Partida Rol por web

-Claro que vamos a salir de esta. -afirmó Siena- Este momento no lo quiero olvidar. Es un tesoro.  

Después de aquel instante "mágico", Tulip asintió con la cabeza. -Vale, tenéis razón, sigamos. 

Poco a poco, avanzando, mientras el sol se acostaba entre aquellas mullidas y rosadas nubes de terciopelo, las cuatro chicas se movían con lentitud, pero seguridad.  Inquietud y cierto temor también en los corazones; ilusión y esperanza.

Siena devolvió el apretón de manos a Kate, junto con su sonrisa en labios y mirada. Tulip tomó la mano de Cora -Vamos, no será nada, ya verás.

La guía tomó un sendero muy estrecho que ascendía, abandonando el desfiladero, sobre vosotras una bóveda formada por las copas de los árboles. El cielo se teñía de violetas y azul cobalto para cuando la senda se hizo más horizontal. Sonidos de la fauna nocturna caían sobre vosotras, acompañamientos de una sinfonía que cada noche representaba su espectáculo. 

-Ahí.

El "ahí" que señaló Tulip, era una concavidad pequeña en una formación de rocas cubiertas por la frondosidad de la selva. No tardáis en encender otra hoguera a la entrada de ese cobijo, que apenas da por su altura, para dos personas sentadas y los mismo estiradas. 

Mientras unas preparan algo de comer, otras las bebidas, o un lugar donde dormir lo menos incómodo posible, la noche se presenta y, con ella, infinitas estrellas os visitan.

- ¿Mejor? -Tulip, a la luz de la fogata y de los miles de puntos luminosos en el cielo, extiende una crema contra mosquitos e insectos, en la espalda de Cora. La piel está rojiza, con salpullidos muy extendidos. La loción primero escuece un poquito, luego va calmando esa quemazón. 

-Es curioso el destino, ¿verdad? No se. Una vez lo leí en un libro: "¿El destino está grabado con tinta indeleble? ¿O tinta invisible? ¿Acaso es tinta al agua?  ¿El destino lo marcan las mariposas con el batir de sus frágiles alas de tela de nube?"

"Yo te lo diré. El destino son piezas variadas de un maravilloso puzzle siempre cambiante, indescifrable. Limaduras de polvo cósmico, infinitas, caprichosas y bromistas. El destino no existe. Solo existes tú."

- ¿Será así? ¿El destino está prefijado o lo creamos nosotras?

Y dale con las mariposas, a Tulip le encantaban, sin duda. No para de referirse a ellas, de utilizarlas para explicarlo todo. Mira que no hay animales y tiene que escoger un insecto. En fin...

Al menos nadie cayó por el desfiladero. Conseguimos salir sin más tropiezos y alcanzar un mini refugio de piedra. Eché un poco de menos mi saco pero tampoco íbamos a estar mal allí - este sitio es pequeñito y acogedor a la vez. Me gusta - el hecho de hacer fuego casi a nuestros pies nos facilitaba el poder entrar en calor y a la vez estar protegidas.

- A pesar de todo, me está gustando la experiencia - apenas ya notaba el esguince o lo que fuera que me había ocurrido en el pie - aunque es un poco extraño todo. Los delfines rosados, el guerrero, el bicho de los tentáculos, el pirata... ¿Quién era el de las lunas? - todo parecía como un cuento de Disney, muy a lo Hook.

Y luego estaban los paisajes, desde que nos habíamos metido en el barco habían empezado a surgir. Aunque era verdad que en la isla se superaban - el atardecer me ha encantado y ahora que podemos contemplar las estrellas... es verdad que esta isla es pura magia.

La verdad es que no se siente muy filosófica ni esas cosas. Y aun no entiende como a las otras tres les parece bien lo que les está pasando. ¿Quizá es que ese no es su lugar? Sobre todo nota las diferencias entre ellas cuando se detuvieron no hace mucho para admirar la puesta de sol mientras a ella le ardía bastante la espalda. Por suerte, ya está recibiendo el tratamiento y parece que funciona. 

-Sí, un poco mejor. Gracias.

Tras la crema esa, se queda solo con la parte de arriba del bikini para que la camiseta no roce la piel irritada y que la crema se absorba bien.

-Todo muy bonito, pero lo realmente importante es saber qué está pasando porque no estamos en el mismo lugar en el que comenzamos a ruta. No está el refugio, hay bichos peligrosos... Y, sobre todo, las ruinas del templo no eran tan ruinas.

Siena recostó su cabeza en el hombro de Kate. La joven de cabellos rizados sonreía, nostálgica - Es cierto que hemos vivido una experiencia muy peligrosa. No me lo creo todavía. Menos me creo que no me meara encima.

La sonrisa se transformó en risa - Pero, sabéis , es la primera vez en mi vida que me siento viva. Viva de verdad. 

Tupli asintió, comprendiendo. Cruzó una mirada con Cora, más inquieta que cualquiera de las otras tres chicas. La guía removió el fuego con una rama larga. Pensativa, observando las estrellas, luego el fuego. Dubitativa.

-No se quien es ese de las lunas. No tengo nada claro que está sucediendo, Cora, solo un atisbo. -Os pasó bebidas isotónicas.

-Hace tiempo tuve un rollo con un guía que ya no trabaja aquí. Me habló de la singularidad de la isla, de extraños fenómenos que había presenciado. No le hice mucho caso, cuentos para echar un polvo conmigo. Jaja.

Torció el gesto- Después de eso, yo misma he sido testigo de esas cosas. De la magia que rezuma este lugar. Pero...pero lo de hoy sobrepasa cuanto se o he podido ver antes. Yo...yo creo que de alguna forma estáis conectadas a la isla. 

-Señoritah 

Una voz profunda con fuerte acento español os sorprende. Siena casi dio un brinco y se aferró al brazo de Kate. De entre la penumbra, más allá del círculo de luz proporcionado por la hoguera, surgió una alta figura, que se fue perfilando conforme se acercó a vosotras. Dio unos pasos y guardó una prudencial distancia de unos pocos metros.

-Señoritah -repitió- Perdonen que me presente así. Diego Motril de Verdejo y Montes, mah conocido como El Siete Lengua, por mi conocimiento de idioma. Contramaestre de L´Armonia, segundo de a bordo del capitán Larkin. 

El hombretón se aproximó al fuego -La noche é tibia y confortable. Pero no hay nah como una buena fogata pa calentá lo corazone y espantá la bicha de la noche. Bueno, descontando el amó y la pasión que cuatro belleza pueden suscitá en un noble y ardiente corazón como el mío. 

Tulip no paraba de sorprenderme, ahora resultaba que todo había comenzado con un polvo entre guías allí en la isla. ¿Conexión mística con la isla? Me costaba creerlo, aunque desde que estábamos allí había visto delfines rosados, viajado a otra dimensión, y hasta habíamos escapado corriendo de un bicho con tentáculos. Sin duda algo de razón tenía la guía pero me costaba creerlo.

- Te doy la razón eso de sentirme viva... no recuerdo haber vivido nada semejante - tampoco perdí opción de juntarme más a Siena, sin duda ella sí que había sido todo un descubrimiento - y sí, hay cosas extrañas que ocurren en esta isla. No lo sabría explicar. Quizás tenga que acostarme con Siena para darle un mayor sentido a todo - bromeé aunque con aquella indirecta directísima había lanzado la caña a la espera de que se produjeran movimientos.

Y se produjeron, se produjeron. Un pirata salido de la nada apareció delante de nosotras. Miré a un lado y al otro, hasta me pellizqué mentalmente - ¿De dónde has salido tú? - ¿Realmente era un pirata o un animador de la isla disfrazado? Después de todo el camino que se tenía que haber pegado hasta alcanzar nuestra posición era difícil negar la evidencia. Además la radio no funcionaba, además estaba la tormenta. Era del todo imposible que alguien nos hubiera seguido y sin embargo allí estaba el tipo. Y tampoco había fumado drogas ni bebido alcohol. El pirata era real.

- La leche - me apretujé más con Siena. Aquella aparición me sorprendió. Escuché lo que decía, hablaba con un acento extraño.

- Diego Motril... el siete lenguas - el apodo me hizo pensar en lo bueno que debía ser jugando con su lengua porque por idiomas no me parecía que fuera un buen políglota - contramaestre de La Armonía, segundo de Larkin - era difícil seguirle la historia, si hubiera algo de beber, habría tomado unos buenos tragos para digerir el momento, pero tenía que aceptar todo aquello en seco.

- Kate y ella es Siena, Cora y Tulip. Encantada. ¿Y dónde te has dejado el barco? - a ver, que ves un pirata y preguntas por el barco, aparte que estábamos arriba en la montaña. No sé, igual le tendría que haber preguntado por si traía algo para comer - vente al fuego y cuéntanos que te trae por aquí ¿Has venido solo? - también esperaba que no fuera todo una ilusión mía, a ver si es un sueño que me he quedado dormida y estoy hablando sola.

- Hace muy buena noche...

El tío estaba de muerte, aunque nada que envidiar con Siena al lado. Pero estaba bueno. Aún con whisky me quedaba con Siena, de hecho ya la estaba atrayendo hacia mí, no fuera ser que pretendiera irse con el pirata.

No dice mucho porque no quiere ofender a nadie. Le parece increíble que digan que se sienten vivas a pesar de las circunstancias cuando las cosas no están bien. No se necesita irse a una isla desierta y viajar al pasado o realidad alternativa para sentirse vivo. Simplemente hay que hacer las cosas que a uno le gustan. Pero bueno, quizá a ellas les guste estar en un sitio desconocido, en un tiempo desconocido y con peligros acechando en todos lados.

Y hablando de peligro... un tipo grande y fortote hace acto de presencia. Se le queda mirando porque tiene unas pintas muy raras y su acento también acompaña a ese aire extraño que tiene. Escucha como puede lo que dice y se enteran de que es la mano derecha de Larkin, ese pirata de leyenda, pero no deja demasiado claro cómo ha llegado ahí y qué pretende. Saluda con la mano cuando Kate la presenta.

Lo que no sabe es como van a hacerlo para caber todos en ese diminuto espacio.

-¿Qué te trae por aquí, tan lejos del mar?

Siena se ruborizó por la directísima sugerencia de Kate. -Estás muy loca, sabes. -susurró a su oído. Besó a la chica tras el lóbulo, un par de veces.- Quizás, no. Tenemos que amarnos. Bajo este techo de millón de estrellas será una pasada.

Pero la interrupción del pirata cortó el rollo. 

La rubia abrió mucho los ojos. Buscó los de Tulip y Cora y se quedó pegadita a su nuevo amor. 

-Se agradece, señorita - el hombre se acercó al fuego y tomó asiento junto a vosotras, en el exterior, al lado de Cora. La guía lo miraba sorprendida sin abrir la boca. Un poco lo mismo Cora, a la que parece se le han ido de golpe los picores. No se le pasa por alto la mirada que le echa el pirata, a las cuatro chicas, en particular a ella que es la que más piel enseña. 

-La Armonía está anclada en el río. A vece aparece, otra vece, no. Éh caprichosa. -Diego mostró una sonrisa traviesa, algo amarillenta pero con todos los dientes bien puestos en su sitio. Su mirada astuta y cercana fue de Cora a Kate.

-Muy buena noche, cierto, señorita. Yo diría que única y maravillosa, la fortuna ma sonreío y dirigido mi pie hasta cuatro hermosa diosa. Tú ere graciosa y se te nota espabilá. -sus ojos negros buscaron luego los de Cora.- Lamento si os causo molestia o doy miedo. Nada tenéi que temé de mí. Uno tiene su código, nah de matá niño ni mujere. Mujere bella al meno.

-Hemos visto a Zama. -intervino, de pronto, Tulip. Hubo un silencio. El ceño de Diego se frunció.

-Ah, Zama. Un truhán lleno de intriga y ardide. Todavía me arrepiento de no haberle cortao la garganta y colgá su pelota del cinto. ¿Qué mentira os dijo?

-Habló de que la isla nos llama, de reencarnaciones, y algo sobre el hombre de las lunas.

-La mil luna lunera. -el pirata no sonríe ahora, aunque su actitud sigue relajada.

-Pero… ¿qué está pasando, qué es todo esto? Estamos asustadas. Todo es… es muy intenso, muy raro. ¡No puedes ser un pirata de verdad! -estalló Siena.

-Un pirata de verdá. ¿Qué eh un pirata de verdá? -su sonrisa seductora reaparece.- La isla nos tiene atrapao. ¿Ese brujo os dio unoh hueso, una runa? Son vértebra de la espalda de mi amigo el capitán Larkin.

Puso una mano sobre la de Cora.- Ere mu guapa y tu cuerpo no envidia en nah a Venu ni a la vírgene de la pintura italiana.- Llevó su mano a su boca y besó los dedos- Tú ere la que ma traío aquí. 

Las miradas que le echa el pirata la hacen sentir bastante expuesta así que coge la camiseta y se cubre por delante. Ahora que la espalda se le ha calmado no quiere poner nada que roce y vuelva a molestar las zonas irritadas. Diestro con los idiomas quizá no sea porque cuesta un poco pillarle el ritmo a lo que dice, pero a zalamero no le gana nadie. Aunque eso no quita que se ponga un poco nerviosa cuando decide sentarse a su lado y le toma la mano para plantar un beso. Un donjuán en toda regla, seguro.

-Seguro que le dices eso a todas las chicas que encuentras - dice sin cortarse un poco.

De todas formas, hay cosas muy interesantes en lo que se está comentando como que el barco pirata aparece y desaparece en el río. Mira a las demás.

-Parece que sí había un barco pirata en el río cuando íbamos a cruzar el puente. No estaba loca - devuelve la mirada al hombre antes de continuar -. Entonces, ¿Larkin está muerto? Si tenemos sus vértebras significa que estará muerto, ¿no? Bueno, se las dio a Kate, una para cada una de nosotras. Tú debes saber lo que quiere, ¿no? Seguro que conoces su plan.

-A toda la guapa y a la meno fea. Y si éh fea pero salerosa, merece una pizca y un mucho de mi amor y cortesía. -sus besos pasan de la mano a la muñeca. Finalmente te la devuelve, la mano. 

-Aquí la cuatro soi hermosísima flore de perfumado elixir. Incluso con el sudó y el bálsamo que se huele a la espalda. Pero eh cierto que tú me tiene enamorao.

Asiente con la cabeza a la siguiente pregunta de Cora.

-Ma muerto que la mojama. -alza la vista a la porción de croussant creciente que forma la luna. -Muerto, vivo. Eh confuso. Digamo que lo está.

Su único ojo paseó hasta Kate -Oh, ya lo creo que se lo que quiere. Maldade. Siempre maldade.

No sabe que pensar de toda esa situación. Todo es demasiado raro y no puede dejar de lado la sensación de que el invitado a la hoguera no quiere compartir con ellas todo lo que sabe. Y eso que parece una de esas personas que no se calla ni debajo del agua, pero es solo cuando quiere piropearlas e intentar que alguna de ellas caiga en sus redes. En concreto, parece bastante centrado en ella. Quizá porque al principio la ha visto solo con el bikini y quizá piense que es una facilona que va a caer en sus redes. Aunque, pensándolo bien, quizá ya ha comenzado a caer un poco pues aun nota el contacto de sus labios en su muñeca.

De todas formas, saca ese pensamiento de su mente para mirar al pirata.

-¿Y qué maldades son esas? Porque me parece que estamos metidas en esto y merecemos saber la verdad. 

Estaba bueno. No entendía muy bien como Cora no aprovechaba la ocasión, además parecía que el pirata quería tema. Aunque aquella forma de hablar le restaba bastante. Había ocasiones en que me divertía su acento y otras que no le entendía lo que decía.

- ¿Y no hay más piratas a bordo de ese barco, Diego? - me intrigaba la ausencia de Larkin, la presencia de Zamba, el misterio del "lunas" y porqué no, también la del propio Diego - y has venido hasta aquí para informarnos, advertirnos de algo... o querías pasar la noche con nosotras? - sonreí a Tulip, aún no sabía de qué pie cojeaba la guía.

Apuntalé las preguntas que le hacía Cora - éso, de qué maldades se trata?

Ya que estábamos allí, en aquel refugio donde se podía contemplar la noche y las estrellas, aproveché la cercanía de Siena para abrazarla y besarla. Que no estuviéramos solas no suponía ningún obstáculo - he dejado atrás el saco pero espero no pasar frío esta noche - y de igual modo que arropaba hacia mí a Siena, también le hice espacio a Tulip, por si quería unirse.

- Oye y en esta isla, hay más gente como nosotras o somos las afortunadas? - escuché lo de los huesos, no sabía muy bien si se trataba de amuletos o todo lo contrario.

El invitado misterioso mostró una sonrisa ladina como para sí mismo, escuchando las múltiples preguntas que le caían de boca de Cora y Kate. Siena y Tulip se mostraban más cautas, de hecho la guía se apoyaba en una piedra que aferraba con el puño cerrado, por si las moscas.

Diego miró a Kate – Una parte de la tripulación. Otro andan por la selva. Alguno murieron junto a Larkin. –la sonrisa se hizo más torcida y divertida con sus motivos de visita. –Para vuestro servicio, lo que querái. –Ahora la sonrisa mutó a la seductora anterior, de una chica a otra, aunque parecía descartar de sus objetivos a Kate y Siena, tan cariñosas la una con la otra.

-Zama e un maldito hechicero traidor y mezquino. Enreda a todo el mundo en su mentira y engaño.

A esas alturas, a pesar de estar en la conversación, Siena estaba más por los besos de Kate que por los peligros de la selva. El beso de la morena fue correspondido con otro de fuego de la rubia. Tulip mantenía cara de circunstancias, aunque de reojo observaba a Cora, y al pirata. Las insinuaciones de kate no se le pasaron por alto. Lo malo es que se le notaba bastante que entre los achuches de las “turistas” y el aspecto atractivo del corsario, se sentía excitada. Incluso a Cora le recorrió un hormigueo por el brazo.

-No creo que…aclaremos esto. Oye…Diego…¿Qué coño está pasando?-quiso saber la guía.

El señor pirata estaba entretenido admirando a las dos amantes.

-Me da que la señorita necesitan intimidá. Pero por mí adelante, no me voy a asustá de lo que vea –la risa pronto le vino a la boca. -¿Afortuná? Yo soy al que la fortuna sonríe.

La verdad es que Diego no aclaraba nada. Sus dedos jugaron con los cabellos de Cora.

-Con permiso –olió un mechón- Fragancia de diosa.

Se puso en pie, desenvainó la espada y con ella trazó un semicirculo, quedando las cuatro chicas y él en su interior. –Pa protegé de lo malo espíritu. –Se quitó su casaca y cubrió con ella las espaldas de Cora y Tulip. Su torso era lampiño, poderoso y cruzado por varias cicatrices–Pa la dos princesa solitaria.

Él, salió del círculo. El colgante de la calavera que llevaba al cuello lo colgó de una rama en un árbol cercano.

-Ella y yo montaremo guardia, yo en la roca aquella. Nada malo os pasará esta noche. Dormí bien o hacé lo que el cuerpo os pida. Si me necesitái pa lo que sea –la media sonrisa serena y chulesca apareció- sabéi donde encontrarme.

Parece que Kate y Siena están comenzando a entretenerse entre ellas, dejando casi a un lado la presencia del invitado pirata. De todas formas, no parece que el pirata buenorro vaya a compartir ninguna información porque está segura que el pirata sabe más de lo que cuenta. ¿Qué motivo tendrá para no contarles lo que sabe? No tiene ni idea.

Eso sí, para tirarles ficha no se guarda ni una y, aunque no quiera reconocerlo, algunos comentarios la ponen nerviosa. Tampoco le molesta demasiado porque es lo que se supone que hacen los piratas. Al fin y al cabo, se dicen que tienen a una mujer, al menos, en cada puerto que visitan así que seguro que es un capricho y porque debe de hacer tiempo que no ven a ninguna mujer. Se debe de encontrar en el paraíso ahora que 4 mujeres han llegado a esa dimensión extraña. Aunque dos de ellas sean lesbianas.

De pronto, Diego el pirata se levanta y se encuentra con su abrigo sobre sus hombros y los de Tulip. Se desanima cuando comenta lo de los peligros.

-Genial. No tenemos bastante con gusanos tentaculares que tenemos que preocuparnos por otros peligros selváticos - suspira ante la posibilidad de ser atacadas.

Casi prefiere que Diego el pirata se quede cerca para usar su espada en caso de peligro. ¿Llegará a tiempo si algo les ataca por sorpresa? ¿Ese colgante de calavera le comunica que hay peligro cerca? ¿Es en realidad el acechador de las mil lunas que intenta ganarse su atención y confianza? Y si no es su confianza ¿será que quiere ponerlas en contra de Zama? ¿Qué planea Zama? Y la pregunta más importante ¿qué cojones está pasando y si lo descubrirán en algún momento?

Se inclina un poco hacia Tulip hablar en voz baja.

-¿Qué opinas, Tulip? ¿Podemos confiar en Diego? ¿Qué planea el tal Zama? ¿Y Diego el pirata?

Tulip vio marcharse al peculiar pirata.

-No se. Ninguno de los dos da confianza. Diego se guarda cosas. -estaba indecisa- ¿Qué quieren de nosotras? Yo nunca escuché nada sobre este Diego, pero es que se sabe poco de Larkin.

Se inclinó también hacia ti, hablando en susurros -Te está tirando la caña. A todas, pero más a ti. Lo que se es que está más bueno que el queso. Esto no pasa nada más que una vez en la vida. Mira, Cora, si no vas tú con él, voy yo. O las dos... yo que se. Es todo muy misterioso y excitante, ¿no? No quiere quedarme aquí mientras Kate y Siena se dan el lote sin preocupación alguna.

Eran susurros pero que las cuatro podéis escuchar. Siena se sonrió y besó de nuevo a Kate en el cuello. -Te puedes apuntar con nosotras, Tulip.

La guía aferró una mano de Cora- -Quizá si pasamos la noche con él, averigüemos cosas. Yo esta noche quiero fiesta, con las chicas o con ese pirata. -sentenció finalmente.

-Ya sé que me está tirando la caña, pero es que lo acabamos de conocer.

Quizá es que ella no es tan lanzada como las otras o que no es de las que busca un polvo de una noche y ya. O a saber. Sí, Diego está para comérselo y todo eso, pero es que hay algo en su comportamiento que no le invita a acercarse. Tampoco es que toda esa situación ayude a relajarse. Aunque las otras chicas del grupo no piensen lo mismo. De todas formas, lo de intentar sacarle algo de información no es mala idea y tampoco quiere quedarse ahí mientras las otras dos están dale que te pego. 

-Bueno, vamos.

Se pone la camiseta. La irritación de la espalda ya no molesta casi nada y eso es bueno. Se levanta y titubea un poco cuando se dispone a cruzar la marca en el suelo porque se supone que eso debe protegerlas, pero pasa de estar ahí sujetando la vela. Cruza la línea y comienza a caminar en dirección a donde se encuentra el pirata. 

Igual los analgésicos del tobillo me habían provocado algún efecto secundario en plan relax porque desde que nos habíamos aposentado en aquel refugio de piedras, me sentía distinta. También es verdad que el cansancio del estrés y el esfuerzo seguro que pesaban y por una u otra causa cuando me senté junto a Siena con aquel cielo estrellado sentí otras cosas.

La aparición del pirata había sido una sorpresa - esta isla es distinta, tú misma lo dijiste Tulip. Hay magia en el ambiente - Siena aprovechó mi charla para besarme en el cuello y mi conversación murió allí. Me centré en aquella apasionada de cabellos rubios rizosos. Además es que me dejé llevar, directamente me recliné y aunque echaba en falta un edredón o una manta para no sentir el frío, sus besos eran lo suficiente acaramelados para hipnotizarme y hacer que olvidase todo lo demás.

De vez en cuando más por curiosidad que por otra cosa, con el rabillo del ojo miraba a ver si ocurría algo a nuestro alrededor. No las tenía todas conmigo, vaya. Aquella isla era misteriosa y tampoco estaba de más ser cautas. Sabía que el barco no iba a llegar hasta nosotras pero quizás el guerrero Zamba sí - los cazadores salen de noche ¿No escuchas? Silencio... eso es que hay algún depredador cerca - o que la zona estaba aislada. 

Tras el primer titubeo, Cora salió del círculo de protección y se alejó de la claridad liviana proporcionada por las llamas danzarinas. Casi sintió la mirada vacía de la calavera colgada en el árbol, siguiendo sus pasos. Para cuando llegó donde se encontraba el pirata de centinela, a solo unos metros, fue consciente de que Tulip no la acompañaba.

La guía se había echado a dormir arropada por la casaca de Diego, ajena al encuentro entre ambas parejas, y con una sonrisa traviesa en los labios.

Siena acarició el hombro de Tulip -Ven -susurró, con ternura en la voz.

Sin embargo, Tulip negó con la cabeza. -Estoy bien. La isla os ha unido a vosotras y a Cora con Diego. No me molesta. De verdad, tengo sueño. Lo dije para animar a la chica.

La guía le dio un beso en la mejilla a Siena, y se arrebujó en la casaca.

Siena, encogiéndose de hombros, regresó a ti, recostándose a tu lado. -¿Dices eso para meterme más miedo? -Te abrazó, te besó, se pegó mucho a tu cuerpo, sus curvas con tus curvas, piel cálida acariciando el calor de su piel.

-¿Eres tú la depredadora que me va a devorar?