Partida Rol por web

Tras dejar atrás a Yachak, os dirigís hacia el norte para salir de las Colinas del Engaño y adentraros en las planicies que os llevarán hasta la Bahía del Colmillo Blanco.

Pocas horas después de dejar las Colinas, empieza a anochecer. Es hora de armar un campamento e intentar mantener las temperaturas del mismo durante la noche. Morir congelados no es algo que entre en vuestros planes.

Mallon, aunque bastante acostumbrado, es el menos preparado para este clima extremo.

Debemos preparar un campamento y encender una hoguera para evitar la congelación. Recoged algo de leña para el fuego. En la llanura somos visibles pero debemos sobrevivir a la noche. 

- Por supuesto, no sería la primera vez - bromea Baern mientras comienza deja sus bártulos en el piso dejándose sólo la espada bastarda a la espalda - Este sitio es tan bueno como cualquiera - añade mirando a su alrededor en la fría planicie

- Así que comamos algo y descansemos. Yo tomo la primera guardia. Reconozco que me siento mejor que nunca - agrega comienza a buscar leña sin alejarse mucho del sitio donde dejó su mochila.

Ingrid también colabora en las labores propias del campamento. Lo cierto es que a la druida albina apenas le molestaría dormir a la intemperie. La naturaleza da y dispone a partes iguales. Y ella sabe adaptarse a los elementos. Pero no es plan de que el mestizo se les congele ahora que por fin están a punto de llegar ante su maestro.

Fenestir prepara el campamento y busca el mejor lugar para el semielfo . Luego cuando se reparten las guardias dice ... Lo mejor es hacerlas de dos en dos , recordar lo que nos ataco hace unas noches , yo hare la segunda ya que no tengo nada que rezar ni esas cosas .

Viendo que varios de los integrantes del grupo se interesan por su estado, Mallon se muestra muy colaborativo.

- Bue... bueno, ¿Con quién haré guardia?- Dice tembloroso, en parte por el frío.

- Nos dividiremos en tres parejas, es mejor que tú no te alejes del fuego. Simplemente duerme y cuando empieces a tener frío echa otro leño. Así los demás no estamos pendientes de eso, y tú no tienes que estar lejos del calor. Las noches son frías por aquí. Si a Helden le parece bien, por supuesto.

Sin problema pero todos debemos colaborar. Haz la ultima guardia conmigo y asi puedes preparar tus conjuros si no nos molestan.

Bern asintió a las instrucciones de sus compañeros y se dispuso a comer algunas raciones hasta que, repentinamente, se detuvo. Miró a su alrededor, contó a los presentes e hizo unos gestos extraños con los dedos que, desde su punto de vista representaban operaciones pseudo-matemáticas y, finalmente, tras pensarlo un momento le pregunto al lider del grupo, el que, según él, debía tener todas las respuestas - Tres parejas, siete personas... puede ser que me sobre una persona? -

No pasa nada fuera de lo normal en vuestra guardia.

No pasa nada fuera de lo normal en vuestra guardia.

Ves un cisne sobrevolando un profundo bosque de pinos. El cisne se desliza hacia abajo con las corrientes de aire, descendiente a una bahía azul resplandeciente. Puedes sentir que el cisne tiene un propósito y un sentido, pero lo que significa y dónde se dirige exáctamente te es desconocido.

No pasa nada fuera de lo normal en vuestra guardia. Aunque habéis visto a Sabrala moverse y estar más inquieta de lo normal durante su descanso.

Algo más cansado que al comenzar su turno de guardia, Baern mira la posiciòn de las estrellas y supone que ha pasado un tercio de la noche, por lo que despierta suavemente a sus compañeros para que lo releven

- Por ahora todo tranquilo, allí hay algo más de leña para que no se les apague la fogata - les comenta mientras señala el montón que aprovechó para agrandar en las pausas de su conversación con la bardo

- Y ahora dejenmé dormir hasta mañana! - exclama mientras busca un sitio donde acostarse cerca del fuego

Comprendiendo que la bardo sabrá expresar lo que le ocurre cuando lo considere oportuno, Ingrid Hashandir se aleja unos metros para realizar ejercicios de estiramiento junto a Suka mientras Helden atiende a Sabrala.

Tan pronto despierta, Sabrala se aleja un poco del grupo y se sienta de espaldas a él, profundamente concentrada. Nunca la bardo había hecho nada parecido, más bien era de despertar alegre, pero algo en su gesto hizo que los demás no la interrumpiesen