objetos que portáis. Antes de que contestárais, se miran el uno a la otra - Puede que esta gente sean los mercaderes que Marla nos comentó que llegarían en pocos días.... - Pues tienen toda la pinta ¿ves las armas que llevan a parte de las suyas? seguro que las han encontrado por el camino o algo y vienen a venderselas al herrero por cuatro perras gordas, lo que no saben es que el herrero probablemente les de solo las gracias, menudo es el enano.... - rieron entre susurros mientras comentaban vuestras pintas.

    Jhanya iba dispuesta a dar los buenos dias a los guardias hasta que oyo como se mofaban de ellos y torcio el gesto ofendida por sus groseras palabras 
 
  -Nos envia Marla, pero no somos mercaderes, nos ha pedido ayuda para lidiar con una secta demoniaca cercana a vuestra ciudad que amenaza con acabar con esta paz... en cuanto a las armas son de unos bandidos que nos topamos por el camino, armas que ya no seran usadas en contra de vuestra gente.- Dice de forma tajante con la intencion de cesar las burlas y obtener cierta seriedad con la presencia de los miembros del gremio.
 

El enmascarado se para a escuchar los comentarios jocoso de los guardias y como se pronuncia la shamana. 

He de suponer con vuestro todo que al menos defendereis mejor vuestras casas de lo que defendeis vuestros caminos, porque a las pruebas que llevamos, dejais mucho que desear. Asi que como y ha dicho mi compañera, dejas de palabraberia y llevarnos antes Marla, no creo que la situacion que os encontrais que han tenido que llamar al noble nombre del Gremio de la Espada y la Vara (Proximamente Phyroos y asociados)estemos aqui pasando frio y perdiendo el tiempo.

y si habia alguna oportunidad de tener una tapadera se fue con las palabras que como ceniza saborean mi oidos, piensa el Dragón mientras que sin mayor gesto asienta y espere que los guíen a la locación que sus compañeros solicitan.

fue cuando escucho a Galinndan que se percato de la capucha de su compañero, por un segundo su mente vago en lo intrasendente y se pregunto si quiza ocultaba una deformidad o si al igual que el escondia su raza para no causar revuelo, fuese lo que fuese no podia estar mas deacuerdo con sus argumentos, aunque no sabia si marla les hubiese ganado camino, si fuera asi ¿porque nos dejaria en la mitad de la nada y expuestos a los ataques enemigo? se debatia mentalmente el enorme encapuchado así que solo le restaba esperar que abrieran las puertas y los guiaran a cualquiera que fuera su destino.

sin embargo no musito palabra alguna para tratar de mantener su improvisada tapadera.

Tras el intercambio de palabras y gestos por parte de los guardas y de los "mercaderes" que llegaban a la ciudad, los primeros cambiaron su semblante ante la pequeña increpación de uno de los encapuchados - Mi señor, como bien dice, estamos aquí para defender lo que hay tras estas murallas, y creame que lo hacemos mejor que nadie. Está en lo cierto mi señora, ustedes están aquí para resolver la situación que hay fuera de las murallas de esta pequeña ciudad, pues a nosotros no se nos paga lo suficiente y no estamos dispuestos a tener que encargarnos también de lo que hay en las afueras de Refugio Invernal. - comentó uno de los guardias seriamente.

Tras eso, los guerreros del gremio instaron a los guardas a dejar de perder el tiempo e ir al grano a conocer al que había solicitado sus servicios. Uno de los guardas, se dirigió hacia el pequeño puesto de guardia y repartió un par de trapos - Señores, hagan el favor de tapar las armas kobold que han requisado en el camino. Sí, sabemos que son armas Kobold pues hemos luchado contra ellos y sabemos exactamente diferenciarlas de las demás. Les recomiendo que no vayan al mercado con eso, nadie de por aquí las quiere. El único que podría ofrecerles algo por ellas es el enano de la herrería, Thair, el cual seguramente pueda reutilizar el hierro para forjar espadas nuevas para la guardia del señor Padraig, quien por cierto es el señor del poblado. - Tras esa pequeña información, los guardas se apartaron de vuestro camino y os dejaron pasar, no sin antes deciros donde se encontraban las edificaciones básicas a las que tendrían que ir - Señores, conforme entren a la izquierda verán una plaza, esa es la plaza del mercado, a la derecha se encuentra la posada de Wrafton, en la cuál encontrarán alojamiento, comida y bebida para pasar la noche. El pequeño edificio que hay junto a la posada es la herrería de Thair, es poco hablador y no tiene buen caracter, creo que es el único que podrá hacer algo con esas armas kobold, como les he comentado antes -

Los guardas, a sabiendas de quienes sois, os dejan pasar sin problemas, no sin antes comentaros una última cosa - Por cierto, la señora Marla aún no ha regresado, se ve que ha hecho un buen trabajo reclutándoles, pues si han conseguido deshacerse de un grupo de kobold sin estar en mal estado, quiere decir que se desenvuelven correctamente en las artes del combate. Nos alegra tenerles por aquí. - Tras el pequeño comentario, y ofreceros una pequeña reverencia, vuelven a la garita, agarran sus escudos y siguen vigilando la zona eficientemente.

Tras escuchar el intercambio de palabras entre los guardias y algunos de los miembros del gremio, Xageny meditó las palabras que les había compartido el dracónido, gran conocedor de los pueblos de aquella zona. Gracias por los consejos les habló a aquellos hombres de armas antes de despedirse Mi nombre es Xageny y soy una devota de El Caballero Rojo, quien vela por la estrategia es batalla como herramienta para mantener a los pueblos libres. Simplemente quería deciros que vuestra decisión es correcta comentó en un tono serio, pero con un gesto de complacencia siendo pocos en número, como me ha comentado mi compañero encapuchado acompañó estas palabras de un sútil cabeceo hacia Norgat es necesario mantener una posición defensiva sólida y arriesgaros a salir a batallar en campo abierto sería vuestra perdición. Un riesgo que mi señora no avalaría excepto en casos extremos. Se llevó la mano hacia el blasón de su peto, lentamente y con un cuidado respeto Llevais su bendición, seguid así, manteniendo el pueblo en paz finalizó sus palabras con una reverencia y se dirigió con el resto de sus compañeros a recorrer el pueblo, mientras sus trenza y su pesada capa, rojizas ambas, flotaban detrás como dejando una estela de sus movimientos.

comenzó a hablar en voz alta, como si estuviese pensando Bien, busquemos al herrero para venderle las armas, se ve que no es buena idea andar cargándolas. Además cuanto antes se las dejemos, más rápido podrá forjar algo útil para la guardia... 

mientras tanto avanzaba hacia la morada del enano, pasando junto a la posada.

Exalrav miro a los guardias cuando estos hablaban entre ellos. Sus compañeros respondieron de la la mejor forma y aunque por su parte puede que incluso hubiera soltado algún insulto prefirio dejar el hacer a aquellos mas hábiles con las palabras.

Por su parte tenia claro que la venta debía producirse cuanto antes, si debían investigar los alrededores no les merecía la opción de portar a sus espaldas semejantes pesos.

Antes de marchar comento a los guardias.

- Si La Dama Marla no ha regresado aun, pueden indicarnos donde esta la Torre de Valthrun y como solicitar una audiencia con Lord Padraig. - Comento el Goliat.

- Un placer conocer a tan noble Paladina de la orden del Caballero Rojo. Hemos escuchado las historias y hazañas, que hasta aquí llegan, de su orden - comentan haciendo una breve reverencia, mostrando sus respetos y agradeciendo los elogios que la paladina ha hecho sobre ellos.

Conforme pasan los "mercaderes" en dirección al interior de la amurallada ciudad, los guardias no quitan ojo de sus siluetas. Tras el comentario del goliath, los guardas le indican educadamente - Mi señor, a estas horas, en la posada de Wrafton se empiezan a reunir las personalidades de la ciudad para beber, cotillear, cantar..... todo lo acontecido durante el día, con un poco de suerte encontrarán allí a los que van buscando -

- La torre de Valthrun es la estructura más alta de la ciudad, no tendrán problemas en encontrarla - contestan al Goliath con las mismas buenas formas.

Yo ire con vosotros a la herreria, pues el ultimo pratocinador del gremio desaparecio con la recaudacion que habiamos conseguido, y la verdad es que no puedo permitirme aun la posada, asi que me gustaria acompañaros si no os importa Xageny

Cuando hablo de dinero, el encapuchado miraba al suelo, como si se sintiera avergonzado a tal hecho de no tener monedas en su bolsillo.

El pueblecito no estaba mal. Era pequeño y bien defendible. No me extrañaba que aún se mantuviera en pie con la cantidad de asaltos kobold que habían habido, según los guardias. Dejé que mis compañeros hicieran la típica conversa reglamentaria. No se me daba bien las habladurías protocolarias y formales. Algunos del grupo se iban a comerciar con el herrero del pueblo con las armas encontradas a los kobold, que resultaba ser un enano. Como el oro no me interesaba y el oro juntado con los enanos aún menos, me fijé en el templo del pueblo. No muy grande pero un templo al fin y al cabo. Así que me dirigí hacia allí para orar un poco a Bahamut para que nos guiará en nuestros venideros peligros.

el mago silencioso avanza en proseción con sus compañeros, de ve en cuando hecha un ojo a los costados, y aunque sabe de antemano que no faltaran los cuirosos que miran a los aventureros ve que hay mas interes en los demas que en el mismo.

encantado estaria de deshacernos de la basura de los kobold, sin duda el enano le sacaria el diablo a llamas y chispas para darle un uso mas noble, esta bien fortificado pero sin el  calor de la guerra se siente cerca. piensa el piromante mientras divisa a la distancia la herreria del enigmatico enano.

Tras la breve charla con los guardias de la ciudad apostados en la entrada, comenzais a andar hacia el interior de la pequeña urbe atravesando el umbral que separa la ciudad del bosque.

Conforme vais caminando y adentrándoos en la ciudad, lo primero que tenéis ante vosotros es una edificación de madera robusta, con techado de paja bien tratada y conservada, y de un tamaño considerable. Desde dentro de éste edificio escucháis que salen voces y jolgorio, a lo cual deducís que esa es la posada.

Conforme avanzáis, llegáis a la plaza principal del pueblo. Un trozo enorme de tierra bien compactada y asentada, en la cual se dejan notar las huellas de carros, pisadas de pezuñas, pisadas de zapatos, botas... señales de colocación de toldos ambulantes.... y justo enfrente del primer edificio y al otro lado de la plaza, se pueden observar perfectamente unos establos, no dan la impresión de estar debidamente cuidados, pero tampoco están abandonados. Por la cantidad de mierda fresca que se ve en ellos, en el suelo y su embriagador perfume, da la impresión de que un día de mercado ha dado ya a su fin.

La puerta de la posada se hace visible, así como el edificio que está junto la posada. Tras atravesar la plaza, una edificación pequeña de techo empedrado y de color oscuro se va levantado conforme os acercais. Se pueden observar cantidad de objetos metálicos colgados de cuerdas gruesas y expuestos en pequeños mostradores de madera. Cada pocos segundos, se escucha un fuerte golpeteo metálico constante y del tejado del edificio sobresale una pequeña chimenea, de la cual no deja de salir humo. Desde vuestra posición se va observando como una figura de tamaño medio está dentro del local trabajando el metal.

En este punto, es donde os separais, Yllanys decide seguir el camino hasta llegar al Templo y los demás hacen un alto en la herrería ¿será el herrero como os han hecho creer?

Dejas a tus compañeros de batalla atrás, los cuales han decidido vender las armas encontradas en el camino, y prosigues andando por los caminos de la pequeña ciudad.

Haces un pequeño giro hacia la izquierda, obligada por el camino, y éste se comienza a estrechar un poco dando paso a varias edificaciones a ambos lados. El edificio de tu derecha da la impresión de estar totalmente vacío, aunque una pequeña luz se deja ver de entre las ventanas de una de las habitaciones. El pequeño edificio que hay a tu izquierda tiene pinta de ser una tienda por el aspecto que tiene. Se ven toda clase de objetos, incluso algunos que desconoces su procedencia y hay un tendero dentro de ella.

Sigues avanzando y te encuentras con unas pequeñas edificaciones de madera con los tejados de paja a ambos lados del camino. En el interior de éstas si se puede observar más movimiento de luces y de personas, y justo al final del camino encuentras una gran estructura de piedra. Por su forma y decoración, deduces instantáneamente que se trata de un templo.

Te acercas tranquilamente a la puerta. Una gran puerta de madera gruesa y oscura, totalmente lisa y bien cuidada que tiene colgadas a media altura dos grandes aldabas y un tirador muy basto de forja.

Ya en la puerta, ves que hay una pequeña raja que hace ver que no está cerrada del todo. Por el silencio y la tranquilidad que emana el interior del templo, piensas que puede que no haya nadie, pero te fijas en algunas velas que están encendidas con sus respectivas llamas bailando al son de la pequeña brisa que se mueve dentro del edifico.

Veis como la clériga, guiada por sus creencias más profundas, se separa de vosotros y sigue camino al templo. Al poco rato dejais de verla quedando oculta por los edificios de la pequeña ciudad.

Poco a poco os acercais a lo que tiene toda la pinta de ser la herrería. El golpeteo del martillo contra el hierro y el yunque se hace cada vez más fuerte "^{CLONCK..... CLONCK...... CLONCK......   clink clinck clinck.......}  CLONCK..... CLONCK...... CLONCK..... PPPHHHSSSSSSSS.........."

Llegais a la altura del edificio que está construido con paredes de piedra oscura y sin ningún tipo de puerta ni ventana, pues todo está abierto. Veis como un robusto enano está trabajando el metal incandescente, sudando a chorros, incansable y con el torso al descubierto dejando ver su enorme musculatura. Por el rabillo del ojo, el enano se percata de vuestra presencia, pero el herrero sigue a lo suyo.

  Jhanya seguía al grupo sin conocer el lugar en donde se encontraban hasta que su olfato detecto algo que le agrado enfrente de la herrería pero cuando se giro a ver que era ya se vio inmersa dentro de la forja.

  -Vaya que calor hace aquí-  Dijo para si misma separándose un poco la ropa de su peludo cuerpo que comenzaba a sentirse sofocado en ese lugar cerrado y caluroso.

  -Buenas tardes- Saluda al enano en cuanto se percata de que les echa el ojo al entrar.

El encapuchado se movia por la herreria con las manos cruzadas, mientras observa los objetos expuestos en ella, para apreciar un poco desde lejos la manufactura del objeto. Despues de lo que paso con el kobol, preferia no hablar mucho, y este pensamiento le hizo que se le escapara un suspiro *Ay*

que delicia de calor  es lo primero que exclama el reptil al ingresar a la forja las chispas que bailan con el golpeteo del martillo le regocijan y debajo de sus atabios no puede evitar sonreir.

sin embargo no hace afirmación adicional a riesgo de revelar su naturaleza antes de lo debido.

El enano os ve acercaros, pero sigue a lo suyo golpeando una y otra vez el hierro incandescente de lo que parece una espada de tamaño mediano.

Ante el saludo de la joven, da un par de golpes más de martillo contra el hierro incandescente y coloca la espada en las ascuas sin todavía decir nada. Tras eso, se gira hacia vosotros y deja el martillo sobre el yunque sin preocuparle el estruendo que haya podido formar. Da un par de pasos en vuestra dirección y manteniendo las distancias - ¡Hola! ¿que se les ofrece por estos lugares extranjeros? - comenta con voz áspera y fuerte mientras se seca las manos y la frente con un trapo que llevaba enredado en la muñeca...