Partida Rol por web

Beltrán avanzaba impasible con la Jana a cuestas. A pesar de estar rodeado por las llamas, no sentía ningún fulgor en su pellejo. Con la mirada buscaba a su amigo, que parecía abrasarse a cada paso enloquecido y entregado a sus sentidos. A gritos le pedía calma y fe, pero Onésimo no podía sino intentar salvarse del fuego.

El lobo, con su mirada diabólica, permanecía extrañamente inmóvil al final del camino. Quizás la visión de las llamas y el humo lo mantenían alejado porque no avanzaba, sino que les seguía con la mirada amenazante como esperando su momento para atacar.

A medida que avanzas por el sendero en dirección a la fiera, es como si ésta empequeñeciera. Mientras más te acercas, más lejos parece estar

Resumamos tu posición:

Has visto como Beltrán no padece los daños del fuego y avanza impasible por el sendero. 

Al final del sendero está el lobo, con sus ojos inyectados en sangre y dolor esperando vuestros movimientos. Al caer de rodillas  y mirarle de frente te das cuenta de que no parece estar más cerca, si no más lejos. Pese a estar ya en la mitad del camino, lo ves a mayor distancia de ti.

Lo que veía Beltrán no hacía más que confirmar su teoría. Y más ganas le daba de golpear a su amigo.

_Onésimo, que nuestro Dios, que reina en los cielos y en la Tierra, ya te ha escuchado. Levántate de una vez y mira hacia el lobo. ¿No ves que parece cada vez más pequeño a medida que nos acercamos a él, como si estuviera en realidad cada vez más lejos? ¡Demuestra tu Fe! Ten Fe en que nuestro Señor nos protege y que no hay nada que temer. Este fuego es una ilusión. El lobo es una ilusión.

Con Onésimo de rodillas, Beltrán no podía tardar mucho en alcanzarlo y superarlo, incluso cargando con Jana. Esperaba que al verlo delante sano y salvo, su amigo recuperaría la Fe que le estaba faltando en ese momento.

Por qué Beltrán y Jana no arden? que hace que el lobo se aleje de nosotros ahora que está sentado? AAAAhhhhh, artimañas de Botero.

Salgamos de este laberinto de ilusiones. Te sigo, pues pareces tener los sentidos mas despiertos que yo mismo.

Satanás, que juegas con mis temores, nada podrás contra mi, porque mi fe en el Altísimo es mas fuerte que tu, y solo a EL lo he de temer por mis pecados, y no a ti que eres repudiado por ser un traidor, tu no eres nada...

Onésimo parecía haber entrado en razón de lo que Beltrán le decía con tal vehemencia, hasta el punto que por fin avanzó al paso de su amigo. Sin embargo sin saber por qué, su ropas se chamuscaban con las llamas que le alcanzaban por más que él hacía por apartarse, pues los árboles que marcaban el sendero parecían cernirse sobre ellos. De poco le iban a servir esas ropas más allá de disfraz de mendigo, pues en tal estado iban quedando tiznadas en el mejor de los casos y con roales de quemaduras en el peor.

En frente, inamovible, el lobo negro de la muerte, tan imponente y enorme unos instantes antes, menguaba ahora a cada paso que daban los jóvenes. Cuando llegaron al punto donde hubiera estado tal fiera, ésta había desaparecido cual espejismo de algún demonio que anduviera burlándose de ellos. Y unos metros más adelante todo parecía haber cambiado.

Por fin Onésimo y Beltrán, con la moza a cuestas, llegaron a  atravesar el camino entre los árboles terminando en  un pequeño claro. En uno de sus laterales, reposaba una especie de estanque natural donde las piedras recogen el agua que mana de las paredes de piedra de la colina que allí empieza. Unos metros más arriba el monte continúaba con vegetación tupida. La fuente natural, tan ansiada por la niña por ser el destino de su madre, absorbía vuestra atención y el sonido del agua cayendo os produjo una agradable sensación de tranquilidad.

Cuando os acercáis a la fuente, la muchacha despierta y baja de la espalda de Beltrán. Como si de un sueño se tratara, veis la grácil chiquilla desplazarse como si el viento la llevara sin ningún rastro del dolor en el tobillo. A cada paso que da, su piel se vuelve más y más transparente hasta parecer hecha de agua en movimiento, sube sobre las piedras y se muestra en su verdadera forma, diluida y fundida en el manantial de la fuente. Girándose hacia vosotros os dice:

- Agradecida estoy por haber encontrado a alguien que hasta aquí me trajese. Y aunque un premio esperases recibir, recuerda: que la madre naturaleza devuelve en la medida que uno mismo ofrece.

Y tras decir estas palabras que resuenan en vuestras cabezas, se funde con el agua de la fuente y desaparece.

Bien está lo que bien acaba. Que de corazón quisimos ayudar a esa muchacha, y aunque otra cosa fuera, eso no puede negar nuestra buena intención, y dado que Dios está en todas partes, y todo lo ve, estoy seguro que sabe que nunca hemos querido hacer mal a nadie, y cuanto hicimos fué de necesidad, y aun así me siento apenado por el campesino o leñador... Que si pudiera devolverle la vida se la daba ahora mismo.

Voy a refrescarme la cara, y sigamos camino Beltrán, que ni comer ni descansar ni acercarnos a lugar civilizado hemos conseguido. Y de lo aquí vivido, ni una palabra a nadie o es capaz el Santo Oficio de quemarnos en hoguera por blasfemia.

Beltrán estaba observando, absorto, la escena, sin poder casi pestañear, cerrar la boca, o casi incluso respirar. A las palabras de Onésimo apenas pudo asentir y responder algo breve.

_Que nuestra Señora María Santísima acompañe siempre a esta niña, o criatura, o lo que sea.

Sin dudas Onésimo había digerido todo mucho más rápido que su amigo, que tardó unos instantes en sacudir la cabeza y poder pensar con claridad.

_Aguarda, Onésimo. ¿Has escuchado lo que dijo la moza antes de desaparecer? ¿Eso de que la madre naturaleza devuelve en la medida que uno mismo ofrece? ¿Deberíamos dejar alguna ofrenda en la fuente antes de irnos? Sus palabras han sido tan enigmáticas como lo ha sido todo desde que la conocemos, y lo cierto es que ahora mismo yo no siento nada distinto. ¿Qué crees?

Creo que poco tenemos para dar, pues no creo que sea bueno dejar nuestra hambre, ni cansancio, ni ninguna de nuestras faltas...

Que podemos ofrecer, que no haya sido nuestro esfuerzo y querer ayudar al necesitado? Las pocas raciones de viaje que nos quedan? Te refieres a eso?

Es cierto que la naturaleza provee a quienes la tratan con dulzura y amor, al que da las gracias por los frutos encontrados, que al fin y al cabo son cosas que el buen Dios a puesto en el camino de quienes por su mundo andamos, y por eso, y por poco que sea, hemos de dar las gracias siempre. 

Un gracias Señor por otorgarme la "gracia" de vivir un día más.

Pero no se que puedo dejar que no sea una hogaza de pan duro y algo de queso seco...

_Pues con el hambre que tengo ahora mismo, creo que eso es lo que más valoro. Puedes dejar lo que quieras o nada, pues cierto es que hemos dado más de lo que muchos otros habrían dado, y lo hemos hecho de manera desinteresada. Pero las palabras de Jana me siguen haciendo ruido en la cabeza. Así que sí, yo dejaré un pan, pues el queso me lo terminé, y dejaré una manzana que guardaba para después.

Beltrán entonces dejó estas cosas dentro de la fuente.

_Sobreviviré, como lo he hecho este tiempo. Y si no es la madre naturaleza, será nuestro Padre, que es justo, quien determinará qué nos corresponde por lo que hemos hecho. Ahora sí, vamos, en camino.

Los jóvenes asistieron estupefactos a la transformación de la Jana. Esto sin duda era cosa de brujas y hadas, ambos se miraron entre incrédulos y temerosos. Con el ánimo de agradar al Altísimo, dejaron unos mendrugos del pan que les quedaba. Cualquier desafortunado que cayera atrapado en la espiral del bosque al menos tendría algo que echarse a la boca.

Conforme se dieron la vuelta para reanudar el camino, que ni siquiera sabían por donde convendría marchar, sus ojos se volvieron pesados y como si no hubieran dormido en varios días, cayeron irremediablemente al suelo con un cansancio no antes conocido la luz de la luna se apagó, sumiéndoles en una enorme oscuridad.

Duermen.

Ambos habéis quedado turbados ante la visión de la jonaina transformándose en agua. De hecho, es posible que os deje una marca de por vida.