Partida Rol por web

Al entrar en el campamento no me esperaba encontrar esa masacre, miro al Chisai Ryu y en especial al arma con suspicacia. 

Si teníamos algo así podrían habernos avisado y ahorrarnos mucho tiempo...

Dejo pasar el amargo pensamiento mientras me centro en la conversación de Kotaro y Minami. No sé a quién intentaba impresionar con su postura y tono pero al menos había hecho su parte y rescatado a la pobre niña.

Al parecer estábamos solos y el campamento era lo bastante grande como para que hubiese algo de interés, así que me dispongo a comentar.

- A pesar de que tengo tantas ganas de irme como tú...- empiezo mientras miro al gigantón y acto seguido apunto al resto del campamento.- es bastante probable que en el campamento haya algo de lo que podamos sacar provecho como por ejemplo víveres. Y sería mejor hacerlo ahora antes de que el olor a sangre atraiga algún kabane...

Dicho esto espero la opinión del resto mientras me bajo de la moto para estirar las piernas y recargo el arma.

Me alegro mucho de que todo haya terminado más o menos bien y me incorporo trabajosamente después de ponerle el seguro a mi nuevo juguete favorito. Miro con un gesto de leve asco a la tienda y todos los alrededores, y no puedo evitar fruncir el ceño a ver a la pobre chibi. Ahora sí que no me arrepiento de habérmelos cargado.

La voz del mecánico me hace reaccionar, no es una mala idea. Siempre hacen falta víveres, y quizás encontremos algo más, unos minutos de pillaje no van a fastidiar a nadie si lo hacemos rápido.

-Yo también quiero volverme cuanto antes. La chibi necesita descansar en algún sitio tranquilo y un buen desayuno después de la siesta. Y quizás atención médica.- Por un leve tono en mi voz no se sabría decir muy bien a quién me estoy refiriendo con “la chibi”, aunque lo digo con extraordinario tacto y no poca preocupación.- Así que si te echo una mano en mirar si hay algo de valor lo haremos antes, Asano.- Doy un par de pasos y me quedo clavado en el sitio, súbitamente (e inexplicablemente) incómodo. De forma disimulada, educada y muy cuidadosa aprieto mis dedos alrededor de los de la joven noble durante un segundo para darle ánimos y un poco de consuelo, y luego me zafo de su agarre con suavidad.- ¿Koizumi-san, Hime-sama?.- Comento con ligereza e intentando desviar la atención.- Podéis quedaros en el jeep con la pequeña y mantenerla abrigada o venir con nosotros y ayudarnos en el noble arte del rateo...

Malhablado murmura la joven con desaprobación. Kotaro había rescatado a la niña y tiraba su proeza por tierra con esa actitud. Si pudiera lo tumbaria en su regazo y le daría unos buenos azotes con todas sus ganas. Pero era demasiado grande.

- Yo me quedo aquí por si la niña despierta. -puso la pata de la moto y estiró los brazos por encima de su cabeza para crujir la espalda - Pero no tardeis, la niña necesita la atención de nuestra querida médico -

[B]

Cuando el vehículo por fin se detiene y ve que ya no quedan enemigos, Arisa suelta un poco el asiento sobre el que estaba, volviendo a abrir los ojos para utilizar su vista "normal". Suspira aliviada al ver a Yûki sana y salva, e incluso parece que también se alegra de ver a Hideo. O por lo menos, ya no le dirige las miradas desconfiadas de antes. Con Kotaro, en cambio, sigue manteniendo una actitud preocupada, mirando a la niña con el mismo gesto. La sangre por toda su ropa no es algo que le haga gracia, pero realmente parece preocupada por la chiquilla. 

Sin darse cuenta de que aún seguía aferrando la mano de Takeshi con fuerza, retira la mano de la misma forma que él, algo avergonzada pero sin decir nada más. Deja espacio a Kotaro para que se siente a su lado y se queda al lado de la pequeña, dejándole sitio de sobra. "Todavía no sé qué puede hacer eso..." la observa pensativa hasta que los demás vuelven a hablar.

- ¿Disculpa? - pregunta desconcertada al oír "noble" y "rateo" juntas de esa forma. "Pero tal vez es lo que necesite..." - Me quedaré aquí también. Quiero estar con ella. - hace un leve gesto con la cabeza hacia la niña.

Kotaro se pone nervioso, bastante nervioso. Los motivos eran esencialmente dos:

1.- Con todo el alboroto y olor a muerte, ¿todos estos insensatos están dispuestos a arriesgarse para saquear un campamento de pordioseros aun cuando la misión ya ha sido concluida con éxito?

2.- Si entran en la tienda donde se encontraba la niña, ¿sospecharán de Kotaro? Si tienen dos dedos de frente podrían dudar de la posibilidad de causar tal masacre con una simple katana y en tan poco tiempo.

Antes de que sea demasiado tarde, Kotaro intenta hacerles “entrar en razón”.

Pero qué mierda decís – dice con un claro tono de enfado – La misión encargada era rescatar a esta niña, ni más ni menos.

>> Con todo el olor a muerte – dice en un alarde de iluminación poética – que habéis sembrado en este campamento con ese artilugio; con todo el ruido causado debe de haber una manada de kabanes corriendo a toda velocidad hacia aquí, sin nombrar a todos los cadáveres que están pudriéndose en las proximidades de la Ryugujou consecuencia del asalto y que también están atrayendo a más kabane.

>> Ponernos a perder el tiempo saqueando un campamento de pordioseros pondrá bajo un riesgo de fracaso totalmente innecesario una misión que ya casi ha sido cumplida. Perder el tiempo buscando qué clase de mierda útil podrían tener unos desgraciados que se ven obligados a lanzarse de manera suicida contra una hayajiro, poniendo en riesgo la misión y a toda la Ryugujou, es de una irresponsabilidad lamentable viniendo de tipos que se las dan de honorables – Critica irónicamente precisamente un tipo como él la falta de responsabilidad y honorabilidad de otras personas, pero quizá, a pesar de todo, ello no le tendría por qué quitar razón en este caso.

>> Si no nos retiramos de forma inmediata hacia la hayajiro, informaré a Tomohiro sobre vuestro desprecio hacia el éxito de esta misión y la vida de los tripulantes de la Ryugujou – termina con absoluta firmeza.

Zweihander-san tiene razón - le apoya Minami - Además el Chisai Ryu no es un vehículo grande. Seguro que Mogami-sama enviará a otro grupo más grande para sacar lo que podamos.

Enfermería de la Ryugujou

Se pondrá bien - dice Chihiro - Está bastante magullada, desnutrida y completamente agotada - cuando la doctora le pasa un paño para quitarle la mugre de la cara, la niña ni siquiera se mueve al tocarle ella los moratones de la cara - Malditos bastardos ¿Cómo han sido capaces de hacerle algo así? - se vuelve hacia Tomohiro - Señor ¿qué quiere que hagamos con ella?

Procúrele todo lo que necesite, Ueno-san - responde el noble - Cuando lleguemos a la estación de Shinshu intentaremos averiguar si tiene familiares que puedan ocuparse de ella. Si no, yo mismo la adoptaré y vendrá con nosotros...

Yûki se encontraba acuclillada sujetándose al borde de la camilla y con la barbilla apoyada sobre la superficie de la misma. Observaba la respiración de la pequeña con detenimiento para luego fijarse en cada una de las partes visibles y magulladas.

Estiró un brazo para cubrir con delicadeza la mano de la niña que estaba más próxima a ella.

Alzó los ojos ante las palabras de Tomohiro y estos hablaban de admiración y devoción por él.

La parte egoísta de Yûki esperaba que pudieran quedarse con ella. Le enseñaría a defenderse y a cuidarse por si misma. Si, sería bonito ser la guardaespaldas de aquella personita.

Me paso todo el viaje callado, y mi suspiro de alivio es evidente cuando entro en la enfermería. Es un sitio familiar para mí y casi no presto atención a nada que no sea a Chihiro y a la chiquilla mientras con gesto ausente me siento en una mesa donde sé que no voy a molestar ni a interrumpir la actividad. El frío en el cogote me recuerda que sólo llevo puesta la camisa, pero el enfado me mantiene caldeado. Vaya día de mierda, dioses...Con cuidado de no manchar nada subo los pies a la mesa y apoyo mi barbilla en las rodillas. Me desperté a gritos, llevo todo el día pegando botes, he terminado pegando tiros con un juguete muy chulo (todo hay que decirlo) y para rematarla ni siquiera he podido ir a ver los cadáveres de los Kabane

Ya hay que ser cabrones para tener a una pequeña en ésas condiciones. Se me escapa un gesto de alivio cuando oigo a Chihiro-chan decir que la pequeña se recuperará, pero recobro la compostura a tiempo de evitar que todo el mundo lo vea. Si evito encariñarme con nadie no lo pasaré mal si a alguien le pasa algo malo, lo que suele pasar en éstos tiempos que corren. Si te lo repites lo suficiente igual te lo crees, lumbreras.

Frunzo el ceño cuando oigo al noble hablar acerca de familiares, e intento imaginarme lo que debe ser que un día tu hija desaparezca. O tu hermana. O tu mujer...no puedo evitarlo y me empieza a correr un sudor frío por la espalda, aprieto la mandíbula para que no se note que me acaba de dar un sofoco de los malos y que vuelvo a tener ganas de matar a los bandidos. Otra vez.

Tengo que centrarme en la misión y calmarme o me voy a volver loco. Con la mirada fija en la pequeña y en la doctora que la está atendiendo repaso concienzudamente lo que tenemos que hacer. Cuidar de la Ryugujou. Cumplir la misión. No morir. Por ahora tendrá que ser suficiente...

Qué le pasaba a ese hombre, todo lo que decía era como un ladrido... En fin, no iba caer en su juego y el apunte por parte de Minami sobre lo poco que íbamos a poder transportar era bastante cierto. Por lo que me encojo de hombros y tomo asiento para irnos. Durante el viaje agradezco en parte el silencio de todo el mundo, lo que acabamos de hacer no es algo precisamente para celebrar y necesitaba tiempo para pensar sobre la facilidad con la que apretaba últimamente el gatillo. Al fin y al cabo una cosa eran kabanes y otra personas, supongo que el cambio que había sufrido no era solo físico.

Una vez ya en al Ryugujou, nos dirigimos a la enfermería donde dejamos a la pobre niña bajo la atención de Ueno-san. Mientras espero por si hay alguna orden más no puedo evitar malos recuerdos al escuchar a  Tomohiro-dono hablar sobre familiares. Ya había pasado bastante tiempo pero los recuerdos atacaban cuando menos lo esperaba. Intentando no centrarme en ellos me fijo un momento en la pequeña. Lo cual resulta ser un error, la pequeña no se parecía en nada pero aún así me recordó a mi hermana haciendo más vivido el maldito momento.

- D...disculpe Tomohiro-sama, si no me necesita iré a devolver el equipamiento y comprobare el estado del motor.- necesitaba una excusa para estar solo y la verdad es que mantener las manos ocupadas siempre conseguía calmarme.

Al oír el tono de Kotaro, la ceja de Arisa sufre un pequeño espasmo hacia arriba, sin llegar a quedarse levantada. "¿Desde cuándo le preocupan tanto a un convicto las normas y lo que puedan pensar de él? Aunque tiene razón, como ha dicho Minami, los kabane podrían aparecer en cualquier momento y la niña..." Sin dejar su gesto de preocupación, Arisa se mantiene el viaje mirándola y controlando que no se caiga en el trayecto hasta la Ryugujou...

La psíquica no se aparta de la niña en ningún momento, y permanece en la enfermería con los brazos cruzados hasta que Ueno-san da su diagnóstico. Dirige una mirada curiosa a Tomohiro al escuchar su propuesta y esboza una leve sonrisa, algo más aliviada, hasta que vuelve a mirar a la pequeña. "No sé hasta qué punto hemos llegado a tiempo... Ni hasta qué punto deberían saber los demás." Viendo que Hideo piensa marcharse del vagón, decide hablar cuanto antes.

- La maltrataron así porque es una psíquica. - dice más precipitadamente de lo que le gustaría, echando una mirada rápida a todos los demás. Takeshi y Kotaro ya lo sabían, pero no estaba segura de si se lo habrían contado ya a Tomohiro - Sabía que la Ryugujou pasaría por aquí, y seguramente el jefe de los bandidos, Maruo, la mantendría con vida para saber a quién y cuándo atacar. La duda que tengo es si sus poderes aún son torpes para haber confundido la Ryugujou con una hayajiro más débil, o si son lo suficientemente buenos como para saber que vendríamos a salvarla... - murmura pensativa - Es muy posible que la secuestraran o encontraran perdida en algún lugar. Trataba al jefe de los bandidos por su nombre, así que debe llevar ya algún tiempo con él. Pero eso es todo lo que sé. - ladea la cabeza, intentando recordar algún otro detalle, pero finalmente se encoge de hombros - Podría intentar averiguar algo más de ella o los bandidos, o simplemente podríamos esperar a que se despertara. En cualquier caso, Mogami-sama, me gustaría permanecer a su lado durante su estancia en la Ryugujou. Puede dormir en nuestro camarote, si es necesario. - añade, refiriéndose al camarote que comparte con Yûki, sabiendo que la guardaespaldas también se alegraría de tenerla con ella.

"Aunque antes de eso sí hay algo que me gustaría averiguar..." Desviando la mirada mientras los demás responden, Arisa se queda en trance unos instantes mirando la camilla y a la pequeña que reposa sobre ella. Sin embargo, sigue escuchando a los demás sin cambiar su expresión.

Adelante - le responde a Hideo - Natori-san se alegrará de tener compañía.

La maltrataron así porque es una psíquica...

Lo más probable es que sólo viera el tamaño de la Ryugujou - supone Tomohiro - Tenemos el tamaño de una hayajiro mediana pero el blindaje de una pesada. Por eso las bombas de los bandidos no podían hacernos daño. Si hubieran conseguido meter una bomba a través de la chimenea habríamos estado acabados, pero entre nuestros hombres y el cañón de vapor les fue imposible.

Tomohiro se levanta y se alisa las ropas - Puedes ocuparte de la chiquilla si lo deseas, Furuhashi-san. Avísame cuando esté despierta - El noble sale de la enfermería y se dirige hacia su camarote seguido por Yûki. Su mirada se detiene en la capa ensangrentada de Kotaro - Quítate esa porquería. Ahora eres un soldado, no un carnicero...

Levanto un momento la cabeza, atento a las palabras de la noble pelirrosa. Ni siquiera reacciono cuando Tomohiro-sama le dice eso al grandullón, porque todo lo que se me ocurre decirle a mi es bastante más grosero. Es lo que tiene que lleve toda nuestra pequeña excursión siendo un grano en el...

Soy levemente consciente de que casi todos están evacuando la enfermería, y por un momento me siento muy incómodo ante la idea de estar invadiendo algún tipo de...asunto de chicas o alguna cosa semejante. Carraspeo levemente para llamar la atención de Arisa y de Chihiro-chan.

-Creo que es mejor que esperemos a que despierte y no que...leas en su cabeza o cómo sea que funcione tu habilidad. Sin ánimo de ofender, a mi no me gustaría que rebuscaran en mi cabeza, sobre todo si ya me han maltratado antes. Y menos mientras no puedo siquiera intentar defenderme. - Comento con voz suave y tranquila, los ojos fijos en la pequeña figura durmiente.- No tengo nada mejor que hacer que quedarme y observaros en silencio, así que si necesitáis que haga algo por vosotras, por la chiquilla o preferís que me esfume...- Miro al noble un segundo, tengo un leve tono en mi voz que clama a gritos “déme algo que hacer o es probable que me meta en un lío”.- Si me necesita para algo, señor, ahora mismo estoy libre.

Yûki asintió con fervor a la petición de Arisa. Se incorporó de un saltito y, tras acariciar con mimo el cabello de la pequeña, salió tras Tomohiro

Él iba delante, ella después, atenta a sus andares y con varios pensamientos rondando su cabeza. Cuando llegaron al camarote y no había nadie delante, Yûki rodeó con sus brazos la cintura de Tomohiro y apoyó el rostro en su espalda, aspirando lentamente el suave aroma que desprendian sus ropas.

- Mogami-sama es tan generoso y bondadoso... Soy muy feliz de que me permitas ser quien vele por tu vida y tu querida Ryugujou - su tono casi siempre más infantil del debido era ahora más serio, sincero y sereno. Apretó un poco más el abrazo antes de liberarlo despacio y dar un paso atrás.

Esperó a que él la mirara para seguir hablando. - ¿Quieres que te traiga algo de comer? ¿Algo para beber? Se que tienes a gente que haga esas cosas por ti, pero hoy me gustaria mucho atender tus deseos - Sus mejillas presentaban un ligero rubor y había enlazado sus manos a la espalda.

Melancholia

La oscuridad tiene forma de mariposa de alas agujereadas y bordes deshilachados. Aterrada, triste, sola y herida lo único que sabe hacer es esparcir su odio y su veneno. Allí por donde pasa los cuerpos de sus víctimas revientan dejando cadáveres eviscerados y ensangrentados. Su única compañía son los gritos de los muertos, su único lenguaje es el llanto ¿Por qué no hay un sitio para ella? ¡Nunca quiso ser un monstruo!

¡NO ME ODIÉIS POR FAVOR!...

Cuando Yûki abraza a su señor puede notar la tensión de su cuerpo. Le hace abrir un poco los brazos para darse la vuelta y devolverle el abrazo en un gesto poco habitual en él.

Lo siento, Yûki-chan – le dice en voz baja – Tú tenías razón: el fallo del motor no fue por una avería sino un sabotaje – la mira a los ojos con el rostro sonrojado por la rabia y la vergüenza – Lamento no haberte creído y las dudas que he tenido hasta que Asano-san y Fukui-san me han traído la prueba irrefutable – le enseña una pequeña pieza tubular de metal negro que tiene un extremo reventado – No sé si el que puso esta pieza falsa en el motor sobrevivió al ataque de los kabane, pero si lo hizo puede volver a intentarlo. Yo… te necesito. Necesito tu fuerza para mantener a salvo a la Ryugujou y a todos los que viajamos en ella. No podré hacerlo sin ti ¿Me ayudarás, Yûki-chan?...