Partida Rol por web

Veo como las cosas se estan complicando ... los defensores iban cayendo , pero parecia que algo venia en el sur ... los lobos del suelo eran peligrosos, pero la criatura voladora era demasiado peligrosa ...., lance el rayo, pero el ave la esquivo facilmente ... mierda, pero teniamos que continuar ...

- VAMOS defensores ... acabar con el lobo solitario del sur y con el que esta con Cornius, tenemos que ir acabando con ellos y esa criatura esta demasiado lejos para atacar aun .... ( supongo que la criatura aun esta lejos para poder darle gente con poca experiencia, les doy animo para acabar con los debiles o mas tocados que puedo ver)

Se volvió a los que estaban con ella dentro de la torre y se agacho para hablarle al pequeño que la había agarrado rogándole que no se fuese -Tengo que ir a ayudar a lo demás, pero te dejo a ti al mando y cuidado de todos los que están aquí, te necesitan, y yo confió en ti, eres muy valiente, yo tengo que ir a ayudar a los demás para que no lleguen a vosotros ¿de acuerdo?- y salio corriendo de allí, mirando cual de los flancos necesitaban más ayuda.

Se decanto por correr hacia la posición de Thalosius -la ayuda a llegado amigo- dijo cuando llego hasta él.

El cansancio, el miedo y la inexperiencia iban haciendo meya en los defensores. En todos los frentes, los pocos luchadores que quedaban atacaban a los lobos que quedaban pero sin demasiado éxito. Zook lanzó una bola de fuego en un intento por acertar a aquella criatura, pero aun estaba demasiado lejos. Los honderos también intentaron atacarle pero la distancia seguía siendo demasiado grande y con una exaltación, la bestia se echó sobre ellos.

Tan pronto como llegó al centro de la torre, batió fuertemente las alas, extendió su cuerpo en la noche y tras abrir la boca lanzó un chillido similar al que habían estado escuchando desde la mañana pero más fuerte y terrible. Aquel chirrido se clavó en sus corazones congelándolos en sitio durante unos instantes.

La bestia no esperó a que reaccionaran y con la cola, hizo un barrido golpeando a dos defensores y haciéndolos caer del edificio.

Thalosius por su parte se debatía entre varios enemigos, siendo el perro alfa el más peligroso de todos. Sin embargo, ver aparecer a Sarabhi le dieron las fuerzas que necesitaba y con un bramido, se lanzó, martillo en alto contra aquella terrible criatura. Esta resistió un primer golpe. No lo hizo con el segundo.

Cornius, aun con el último defensor a su lado, acabó rápidamente con el perro que tenía delante y enseguida se abalanzó sobre otro. El golpe que le propinó fue débil, pero la criatura, tras rugir, comenzó a bambolearse para finalmente desplomarse.

Corrió hasta donde estaba Thalosius y en cuanto llego se puso a ayudar con los perros, parecía que el Alfa había caído a manos del bravo hipotido, pero aun quedaban muchos enemigos a los que abatir y le había prometido la pequeño que no dejaría que llegasen hasta ellos.

Recuerda tirar primero salvacion de sabiduria CD13 para no estar asustada por el grito. Si lo fallas hazme otra tirada de ataque ya que tiras con desventaja

Y allí estaba. Aquel ser que logró que él, uno de los más bravos guerreros de su tribu huyera despavorido como una cria recién salida del vientre materno. Su corazón pareció detenerse unos segundos para acto seguido volver a galopar con fuerza mientras su respiración se tornaba densa y podria decirse que casi dolorosa.

Desesperado apartó la mirada del enorme bicho que se habia posado en el tejado. Sabia que el gnomo estaba allí y deberia de ir a socorrerle, pero....pero.... redujo su avance mientras sus ojos se detenian en el perro de delante, a varios metros de él.

Su mente quiso consolarlo animandole a enfrentarse a aquel can para no afrontar la realidad, que estaba dejando al pequeño a su puta suerte. Se colocó para no pillar en medio a la felinida que había hecho acto de presencia y antes de descargar su aliento de relampago gritó a sus espaladas para que lo escucharan

- ¡¡En lo alto de la torre necesitan ayuda!! No olvideis coger alguna antorcha - seguia asustado pero esperaba que no se percibiera en su voz

Bharash salió corriendo con el miedo aun atenazándole el corazón. A pesar de la presencia de aquella criatura y a pesar de que su corazón se encogía al presenciar a tan diabólico ser, sabía que no debía desfallecer. Corrió hacia Thalosius para apoyarle justo a tiempo de ver a Sarabhi salir del edificio y unirse a la lucha. Sin embargo, pudo ver que su compañera también parecía atemorizada por la presencia del demonio alado. Tal vez fuera por el miedo o quizás el unirse ahora a la batalla, pero sus movimientos fueron torpes e insuficientes para golpear al perro que había encarado. El Dracónido lanzó un grito al Norte para que ayudara a los que arriba se encontraban. Sin embargo, no sabían como hacerlo, el edificio era alto, demasiado para escalarlo y si lanzaban alguna antorcha corrían el riesgo de que prendieran fuego al edificio.

La batalla no parecía tener fin y con cada paso de los minutos el agotamiento y el dolor por las heridas, así como el miedo por las pérdidas que habían presenciado empezaba a hacer mella en todos. La sombra de la bestia alada cubría la luna proyectando su oscuro manto sobre ellos. Entonces resonó un rugido y los perros que estaban atacando se detuvieron y sin tener miedo a represalias, dieron media vuelta y se alejaron del lugar.

No queriendo desaprovechar la oportunidad, Thalosius balanceó su maza sobre el cuerpo de la huidiza criatura y esta salió volando, golpeando contra una roca y no moviéndose más. Sarabhi tampoco quiso desaprovechar la oportunidad y más decidida que nunca a no dejarse amedrentar, descargó dos golpes rápidos y certeros en el perro, que abrió la boca, puso los ojos en blanco y se desplomó.

Zook miró a los ojos de la bestia alada y esta le devolvió la mirada. Casi podría jurar que sonreía. Entonces chilló una vez más y los perros que se habían alejado se voltearon y encararon a los defensores desde todos los ángulos, con el lomo erizado, amenazantes, pero inmóviles.

Y entonces, de entre las sombras, fueron apareciendo más y más perros, seguidos de varios Alfas que encabezaban la marcha. Una a una, las criaturas se iban posicionando sacando los dientes mientras desde la torre todos veían que estaban totalmente rodeados de una jauría enorme. Demasiados. Demasiados para poder resistirlos como hasta ahora.

Los que miraron a Thalosius pudieron ver en sus ojos como el capitán se debatía sobre qué hacer. Luchar como hasta ahora sería una locura, huir solo causaría miles de bajas incluidos los inocentes que estaban dentro, atrincherarse podría provocar bajas en los defensores. Miró suplicante a Sarabhi y Bharash en busca de consejo. Apenas tenían unos segundos para decidir que hacer. Cornius, por su parte, le hacía señas al defensor que tenía con él para que se aproximara a la pared de la torre.

Las bestias, como si se burlaran de ellos o se alimentaran de su miedo, se mantenían expectantes, dispuestas a saltar en cualquier momento.

Zook miro a la criatura y escucho su grito ... pero el se habia enfrentado a cosas peores, habia visto a la misma muerte extendiendo sus dedos hacia el y intentando arrebatarle el ala, como para asustarse de un murcielago feo de cojones ..., antes de nada intento comprobar si la criatura podia ser matada o incluso herida ..., tomo lo que le quedaba trucos poderosos, pero limitados en poder ... - Fuegos tusdie .... mierda  - mientras intentaba decir las palabras, uno de los defensores atenazdo por el miedo le golpeo acabando con su concentración ..., sabia que necesitaba tiempo apra poder recuperar el poder, pero habia cosas mas importantes que recomponer su concentracion mágica, asi que con un grito profundo para que todo el mundo escuchara ....

- LA BASE DE LA TORRE ESTA PERDIDA , LOBOS POR TODOS LADOS ... SUBIR TODOS AL TECHO PARA ACABAR CON EL MURCIELAGO ... LOS FUERTES DEFENDER LA RETIRADA DEL RESTO A LA PARTE SUPERIOR, NIÑOS Y VIEJOS COGER ARMAS DISPONIBLES Y SUBIR TAMBIEN, Y LOS DE ARRIBA, ATACAR A ESA MIERDA DE MURCIELAGO JODER, VALOR ... LUCHA ...  NO  VOY A MORIR HOY, ANTES DE BEBERME UNA BUENA CERVEZA Y FOLLARME A UNA ELFA DE PECHOS GENEROSOSSSSS - digo a viva voz intentando decir el plan que se me ocurria viendo el percal y claro, viendo que el murcielago era el enemigo peor, habia sentido el miedo que generaba a mi alrededor aunque yo huberia resistido

Ese gnomo cada vez demostraba ser más estúpido ¿que pensaba? ¿niños y ancianos con armas? sin duda poner una vida en juego que no fuese a suya era siempre mejor, estúpido egoísta de mierda. Tenían que hacer algo con ese bicho volador, pero no pondría a los demás en peligro, tendrían que valer con los que había allí, miro a Thalosius -No hay otra opción, tenemos que ir arriba de la torre, pero ¿como lo hacemos sin poner a los niños y ancianos en serio peligro? quizá hacer bajar al bicho volador, que bajen todos los de la torre, entonces seguramente baje de la torre a atacar- miro al hipotido buscando aprobación.

Miré a los defensores que quedaban en mi lado. - Todos! A dentro de la torre. Corred! - Les grité mientras me encaramaba a un lado de la torre y subia por ella con facilidad. Si se cocentraban todos los defensores en un solo lado, podrian hacerlo mas facilmente. Pero el mayor peligro era la bestia voladora. Habia que encargarse de ella cuanto antes. Y tenia una idea. 

Todos discutían sobre qué hacer, pero en algo estaban todos de acuerdo. No podían seguir defendiendo la torre desde fuera. La voz de Thalosius se alzó por encima de todos.

- ¡TODO EL MUNDO, ENTRAD AL EDIFICIO! –

Y a su grito, los defensores que quedaban con vida en el norte y en el sur se lanzaron a la carrera hacia la entrada. A Thalosius le precedió otro chillido, otro más aterrador, el de la criatura voladora que alzaba su garganta al cielo e inundaba con su sonido el ambiente antes de mirar hacia abajo. Y entonces, los perros se abalanzaron todos a una contra los defensores que intentaban retirarse a la carrera.

Al norte y al sur, los hombres y mujeres que quedaban con vida echaban a correr hacia el oeste en busca de la entrada, salvo Llell que se abalanzó sobre el muro de piedra y gracias a su habilidad natural, escalaba la pared, elevándose apenas unos segundos antes de que unos dientes se cerrasen donde hacía un momento había estado su cuerpo. El perro rugió y saltó intentando morderlo pero el Arania ya estaba demasiado lejos.

En lo alto, la criatura comenzaba a batir las alas con fuerza mientras fijaba su vista en el gnomo que había osado atacarle con magia. Una mirada cruel y sádica, de un monstruo con deseos de matar no por comida o supervivencia, solo por el deseo de sangre. Pero algo ocurrió que le llamó la atención y fue la aparición de un pícaro Arania que de un salto se plantaba junto a Zook.

Por su parte, Cornius también corrió hacia el muro e impulsándose con las piernas, se agarró a lo alto de la torre. Tras él, el último superviviente de los defensores de su zona, una joven elfa alzaba la mano mientras corría suplicando al mida que la ayudara. Los perros estaban a punto de cogerla. Por un instante, se pensó en dejarla y subir a su salvación, pero finalmente se giró y extendió el brazo. La joven saltó, su pelo rubio ondeó en el aire y sus gráciles dedos se cerraron alrededor de la mano de Cornius que la agarró con fuerza y tiró de ella para que pudiera agarrarse al borde. Una de aquellas criaturas saltó y se enganchó al tobillo del Mida que se lo quitó de encima con una patada. Gracias a la ayuda de los defensores de arriba, finalmente pudieron subir, contemplando la escena del demonio alado desafiando a Zook y Llell.

Y el Hipótido, sabiendo que no todos podrían salvarse si alguien no se quedaba fuera, lanzó un rugido y se abalanzó hacia adelante, martillo en mano, dispuesto a convertirse en un escudo para todos.

- ¡PONEOS A SALVO!-

Trepé la torre como una exhalación. 

Al llegar arriba me situé junto al Gnomo. - Tranquilo, la caballeria ha llegado. - Dije, chasqueando la mandibula hacia el demonio alado, amenazador. Apunté con cuidado mi mano libre, y lancé una telaraña justo hacia el demonio alado, envolviendolo e impidiendo que se moviera. 

- Ahora! - Les grité a los defensores que habia en lo alto de la torre y a Zosk. - Dadle con todo, antes de que se suelte! - Esperaba que la telaraña aguantase lo bastante como para matarlo, o por lo menos dejarlo malherido. - Zosk, no le lances fuego, si es posible. - Si lo hacia, era posible que dañara la integridad de la telaraña... Aun podia usarla un par de veces mas antes de descansar, pero preferia no arriesgarme. 

Y me lancé a tratar de matar al demonio volador con mis armas. 

El dracónido no pensaba enfrentar a aquella criatura alada. Todavia le temblaban las piernas solo de recordar su imagen intimidante. Y tampoco podia dejar solo al hipótido.

Se quedó cerca de la puerta abierta para solo dejar pasar a los defensores que iban llegando mientras cogia una de las teas

- Talosius. Estoy tras de ti! Yo protejo la puerta para que los demás puedan ir refugiandose!! - Tras decir aquello dirigió su aliento de dragón al grupo de enemigos que estuviera más cercano, intentando no dar a sus aliados.

Sabiendo que la torre estaba bastante concurrida y que Llell y Barash estaban en la cercanías de la misma, decidió que lo mejor sería ayudar al hipotido, sabía que sería una batalla difícil, estando ellos dos solos contra tanto perro, pero precisamente ese era el motivo por el que no podía dejarlo a él solo, solo lo derrotarían en cuestión de minutos, estando los dos al menos poniéndose espalda contar espalda, se cubrirían mutuamente y entretendrían a los perros, dándole algo más de tiempo a los defensores que corrían para la torre y a los que combatían allí. Así que corrió hacia Thalosius, a ponerse en su espalda -aquí estoy amigo- jadeo por la carrera.

Los defensores corrían hacia la entrada en busca de resguardo, a pesar del infierno de dientes y garras en el que se hallaban inmersos, los continuos intentos de unos pocos por guiarlos y salvarlos les inspiraron para no desfallecer hasta el final y a pesar de recibir algún corte o empujón por parte de aquella jauría de muerte, uno a uno fueron llegando con quiebros y saltos hasta el interior del edificio. Los perros se lanzaron sobre Bharash que guardaba la puerta y este abrió la boca y respondió rociando de fuego a las criaturas que cayeron calcinadas al suelo. Su fuego se extendió hasta la hoguera que tenía un poco más adelante, creando un pequeño muro de llamas que obligaba a las criaturas a tener que moverse para atacar e impedir que le superaran en número. Gracias a esto, haciendo danzar su espada, acabó con varias bestias cuando intentaban acceder al interior.

Sobre el edificio, los defensores seguían intentando salir, temiendo a la criatura que tenían delante pero no así Llell que con un rápido movimiento disparó sus telas de araña sobre el ser alado, pegando parte de su cuerpo al piso. La bestia alada rugió y se sacudió con violencia, pero la telaraña lo mantenía pegado al edificio, intentó moverse para devorar a aquellas criaturas, pero la telaraña lo mantenía firme y aunque batía sus alas, permanecía siempre en el mismo sitio. Pero era un ser grande y la telaraña no pudo cubrirlo entero. Dispuesto a castigar al artífice de su desdicha, sacudió su cola contra el Arania, golpeándole en el pecho y lanzándole varios metros atrás. Se veía cayendo abajo, donde tendría una muerte horrible, pero alguien saltó en el aire deteniendo su avance y haciéndolo caer de nuevo sobre la piedra. Cornius respiraba agitadamente.

- Bien hecho, amigo – Entonces se levantó y gritó a todos - ¡Vamos, no dejemos que la ventaja que nos ha hecho ganar caiga en saco roto! ¡ATACAD! –

Y sacando una pequeña ballesta, disparó sobre la criatura, clavándose las saetas profundamente en su cuerpo. Siguiendo su ejemplo, los defensores de la azotea lanzaron sus ataques sobre el ser, pero este se cubría con las alas impidiendo que los ataques tuvieran verdadero impacto. A su alrededor, los perros intentaban con sus garras trepar la pared de piedra hasta la parte superior.

Y en el Este, espalda con espalda, Thalosius y Sarabhi golpeaban sin parar a cuantos perros se les echaban encima. Como dos hermanos de batalla, se movían acompasados, impidiendo dar ninguna ventaja a esas bestias que cerraban sus dientes frente a ellos buscando su carne. Pero eran demasiados. Por cada uno que golpeaban, otro les mordía. Thalosius rugió cuando, tras aplastar la cabeza de una de las criaturas, otra apareció de un salto y le clavó las garras en la espalda. Cuando intentaba quitárselo, otra le mordió la pierna, haciéndole hincar la rodilla.

Entonces, con los ojos llameantes de ira, sujetó su martillo y trazó un arco con él, aplastando a ambas criaturas. Se puso de pie y vio que se había alejado de Sarabhi y lo que vio le heló la sangre. Aunque la joven se defendía bien de las acometidas, eran demasiados y al final, unas garras se le clavaron por la espalda, haciéndola arquear el cuerpo en un grito ahogado. No pudo recuperarse cuando otro perro se abalanzó por delante, cercenando su estómago del que enseguida empezó a brotar sangre a raudales. La visión de la Felinia se nubló, lo último que vio antes de caer al suelo hacia un destino incierto, fue al hipótido que se corría hacia ella.

Golpeando con furia loca, Thalosius se abrió camino hacia su compañera.

- No, no por favor, no –

Y cuando llegó hasta ella, vio como uno de aquellos alfas se plantaba frente a ellos y echaba la cabeza hacia atrás mientras tomaba aire. Un humo negro comenzó a brotar de su boca. El capitán supo lo que iba a ocurrir y si no hacía nada, su amiga moriría ahí. Y era algo que no pensaba consentir. Thalosius cubrió con su cuerpo el maltrecho cuerpo de Sarabhi justo antes de que el Alfa exhalara una llamarada desde sus fauces que le cubrió por completo, calcinando su piel.

Con todos los defensores ya dentro, Bharash alzó la mirada a tiempo de ver aquel torrente de fuego caer sobre el Hipótido. Sus ojos se cruzaron.

- Ayúdala – Dijo señalando el cuerpo inerte de Sarabhi.

Y con un grito, en una imagen grotesca, se giró empuñando su arma para lanzarse sobre el alfa.