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La hora cero (DM 05/2021)

La hora cero (II)

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26/05/2021, 00:27
Director

Notas de juego

Karl pasa a estar herido leve.

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26/05/2021, 11:51
Karl Stevenson

Karl no vio venir el vertiginoso movimiento de la criatura y antes de darse cuenta estaba situada en su retaguardia, azotándole con uno de esos tentáculos del demonio en la pierna. El hombre gruñó tras recibir el impacto, hincando una rodilla en el asfalto. Su mujer había vuelto a clavar con ahínco el palo en la herida y pese a sangrar esta profusamente, no veía que modificara su actitud o comportamiento. Era como si perder sangre no le importara en absoluto.

Es inútil, cariño... No es suficiente —murmuró, negando con la cabeza.

Un grito se escuchó en algún lugar cercano, pero Karl no miró en esa dirección, sino que observó al grupo de niños, quienes ejercían  de espectadores pasivos de aquel lamentable espectáculo. Una idea rondó su cabeza en ese momento. Quizá los chicos pudieran ayudarles si calaba hondo en sus corazones y en sus mentes con una serie de palabras apropiadas...

Chavales, ayudadnos —les lanzó una mirada de desesperación, mientras se incorporaba para seguir luchando. No cejaría en su empeño tan fácilmente—. Esta cosa está haciendo daño a vuestros padres y madres, no quiere vuestro bien. Todo lo contrario, solo busca el dolor ajeno. ¡Ayudadnos a expulsarlo de aquí hacia el lugar del que nunca debió salir! ¡Vamos! ¡Pleasentville debe volver a ser lo que era y no convertirse en un vano recuerdo de lo que fue! —exclamó, tratando de indagar en sus cerebros para que racionalizaran como seres humanos antes de intentar un nuevo ataque con su improvisada arma.

- Tiradas (2)
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26/05/2021, 12:09
Narrador

Ante las palabras de Karl los niños rieron como una demente manada de hienas. Alzaron sus puños y palos, antes de gritar como endemoniados.

La puerta de una casa, de donde había provenido un grito, se abrió de golpe. De su interior salió una mujer huyendo. Su marido la seguía. Aquel hombre tenía la cabeza reventada y sus pasos recordaron al movimiento de un títere. En sus manos llevaba una escopeta. No dudó en disparar a su esposa por la espalda, terminando con su vida.
Si ningún tipo de emoción dejó su arma en el suelo y recogió el cadáver, aun caliente, y lo arrastró al interior de su hogar.

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26/05/2021, 16:27
Martha Stevenson

No, no lo es... ¿Qué hacemos Karl? 

Y es que cansada como estaba, seguiría luchando contra ese ser sin importar el precio que le conlleve aquello. Sólo que al ver como aquel hombre salía de una casa usando la escopeta para atentar contra su esposa, sintió un miedo que la dejó completamente helada. Por ello, es que tironeó del brazo de su esposo y lo miró a los ojos. 

Vamos al auto, busquemos la forma de prenderlo fuego, algo. 

Al menos era una vía, aunque no significa que sea la mejor. 

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26/05/2021, 17:01
Karl Stevenson

La siniestra risa de los niños en respuesta a sus palabras se quedó flotando en el ambiente. Habían enloquecido completamente. Pero no terminaba ahí la cosa, pues unos metros más allá, se producía una escena terrible entre un marido y su esposa. Karl mantuvo una expresión tensa y estupefacta, comprobando que él terminaba con la vida de su cónyuge sin miramientos con el disparo a quemarropa de una escopeta de caza y se marchaba posteriormente como si nada con el cadáver en brazos. ¿Hasta ese punto alcanzaba la locura en las mentes de todos?

No sé, Marta. Pero ir ahora al coche es una locura. Nos atraparía antes de que llegásemos... —dijo en un susurro, bastante convencido.

Opciones. Decisiones. ¿Qué podían hacer? ¿Cómo debían actuar? Contempló la escopeta tirada sobre el césped y, sin pensárselo demasiado, aun a riesgo de recibir otro golpe, se dirigió a la carrera para cogerla. Solo esperaba que estuviese cargada con algún cartucho. Quizá eso sí que le infligiera un dolor verdadero a la criatura.

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26/05/2021, 20:08
Director
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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26/05/2021, 20:09
Narrador

Karl no dudó en correr hacia la escopeta con la esperanza de poder usarla para matar a la criatura. Sus pasos volaron veloces sobre el asfalto con el monstruo siguiéndole de cerca, pues para él parecía que el humano huía. Cazar a su presa mientras intentaba eludir el combate parecía llenarle de satisfacción.

Los infantes endemoniados jaleaban a la bestia para que terminase con la vida del adulto. Incluso se envalentonaron y avanzaron lentamente.

Karl llegó frente a la casa. Se dispuso a agacharse para recoger la escopeta, pero no le hizo falta pues la criatura le derribó con uno de sus tentáculos.
El valiente padre de familia se encontró en el suelo, con el arma en sus manos, encarado hacia su enemigo. Aunque no era un experto en armas supo, sin dudar, que aquella escopeta de dos cañones tenía dos cartuchos. Uno se había usado para asesinar a aquella mujer inocente, el otro seguía dentro.

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27/05/2021, 01:14
Karl Stevenson

Karl se estrelló de bruces contra el suelo después de que uno de los tentáculos se cerrase en torno a su pierna. Arrastrándose lo más rápido que podía, consiguió hacerse con la escopeta de dos cañones, sintiéndose confortado con su peso. Casi nunca había manejado una; a lo sumo dos o tres veces de pequeño acompañando a su padre de caza al monte. Nunca fue para él ese mundo, no le gustaba la violencia. Y menos con un arma que podía causar tanto daño. Pero es que la situación actual requería precisamente eso. 

Desplazó hacia abajo el cañón, para asegurarse de que aún había un cartucho en la recámara. Le recibió el inconfundible aroma de la pólvora tras haber sido recientemente detonada. Quedaba uno. Solo tendría una oportunidad. Volvió a colocar el cañón en su posición original, utilizándolo como un simple soporte para recuperar la verticalidad. No podía fallar. Y no lo haría. Por eso, esperó a que la criatura se abalanzara sobre él, para dispararle a bocajarro a una distancia en la que sería imposible fallar, a pesar de que se expusiera a recibir una herida. No había más remedio.

¡Ven a por mí, cabrón!

Notas de juego

Pues eso, mi intención sería realizar un disparo en condiciones en su cabezota pese a que me coma seguramente una herida más grave para ello.

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27/05/2021, 16:02
Director
- Tiradas (1)
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27/05/2021, 16:03
Narrador

Karl tenía a la criatura sobre él. Aquel ser se acercó con la intención de atraparlo con todos sus tentáculos y aplastar su cuerpo como si se tratase de un simple melón.
Karl no dudó ni un instante y antes de que aquella entidad comenzase a reventar sus huesos y rasgar sus músculos, apretó el gatillo.
El disparo sonó de forma atronadora y la cabeza de la criatura se volatilizó dejando una nube de fétida sangre verdosa.
Los niños huyeron despavoridos cuando el ser quedó tumbado, inerte, en el jardín.

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27/05/2021, 16:34
Martha Stevenson

Y aquellas palabras quedaron en el aire porque no hubo respuesta alguna, simplemente su esposo salió corriendo hacia donde se encontraba aquella escopeta mientras el silencio en la mente de Martha se hizo presente. Fueron minutos donde la tensión subió un nivel más cuando de repente la criatura se resiste a todo, incluso lo atrapa de la pierna con tal de hacerle muchísimo daño. Ella horrorizada, pendiente, nerviosa, no duda en confiar todo su corazón en su gran amor. 

No lo alentó, pero por la mirada de aquella mujer se podría decir que realmente estuvo allí esperanzada de que lo lograría. Así que en medio del daño, de los gritos y gruñidos, no había más opciones. Karl tenía que disparar y lo hizo, de tal manera que la cercanía fue la mejor opción que pudo haber tenido. Y segundos después tras ese sonido que jamás la mujer olvidará, su esposo lo había matado. 

Emocionada, sorprendida, vio como los chicos huían y ella corrió hacia él. Lo abrazó con fuerza, lo habían dado todo. 

Lo has logrado mi amor, lo has logrado. Te quiero Karl. 

Y lo besó con dulzura, aquello había quedado destrozado y podían permitírselo. 

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27/05/2021, 17:40
Karl Stevenson

Karl hizo el ademán de levantar el arma para disparar, pero aguantó sus ganas, calculando el momento oportuno. Únicamente disponía de un disparo y este debía ser perfecto. Necesitaba que el ser se situara un poco más cerca. Por eso, permaneció estático, con los ojos cerrados e incluso dejándose arrastrar por los tentáculos de la criatura que quería poner punto y final a su existencia. El hombre aguardó pacientemente hasta que sintió a la criatura encima de él, preparada para rematarle. “Ahora” —abrió de golpe los ojos, encañonó su cabeza y apretó el gatillo. Ahí terminó la historia. 

La detonación fue ensordecedora. El ruido en sus oídos se tornó eco lejano y la visión se le volvió por unos instantes borrosa. Allá donde antes estaba la cabeza de aquella cosa ahora no había nada; se había volatilizado. Karl reprimió una arcada al verse bañado en la sangre verdosa que emanaba un olor muy desagradable. Con una mueca de asco, se deslizó los dedos por el rostro, para quitarse los restos de ese líquido viscoso y nauseabundo. Iba a necesitar una buena ducha para quedar limpio del todo.  

Dirigió una mirada en la que se apreciaba un brillo de satisfacción, mientras recuperaba el aliento, al grupo de niños que se encontraba en plena huida, después de comprobar estos que su “líder” era poco más que un guiñapo sin vida. Entonces, llegó Martha a su encuentro para abrazarle y darle un beso de esos que le cortaban la respiración. Karl relajó los músculos de su cuerpo y correspondió al arrebato de su esposa. 

Lo hemos logrado juntos, cielo —la corrigió—. No sé qué hubiese sido de mí si no llegas a estar aquí... Te quiero —la besó nuevamente—. Venga, vámonos con Max y Sally. Deben estar muy asustados. 

Se puso en pie, tirando lejos de él la escopeta; no quería utilizar de nuevo una ni aunque le pagaran por ello. Cogió de la mano a su mujer para emprender el camino de regreso hacia el coche, pero antes se detuvo unos segundos observando fijamente el cuerpo inerte de la extraña criatura.

Así nos las gastamos en Pleasentville —pronunció, de un modo lapidario, para luego dejar atrás el cadáver tras un último vistazo.

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27/05/2021, 20:04
Narrador

Loa niños contuvieron las lágrimas al ver como sus padres regresaban. No pudieron evitar abrazar a sus progenitores, sin percatarse a causa de la emoción, de que ambos estaban heridos.

Una vez pasado el momento de euforia inicial, Max y Sally se retorcieron a causa del hedor que emitía la sangre adherida a la ropa de su padre. Aunque no llegaron a vomitar sufrieron arcadas y tosieron con fuerza.

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27/05/2021, 21:13
Martha Stevenson

Luego de aquel reencuentro más que bonito y aún con el dulce sabor de aquel beso que su esposo le había regalado, juntos fueron por sus hijos que estarían preocupados por todo lo que había sucedido en este fatídico día. Por ello en cuanto los vio, los abrazó con fuerza y con algunas lágrimas de alivio, emoción. Todos estaban bien, su esposo terminó con aquel mal y solo les quedaba regresar para retomar sus vidas. 

Habían perdido su coche, pero aquello no era nada en verdad comparado con el infierno que han vivido durante todas estas horas. Realmente necesitaba estar en su casa, con los niños y en los brazos de su esposo. Era lo único que necesitaba, nada más. Así que tras sonreír con dulzura, se dirigió hacia el asiento del acompañante mientras los niños se ubicaron atrás, tocaría volver. Lo ansiaba. 

Amor, a casa y unas vacaciones. ¿Te apetece?

No pudo evitar preguntarlo, ansiosa por aquel viaje. Toda la familia se lo merecía y quizás, solo quizás, podría venir un hermanito para los niños. ¿Quién sabe?

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28/05/2021, 01:32
Karl Stevenson

Karl estrechó a sus hijos con fuerza entre sus brazos, notando que se le formaba un nudo en la garganta de la emoción. Su rostro denotaba alivio y alegría por estar de nuevo todos juntos, en familia. Había pensado de verdad que esa estampa se iba a ver modificada por culpa de la espiral de violencia que se había desencadenado unas horas atrás. Por fortuna, eso parecía haber acabado.

Lo sé, lo sé... Papá necesita darse un baño —reconoció tras la espontánea y natural reacción de sus pequeños—. Y una muda de ropa nueva —añadió con una sonrisa antes de desviar la vista a su esposa—. Me has leído el pensamiento, querida. Ese fue uno de los motivos por los que me enamoré de ti. Uno de los muchos —acarició su barbilla, atrayéndola más cerca de él—. Tiremos la casa por la ventana, Martha. Busquemos un destino exótico y paradisíaco en el que descansar... Después de esto, nos lo merecemos. Ya habrá tiempo de preocuparse por las facturas y los gastos del mes.

Arrancó el coche del médico, girando el volante por completo para tomar la dirección que les llevaba de vuelta a casa. Porque sí, aunque las dudas le seguían reconcomiendo por dentro y creía que en realidad sería mejor ir a casa de su suegra hasta que la situación en el pueblo se tranquilizase un poco y todo volviera lentamente a la normalidad, era cierto que su hogar estaba allí. Y también le picaba la curiosidad por plantarse frente a su vivienda y observar cómo estaba el vecindario después de aquello.

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28/05/2021, 12:21
Narrador

La familia reunida de nuevo se puso en marcha. La casa de la abuela les esperaba, donde serían bien recibidos. Allí, padres e hijos, podrían recuperarse tanto de sus heridas físicas como mentales.

Usando el vehículo del médico circularon con prudencia por las carreteras de Pleasentville, con intención de comprobar que sucedía en las calles y en su propia casa.

Como jaurías de hienas los niños hicieron sus fechorías por doquier. Los bomberos continuaron con su labor de apagar todos los incendios, aunque estaban claramente sobrepasados. Había coches de policía y ambulancias estacionadas de cualquier manera, pero sin agentes o enfermeros. Muchos vehículos habían chocado. Habían heridos e incluso muertos sobre el asfalto.

Ocultos del sol, en los escasos rincones oscuros, pudieron ver niños tumbados en el suelo agarrándose las sienes. Tenían fuertes dolores de cabeza que les impedían moverse con normalidad. Los perros aullaban, algunos de dolor al ser apalizados por infantes llenos de un odio sobrehumnano. Otros canes huyeron y unos pocos se enfrentaron con ferocidad a los pequeños endemoniados.

De la ventana alta de alguna casa algún adulto se precipitó al vacío, arrojados por fuerzas invisibles.
Su propia hogar fue víctima de un vandalismo atroz. Los cristales estaban rotos, el jardín apestaba a gasolina y el leve resplandor de una llama asomaba por una de las ventanas.

El caos gobernó el lugar que antes había sido idílico para vivir, convirtiéndolo en una pesadilla.

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28/05/2021, 12:44
Narrador

La mirada de Martha se centró por un instantes en los papeles que le había dado el médico.

"No me cabe ninguna duda. El niño divaga cuando duerme y habla en sueños. Lo único bueno de esta situación es que mientras está en fase Rem, no sufre jaquecas.
El tema más recurrente en sus charlas nocturnas hace referencia a un cueva, situada en un bosquecillo cercano. Asegura que algunos niños iban allí a jugar, pues la zona nunca ha sido peligrosa.
Eso ya no es así, por lo que dice el pequeño Steve, pues habló de un extraño que es capaz de controlar a los niños. Por lo que he logrado entender entra en sus cabezas e implanta pensamientos y les da órdenes. Les vuelve hostiles.
El niño también habló sobre los hermanos mayores. Al parecer son entidades que tienen relación con el ser de la cueva y que rondan a los niños, incitándoles a comportarse de forma cruel."

"He visto como a la enfermera le reventaba la cabeza y he oído como algo se arrastraba desde su interior. Los niños que están ingresados y alguno que ha venido sin motivo aparente sonríen a algo que se mueve y que yo no puedo ver. Esto me da mala espina, tengo que esconderme antes de que me vean."

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28/05/2021, 14:51
Martha Stevenson

Podía haber sido ese final feliz ansiado, aquel que los regresa a la comodidad de la casa y la tan ansiada rutina que llevaban a diario pensando que tal vez ahora no se quejarían de ello nunca más. Pero luego de aquellas palabras que compartió con su esposo, estando absolutamente de acuerdo con el hecho de que quería disfrutar de unas vacaciones en familia, juntos como tanto lo anhelaron. La cuestión es que al dar un paseo por su vecindario, la realidad golpeó a Martha de repente porque los niños seguían actuando raro, los adultos también y su casa se estaba incendiando. ¡Lo estaban perdiendo todo! 

Karl... Esto no ha terminado. 

Y no, más aún cuando la nota del doctor es leída. Esto parecía ser el comienzo de algo muchísimo peor, para colmo debían elegir entre salvar su casa del fuego o simplemente ir hacia la cueva para terminar con esto de una buena vez. A ellos les había costado muchísimo tenerlo todo, no fue nada fácil y los ahorros de ambos se consumieron ahora mismo bajo un fuego abrasador que les recordaba lo rápido que se puede perder todo. Por esto, es que Martha suspiró mientras intercambió miradas con su esposo. 

La casa, la cueva. Tenemos que salvar una y matar a esa cosa... —dijo angustiada, con ese aire de preocupación inevitable—. No podemos seguir viviendo así, no se detiene. 

La decisión estaba en el patriarca, había que hacerlo.

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28/05/2021, 19:15
Karl Stevenson

Joder... ¡No puede ser cierto! —masculló, golpeando repetidas veces con la mano plana el volante, desahogándose, una vez aparcó el coche cerca de su domicilio.

Se lo había creído. Había jurado que matando a aquella criatura la gente del pueblo dejaría de comportarse como bestias salvajes e irracionales, pero estaba errado en tal parecer. Solo había caos a su alrededor. Desesperación. Miseria. El desastre más absoluto ante sus ojos. Su casa, su preciado hogar, ardía hasta los cimientos... Tantos años invertidos, evaporados en cuestión de segundos... Quería gritar; muy fuerte. Tanto que se quedase sin aliento. Pero antes debían marcharse de allí porque quedarse a sofocar el incendio era inútil. Y aunque lograran extinguir las llamas, luego... ¿Qué? Se sentarían entre los escombros, lamentando lo ocurrido y llorando por quedarse sin nada. La vida era muy injusta en ocasiones con las buenas personas.

Nuestra vida, Martha... se ha esfumado... —musitó, cerrando los ojos, aparentemente abatido. Sus lagrimales amenazaban con actuar de un momento a otro.

El hombre estaba tan frustrado, tan aislado, que no escuchó siquiera las palabras de su esposa en primera instancia. Simplemente, echó una ojeada perezosa a los papeles del médico para comprender de qué le estaba hablando su mujer. Una vez leído el documento y sin dudarlo, se apeó del vehículo, dirigiéndose hacia los coches patrulla, rebuscando en sus guanteras alguna pistola o cualquier tipo de arma. Si era necesario hasta registraría los cadáveres cercanos; daba igual no mostrar un atisbo de escrúpulos o humanidad. Lo único importante era conseguir algo para defenderse y poner fin al asunto, en esa cueva del demonio.

Esta vez sería la definitiva. Como que se llamaba Karl Stevenson que se aseguraría de que así fuera.

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28/05/2021, 19:23
Martha Stevenson

Y se les había esfumado todo, si en verdad. Pero tras aquellas palabras y la expresión de su esposo, Martha en su fuero interno supo que esto no quedaría así, incluso de alguna manera se dio cuenta de lo que pretendía Karl tras leer la nota por la inmediata salida y como se puso a revisar los coches. 

Niños, esto será difícil. Pero juntos podremos con todo—indicó la mujer con dulzura—. Tendremos que hacerle frente a lo que temen, con papi nos encargaremos. Así que esperen aquí como hace un rato atrás que voy a ayudarlo, necesitamos terminar con esto. 

Decidida al igual que su esposo, se aseguró de que los niños estén a salvo y salió del auto a buscar algo para defenderse o mejor dicho para golpear a lo que sea esté en aquella cueva. Lo habían perdido todo, pero no renunciarían a su vida normal y liberar no sólo a ellos, sino a todos de este caos.