Partida Rol por web

-¿Como es posible?. ¡Nos atacan!. Estan ya dentro de los muros y ni siquiera ha sonado el cuerno de aviso de los centinelas!.

Gritó en la sala del trono el caballero que estaba al cargo de la seguridad de los nobles y el rey.

- ¡Cerrad Palacio, redoblad la guardia en la entrada. !El rostro de Baris III era un poema, miraba preocupado a su hija, quien estaba a su lado*

- Oh, mi señor, aun queda esperanza para la princesa y casi todos nosotros. Con mi magia, si tengo fortuna puedo transportar nuestros cuerpos de un punto a otro dentro del Castillo. No puedo llegar mas lejos de estos muros. Pero será suficiente para ponernos a salvo y en una ruta de escape.

- ¡Que esperais por todos los dioses!. ¡Hacedlo!.Ordenó en súplica el rey poniendose en pie sobre su trono.

- Ahm, si si, ahora mismo. Yo como invocador no podré ir con ustedes. ¡Ah! mencionarles que el salto temporal hace que no sea posible aparecer con cosas, es decir, ni con ropas ni enseres. Y puede que la memoria se resienta de lo ocurrido. Les mandaré al ala subterránea donde tengo mi zona de estudios. Es difícil de acceder por medios normales y tras pasar la zona de los salones hay una salida secreta hacia los bosques del norte. El anciano comenzó a buscar un pergamino bajo su manga, lo sacó y entonó unos cánticos que detuvo al toser un par de veces.

¡ PLOFF..ZZUPP PLASS!! 

Un petardeo de luz y humo se sucedió y de pronto la Princesa ya no estaba en su lugar, tan solo quedaban en el suelo sus ropas y joyas. Pero era la única que había desaparecido, el resto continuaban en el salón del Trono.

- P-pero, y mi hija..como no estamos con ella!!. El rey se puso pálido y enfureció por momentos.

- No se que puede haber fallado mi señor, el hechizo era para hacer viajar a un grupo de veinte sujetos, algo no ha ido bien. Oh..ah..a no ser que me pasara con la entonación en todo caso los habrá cogido al azar 

El mago no siguió gimoteando, pues comenzaron a golpear las puertas dobles de entrada y los caballeros en la sala desenvainaron sus espadas.

- ¡Por el Rey!. Gritaron antes de cargar de forma valiente hacia quienes ya entraban. Y eran MUCHOS.

El sueño, o mas bien la pesadilla despertó a Lady Evelyn empapada en sudor frio. Y al hacerlo se dió cuenta con temor que no solo estaba desnuda, aquella no era su habitación, ni su cama.

Desde ese mullido colchón sin sábanas observó la estancia. No era lujosa, pero al menos no era la de un andrajosos sirviente. 

Reparó en dos cosas sin ponerse en pie. Un arcón en el suelo, junto a una puerta de salida.

Posó sus pies en el suelo y notó algo al cuello, un colgante y una llave de oro que no sabía de que era o que abría. 

En el arcón encontró varios juguetes sexuales, lo que le decía que tipo d epersona era ese viejo mago. Cuerdas, pañuelos, objetos con forma de pene y algunas plumas.

Al ver el contenido del arcón me asusto mucho, no se si aparecí aquí por casualidad o si el mago me envió para hacerme cosas malas pero sea como sea no pienso quedarme a averiguarlo. Nada mas levantarme de la cama me envuelvo con unas sabanas a modo de vestido o toga y comienzo a inspeccionar la habitación en busca de cosas últiles*

Tras unos minutos abriendo cajones y armarios me acerco a la puerta, tal vez con algo de suerte esté abierta y pueda salir de aquí sin problemas.

Desde ese mullido colchón sin sábanas observó la estancia.

 Lady Evelin caminó descalza por la sala, tal y como la trajeron al mundo, inspeccionando si algo le podía ser útil. Y es que salvo la cama de madera con colchón de pluma el arcón era el único elemento, pues una estantería con libros no llamara su atención.

Una cuerda y unas braguitas minúsculas fueron lo único reseñable que pudo obtener. Se acercó a la puerta de la estancia y se sorprendió de que el pomo girase, estaba abierta.

Al abrir la puerta encontró un basto salón. Lujoso, aunque polvoriento, pero amueblado con muebles de artesanía un pelín antiguos.

Las velas y candiles se encendieron por completo cuando ella pisó el suelo del salón, de forma mágica. Aunque la princesa no se extrañaría, era el ala privada de un mago chiflado y pervertido.

Una gran mesa coronaba el lugar, alargada y repleta de butacas mullidas en toda su largada. 

Era curioso que no lo viera antes, pero su superficie, la de la mesa estaba llena de comida, suculenta. Un manjar acompañado de cubertería. Como curoiso es que se encontrara una cita grabada en la madera de nogal.

"Es de mala educación sentarse, comer y beber sin esperar a todos los invitados."

La gran sala disponía a lo lejos de varios acccesos, en total 3 puertas sin contar por la que ella misma habia usado para entrar. Parecían, desde su posición cerrados.

Mi estómago rugió al ver aquellas apetitosas comidas. Al leer lo que decía la nota dudé en tomar un bocadillo. Era una princesa y me habían educado para ser una, por lo que, evité seguir mirando los manjares encima de la mesa para no caer en la tentación.

Caminé por la habitación buscando una salida y al cabo de unos segundos pude contar tres puertas más que daban a diferentes accesos, todos desconocidos por mi.

Fui a la mas cercana del lado derechos desde la puerta por la cuál había entrado, tomé el pomo de la puerta con mis manos y pude notar el frío que se desprendía del objeto, giré el pomo deseando salir de allí, el olor que desprendían los alimentos me hacían dudar y no quería quedarme a comprobar si los "invitados" llegarían o no.

Evelýn se encontró con que la puerta estaba abierta, El pomo giró sin problemas y encontró un corredor largo. No se escuchaba ruido alguno y parecía que la zona estaba tranquila, así que avanzó sin mas por el.

El pasillo giraba hacia la derecha levemente justo cuando encontraba de nuevo una nueva puerta, de hecho dos. Una a su derecha y otra casi de frente, antes de que dicho pasillo girara.

Despierto alarmado. Estoy desnudo, no poseo mi armadura ni las armas, y la jaqueca por el vino aun me dura. Doy un bote de la cama y tomo de ese baúl los guantes y el candil de aceite que me da un extra de luz. Muy útil si tengo que moverme en la noche.

No se donde estoy, se suponía que estaba asaltando un castillo junto a los otros mercenarios. Mierda, de hecho ya lo teniamos y de repente..Zas!. Todo se esfuma.

Voy a la puerta y miro de salir, con precauciíón.

Dejé el comedor con aquella comida tan apetitosa para encontrarme con otra habitación que al parecer también estaba sin ningún morador. Suerte la mía.

La idea era seguir caminando hasta encontrar una salida y no me cansaría hasta encontrarla. Por lo que, ignoré la puerta que estaba a mi derecha y seguí recto hacia la que tenía en frente.

No podía negarme a mi misma, aunque lo quisiera, que estar desnuda era como tener una libertad absoluta, no me sentía muy incómoda con eso, podía sentir las texturas que me brindaban cada caminar, la planta de los pies se me estaban acostumbrando al entrar en contacto con las alfombras que adornaban y decoraban el suelo del lugar, los pequeños pelos de sus telas me daban cosquillan que hacían que me erizaran los vellos de mi piel. 

Lady Evelyn empujó la puerta adyacente para encontrarse una en ueva estancia. Amplia y confortable, aunque fría, pues la chimenea situada al fondo estaba apagada, a pesar de que había lo suficiente como para prenderla con un poco de maña.

Una lampara de techo iluminaba de forma ténue todo con el haz de sus candiles. Y bajo esta mobiliario, en su mayoria para acomodarse, sentarse o quedar estirado cerca de la chimenea.

Sin llegar a entrar del todo pudo curiosear en la siguiente puerta, o mejor obertura ya que era un acceso abierto.

un Hall con escaleras de mármol central era lo que escodía ese recodo. Multitud de accesos se bifurcaban de el, algo que le daba a Evelyn la idea de que esa zona era realmente grande.

"¡Cuantas posibilidades! ¿Hacia donde iré?"

Pensé mientras veía aquella escalera enorme hecha del blanco material. De seguro era muy fría, especialmente al pisarla con los pies desnudos. Hice una mueca con la boca y retrocedí hasta la instancia en donde se encontraba la chimenea. No la prendería, puesto que poco conocimiento tenía de encender esas cosas, yo tenía doncellas que me ayudaban en eso y nunca tuve la necesidad de valerme por mi misma para estas cosas. No sentía frío por lo que pase de ella y me puse a mirar por los rincones por si encontraba algo que estuviera allí para mí. 

Caminé dando vueltas, husmeando debajo de las sillas y mesas. Dudaba de que en un sitio así encontrara alguna prenda para vestir, en cualquier momento podría entrar alguien o encontrarme con alguna persona de frente y que me viera mis pechos o mi trasero. 

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que me desperté en esa extraña habitación, esperaba que no me dieran ganas de comer, dormir o peor, ir al baño.

Lady Evelyn husmeó por la sala sin encontrar prenda alguna, tan solo nuevo mobiliario y fardos de leña apilada junto a la chimenea apagada. Curioso era un texto en latín grabado en la superficie de metal de ella.

" Compartir el calor, tu calor con otros a menudo amplía tus horizontes de forma inesperada"

Las enseñanzas de su tutor siendo una mujer noble le habían permitido leer la frase, que se repitió al salir hacia lo que parecía un hall.

Frios eran los escalones de la gran escalera, los sintió en su piel al posar su mano, o al pisar un peldaño. Pero no llegó a subir aún, accedió a una puerta cercana que crugió un poco al abrir.

Era una habitación como la suya, donde despertara no hace tanto y se sorprendió al ver que la cama estaba ocupada por un hombre que parecía dormido.

Era apuesto, algo mayor que ella y con un físico entrenado por como estaba sus marcada musculatura. Al estar completamente desnudo Lady Evelyn pudo apreciar que estaba bien dotado a juzgar por el tamaño de su miembro y genitales.

Entonces ella tuvo que dar un respingo cuando el tosió y se movió; Despertaba.

La frase que había leído se había quedado dando vueltas en mi cabeza hasta que vi aquel hombre acostado en una cama. Mi nerviosismo se disparó rápidamente. No pensaba que podría encontrarme con alguien y claramente no así, de esa forma. Yo estaba igual de desnuda que él y sentí vergüenza, pude notar como mi sangre me subía hasta las mejillas para dejarlas coloradas. Pude notar como mis pechos se erguían al ver su miembro al descubierto. Era el primer hombre que veía desnudo, y era tan guapo.

Antes que se despertara me tapé con mis manos mis partes intimas como pude. No tenía donde escapar...pero ¿realmente lo quería?

Dolor de cabeza, estaba conmigo antes de dormir y ahora, al despertar seguía ahí. Pero no era lo único, el desconcierto me embargó ya que aparecí en un lugar extraño que no recordaba y no tenía mis cosas a mano. Por no tener ni tan siquiera algo de ropa.

- ¿Pero que demonios?.- Di un bote de la cama en actitud marcial y defensiva. - ¡Quien eres?.- Mas sorpresas, aunque esta vez agradables para la vista. Una espectacular doncella estaba en pie y me miraba, como la trajo su madre al mundo. Lejos de quedar fascinado por la visión actué con naturalidad obviando nuestras desnudeces y me paré frente a ella. El peligro podía estar enmascarado detrás de un rostro angelical.

- Mas vale que me digas que me has hecho y porque estoy aquí.- Le dije en tono serio, muy serio. Me daba lo mismo estar en pelotas, me importaba mas que me contara lo que sabía y ver si e podía fiar de ella.

Puse una mala cara mientras el hombre me hablaba, así no se hablaba a una princesa como yo. Mis manos cubrieron mis caderas dejando a la vista mis pechos desnudos, no me importaba en este momento lo que pudieran ver sus ojos.

"-¡Hey!, creo que estamos en iguales de condiciones. Tu te despertaste recién, yo me desperté hace unos momentos en una habitación parecida a esta - miré hacia todas partes recordando las similitudes con la habitación en la que desperté - y también desperté así - dando a entender que no tenía ropa alguna cual ponerme - Mi nombres es Lady Evelyn, ¿ quién eres tu, Señor?"

Mis ojos no podían dejar de mirarlo, era bastante atractivo  y mi atención se iban a esos músculos tan definidos que tenía, de seguro era un guerrero o algo así.

Me cubrí nuevamente mis pechos, pero ahora con mi largo cabello castaño, mi sexo era otra cosa, por lo que puse mis manos para evitar que siguiera mirándome.

Crucé mis brazos sobre el pecho y arrugué el entrecejo en una pose reflexiva. Me preguntaba si me tomaba el pelo, si me mentía, pero no parecía que estuviese actuando.

- Supongo que tendré que aceptar tu palabra Evelyn. Mi nombre es Bronn. Cuando dijo lo de que despertó así no puedo evitar fijarme en su cuerpo. Los ojos se van a sus pechos  y su entrepierna. Es joven y hermosa, de bonita figura y uno no es de piedra lo que provoca que mi miembro desnudo reaccione y se endurezca un poco.

- Habrá.. que registrar el lugar a ver que encontramos. Me muevo, disimulando y rebusco en el arcón a ver si hay algo útil.

El hombre se había presentado, por lo que le sonreí amablemente y lo seguí en la búsqueda de cualquier cosa que pudiera encontrar en el arcón que se encontraba en la pieza. 

"-Tenemos que movernos rápido. Todo esto me da mal espina."

Miraba nerviosa para todos lados, cualquier intruso podría entrar por la puerta y nos encontraría allí, desnudos y desamparados.

"-¿Eres un guerrero, no? - mis ojos se posan en sus músculos - digo, por tu físico, pareciera que entrenaras mucho. Contigo no estaré tan asustada - la verdad es que a pesar de mostrarme tal cual llegué al mundo, me empezaba a sentir segura con Bronn.

Bronn abre la caja de madera y encuentra algo de ropa, parece parte de la vestimenta para montar a caballo. Unos pantalones, unos guantes de cuero. Pero hay algo mas, un cuerno antiguo de los que sirven para emitir sonidos, señales agudas y fuertes.

Al salir de la habitación donde despertara Bronn ambos deciden seguir husmeando el lugar. Nada, no hay ruido, ni pasos, el hall donde hay escaleras esta tranquilo. Subiendo esas mismas escaleras, al llegar a la planta alta se queda de frente a unas puertas dobles. Son azules y estan cerradas. 

Bordeando desde lo alto, en el lado contrario hay otra puerta, es roja y tambien esta cerrada si tratan de probar suerte. Queda bajar y seguir por los pasillo de la planta baja donde hay muchas mas puertas.

Bronn y Lady Evelin estaban regresando al hall, cruzando ese vestíbulo cuando una corriente de aire extraño se levantó llamando su atención. Se acercaron a la estancia de donde procedía, unos aposentos lujosos que contenian una cama con dosel, un armario de madera, un tocador y un espejo junto a el pegado a la pared. 

El cristal brilló haciendo que el reflejo desapareciera, era de donde provenía el extraño aire. Y de pronto...¡Dos personas cruzaron del otro lado!. Mas bien fueron escupidas, cayendo al suelo. Se trataba de una elfa y un mediano, ambos practicamente desnudos.

Frente a ellos, en pie, un hombre apuesto de constitución fornida y una bella dama morena los miraron completamente alucinados y sorprendidos.