Partida Rol por web

El señor de la guerra tomó unos momentos para cubrirse de nieve y comenzó a avanzar según indicaban los exploradores.

-Calma, Mirdor, que no te ganen ni los nervios ni la ansiedad. Ya habrá tiempo de sobra para entrar de cabeza en batalla- le comentó al enano de armadura más pesada que caminaba con ellos.

Los goblins seguían a lo suyo. Los cuatro que estaban sentados en la mesa, cerca de la entrada, ahora vociferaban y parecían reñir entre ellos. Tal vez alguno a estado haciendo trampas y lo han pillado. Inmersos en su acalorada discusión ignoran que el peligro acecha a la vuelta de la esquina...

Habían vuelto a alcanzar la puerta y los goblins no habían cambiado sus posiciones, quizá era la complacencia de pensar que nadie de los pueblos cercanos se atrevería a ir a por ellos. Poco importaba, pagarían su holgazanería con sus vidas.

Solo el y el elfo estaban a la altura de la puerta, los demás estaban a una distancia prudencial. De momento todo salia bien, ahora quedaba que se intentaran acercar sin ser vistos hasta la puerta ... con algo de destreza todos juntos podrían realizar un ataque sorpresa ...

... Fargrim preparó uno de sus shurikens en la mano. Si sin embargo los goblins escuchaban a sus compañeros de armas, el enano estaba listo para disparar al hobgoblin.

dagor se acerco a al puerta ocultando su presencia del enemigo, sus ojos estudian al enemigo que se debate en banalidades mientras que el sus compañeros como si se tratase de una manada de lobos sus compañeros asechaban a los goblins, era su responsabilidad dar el primer zarpaso, por lo que se toma un momento para sopesar el ataque, con sumo cuidado saca 4 flechas del carcaj y escoge el orden de ataque del mas cercano al mas lejano, coloca la flechas he inhala una bocanada de aire...

acto seguido el brazo del elfo se mueve con celeridad inusitada y los 4 proyectiles salen disparados a los goblins distraídos, el elfo mira atrás y antes de dar tiempo de reaccionar a sus adversario hace la seña de avance a sus compañeros para que carguen a la batalla

Mientras los goblins se la pasaban de juerga, el humano dejó que la avanzadilla hiciera lo suyo. Retrasado, con las pesadas botas apenas hundidas en la nieve, aguardaba la señal para iniciar el conflicto; las flechas de Dagor comenzarían a volar.

En el instante en que el arco chasqueó, el cormyriano comenzó a avanzar, azuzando a su fiel compañero para que tomase la delantera.

-Por Torm y Moradin, adelante Travok-

Bien!! Ya tenía ganas de entrar en calor. Vamos para allá, por Moradin.

Vais a ser los primeros que machaque engendros verdes,y tu hobgoblin,vas a probar mi martillo!!!,te vo a brincar la piñata!!!

La inesperada lluvia de flechas provocada por el elfo sorprende a los goblins. En cuestión de segundos se forma el caos en el interior de la torre. Dagor tan solo consigue acertar a dos de los goblins pero al menos logra una diana perfecta en la cabeza de uno, que cae muerto al instante. 

El hobgoblin trata de poner orden al revuelo que se está armando y del fondo de la sala, detrás de una columna derribada en el suelo, surgen dos goblins más con cara de sueño. El hobgoblin detecta a los intrusos en la puerta y, ante de que pueda hacer nada, Fargrim lanza un shuriken en su dirección pero éste se estrella contra la pared de forma inofensiva. 

Los más cercanos a la puerta son los primeros en reaccionar. Desenvainan sus espadas cortas, de factura tosca y medio enrobinadas, y saltan por encima de la mesa para dar caza a los intrusos. 

El primero se lanza contra Fargrim. Lanza una estocada que el enano logra esquivar con facilidad. El segundo va a por Dagor. Éste tiene la misma suerte que su compañero y su arma pasa rozando al elfo, pero no llega a dañarle.

Ansioso por colocarse en la vanguardia de la escaramuza, el humano se adelantó blandiendo su espada. Realizando una practicada finta, hizo que el trasgo se arrepintiese de hacerles frente cuando logró sin ninguna dificultad encontrar un hueco en su guardia. El filo de su blasonado escudo le rompió la nariz, lo cual le permitió hacer que su arma entre casi hasta la empuñadura por debajo de la axila, donde su tosca armadura era blanda.

La sangre manó a borbotones, el pobrecito ahogó un grito débil, al parecer su pulmón izquierdo estaba severamente perforado.
La mirada de Clevor no se desprendió de sus ojos, estuvo fija allí mostrando su superioridad y orgullo, observando como su mundo se derrumbaba.

-Destrozadlos- sentenció, sin necesidad de elevar su voz, simplemente mostrando a los demás el ejemplo a seguir. Su espada volvió a salir bañada en sangre oscura y espesa.

El elfo se mueve con gracia felina mientras sus ojos demuestran la fiereza de un lince y siente como su cuerpo se excita y se hace mas rapido, mas feroz y mas letal.

Sonríe maliciosamente y al ver tremendo ataque del señor de la guerra se mueve como una sombra colocándose tras del humano mientras le dice: resultas de mucha ayuda camarada el elfo posa dos flechas en el arco como si se tratase de un respiro y con gran velocidad se apoya con el hombro de clevor y tensa la cuerda con las flechas, confía guerrero... dice tratando animar a Clevor.

Entonces suelta las flechas que pasan por en encima del hombro del señor de la guerra y las cabezas de los goblins de la entrada, brutales y precisas las 2 flechas empalan a los tiradores goblin que apenas y se daban cuenta de la gravedad de la situación.

Su aliados habian dado buena parte del enemigos, pero algunos estaban ya cerca. Avanzo y dio un giro con su hacha, haciendo un gran tajo al llamado Hoja Negra y de la inercia del golpe, al goblin que estaba al lado.
Venga muchacho, que estos no son nada, podria mi tia Petunia con una mano atada

Los goblins van cayendo uno a uno tras vuestros ataques. El devastador golpe de Clevor prácticamente parte en dos a su víctima. Las certeras flechas de Dagor impactan en la cabeza y en la yugular de los somnolientos tiradores que caen muertos al instante. Mientras que Travok hace girar a su Muerte Alada para propiciar un tremendo tajo al Hojanegra y, de paso, rebanar la cabeza del goblin que estaba a su lado.

Mirdor golpea al mas cercano y en cuanto puede intenta acercarse al hobgoblin

Mirdor estrella su pesado martillo contra la testa del goblin hojanegra, bañando a sus compañeros y a sí mismo con sangre y sesos. 

Viendo cómo en cuestión de segundos habéis aniquilado a la mayoría, el hobgoblin grita un par de ordenes al pequeño "chef" que éste sale corriendo en dirección a las escaleras y comienza a subir.

Mientras tanto el hobgoblin arremete contra Travok agitando un pesado mangual. El golpe impacta de lleno en el pecho del enano, haciendo que salten esquirlas de su armadura. Seguidamente el hobgoblin da un giro y estampa su arma en el hombro de Fargrim que estaba al lado - Probar con Gran Grigbad, escoria! - grita el hobgoblin en común en tono desafiante.

Fargrim recibe el golpe en el hombro y queda desestabilizado, no esperara que el hobgoblin atacara a dos oponentes a la vez. Cuando intenta arremeter contra el piel verde, su martillo sale desviado.

-Dagor!- Masculla el enano sabedor de que el elfo sabría que hacer con el goblin de las escaleras.

El enorme hobgoblin se aproximó orgulloso y desafiante. Su valentía era notoria, aunque el guerrero la consideró estupidez más que otra cosa.

- Probar con Gran Grigbad, escoria! - grita el hobgoblin en común en tono desafiante.

Ante tal frase, Clevor respondió interponiendo su escudo ante el ataque dirigido a su compañero enano, desviando el mangual, provocando que el enemigo tambalee ante el bloqueo inesperado.
El ignorarlo le salió caro, pues la misma presencia del humano lo quemó con ira por su fe en Torm. Aprovechando la inercia de la pesada arma, Clevor se movió rápido al costado y de un rápido estoque atravesó el muslo por donde no tenía armadura, llevandolo hacia abajo con todo su peso, para luego torcer la hoja de la espada. El hueso se astilló en pedazos, haciando gritar al caudillo por el terrible dolor, la sangre manó por ambas aberturas.

-¡Quédate abajo, Gran Grigbad!- sentenció el humano mientras lo mantenía quieto, como listo para ser ejecutado.