Partida Rol por web

Fruto de la ira contenida que sintió, durante apenas una fracción de segundo se le nubló la vista. -- ¿En… en serio, bastardo? ¿Has matado al pobre niño a sangre fría, sin más?

Cegado por la rabia ignora la indicación de Sonbei, levantándose lentamente pero con sólida firmeza. Desde las sombras del callejón, su afilada mirada atraviesa el alma del cazarrecompensas, si es que la tiene.

Si alguien tuviera alguna especie de sentido extrasensorial, ahora mismo podría percibir que a Kotaro lo rodea un aura oscura de rabia y odio, un siniestro y primitivo instinto asesino que no debería tener ningún ser humano. Una energía muy similar a la que expelió Sachiko en el campamento de bandidos pero con el cruel y, quizá de manera malentendida, malvado toque que sus experiencias a lo largo de su vida han forjado en lo profundo de su ser.

Posa su mano derecha sobre la pistola de vapor, mientras lentamente se acerca al cazarrecompensas desde detrás del grupo de mendigos. – Eres peor que la escoria que te paga.

La capacidad de raciocinio del presidiario comienza a nublarse por momentos -- Te mataré. No. Te haré sentir el infierno, después te mataré. No. Te… -- La rabia empuja a Kotaro a apretar la mandíbula de manera casi inhumana, y es el dolor que ello le acaba produciendo lo que ligeramente le trae de nuevo a la Tierra.

Los silbidos de los guardias… Je… – El instinto asesino que recientemente había tomado su ser hizo que su contaminada alma se relamiera: los papeles ahora se invertían, convirtiéndose el cazarrecompensas en ratón y Kotaro en gato.

Con siniestra tranquilidad aguarda entre la multitud de pordioseros la reacción de Kyozo, tal como un depredador juguetea con su presa esperando a ver hacia dónde decide huir. – Vamoss… Sé que no te vas a dejar atrapar por la guardia. Huye, huye lejos. Huye donde nadie te pueda ver. Huye donde nadie me pueda ver… arrancándote la vida.

*

**

Tomohiro lanza una mirada a Yûki después de escuchar la respuesta de Takeshi. Ella se encoge de hombros y murmura "Podría ser nuestra mejor opción"

Bien, Fukui-san - dice finalmente Tomohiro - Acudiremos en ayuda de Mibu. Ahora ponte con las comprobaciones por favor...

La niña asiente a las palabras de Arisa. Ahora que Hideo se fija, le han quitado las ropas roñosas y remendadas que llevaba y le han puesto un alegre kimono de color lavanda que le sienta muy bien.

Lleva a Kagura-chan a la enfermería - le dice Shimazu a Hideo...

¿Y tú quién eres? - le pregunta Shimazu a Ryushun

Mi nombre es Yamato Ryushun. Usted debe ser el famoso Ezofuji no Kuma, si no me equivoco.

El gigante no se deja impresionar por las zalamerías del noble - No transportamos pasajeros en este viaje, muchacho. Tendrás que buscar otra hayajiro.

Es una situación de emergencia, Kuma-sama - replica Ryushun - Les aseguro que compensaré los inconvenientes que pueda causar y pagaré generosamente por mi pasaje. Al menos permítame hablar con Mogami Tomohiro-dono.

Shimazu mira al joven con ojos ligeramente velados, señal de que ha caído bajo la hipnótica influencia de Ryushun - Sí, supongo. Lo encontrará en la cabina.

Muchas gracias, Kuma-sama - dice Ryushun sonriendo.

Hideo lleva a Kagura a la enfermería, encontrándose allí con Chihiro. La doctora parece estar bastante alterada, como todos en la hayajiro por esta partida inminente. Sin embargo se olvida de su contrariedad en cuando ve el mal estado de la maquinista.

Túmbala ahí - señala un camastro - ¿Qué le ha pasado?...

Tal como esperaba Kotaro el cazarrecompensas echa a correr para alejarse de la multitud enfurecida y de la guardia. Al ver que Kotaro ignora sus señales y se une a la persecución, Sonbei corre hasta ponerse a la par de Kotaro empuñando su pistola de vapor. En su expresión se nota que siente la misma ira contenida que Kotaro y que tiene tantas ganas como él de colocarle una bala entre los ojos. Las patrullas de guardias, armadas también con katanas y pistolas, buscan a Kyozo con un celo que Kotaro no se esperaba, estrechando aún más el cerco sobre su presa.

Sin embargo el asesino de la gabardina roja parece haberse esfumado. Quizá tomo un giro inesperado, o tenía un escondite en alguna parte. El caso es que no aparece por ninguna parte y parece haber perdido temporalmente el interés por Kotaro.

¡Mierda! - maldice Sonbei - ¿Qué clase de idiota contrata a un monstruo como ése?

La pregunta retórica del soldado es contestada por un lejano y potente silbido. Los ojos de Sonbei se abren como platos - ¡Es la Ryugujou! - le informa a Kotaro - Se... se están preparando para irse ¿Qué demonios significa esto? ¡Se suponía que nos quedábamos hasta mañana!...

La puerta de la cabina se abre dejando paso a Arisa y su curiosa compañía: Sachiko, ahora vestida con un elegante kimono nuevo y un joven alto con ropas oscuras. Sachiko se acerca a Tomohiro y le tira de la manga del kimono.

¿Le... le gusta, señor? - pregunta la niña tímidamente. Tomohiro sonríe y se acuclilla junto a la niña

Me gusta mucho. Estás muy guapa - dice sonriéndole - ¿Qué te parecería llamarte Mogami Sachiko?

¿De verdad? - pregunta ella abriendo mucho los ojos. Tomohiro asiente y ella se lanza a sus brazos - ¡Sí! ¡Cuide de mí, por favor!

Tomohiro le devuelve el abrazo - Cuidaré de ti lo mejor que sepa, Sachiko-chan.

Había oído que es usted un buen hombre, Tomohiro-dono - dice el acompañante de Arisa - Pero ciertamente ha superado usted mis expectativas.

¿Quién es usted, señor? - le pregunta Tomohiro poniéndose en pie

Me llamo Yamato Ryushun - hace una respetuosa reverencia - Y necesito desesperadamente de sus servicios.

Yamato ¿eh? Me imagino por qué Shimazu-san le ha dejado pasar. Quizá reconsidere la necesidad de viajar en la Ryugujou después de saber que nos dirigimos a ayudar a la estación de Mibu, que en este momento se encuentra bajo asedio de un ejército de Kabane.

Ryshun saca un puñado de monedas de oro. Mucho más de lo que cuesta un pasaje en primera clase - Créame, Tomohiro-dono. Prefiero eso a quedarme en tierra.

Aunque a Tomohiro no le hace ninguna gracia termina por aceptar el dinero que le ofrecen - Más tarde hablaremos sobre esa necesidad suya, Ryushun-dono.

Por supuesto.

Ahora debo pedirle que se marche. Estamos terminando los preparativos para salir. Por favor, pídale a alguien del servicio que le conduzca a un camarote del tercer vagón.

Mi más sincero agradecimiento - Ryushun hace otra reverencia y se marcha satisfecho de la cabina

¿Yo también tengo que irme? - pregunta Sachiko

No. Quédate conmigo. Te enseñaré cómo se conduce la Ryugujou hasta que venga Natori-san...

Casi me dan ganas de gritar ante la pregunta de la psíquica, no obstante siendo consciente de que eso montaría una escena y me retrasaría me aguanto y simplemente le contesto enfadado.

- ¿Qué sino he hecho que?¿Protegerla de tu amiga peliblanca? Pues como puedes comprobar he fallado pero al meno sigue viva, gracias por preguntar.- la chica se había ofrecido a curarla y yo estaba siendo un cretino así que hago caso a Shimazu y me dirijo hacia la enfermería antes de que empezase a gritar de verdad.

Al llegar a la enfermería y escucho la pregunta de Ueno-san me relajo un poco mientras dejo a Natori sobre el camastro con cuidado y delicadeza, terminando por apartarle un mechón de pelo de su rostro con cierta ternura y preocupación mientras pienso que contestarle.

- Nos han atacado... ha sido culpa mía. Venía a por mí y ella estaba al lado la golpearon en el estómago y el cuello  antes de que pudiera reaccionar.- comienzo a contarle mientras un temblor debido a la rabia y frustración empieza a extenderse por todo mi cuerpo.

Tengo un gesto de alivio evidente cuando veo entrar a Hime-sama con la chiquilla y un chico que no conozco y al que no he visto en la hayajiro hasta ahora.

Reconozco el apellido pero ni pestañeo, preocupado en mis propios asuntos. Me mantengo en silencio y observando un punto indeterminado de la pared, abriendo y cerrando las manos con evidente nerviosismo pero manteniendo la compostura. En cuanto dan la conversación por acabada y el otro muchacho se marcha avanzo un paso.

-Voy a comprobar los motores, señor. Y se lo agradezco.- Hago una reverencia ante Mogami-sama.- Con su permiso...

Con una reverencia leve y un gesto de la mano me despido de las chicas y paso justo al lado de la noble pelirrosa, acelerando el paso en cuanto estoy fuera de la cabina para llegar cuanto antes al motor.

Ya veo - dice Chihiro. Con rapidez y cuidado abre la camisa de Kagura descubriendo su torso y la venda que le sujeta los pechos, la cual corta sin miramientos. Un horrible moratón se ha formado bajo el lado derecho de las costillas - La puñalada del pícaro - Hideo no tiene claro si le está hablando a él o consigo misma - De haber empleado un cuchillo le habría reventado el hígado y la habría matado al momento. Esto no ha sido cosa del azar - sus manos palpan con suavidad el vientre de Kagura. Después se pone un extraño aparato formado por unas varillas curvadas que se insertan en los oídos que se unen en un largo tubo de goma rematado en una campanilla de metal.

Se pondrá bien - dice por fin - Pero necesita descansar unos días - diluye el polvo de un sobrecito en un vaso de agua - Mogami-sama te espera en la cabina. No sé por qué pero quiere salir cuanto antes de Shinshu. Parece que Kagura-san y tú no sois los únicos que habéis tenido una mañana interesante...

Aunque Arisa entra en la habitación con la misma expresión de siempre, aunque con un vestido azul distinto a lo que llevaba antes, en cuanto se marcha Ryushun, se puede notar cómo frunce el ceño, visiblemente molesta. Antes de que pueda decir nada, Takeshi se va también y la joven suelta un suspiro, mirándole de reojo.

- Ueno-san ya ha llegado, ¿verdad? - asume la psíquica, dudando un momento entre si contarle lo ocurrido a Tomohiro o esperar - Natori-san estará en la enfermería, pero espero que no tarde mucho en reponerse. Yo iré en un momento, Mogami-sama. 

Tras esperar a que Tomohiro se marche y se lleve a Sachiko con él, Arisa le hace gesto a Yûki para que espere y la mira fijamente. "Nunca sé qué le pasa por la cabeza a esta... Y nunca hemos hablado en serio." Tal y como lo veía, Yûki y ella eran parte de los apoyos principales de Tomohiro, pero de polos totalmente opuestos. 

- Necesito que me cuentes todo lo que sepas sobre Asano Hideo. Cuánto confías en él y desde cuándo le conoces. 

Cuando la doctora se acerca me aparto para darle espacio y que pueda trabajar a gusto, en el momento que desviste a Natori aparto la mirada. Más que por pudor, lo hago porque me imagino perfectamente cual sería su reacción y no me parecía justo "aprovecharme". Aún así escucho la explicación de Ueno-san sobre el tipo de ataque que hizo la kabaneri, la cual solo confirmaba que la habían entrenado para matar y era algo que ya sospechaba.

- Muchísimas gracias.- digo con alivio a la vez que suelto un suspiro y todo mi cuerpo se destensa.- Vendré luego a verla si es posible, si despierta antes de ello dile.. dile que lo siento.- dicho esto me despido con un gesto y me dirijo a la cabina. 

No… ¡¡NO!! – el pulso le empezó a temblar. La ira se convertía en veneno fruto de la frustración que se avecinaba. Rara vez había tenido que enfrentarse a algo contrarreloj, por lo que el aviso de la Ryugujou le dejaba totalmente descolocado. ¿Sería capaz de tragarse sus palabras? ¿Dejar escapar por primera vez a alguien que ha logrado concentrar en su persona tanta de su energía negativa?

No hay duda de que muchos, por no decir todos los que sean ajenos a su vida… cualquiera que observe a Kotaro desde la lejanía, lo consideraría un bastardo sádico y delincuente que no merece más que vivir entre cuatro oscuras y húmedas paredes hasta que sus huesos toquen el suelo. Sin embargo, solamente él y quizá quien haya logrado conocerle desde muy de cerca y por tiempo prolongado, sabría que en el fondo de su ser guarda un sentido de la justicia genuino. Quizá sus formas tiendan a la confusión, tal vez sus métodos de impartir justicia difieran de la costumbre social tanto como la noche se separa del día. Sin embargo, en cualquier caso, ello no quitaba el hecho de que su conciencia no pudiera tragar que alguien pudiese salir impune ante delitos de auténtica gravedad, especialmente en las ocasiones donde la víctima era un pequeño que ni tan siquiera ha tenido todavía la posibilidad de actuar de manera maligna.

¡¡NO ESCAPARÁS!! – Y como no podía ser de otra manera, decidió jugársela. ¿Tal vez con un poco de suerte le daría tiempo a encontrar al asesino, noquearlo y ya ajustarían cuentas en la Ryugujou? Había que arriesgarse… Su propia conciencia no le dejaba otra opción.

Con la adrenalina por las nubes, por unos instantes pareció que tenía ojos hasta en la nuca, al igual que su intelecto ganaba una velocidad propia de situaciones límite.

Rápidamente volvió al punto en que perdió la pista de Kyozo y observó todo su entorno: ¿hay algún agujero que lleve al subsuelo? ¿Podría haberse subido a algún tejado? ¿Tal vez había alguna zona especialmente oscura? – Piensa… ¡¡PIENSA!! ¿Qué habrías hecho tú? Esto no es tan diferente a Kongoukaku… ¿Por ahí…? ¡POR AHÍ!

Si bien su objetivo era atrapar al cazarrecompensas sin causarle, de momento, ninguna herida mortal, mantiene en todo momento una mano sobre la pistola mientras que con la otra sujeta fuertemente la daisho.

Kotaro vuelve sobre sus pasos hasta donde perdió a Kyozo. No hay nada: ninguna pista ni ninguna señal que le indique por dónde ha podido irse el cazarrecompensas. A Sonbei se le ve bastante nervioso, pero no tanto como para olvidar su indignación por el sucio asesinato del niño.

Mientras pasa por un callejón por tercera vez escucha a una pareja de guardias hablando con una pordiosera - ... y después he visto al hombre de la gabardina roja dirigiéndose a los andenes.

¿Y los otros dos hombres? - pregunta un guardia. La mujer menea la cabeza - No sé qué aspecto tienen, pero el más alto fue el que envió al niño a ese asesino ¡Debería colgar junto a él!

Mejor nos vamos - murmura Sonbei.

Andenes de Shinshu

Sonbei deja escapar un suspiro de alivio al ver que todavía están cargando provisiones en la Ryugujou. Con suerte aún pasarán un par de horas antes que que la hayajiro se marche, aunque sigue sin explicar el motivo de tanta prisa.

¡Mierda! - se queja Sonbei - Hay muchísima gente ¿Cómo demonios vamos a encontrarlo?

Pero la suerte esta vez está del lado de Kotaro: sobre uno de los puentes que cruzan por encima de las vías puede ver una gabardina roja aleteando entre el gentío. Está demasiado lejos para usar la pistola, pero no tanto como para no alcanzarle echando a correr...

¿Qué le ha pasado a Natori-san? - pregunta Tomohiro. No espera respuesta. En lugar de eso coge la mano de Sachiko y se la lleva con él.

A regañadientes, Yûki consiente en separarse un momento de su señor y hablar con Arisa.

Le conozco del mismo tiempo que a ti. Los dos os unisteis a nosotros para este viaje - sus ojos se entrecierran y miran con dureza a la joven - ¿Por qué lo preguntas? ¿Tiene algo que ver con lo que le ha pasado a Natori-san? Además ¿Qué pasa con ese manipulador mental que te has traído?...

De camino a la cabina Hideo se encuentra con Tomohiro en el pasillo del vagón de primera clase. Sachiko va cogida de su mano. Al noble le llama la atención la expresión entre angustiada y furiosa del kabaneri.

¿Asano-san? ¿Va todo bien?

En ese momento Hideo siente un cosquilleo desagradable en la cabeza, como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Sachiko le señala con un dedo.

Lo sabe. Él tiene la culpa de lo que le ha pasado a Kagura...

El motor está en perfectas condiciones. Apenas hace unas horas que Hideo, Takeshi y Tomohiro terminaron la última comprobación. A través de la puerta entreabierta le llegan las conversaciones de la cabina.

¿Qué le ha pasado a Natori-san? - pregunta Tomohiro. Después se oyen ruidos de pasos y la puerta de la cabina. Al momento se escuchan las voces de Arisa y Yûki

Necesito que me cuentes todo lo que sepas sobre Asano Hideo. Cuánto confías en él y desde cuándo le conoces. - pregunta la joven pelirrosa.

Le conozco del mismo tiempo que a ti. Los dos os unisteis a nosotros para este viaje ¿Por qué lo preguntas? ¿Tiene algo que ver con lo que le ha pasado a Natori-san? Además ¿Qué pasa con ese manipulador mental que te has traído?

Por el tono de voz de Yûki se nota que el interrogatorio no le está haciendo ninguna gracia. No tendría mucha importancia si no fuera porque lo que están hablando podría poner a su compañero mecánico en una situación bastante difícil...