Partida Rol por web

Sabia que no podia ayudar abajo lo suficiente, mis poderes necesitaban tiempo para renovarse y recuperarse, y mi especialidad era el fuego, podria ataca a la criatura que estaba delante alada,tenia fuego, pero debia probar con el veneno, me acerque lo suficiente, y pronuncie las palabras clave ... - Humus venenus ... - una nube de veneno cubrio el rostro de la criatura ...

Todo se detuvo por un momento ante aquella visión. Bramó enfurecido mientras cerraba la puerta de un solo golpetazo para evitar que nadie más entrara. Los de dentro ya estaban a salvo, pero él no iba a dejar a sus dos camaradas solos. Mucho menos viendo a la hermosa felinida inerte y casi sin aliento.

Se plantó delante de su cuerpo para evitar que ninguno de los perros la alcanzara - ¡¡Venga chuchos del infierno!! ¡¡Tengo hambre y  voy a hacer un asado con vosotros!! - compuso su gesto más fiero esperando intimidar alguno y comenzó a golpear con su arma, y si podia, con la tea que aun mantenia entre sus garras.
 

Gracias a la ayuda de Cornius no caí por el borde de la torre. Se lo agradecí, volviendo a encaramarme, y empuñando todas las armas (la espada corta y las dos dagas) me lancé a por la bestia alada, buscando colar mis filos en algun punto debil. 

Rodeado como estaba de atacantes, la criatura estaria lo bastante distraida como para poder lanzarle algun ataque mas letal. Solo esperba que esa nube de veneno de Zosk no me afectara demasiado... 

El dracónido dejó que el menudo cuerpo de la felinida quedara entre sus piernas, porque si la dejaba detrás o delante, en cualquier momento podian acceder a ella, pero así, antes tenian que derribarlo a él.

Extendió su brazo con la tea hacia un barrido en el aire mientras iba descendiendo para dejarla en el suelo, en uno de sus flancos,  sin llegar a tocar a Sarabhi ni su pierna, pero que quedara al alcance. Empuñó su arma y bajó la testa lo justo para mirarlos de forma intimidatoria.

Los perros se iban turnando para avalanzarse contra él. Sentía sus fauces cerca, su desagradable aliento.... Blandia su espadón rotando sobre si mismo, intentando no pisar a su compañera, alcanzando algunos, espantando a otros, pero podia percibir que algunos lograban clavar los dientes en su carne. A pesar de eso, no desesperó. No podia acelerar sus movimientos, solo aguantar, aguantar por ella y por el hipótido. Por Kava. Si, por Kava, porque le habia fallado a ella, pero no volveria a hacerlo.

De repente uno se avalanzó por detrás y no le dió tiempo a esquivarlo. Percibió su rudo impacto por la espalda y tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no caer de boca, logrando apoyar sobre la tierra la mano que sujetaba el mango de su filo, quedando a tres patas, con el perro a horcajadas.

Con rabia estiró su otro brazo por encima del cuello para cogerlo de una pata y acabar estampandolo contra una roca cercana. Su aullido lastimero se juntó con el crujir de huesos reventados y Barash se relamió satisfecho mientras volvia a su postura inicial

- ¿¡Quien es el siguiente!? - su respiración era acelerada, sus escamas relucian debido a los pequeños regueros de sangre que se deslizaban por ellas y su mirada prometia dolor. Mucho dolor.

Con la determinación de quien había jurado nunca dejar a nadie atrás, imbuido de una fuerza titánica, Bharash atrancó la puerta y se colocó junto a Sarabhi, y sin preocuparse demasiado por su propia seguridad, comenzó a repartir mandobles como si de una picadora de carne se tratara. Aquella marabunta de dientes, garras y muerte lo hostigaban por todos los frentes, pero solo tenía una idea, proteger a la felínida. Y no pensaba fallar. Cada mandoble era una criatura que caía ante él, pero a pesar de su arrojo, alguno conseguía atravesar sus ataques y hacerle daño. Pero eso solo insuflaba más furia en sus venas y le hacían atacar con mayor ferocidad. Tal vez el dracónido recibiera algún ataque, pero su joven amiga era intocable, ninguno pudo acercarse lo suficiente. En un momento, Sarabhi tosió sangre, su vida se estaba apagando.

A su lado, Thalosius caía sobre el perro alfa con todo su cuerpo, completamente agotado por el cansancio y las heridas, pero certero y letal. El primer golpe partió las piernas de la bestia, esta rugió, enseñó sus dientes al hipótido que le devolvió la mirada. Entonces ambos se lanzaron uno sobre el otro. La bestia volcó a Thalosius y este le sujetó la cabeza evitando que sus mandíbulas cerraran sobre él. Entonces, haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, le partió el cuello a la bestia y esta calló sobre él. Entonces, extenuado, perdió el conocimiento.

La criatura alada seguía revolviéndose, luchando por soltarse mientras se defendía de los ataques que le venían. Entonces fue Zook el que actuó y recitando unas palabras mágicas, escupió una nube de veneno sobre el rostro de aquel demoníaco ser. Tan ocupado estaba con los ataques que le venían de todos lados, que no la pudo evitar y de una bocanada, inhaló aquellos gases nocivos. Enseguida comenzó a toser descontrolada y sus ojos se inyectaron en sangre, fijándose en el mago que le había provocado aquel dolor. De un par de sacudidas, evitó los ataques que le lanzaron, incluyendo un ataque furtivo de Llell. La bestia se apoyó en el suelo y tras resoplar un par de veces, extendió las alas de golpe emitiendo un chillido atronador. Tal fue la furia de aquel grito que rompió las hebras que aún le mantenían atado y ahora, libre, consumaría su venganza.

Se elevó en el cielo y lo primero que hizo fue lanzarse contra el mida que le había producido tanto dolor, con la boca abierta, buscando triturar aquel cuerpo, pero Cornius fue más rápido y evitó el ataque, rodando por el suelo. Los colmillos de aquel ser resquebrajaron parte de la roca al impactar contra el suelo, pero no se detuvo ahí. Realizando un brusco giro en el aire, volvió a encarar a los defensores de las alturas y se abalanzó, esta vez con su mirada puesta en el mago. Zook intentó esquivar sus dientes, pero fue una treta y cuando saltó hacia un lado para esquivarlo, la bestia le golpeó con la cola y sintió como esta se enrollaba alrededor de su pequeño cuerpo.

Abajo, los perros comenzaban a alcanzar las alturas y golpeaban con fiereza la puerta en un intento por derribarla. Bharash seguía combatiendo a pesar de las heridas como llevado por los demonios. Y la bestia alada se alzó en el cielo y cuando tuvo suficiente altura, levantó la cola en la que tenía sujeta al gnomo. Se lo acercó a la cara para observar aquella insignificante criatura que había osado retarla. Abajo, Cornius intentaba golpear a la bestia, mientras gritaba, Los defensores intentaban esconderse en el interior y los que ya estaban dentro, rezaban a cualquier dios que quisiera oírlos. Parecía que su destino estaba sellado. Un Alfa hizo caer a Bharash que se las apañó para cubrir con su cuerpo a su compañera. Los perros llegaron a lo alto y Llell les lanzó todo lo que tenía en un intento por frenarlos. La bestia alada abrió la boca, dispuesta a devorar a su presa, Zook podía oler el pútrido aliento del ser. El fin había llegado... Y un rayo de luz iluminó el lugar.

El rayo de luz apareció de entre los árboles y golpeó a la bestia alada que gritó de dolor. Zook sintió como su presa se debilitaba y haciendo algo más de esfuerzo, se liberó del todo, cayendo al vacío. Se imaginó que la caída dolería, pero unos brazos le sujetaron. Eran los de Cornius.

- Te tengo amigo ¿Estás bien? –

Bharash se debatia contra garras y dientes que le atacaban desde todos lados, cuando un nuevo rayo atravesó la espesura golpeando con su radiante fuerza a los perros que tenía encima y se desvanecían en una nube de polvo negro. Entonces lo vieron. Apareciendo de entre los árboles, erguido y majestuoso, lo que parecía un hombre de gran tamaño aunque la cabeza, cuberta por una máscara con forma de águila, observaba la escena a través de vacios ojos. En su mano portaba una especie de lanza que mantenía horizontal, entonces, apuntando con ella, la dirigió hacia otro grupo de perros y con una palabra, el mismo rayo de luz salió de la punta de dicha lanza, quemando a aquellas viles criaturas.

Del fondo, salió otro más, este con una máscara como de chacal y levantó la lanza a lo que un grupo de hombres humanos armados con espadas y escudos aparecían detrás de él y con un ensordecedor grito, ese ejército se lanzaba en persecución de la bestias que ahora intentaban batirse en retirada.

La bestia alada chillo de nuevo, manteniéndose en el aire buscando el mejor objetivo, pero de pronto alzó la mirada y vio como sobre su cabeza, un tercer guerrero enmascarado flotaba sobre ella, con unas argénteas alas que brotaban de su espalda. Intentó alejarse aleteando, pero el guerrero preparó su arma y embistió a la criatura que intentó, inútilmente, devorarlo. La lanza se clavó en el pecho de la criatura y de pronto estalló en un rayo de luz que la devoró.

En apenas unos minutos, aquellos guerreros encapuchados y el ejército que habían traído habían terminado el combate ¿Salvándolos? Aquellos soldados rápidamente rodearon el edificio con sus armas preparadas y los escudos en alto. Uno de los enmascarados se plantó frente a Bharash que aun mantenía la espada en alto con los cuerpos de Sarabhi y Thalosius a su lado. Su pose era majestuosa. El alado, se posó en lo alto frente a Zook, Llell y Cornius y el tercero, con una máscara de chacal, permaneció en la distancia.

El silencio se hico en el lugar.

Apenas me lo podia creer. Habiamos sobrevivido... Estaba casi seguro de que esas bestias acabarian con todos nosotros. Aunque estaba decidido a vender cara mi piel. 

Y de golpe estaba todos carbonizados y unos humanoides con cabezas metalicas, seguramente yelmos, nos habia salvado. Al menos eso creia, ya que con esas armas o magia (lo que fuera aquella luz) podrian habernos aniquilado junto a las bestias. Decidí que eran salvadores. En caso contrario... moririamos todos. Envainé mis armas y me acerqué al humanoide alado, deteniendome a una distancia prudencial para que no se sintiera amenazado o tentado de matarme. 

- Gracias por salvarnos. - Le dije, primero en idioma común. Luego por probar, en élfico y despues en mi idioma natal, aunque dudaba que conociera ese ultimo. - Quienes sois? 

Zook se relajo al ver que esas horribles criaturas caian en manos de ... que magia tan poderosa, deseaba conocerla, pero para eso debia sobrevivir. Caian y estudiaba cada destello analizaba su magia si lo ra y si tenia algo en comun o algo especial ... hasta que vio a sus supuestos salvadores, Zook no tenia opción ninguna ni nadie, pero no por ello dejo su posicion defensiva, aguantando estoicamente ... se quedo delante de esos hombres extraños y sin inmutarse pero sin dejar de mirarlos dejo en voz tranquila - chicos, soltar las armas y ver a los heridos, curar sus heridas más graves y que sobrevivan para ver si tenemos un nuevo dia ..., vendarlas con sus harapos al menos ... - digo al resto de compañeros y defensores que aun seguian depia, tras esto, miro a los nuevos ... salvadores ...- Quienes sois ... nos habeis salvados, mi nombre es Zook, ... me gusta tu casco, me dejarias verlo?, eres un pajaro, o es magia ... de que material es, y ese conjuro, me gustaria aprenderlo soy Mago soy un estudioso de la magia encantado y soy un gnomo ... somos pequeños pero muy poderosos .... - digo de forma despreocupada, nos habian salvados, pero mi curiosidad podia acabar con todo miedo o demas elementos mas alla de la supervivencia del resto

Barash jadeaba de puro agotamiento y se arrodilló, primero agachando levemente la cabeza en señal de agradecimiento y luego para acomodar el cuerpo de la felinida en su brazo y tantear sus heridas en busca de una manera de ayudarla. Su mano temblaba ligeramente, pues no sabia mucho de curar... - Alguien puede ayudarla? Creo...creo que no le queda mucho de vida - Kava

Estando aún tumbada en el suelo, con un estado un tanto lamentable, ya que sus heridas eran bastante graves, tan solo con una mano logro alcanzar una pezuña del draconiano, que tan cerca de había mantenido de ella para protegerla y le susurro - Thalosius bien? niños bien? -dijo con sus ultimas fuerzas antes de desmayarse, incluso en ese estado seguía pensando en los demás.

A pesar de sus preguntas, los soldados permanecieron en posición defensiva y los tres guerreros los contemplaban impasibles ante las súplicas de Bharash para que ayudaran a Sarabhi que seguía en el suelo debatiéndose entre la vida y la muerte, aunque con sus ojos buscaba a Thalosius. Entonces el guerrero con la cabeza de águila se giró hacia el dracónido, lo miró unos instantes con unos vacíos ojos metálicos, y una voz grave retumbó desde su boca, aunque esta no se movió.

- Gösh den T’alkkfre dôs-qui. Urr nefh tà goloshorin –

Y cuando terminó, varios hombres aparecieron tras la muralla de lanzas y escudos empujando un par de camillas de un material metálico que levitaban unos centímetros por encima del suelo. Impasibles, los defensores contemplaron con cogían a Sarabhi y a Thalosius y los cargaban a cada uno en una de aquellas camillas. La felínida sintió como la hacían beber algo, pero estaba demasiado débil para resistirse. Sin embargo, tan pronto como el líquido dejó de fluir por su garganta, sintió que la vida volvía a ella. Se sentía estabilizada, pero demasiado dolorida como para hacer nada.

Zook comenzó a bombardear al que tenía una máscara como de serpiente a preguntas, pero este, lejos de contestar, comenzó a gritar con aquella voz que parecía resonar por todas partes.

- Ugh-nâ desh tholohj’sa fylïan trqsevrô –

Y le apuntó con su lanza. Los defensores del tejado se revolvieron, abajo, los sondados se agitaron y parecía que todo estaba a punto de estallar cuando una voz igual de profunda pero femenina, salió de la boca del guerrero con la cabeza de chacal.

- Lo que está diciendo es que… hablas demasiado. Y no tiene demasiada paciencia. –

Esta tercera guerrera dio varios pasos y se aproximó al edificio.

- Baja el arma, amigo mío. Los estás poniendo nerviosos -

Y el guerrero serpiente soltó un chasquido y bajó el arma. La chacal continuó hablando en vuestra lengua.

-Ya no debéis temer más. Estáis a salvo. Vuestra llegada presagia la salvación de nuestro pueblo. Venid con nosotros hasta nuestra ciudad. Tras sus murallas, ningún demonio podrá acosaros. A nuestro lado, vuestro viaje será seguro -

El corazón del guerrero martilleo en su interior al sentir aquellos ojos metalicos sobre él y esa voz graznar en un dialecto que no comprendia. Por un momento temió entregarles a la bella Sarabhi, pero no le quedaba otra si quería que su compañera tuviera alguna oportunidad de sobrevivir. Confiar. Confiar en que su Dios no volveria a abandonarlo como hizo cuando permitió que Kava muriera.

El pelaje de la felinida acarició su escamada piel cuando la retiraron de sus brazos y él solo pudo permancer arrodillado, pero siguiendo con mirada ansiosa que es lo que hacían con ella y con Thalosius.

Se sobresaltó al escuchar la voz de la guerrera con forma de chacal. Con pesadez y cierto entumecimiento se incorporó y acortó la distancia que lo separaba de ella. Con una mano en el pecho inclinó la testa delante suya. - No sabeis cuanto agradecemos vuestras ayuda. Sin ella....no se que habría sucedido... - sentía las fauces secas y el aliento espeso pero se obligó a seguir hablando - Desde luego que si podemos seros de utilidad, creo que hablo en nombre de todos de que ahí estaremos... - alzó los ojos sin mover la cabeza de su posición - Puedo preguntar....¿donde estamos? Todos despertamos aquí sin saber como habíamos llegado -

Los segundos iban pasando tensos tras nuestras preguntas hasta que algunos hablan y ayudan a algunos de los nuestros. Era buena señal. Cuando la mujer chacal dijo que zook hablaba demasiado, solté una carcajada. 

- Si, le entiendo. - Le respondí a la mujer, señalando con la cabeza al hombre serpiente. Sonreí extrañado ante las palabras de esa mujer. - Vuestra llegada si que fue nuestra salvación. - Le aseguré a la mujer. El draconido preguntó por la localización de la isla, cosa que me interesaba mucho. Por lo que esperé que respondieran. 

- OKOK ... reservare mis pregunta para dentro de ... 5 minutos, te apr3ce bien, no creo poder soportar mas no hacer preguntas, porque el casco es muy chulo y esa magia, como lo haceis, la verdad es que conoci a un mago que lanzaba bolas de fuego pero era difereten al resto lo hacia por el culo, tambien lanzaba rayos, pero decia que los rayos le quemaban los pelos, pero que pelo su el mago era calvo ...- sin darme cuenta a pesar de que no queria serguir preguntando, segui hablando sin parar, los nervios y la cuiosidad incitaba a mi lengua a seguir y seguir largando

La Guerrero Chacal se acercó un poco más he hizo señas a los soldados para que relajaran su posición.

- No es necesaria tanta hostilidad. Estas personas son nuestros invitados y nuestra esperanza. Mucho han sufrido la oscuridad de esta nuestra tierra. Es hora de que podáis respirar tranquilos amigos. –

Entonces los soldados dejaron su posición defensiva y adoptaron una más relajada. Algunos rompieron formación y se aproximaron al edificio e intentaron abrir la puerta, sin conseguirlo.

- ¿Hay más gente dentro? Así lo espero. La opción de imaginar tantos devorados acongoja mi corazón–

Antes de que pudieran contestar, Aquella mujer (Si es que eso es lo que era) contestó a la pregunta inicial de Bharash.

- Todas vuestra preguntas podrán ser contestadas, más no aquí. Los demonios se han retirado, pero no pasará mucho hasta que se reagrupen y vuelvan en mayor número. Esta vez contamos con el factor sorpresa como ventaja, no quisiera devolverles el favor. Sabed sin embargo que os encontráis en las tierras del Reino de Fel’Sharaman. –

Y levantó el brazo como señalando a toda la isla.

Sobre el edificio, el guerrero Serpiente volvió a recibir un bombardeo de preguntas por parte de Zook quien seguía insistiendo en su necesidad de saber cómo funcionaba su magia.

- Los elegidos hablan demasiado – Dijo con resignación yen una lengua entendible por primera vez. – Nuestro poder es concedido por fuerzas que no puedes ni concebir y no creo necesario perder el tiempo en intentar explicarlo a una mente inferior. –

Su voz sonaba brusca y dura, como si a pesar de su dureza estuviera haciendo un gran ejercicio de contención.

- Trátalos bien. Al fin y al cabo, Gracias a ellos… – Comenzó a decir el guerrero Aguila que estaba en frente de Bharash y que se acercaba al dracónido extendiendo la mano para ayudarlo a incorporarse - …Nuestra maldición por fin cesará. No se lo tengáis en cuenta. Es así siempre y con todos –

Cuando Bharash se hubo puesto de pie, señaló la puerta

- ¿Entonces hay alguien dentro? No temas, solo queremos ayudaros. Todos los heridos serán atendidos, pero debemos partir cuanto antes. –

Su voz sonaba conciliadora y segura.

Miro al hombre pajaro y despues a la serpiente - OK, no pasa nada, siemrpe me dicen que hago muchas preguntas, pero es que ... soy curioso y mi raza es curiosa, y claro soy un mago, que nos encanta concoer, asi que imaginate, la cuirosidad al cubo, eso en un mogollon de curiosidad para almacenar en este cuerpo tan pequeño - digo mientras me señalo con los harapos - dentro hay gente ... ABRIR tenemos aqui ayuda, debemos irnos en seguida sino volveran a atacar, asi que abrir y vamonos todos .... - digo gritando mientras sigo mriando a las criaturas y me acerco a la trampilla la cual abro ... - por cierto esto es Fel’Sharaman ... me suena mucho, yo conozco este lugar, he leido sobre ella mucho ... croe que fue en el manual de leyendas, o el de manticoras y mordeduras para matar a gnomos ... no recuero del todo ... -