Partida Rol por web

Introducción, el apacible camino a la mansión Bousquet.

El camino desde París es largo y las carreteras aún no están acabadas pero el pierce Arrow del año 1921 de Benjamin Bennet se ha portado muy bien pese a ir cargado con cinco personas y sus respectivos equipajes.

El espectáculo a vuestro alrededor es maravilloso presentando una bonita estampa de las abundantes lagunas que se pueden encontrar en la camarga francesa al atardecer.

Según vuestras indicaciones la mansión Bousquet debería estar cerca por lo que pese al cansancio y la poca luz hacéis un esfuerzo para combatir el cansancio de un viaje tan agotador.
Mientras tanto en silencio recordáis vuestras últimas indicaciones respecto a vuestro cometido una vez lleguéis a vuestro destino.

-No esperaba que el camino hacia la mansión de André fuera tan fatigoso...- dice con una sonrisa. Lleva ya bastante tras el volante y sus brazos empiezan a fatigarse, por fortuna el auto había resistido los embates y la rudeza del camino, y aunque el zarandeo y el vaivén del vehículo han cobrado algunos golpes para los pasajeros (incluyéndose él, quien ha tenido que disimularlos), parece que el destino está cerca... o eso espera.

Al menos el paisaje valía la pena, o eso parecía por el rostro absorto de sus acompañantes... todos eran hombres letrados y expertos, excepto el norteamericano, un militar. Cada uno parecía ser especialista en diversas áreas. Sonrió mientras se concentraba en el camino, se habían intercambiado historias, parecían buenos tipos después de todo... pero parecía que el único que tenía alguna relación con el viejo arqueólogo era él. Volvió a sonreír debido a sus pensameintos.

-Creo que pronto llegaremos... vaya que me pesan los párpados! no quisiera quedarme dormido al volante- rió como una broma propia. Su acento lo delataba como un inglés, aunque tenía que escucharse con atención. Era como si sus palabras salieran lentamente, bien pensadas y meditadas.

Tenía el cuerpo totalmente entumecido, aquel viaje no estaba hecho para mí. Tras el largo viaje desde Pekín ahora debía soportar los vaivenes de aquel aparato que se arrastraba lastimosamente por las pedregosas vías que nos llevaban hacia la mansión.

El paisaje era bucólico y mitigaba en cierto grado las penurias que había que soportar, el resto de mis compañeros parecía que tambien estaban cansados por la expresión de sus rostros. Con un suspiro vuelvo a mirar por la ventanilla, sobre mis rodillas y rodeado por mis brazos, el canario que porto dentro de su jaula lleva revoloteando todo el camino.

- Espero que estes en lo cierto jovenzuelo, mis huesos no estan ya para estos trotes. - Contesto a Bennet quien parece no creer mucho en sus palabras.

Haa, por fin salgo de la enconsertada sociedad  de la gran ciudad, es cierto que que la "dolche vita" de las grandes ciudades como Bostom o Paris ofrecen multiud de opciones de diversión, pero con ellas el dienero tambien vuela rápido y ahora si quiero poder ofrecer un futuro a mi Jocelin debo aprovechar esta oportunidad para afianzarme como un referente en las antiguedades.

Un éxito en este trabajo me puede abrir las puertas a Muesos y departamentos de universidades  así como hacerme un referente en los negocios privados .  

 Pensando en sus cosas Percibald apenas presta atención al camino, sus baches y menos a sus compañeros aunque el comentario de nuestro anciano acompañante parece haberme sacado de mi ensimismamiento y pongo más atención a los comentarios. 

El señor Wei se quejaba. Benjamin tan solo lo miró por el retrovisor y sonrió mientras se fijaba en el camino, un bache profundo hace saltar todo el auto, mientras sus ocupantes se sacuden, una nube de polvo se levanta, ocultando el negro del Pierce Arrow. La respuesta que fuese a dar el arqueólogo, quedó opacada por aquel tropiezo, pero no tardó mucho en reanudar su intento de comunicación, mientras con fuerza, trataba de que el volante no los empujara hacia afuera del camino. Si es que se le podía llamar camino a eso...

-No se preocupe señor Wei, no creo tampoco que esté lejos, hemos andado ya bastante, tarde o temprano llegaremos a la mansión...- comenta tratando de no despegar la vista del camino. El ruido del canario parecía ser lo más alegre dentro del auto, y afuera, claro, estaba el paisaje, pero ni siquiera la inmensidad de la camarga parecía ser capaz de contrarrestar horas de un tortuoso trayecto.

Pierre sonríe mientras sus huesos botan en cada bache. Hubiera sido mucho mejor coger el tren hasta Montpellier o como mínimo hasta Lyon, pero comparado con el raid Citroen a la China, el camino era bastante soportable.

Menuda reunión de expertos: dos arqueólogos, un paleontólogo y un anticuario y... ¿un militar? Pierre se hacía cruces de qué podía pintar aquel americain, obviamente sin experiencia alguna en objetos de arte antiguos, en una misión tan técnica como valorar el patrimonio de un arqueólogo fallecido.

Bousquets, no le sonaba mucho el apellido. Por el propio apellido y por el lugar de residencia, debía ser catalán o descendiente de catalanes*.

Así que orientalista, ¿eh? Bien, on verra, dijo para sí.

Los sonoros ronquidos de William Connor provocan que os quedéis en silencio tras reíros un rato de el suceso pero el cansancio hace mella en vosotros provocando que os cierren los ojos mientras el bonito paisaje que hay a vuestro alrededor va cambiando poco a poco.

Os encontráis de pie en un bosque repleto de árboles frutales borrosos y flores exóticas desdibujadas. La tierra tiembla a vuestros pies mientrás todo se mueve a vuestro alrededor, una especie de niebla irreal envuelve el paisaje mientras percibís todo lo que os rodea como si estuvierais drogados, lo que hace muy difícil el esquivar unas piedras enormes que han empezado a caer a vuestro alrededor. ¿QUE DIABLOS ESTA PASANDO?

Parece ser que una montaña se está desplomando sobre vuestras cabezas como si un extraño alud escupiera rocas sobre vosotros en lugar de nieve. El sonido de las piedras al caer es desgarrador provocando que no podáis escucharos hablar entre vosotros pesé a estar cerca los unos de los otros.

Pierre se sobresalta ante el increíble fenómeno, pero sus reflejos de hombre de campo le ayudan a quitarse de enmedio cuando caen los pedruscos.

Sacré Bleu! Nom d'un nom d'un nom!, acierta a decir mientras se persigna.

¡¿Que demonios!? , la montaña se nos viene encima

EL Sr Wei no podrá eludir esta avalancha debo de ayudarle, pienso mientras me muevo evitando rocas y viendo de refilón como el padre jesuita con un par de pasos laterales evita el desprendimiento.

Esquivando agilmente la lluvia de rocas que cae sobre mi persona, intento dirigirme hacia el Sr Wei para ayudarlo intentando derribar lo y rodar con el por el suelo para evitar las las rocas.

El temblor no me sobresalta, ya que he vivido varios terremotos en Asia, pero esa niebla tan repentina que comienza a formarse me resulta verdaderamente extraña, es como si de la tierra hubiesen emanado aquellos vapores.

En esos momentos percibo como comienzan a caer rocas y oigo un terrible estruendo, los golpes son cada vez más violentos contra la chapa que cubre nuestras cabezas. Comienzo a toser, al cansancio del viaje y esta situación me pone nervioso y me cuesta un poco respirar.

- ¡Salgamos de aquí, alejémonos de la montaña!.

Poco después noto como algo impacta sobre mí.

-Pero que dem...- no obstante Swanson se le adelante en la exclamación -¿Que mierda es esto?- suelta. Si hace unos instantes se recordaba tan tranquilo y campante conduciendo, mientras se reía de los estertóreos ronquidos del militar, y ahora, se siente como si estuviera en alguna especie de trance...

Aquello se veía demasiado irreal, su Pierce Arrow, por amor a Dios, su Pierce Arrow, gruñía mientras una lluvia meteórica empieza a retumbar, con cada sonido y sacudida, se siente más perdido, desorientado. Aquello le recuerda sus peores épocas, mientras un enorme peñasco cae frente a él, con un eco potente, y lo lanza hacia atrás, pierde su sombrero y su equilibrio, y estar en tierra no parece ser lo más seguro...

El rugido del fenómeno amenaza con tragárselo vivo, su vista se nubla y trata de ponerse en pie, con tan mala suerte que hace de blanco fácil para uno de los rocosos proyectiles...

El despertar de Willian inmediato. Mucho de los baches del camino hicieron mella en sus ronquidos, pero solo eso. Cómodo en el asiento de delante no por sus conocimentos del campo y orientación, sino por su oronda figura y haciendo las veces de "copiloto", o más bien de "maniquí roncador", no pudo soportar el vaivén del coche para que, en medio de una de sus historietas o anécdotas, se quedara completamente dormido.

Pero el que ha sido militar, tiene ese sexto sentido que le hace distinguir entre simples baches y peligro inminente. Viendo como el alud de piedras se cierne sobre ellos, William sale del coche de inmediato cubriéndose la cabeza con un brazo y maldiciendo palabras casi ininteligibles.- Mecagulnlnlnlkh... la madreggoj que le va a pariiiiiiiir. Su put....- Deja sin terminar la frase cuando ve al reverendo a que le dice con una sonrisa en su boca.- Perdoneme padre.- Y continua.- Esto me recuerda cuando estábamos con el 23 batallón acampados al sur del Monte Hillary... ¿Hillary o Hiltonary?, bueno, da lo mismo, al Sur en las montañas Grant, cuando un alud de rocas se llevo a medio pelotón de fusileros en un abrir y cerrar de ojos. Cagón la virg... perdón. Estaban tan enterrados por las piedras que no pudimos sacarlos. Por lo menos no tuvimos que hacer los nichos para enterrarlos.- Terminó diciendo mientras se reía abiertamente de la anecdota.

La situación es realmente dantesca a tu alrededor. Escuchas los gritos de terror de tus compañeros pero sus voces alcanzan tus oídos convertidos en una forma grotesca que te impide entenderlos.
Te apartas de tu posición para dar un paso atrás y examinar el entorno justo cuando una pesada piedra cae donde segundos antes estabas tú.
Mientras una gota de sudor desciende de tu frente observas el lugar asustado buscando una salida pero a tu alrededor solo esta esa niebla irreal que te rodea por completo bloqueando la visión. No encuentras un lugar ni nadie que te pueda ayudar a salir de esta situación mientras siguen cayendo piedras del cielo y te preguntas que diablos esta pasando.

La situación es realmente dantesca a tu alrededor. Escuchas los gritos de terror de tus compañeros pero sus voces alcanzan tus oídos convertidos en una forma grotesca que te impide entenderlos.
Te apartas de tu posición para dar un paso atrás y examinar el entorno justo cuando una pesada piedra cae donde segundos antes estabas tú.
Mientras una gota de sudor desciende de tu frente observas el lugar asustado buscando una salida pero a tu alrededor solo esta esa niebla irreal que te rodea por completo bloqueando la visión. No encuentras un lugar ni nadie que te pueda ayudar a salir de esta situación mientras siguen cayendo piedras del cielo y te preguntas que diablos esta pasando.