Partida Rol por web

Frost creyó ver que algunos de los enemigos voladores iban cayendo, más le era imposible determinar cuanto quedaban aún bajando en picada, esperando aniquilar a la fuerza de infantería pesada. Su morito seguía cantando, pero entre la ventizca y la oscuridad, su fiel rifle parecía estarle desobedeciendo en todo, su puntería estaba fallando; lo único tranquilizador era la voz de García dando algunas noticias que sonaban alentadoras.

-seguid presionando... Llorens, stukov, frost, fuego supresivo en el objetivo el resto en auto, ¡quiero a todos disparando!

¡Si señor! exclamó el cabo mientras intentaba en vano acertar alguno de aquellos disparos.

-Recibido, Gatling, intentaré especificar -dijo por el comunicador mientras escuchaba las órdenes de la jefa- Sargento, el centro de mando se ha establecido con éxito y comenzarán a mandar apoyo. La Gat me pide confirmación de coordenadas a las que nos desplazamos -una vez dada la información y pedido órdenes, alzó la morita y comenzó a abrir fuego para evitar que esa marabunta de bichos voladores se les acercara.

Tras disparar la ráfaga con intención de parar a los voladores, el chasquido del percutor al accionarse y no disparar nada le informó de algo que solía pasar en esos momentos de tensión, al menos esta vez iba preparado- Jefa, necesito cargar -dijo a la Sargento Odonell.

Hans caminó hacia delante para no quedarse atrás de sus compañeros, pues un infante solo en medio de una batalla campal era un infante muerto. Siguió las órdenes del sargento, y una vez estuvo en línea con sus compañeros, volvió a buscar un objetivo aéreo, pues el soldado de 1ª había mandado dos granadas explosivas contra el tanque y tenía la esperanza de que saltara en pedazos.

Alzó el rifle y disparó una ráfaga contra los bichos voladores con la esperanza de hacerlos saltar en muchos pedacitos. Clack clack clack se escuchó cuando el cargador se quedó vacío- ¡CARGANDO! -gritó a sus compañeros para que tuvieran en cuenta que una morita debía recargarse.

Los disparos de los infantes generaban una nube de balas que mantenían a distancia tanto a los bichos terrestres como a las alas de ripplers que en breves momentos terminarían por caer sobre nosotros. Nuestro escuadrón dividido en grupos y binomios seguía acatando las ordenes que nuestros mandos nos iban otorgando. Apunto hacia los bichos que se acercan desde tierra, intentando no dañar a los infantes que corren de un lado para otro realizando las misiones que se les han encargado.

- Le apoyo Miller. Aprieto el gatillo una vez mas sabiendo que estas balas serán las últimas del cargador. - Es mi última ronda después tendré que recargar.

 La vibración de las balas al salir del cañón hace que cada vez sea mas difícil apuntar para poder acertar sobre los objetivos designados. Con un sonoro click el cargador avisa de que ya esta vacío y tiene que ser recargado, de uno de los bolsillos saco un cargador lleno insertándolo de un golpe en la morita.

¡¡Vincent, dispara arriba, yo disparo abajo!! digo mientras permanezco en mi posición, rodilla en tierra y ajeno a la nube de ripplers que se va acercando progresivamente.

A pesar del instinto de disparar a esos malditos hijos de puta voladores, teníamos que mantener la formación y, mientras unos los abatían, otros debíamos de protegerles el culo.

A pesar de la oscuridad, el brillo de la munición que estábamos lanzando a los bichos hacía que casi estuviera iluminado, como si de la traca final de la fiesta de carnaval se tratara. Con ese pensamiento, volvía a apretar el gatillo de mi morita, sonriendo recordando los momentos tan cojonudos que había pasado dentro de un coche con aquellas preciosas chicas mientras el ruido de los cohetes al explotar junto con las miríadas de colores iluminaba el cielo.

Seguí disparando hasta que el ruido del morito me indicó que había descargado uno de los cargadores.

¡Cargador vacío! digo levantando un poco la cabeza para hacerme oír por encima del estruendo.

-¡VAMOS RODRIGUEZ! -dijo mientras disparaba a esos asquerosos ripplers que se acercaban. Tenían que derribar todos los que podían, pero no podían estancarse en esa posición- Ahora me cubres y corro yo, que estoy sin munición, ¿entendido? -Rodriguez sería más veterano, llevaría más tiempo, pero ahora tenían que actuar de forma consecuente.

El ruido del cargador golpeando al suelo ni se escucho con tanto ruido pero a los pies de Alex ya permanecia el primer cargador vacio.

Derribar a esos bichos! Preparaos para dar apoyo a los infantes ligeros!

Demasiados objetivos importantes y pocos infantes...

Cuando sali por la puerta me encontre con la unidad abriendo fuego contra un monton de bichos que nos llegaban por todos lados.

Escuchando los gritos de la sargento decidi centrarme en los voladores.

En primer lugar porque parecia que habia suficientes de los nuestros disparando por abajo. Y en segundo porque dado donde estaba colocado no quería derribar a uno de los nuestros.

macreidi detiene la marcha justo a su compañero y mira el firmamento, soltando una ráfaga a lo que parezca que se mueve, recarga maldita sea, deja caer el cargador y coloca otro en su lugar mientras levanta la mirada para prepararse para lo que venga.

Tras recargar el arma de nuevo Josh estaba listo para la acción. Compenetrándose con su compañero Caím que parecía que se acercaba hacia Milller, Garth buscó nuevos objetivos en tierra intentando que ninguno de sus compañeros se viera perjudicado por el efecto supresivo de sus balas.

Venga, venga ... sigamos abriendo fuego que parece que la caballería nos ayuda. Aunque yo me fiaría de que se fueran si la cosa se pone fea. 

Bajo una lluvia de contundentes balas, los infantes de los escuadrones Eco y Gatling habían logrado abatir o dejar fuera de combate a la mayoría de bichos Ripplers que se les venían encima; eso sin contar al tigre, a algunos guerreros y al tanque rematado por el artillero Llorens. Con ello, al menos de cierta forma, los infantes podían estar satisfechos al haber hecho su parte, en números duros, estaban dejando fuera de combate a cerca de 40 bichos.

En los alrededores los combates continuaban y aun se veían mucha destrucción. Era claro a pesar de ello que la victoria estaba cerca pues por lo que podían ver a la distancia, al sur el tanque había caído los infantes pesados remataban a diversos obreros y guerreros; mientras que al norte el contingente que se habían agrupado, había logrado rehacerse y con severas perdidas habían logrado abatir a aquel gusano gigante.

Si la llegada de los Tunderbolts cubriéndoles el cielo era algo bueno, sobre todo por que ya veían caer bichos alados como moscas tras sufrir el ataque de un insecticida, lo que ahora caía del cielo era sin duda un fuerte golpe para subir la moral de todos.

Como potentes meteoritos que entraban en la atmosfera, unas capsulas inmensas hacían entrada bañadas por fuego. Tras impactas estas en diversas zonas en los alrededores, los infantes pudieron comprobar la llegada de diversos Marauder que no dudaron en empezar a abrir letal fuego de combate contra los ahora pocos bichos sobrevivientes.

Mia, que se encontraba dentro de la lanzadera desde el principio, desconocía qué ocurría allá afuera. Por eso fue que le sorprendieron y extrañaron las primeras voces de júbilo y esperanza. ¿Ya? ¿Victoria? Si bien era verdad que oía constantemente disparos, explosiones, órdenes y gritos; también era cierto que no había tenido que usar un arma ni una vez. De hecho, sólo había salido al exterior para intercambiarse el arma con Stukov. Maldita Morita... a ver si probando esto... Mia respiró hondo y, con calma, volvió a enredarse con el rifle de asalto. Al poco, logró desencasquillarlo. ¡Por fin!

- ¡Sargento! ¿Cuál es la situación en el exterior? - Preguntó Mia a su superior, con su equipo preparado para salir a fuera en caso de tener que cubrir a sus camaradas.

- ¡Señor! ¡Estamos ganando terreno, las chinches se retiran! ¡Han llegado los Marauders, estan dandole caña a los putos bich...! ¡CUIDADO! - Advirtió a sus compañeros, señalando hacia arriba ante la caida de los Ripplers. Se puso en pie, y golpeó el hombro del más cercano, dandole un par de palmadas, y retrocediendo hasta le interior de la lanzadera, a cubierto. Retrocedió lo suficiente como para que los demás también pudieran entrar.

- Joder - Se quejó, mirando hacia el exterior, esperando que los demás también entraran. Finalmente, miró a Mía, poniendole el seguro a la Morita.  - ¿Como llevas a la niña? - Le preguntó por su Morita.

Eco! dentro de la lanzadera! recoger a los heridos y caidos y resguardarlos al interior. Quien tenga mas de 5 cargadores que abra fuego contra riplers y terrestres!

Habia sido un duro combate, pero ningun infante de la Eco habia resultado herido de gravedad pero solo habia empezado...y mucho quedaba para terminar todo esto.

Moveros! Rapido rapido, pronto nos moveremos hacia el grueso del ejercito.

A la orden señora dice el soldado que tenia el arma llena de nuevo

los malditos seres alados sobrevuelan sobre las cabezas de los soldados, vincent que aun esta de rodillas le dice a su compañero yo cubro tu movimiento DALE DALE DALE al ver la bandada de enemigos, levanta su rifle y suelta una generosa descarga de balas cuando los sintió cerca, la morita suelta aullidos de muerte sobre sus adversarios.

Para después no eres a la zona desiganda por la sargento

Cambio el cargador tras haberlo vaciado sin dar a un puto bicho. -Cargando.- Grito a mis compañeros mientras busco cobertura de los ripples que caen...

Espero ordenes para haber que hacemos ahora que parece que la balanza se esta poniendo a nuestro favor.

Llegan refuerzos por aire y por tierra y parece que las cosas mejoran y la alegría frenética me inunda.

-¡Vamos, que estos ya son nuestros!- pienso sin dejar de disparar- mierda...

Los bichos van a caer sobre nosotros y apenas distingo los que están "enteros" de los que aún quieren dar guerra.

-Joder joder joder...- digo mientras me meto en la lanzadera con un par de zancadas.

Visto lo visto, me alegra haber podido comenzar la lucha pero ¿cuánto podremos aguantar?. Miro a los que están dentro -como nos caiga el plasma ahora...estamos perdidos- pero lo que comienza a caer fuera también es mortal, así que no hay mucho sitio donde ir.

- De acuerdo mi sargento, disparemos a esos putos Ripers, acabemos con ellos de una puta vez para dejarles el cielo despejado a las naves. Apuntando con la morita descargo toda la ráfaga automática sobre los voladores que permanecen cerca nuestro.
Jodete Cabrón!!!!
Después me muevo a la nave bajo la protección de su estructura.

Escuchando las instrucciones de la sargento abri fuego contra los bichos restantes.

No parecían muchos pero uno solo ya habia armado antes una masacre en la nave así que no podiamos arriesgarnos.

-White, entra dentro. Yo te cubro- le dije a mi binomio mientras abria fuego contra los bichos.

Cuando la rafaga termino corri a toda velocidad. En breves iba a iniciarse la cita biblica de llover fuego desde el cielo aunque esta vez iba a ser muy real y no quería comprobar sus efectos.