Partida Rol por web

Por mi parte, me estiré para poder mover los espejos a ver si conseguía que la luz incidiera en los leones como habíamos hablado.

Nimthîriel miró de alcanzar los espejos, pero estaban demasiado altos como para que a pies puntillas los alcanzara con su mano. Miró la caja de madera rota y pensó en que era una lástima, habría sido útil para subirse a ella y llegar así a los candiles y los espejos. 

Al escuchar sus palabras e imaginarme a la mujer elfa tocándome tan cerca de mis partes íntimas no puedo evitar que mi miembro palpite y se ponga algo más duro. De solo pensar en sus manos recorriendo esa zona y su aliento soplando sobre ella mi excitación crece sin que pueda ocultarlo. Sé que no es ni el momento ni el lugar, pero la mujer desprende sensualidad por los cuatro costados.

-Tienes razón. Carraspeo y me aparto de la caja para ir de nuevo a su lado mientras estudio los candiles. Ninguno de nosotros puede llegar tan arriba por su cuenta. Creo que lo mejor es que te subas sobre mis hombros para poder manipularlos bien.

Disfruté de tener el control sobre Anaisse mientras duró. Tenía todos los sentidos nublados: Por una parte el placer fisico era tal que era dificil no perder totalmente el control y simplemente responder instintivamente. Por otra, el puro morbo de la situación mantenía mi cuerpo ardiendo y me hacía sentir febril. En definitiva: Todo conducía a que me dejara llevar. Y seguramente habría sido así, de no ser porque la mujer me hizo volver a la realidad. El movimiento brusco consiguió sobresaltarme un poco, y el modo en que agarro mi virtud dejaba una sombra de amenaza y autoridad sobre sis palabras.

Mis ojos se encontraron con los de ella, y no articulé palabra hasta que ella terminó de hablar. Asentí lentamente, retomando el control de mi cuerpo... Pero no pude evitar sonreir levemente al escuchar las últimas palabras. Será toda mía para que haga todo lo que yo quiera. Sobrevivir y escapar del castillo era una motivación importante desde el primer momento pero... Ahora ya no había duda. Haría lo que hiciera falta por sacarnos a los dos con vida y cobrarme mi verdadera recompensa.

- Lamento mi perdida de control, señorita Anaisse. No volverá a ocurrir... Hasta que la situación no sea favorable - Sonreí un poquito al añadir la última parte, del mismo modo, de un modo un tanto seductor. En cierto modo agradecía que ella hubiera mentenido la cabeza suficientemente fría: El castillo podía ser y seguramente era peligroso, teniendo en cuenta lo que había ocurrido.

Volvío a hacer su trabajo sobre mi miembro, y aunque esta vez mantuve la cabeza algo más fría, el placer fisico volvió a recorrer mi cuerpo. Notaba la lengua revolotear alrededor del tronco, mientras sus labios abarcaban, a cada acometida, desde la punta hasta casi la misma base. Ya no había juegos: Estaba poniendo todo su empeño en que me corriera. Y no iba a dejarla con las ganas. Estiré la espalda y empecé a lanzar pequeños gemidos. Las piernas se tensaron... Y por fin llegué al climax, mientras la punta de mi miembro todavía estaba en su atadura.

La primera rafaga apuntó directamente a la garganta, saliendo con una fuerza bastante condenada. La segunda y la tercera no se quedaron atras, mientras que el resto fué perdiendo fuerza, en su lugar tintando la lengua y los labios. Lance suspiros prolongados, alzando la cabeza y cerrando los ojos. Llegar al orgasmo era placentero. Pero hacerlo mientras estaba rodeado por los labios de Anaisse... Eso era una sensación para recordar.

En cuanto me di cuenta de que me iba a tener que subir encima suyo no me sentí demasiado cómoda, sobretodo, porque no llevaba nada debajo de aquel vestido.

Will lo propuso en alto y yo enrojecí, pero no había otro remedio. 

- ¿Crees que vas a poder conmigo con la pierna así? - Pregunté un tanto incómoda.

De todas maneras, él ya sabía perfectamente que no llevaba ropa interior, a fin de cuentas, me había visto cuando aquel hombre había hecho que mi vestido estuviera hecho un trapo sobre mi estómago.

Volví a mirar a su pierna, esta vez sí que miré a su herida, pero ahí me di cuenta de que su miembro sí que debía estar dándose cuenta de mi ausencia de bragas.

- Creo que te estás alegrando de haberme encontrado por aquí... - Era mejor bromear, porque sino...

Escuchar al mediano era todo un placer, como música para mis oídos. Incluso consiguió dibujar una sonrisa en mi rostro, algo que parecía imposible en una situación como la que vivía.

- Mi señor Klok, os agradezco tan gentiles palabras. En la herrería realizo trabajos de artesanía, es mi padre quien da uso al martillo y trata el más pesado metal, si es eso lo que os intriga - agaché un momento la cabeza, pues al nombrar a mi padre, mi preocupación por su bienestar inundó mi mente por unos instantes... Pasados unos segundos, en los que pude recomponerme, volví a mirar a Klok y a las figuras de los lados, acercándome hasta su posición, confiando ya plenamente en su buen hacer, y recordando sus primeras palabras sobre la salida del lugar, reanudé la conversación diciendo -Necesito salir de aquí ¿me ayudaréis?. No desearía que os separaseis de mi- Mientras hablaba, sujetando la espada con la mano izquierda, incliné el torso para, con mi mano libre, agarrar la suya, apretándola levemente, transmitiendo el miedo que tenía pero sin querer admitir que me dominaba tal sensación.

El orco, hecho un animal, entregado solo a sus instintos y del placer siguió montandose a la pobre pelirroja hasta sacarle los sesos, y no había mejor manera de agradecer que le salvara la vida que haciéndola correrse como jamas lo había hecho en su vida.

El orco la toma de los brazos para pegarla contra él y rellenarla más y con más ahínco, hasta que ella explotara en placer de tal manera que el orco quedaría grabado en su espíritu. Ella chorrea jugos con fuerza salpicando todos los bajos de ambos; mientrad el orco no le daba tregua y seguía follandosela, ella podía sentir que iba a morir del placer, mientrad él estaba por explotar. Es así como él extiende el orgasmo de Cristal hasta que por fin una enorme cantidad de lefa caliente, espeza e inmunda comoenzan a llenarla con fuerza, directamente en su útero prometia embarazarla cadsi de seguro. Era tanto que su estómago se infla y el orco debe sacar su mastodonico miembro para terminar de vaciarse fuera, sobre el culo y espalda de Cristal que cayó sobre el suelo como trapo y apenas recordando que estaba siendo bañada por jugos calientes.

Al terminar el orco la gira, poniéndola boca arriba la abraza y frota su polla gorda a media caña alzada frotándose contra ella, minetras el murmura.

-ahh ahhh ahh... Señorita Cristal... Ahhh-

Tardaría un poco en recobrarse del primer orgasmo de su vida, pero algo e él no quería separarse de ella. Se va alzando y preocupado revisa que siga repsirando, se ds cuenta que si y... Pues intenta limpiarla con alguna tela de por ahí...

No tardé mucho en conseguir mi objetivo. Los gemidos y espasmos de Lautrec me indicaron que se acercaba al clímax, y el palpitar de su miembro en mi boca fue la señal de que el momento había llegado. Mantuve el miembro del joven soldado dentro de mi boca y sentí las ráfagas de su semilla salir disparadas hacia mi garganta hasta que comenzaron a perder fuerza y el líquido caliente comenzó a caer sobre mi lengua. Procuré mantener la compostura en todo momento, sin hacer ningún tipo de aspaviento, y cuando noté que la eyaculación había terminado me saqué el miembro del chico de la boca y miré hacia arriba, mirándolo a los ojos. Aún quedaban restos de su semilla en mis labios, así que me relamí sin dejar de mirarlo, indicándole que me lo había tragado todo con gusto.

Me puse en pie y arreglé mi cabello con mis manos, o al menos todo lo que pude. Tras eso le hice un gesto a Lautrec, sonriéndole y comenzando a caminar.

El pasillo por el que ibais giró de nuevo en zig zag, y antes de daros cuenta llegabais a un callejón sin salida, estaba tapiado. Tan solo en ese pedazo de pared de apenas 2x2 había la marca en lo alto, testigo que ahí había habido colgado algo de forma cuadrada. Bajo la marca, a la altura de vuestra cintura había una hendidura en la pared, semicircular de unos tres centímetros de diámetro y con una profundidad que no abarcabais con los dedos. Pero nada mas.

Era curioso que toda esa zona de un ala lujosa de palacio, llena de cuadros que adornaban sus paredes acabara de aquella forma. 

En los últimos metros habíais visto tres cuadros a tu izquierda y otros tres a tu derecha. Cuatro de ellos representaban escenas de sexo explícito, Hombres y mujeres dÁndose placer. Los otros dos eran, mas que cuadros, pequeñas vitrinas donde en su interior descansaba una especie de reliquia de piedra. 

Una vez recuperando el aliento quedó el silencio y ambos os pusisteis poco a poc en pie. Daba temor, o mas bien respeto estar en un lugar extraño y peligroso con la sensación de querer huir y sin saber  donde.

El pasillo por el que ibais giró de nuevo en zig zag, y antes de daros cuenta llegabais a un callejón sin salida, estaba tapiado. Tan solo en ese pedazo de pared de apenas 2x2 había la marca en lo alto, testigo que ahí había habido colgado algo de forma cuadrada. Bajo la marca, a la altura de vuestra cintura había una hendidura en la pared, semicircular de unos tres centímetros de diámetro y con una profundidad que no abarcabais con los dedos. Pero nada mas.

Era curioso que toda esa zona de un ala lujosa de palacio, llena de cuadros que adornaban sus paredes acabara de aquella forma. 

En los últimos metros habíais visto tres cuadros a tu izquierda y otros tres a tu derecha. Cuatro de ellos representaban escenas de sexo explícito, Hombres y mujeres dÁndose placer. Los otros dos eran, mas que cuadros, pequeñas vitrinas donde en su interior descansaba una especie de reliquia de piedra. 

Suelto una pequeña risa nerviosa ante su comentario. Al menos no se ha enfadado por mi erección. Y a juzgar por dónde dirige sus ojos no es porque no la haya notado. Eso me excita aún más, no sé por qué, y provoca que mi polla quede totalmente erecta.

-Eh...sí...bueno...Tu compañía está siendo muy agradable. La miro de arriba abajo, deseando verla desnuda otra vez y cada segundo menos dueño de mis instintos. Recuerdo entonces que no lleva ropa interior, y pensar en ponerla sobre mis hombros, con lo que ello dejaría a la vista, me excita todavía más. Perdona...Es que...en fin, eres muy atractiva.

Al acercarse, al tocarme, al hablarme, que sensaciones, muy raras, nunca, nunca llegaba esta presion, esta sensacion, era inevitable comerla con los ojos, su postura, la tension que trasmitia, la dulzura de su piel, aunque fuera solo de la mano, esa suavidad, el calor... o todo esto es debido a mi percance anterior, algo débil estoy, eso si, y lo hago notar.

No pude evitar, de muestra para calmarla, pasarle la mano por el hombro, degustar su bello cabello, y acariciar su mejilla.

-No se preocupe, irme va a ser, aparte de descortés, imposible, no dejo a nadie a su suerte bella dama, ademas, de que, aparentemente, estamos encerrados, lo bueno, que tampoco nadie entraría-

-Decidme pues, qeu os a traido a este castillo, y como llegasteis a esta esancia, y por que puerta, pared o baldosa(leve risa), asi pensaremos por donde actuar. pero, si me disculpa, debo... descansar un poco, no he tenido buen recibimiento por parte de anteriores seres, y prefiero no hablar de ello-

recostandome en medio de uno de los pasillos, formado por los muebles de la biblioteca, cual estos no portaba nada mas que libros, con fatiga, y molestias. el laud por delante mia, pero esta vez, sin tocarlo, no pierdo de vista todo, ni los libros, ni las puertas, las esculturas, ni el angel elfo en su gran esplendor al lado mia, es imposible evitar recorrer cada milimetro de su silueta, me repitia a mi mismo, he visto mundo, pero esto no tiene comparacion. incluso, desde la nueva posicion, hay puntos de vista mas placenteros. no llegaba a ser hipnotico, pero no iba dejar de verla. un momento un poco frio, medaba de cuenta por la rugosidad que cojia la piel del angel, porque, para mi ser, era imposible notar frio, o helada.

-Corianna, no quiero ser descortes, pero intuyo que debera sufrir frio, si desea, acerquese, mi hibrida raza tenemos demasiada temperatura, asi por lo menos, no va a cojer ningun mal de pulmon. si lo desea, y asi me contara algo de Ud. de como llego, que hacia, y si lo prefiere, pregunte, mientras pensamos alguna manera de buscar alguna salida-

En ese momento, note como mis ojos estaban calmados, la miraria con una vista dulce, los rayos de la luna eran mas fuerte que las antorchas, y daba mas belleza a la dulce elfa.

El mediano parecía preocupado por mi bienestar. Ciertamente era el castillo un lugar frío y húmedo pero por la tensión vivida desde que abrí los ojos no me había percatado de tal molesta sensación sobre mi piel, la cual estaba erizada. 

- Tenéis razón, será bueno tomarnos un descanso, estoy algo agotada, y tengo frío- con curiosidad por qué hechos vivió antes de llegar, pero sin preguntar por ello pues no deseaba ir en contra de sus deseos, cogí un grueso libro, me senté junto a él apoyando la espada en el suelo en el lado contrario y, abriendo las piernas, coloqué el libro entre éstas - si no os importuna, poneos frente a mí sobre este libro, pecho contra pecho, de ese modo la superficie de contacto será mayor-

Klok, algo sorprendido, aceptó sin mediar palabra: Me encontraba sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared, cuando él se sentó sobre el libro, avancé un poco para que pasara sus piernas alrededor de la zona baja de mi espalda y le abracé contra mi, apoyando mi cabeza en su hombro, sintiendo si reconfortante calor, cerré los ojos... era el  primer momento de paz de la noche.

De pronto, algo perturbó la paz, mis ojos se abrieron de par en par, su hombría crecía sin control, dejando patente su atracción hacia mi. Su reacción comenzó a excitarme, pudo apreciar en el movimiento más acelerado de mi pecho desnudo contra el suyo que mi respiración aumentaba de frecuencia por momentos, el frío desapareció de mi cuerpo, acerqué mi boca a su oreja con intención de hablarle, pero no pude mediar palabra. Klok tan sólo sentía como mi cálido aliento avanzar a lo largo de su oído, transmitiendo sin palabras que me encontraba en su situación... Subí con suavidad una de mis manos, acariciando su espalda, hasta entrelazarla en sus cabellos y cerrar el puño a la altura de su nuca. Respiré profundamente y conseguí, de forma entrecortada, transmitirle un leve susurro -os deseo...-

"os deseo..." Eso fue el desencadenante, necesario para encender, como una explosión, un gran incendio en mi, temblaba, reventaba mi pecho, notaria los golpes del fuerte y robusto corazón mio, mis yemas, martilizadas de años de laud, ahora sentia algo mas dulce, increible, su piel me trasmitia una armonia, cada poro, cada bello, cada curva de su espalda, de sus hombros, sus brazos, piernas, sus mejillas, sus orejas carateristicas y preciosas, su cabello.

Manteniendo sus delicados labios cerca del odio, como un ser malefico de las tinieblas chupadores de sangre...

-Veo, y siento que ya estas cogiendo un poco de temperatura, pero creo que aun no es suficiente...-

Sin hacerle daño, comencé a devorar su cuello, sobre su hombro derecho, recorriendo todo ese lado, incluso detrás de su oreja, los jadeos eran intensos, indescriptibles, incluso su aliento era reconocible, se podría decir, que hasta echaba humo, el vaho a la luz de la luna, sus mejillas enrojecidas del placer, apreté fuerte contra mi pecho su cuerpo, subiendo la mano izquierda por su espina, hasta la nuca, indicando que no levantara la cabeza, si deseaba sentir mayor placer, mis mordidas estremecían su cuerpo, delicada piel. Con cada suspiro, mas intensificaba mis acciones, mi hombría cada vez se fortalecía entre nosotros, y sus senos se hacían mas duros y perfectos, engañado estaba, si antes ya los consideraba gloriosos, ahora son digno de dioses.

De cuando en vez bajaba mi boca a su clavícula, para darle un gusto en su pecho, continuando con los cariños que le daba y los jadeos que me regalaba, de repente, ella sintio como algo afilado y metálico le clavaba en el cuello, exactamente donde le estaba antes besando, levante la cabeza y ella vio sorprendida, una daga en mi mano derecha.

-Extraño que te pusieras asi sin mi musica, nunca e sentido cosa igual, ya me traicionaron y me apuñalaron antes, no se notara las cicatrices, pero no pienso volver a pasarlo mal, sentir como me dejan atrás, como me traicionan, todo por mi raza, me parece sospechoso que me dejaras arrimarme a ti, hablarte y que no me atacaras, si veo algo de que pueda desconfiar mucho... no dudes que te haré daño-

(Se veía una lagrima bajar por la cara del juglar, de unos ojos llenos de dolor y desesperación, deseando una salvación, con furia, clavo su daga en la dura piedra, de tal manera que no se desprendía, pero no lo suficiente para que no fuera facil sacarla)-No hagas que sienta mas dolor, ni que desconfíe de ti-

Tras esto, viendo ojos de terror en ella, agarre de su nuca, y probé de sus labios, aun con lagrimas en mi cara.

Lo sé, el mensaje realmente era para ella, pero te marque para que vieras que espero su acción.
Si un caso hoy ella no lo hace te pediría que lo hicieras de nuevo tu.

...Una daga en mi cuello...

Casi como por arte de magia los jadeos desaparecieron, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron, mis dientes se apretaban unos contra otros, las dos manos contra la pared. Por suerte mi espada estaba a mi alcance, pero no quise sujetarla para lo alarmarle.

Habló y me besó, aparté la cabeza a un lado prohibiéndole cualquier acceso a mis labios.

-No quiero esa daga a menos de 10 pies de mi cuerpo. ¡¡FUERA DE AQUÍ!!¡¡NO ME TOQUÉIS!!¡¡APARTAOS!!-

Mis ojos se enrojecieron, no eran llantos, era ira, mis dientes chirriaban, en ese momento solo deseaba que no tocase ni un solo poro de mi piel... si llegué a sentir algún tipo de atracción por el mediano, ésta se desvaneció en el momento que, sujetando la daga, traicionó la confianza que deposité en él.

Lentamente, apartando la cabeza y la vista de sus ojos, extraigo de la pared la daga, sin mediar palabra, la levantarme y apartarme de ella, se apreciaba la conmoción y el odio, aparte del frío. recojo su espada, por el filo, y se la entrego, de tal manera que pueda cogerla con el mango.

-Si la tienes, sabes usarla, y lo vas a hacer, hazlo rápido-

Recojo mi laúd con la otra mano, con pasos sigilosos, me voy de su vista, pero antes, viendo hacia atrás, le cito, con voz rota, seria, baja y entrecortada:

-Te parecerá una mentira, juro por todo lo que conozco, que, entre los dos, yo soy el que esta mas asustado, y mas dañado, y no solo fisicamente...-

y miro de desaparecer de su vista.

ALERTA!!!! leer "Notas".

Tras apartarme de la vista de la elfa, me dispongo a dejar que broten mis sentimientos, cogiendo libros, sus hojas al pasar, ocultan el sonido de mis lagrimas. asid e paso tambien me culturizo un poco mas, y a ver si encuentro la salida, no desearia dejarla atras, la confianza no se gana con unas palabras, eso me enseño mi vida de ermitaño. estaba solo, estoy solo... y lo estare.igualmente, dejaré el pan que encontré y mi daga sobre el carro de libros que hay cerca, por si tiene hambre.