Partida Rol por web

Al veros, dejaron de hablar entre ellos y se pusieron en pie (Salvo Grotho que, simplemente se recostó sobre su silla).

- Bienvenidos, nuestros queridos invitados. - En cuanto comenzó a hablar, todo se detuvo, los fuegos artificiales se apagaron, la música cesó y las voces terminaron. La capacidad de la ciudad de seguir las peticiones de sus líderes era increíble. – Hoy es un día de celebración. Muchos años hemos permanecido en las sombras, viviendo en esta prisión que nos fue impuesta por aquellos que envidiaban nuestra determinación. Con la llegada de los extranjeros, el fin de todo esto está aun más próximo y podremos por fin volver a ser parte del mundo. Una aventura dura y que puede asustar. Pero somos un pueblo fuerte, un pueblo orgulloso UN PUEBLO UNIDO. Encontraremos nuestro lugar en el mundo. Mis queridos habitantes de Fel’Sharaman. ¡Pronto habrá terminado todo! –

Todos los habitantes estallaron en grandes aplausos y gritos.

- Pero no olvidemos que es gracias a ellos – Dijo señalando a los aventureros y sus acompañantes que estaban situados en mesas frente a los líderes. – No os imagináis cuanta felicidad da a estas mis gentes vuestra sola presencia. Llegasteis aquí por la fuerza, pero sabed que con vuestra ayuda, estáis permitiendo enmendar un agravio injusto por el que ya hemos pagado suficiente. Muchas gracias a todos –

La ciudad volvió a estallar.

- Ahora comed, bebed y divertíos. Porque por fin, tras muchos años, tenemos motivos para celebrar. –

Y con estas palabras, un montón de hombres aparecieron portando bandejas llenas de comida de todo tipo, grandes trozos de carne, frutas de todos los tamaños y sabores, ensaladas llenas de color, bebidas. La música volvía a sonar con fuerza y el ambiente festivo inundaba vuestros corazones.

Los aventureros no pudieron evitar pensar que, a pesar de la mala impresión que parecía dar Grotho, sabía como hablar a su gente y estos parecían responderle. Al poco de empezar la comida, muchos empezaron a moverse, a levantarse. En una mesa en los jardines se había organizado un concurso de bebidas. Varios estaban bailando y saltando ascuas y en general, muchos grupos se juntaban para reír y charlar. Parecía que no habían tenido nada que celebrar ya hora simplemente se estaban dejando llevar.

Erik hablaba con Theodan cuando la pequeña apareció a su lado muy emocionada.

- Padre, padre ¿Puedo irme a investigar? Porfi, porfi, porfi. –

Theodan se rio al ver a la pequeña tan emocionada y luego a su aguerrido compañero

- ¿Tu que dices Erik? ¿Deberíamos dejarla explorar? –

El grandullón pudo ver como dos diminutos ojos la miraban con brillo en los ojos mientras juntaba las manos frente a él.

Thalosius bebía y comía mientras reía y contaba muchas de sus batallas en alta mar contra los piratas del este. Hacía aspavientos y ya casi parecía haber olvidado el dolor de su brazo. Cornius también comía y bebía, pero más comedida mientras simplemente miraba a todos los lados intentado empaparse de aquella cultura.

Dorias, que se había sentado frente a los aventureros, los miró con una copa en la mano

- ¿Están disfrutando de la velada? –

-Os agradezco vuestra bienvenida y el calor de vuestra hospitalidad, Dorias. La verdad es que se disfruta la buena comida después de las penurias que pasamos en la selva pero tienes que entender que nos está costando hacernos a la idea de todo esto.

Dime, por donde está el excusado? Tengo que hacer una visita. 

Realmente no se fiaba aun de aquellas gentes, sobre todo de sus gobernantes, algunas de las preguntas realizadas por sus compañeros eran realmente muy interesantes y le aliviaba saber que según dijeron, tendrían respuestas, aunque una historia solo pro una versión.... no era lo mejor, pero pocos contarían otra versión siendo todos de allí, quizás la que llaman salvaje.... en ese momento unos fuegos artificiales, una alegre música y la alegría de las gentes de aquel lugar, le hizo olvidar un poco sus preocupaciones.

Escucho cuando aquel líder hablo para sus gentes y para ellos, no era el que mas le preocupada de aquel trío, pero no dijo nada simplemente asintió. Sonrió a Dorias y tomo una copa -Si, sois muy amables y me alegro de colaborar en vuestra felicidad, aunque es un poco abrumador- tomo un sorbo, aunque pequeño aun no se fiaba -si me disculpáis hay mucha gente aquí y quiero habla con tantos- sonrió y se alejo de allí, se acerco a Bharash -gracias por preocuparte por mi y por salvarme la vida, nunca podre agradecertelo lo suficiente- le acaricio la mejilla, miro a su alrededor, todos parecían pasárselo bien -¿conoces al tipo grande que nos acompaño? Erik ¿no?- dijo mirando al grandullon.

Dorias acudió a darles el aviso de que la fiesta comenzaba. Y vaya si era una fiesta. Una como Erik nunca había visto. Música, luces de colores en el cielo, comida deliciosa y lo más importante: bebida de verdad. ¿Cuánto hacía que no se echaba una buena pinta de cerveza entre pecho y espalda? Porque parecía que llevaba años con el gaznate seco.

Se sentaron en una mesa delante de los líderes, donde les sirvieron viandas deliciosas para llenar el estómago a gusto. La gente no tardó en empezar a levantarse para disfrutar de otros aspectos de la fiesta, como bailes y concursos de bebida. En cuanto terminara con ese asado que se estaba comiendo, tenía que pasarse por allí. O al menos esa era su idea hasta que la pequeña Masae apareció solicitando permiso para irse a explorar. Theodan le preguntó a él si deberían dejarla a su aire y siendo sinceros, de haber conocido el pueblo, le habría dado el visto bueno. Pero era una ciudad desconocida, llena de gente desconocida y en mitad de una fiesta. Y Erik sabía que si a la chiquilla le pasara algo por dejarla sola, no se lo perdonaría en la vida.

 -Si vas sola te van a empujar y a pisar.

El guerrero se levantó y cogió a la pequeña para sentarla sobre sus anchos hombros.

 -Así mejor. Puedes verlo todo y nadie se tropezará contigo.

Dio una palmada en el hombro a Theodan en señal de "volveremos pronto" y empezó a caminar por entre la multitud. Tiempo habría más tarde de beber hasta perder el sentido si quería, pero esto era ahora más importante.

 -Muy bien, tú dirás a dónde quieres ir, Masae.

Aunque en su cabeza seguía rondando cierta inquietud y preocupación, intentaba hacer caso de su propio consejo y no hacer juicios apresurados. Se dejó inundar del espiritu festivo que imperaba aquella noche y escuchó el discurso en pose solemne. Cuando reconoció a Pekala la saludó con cortesia, al igual que a los otros dos gobernantes, pero con menos enfasis.

- Por supuesto, amigo Dorias - habló con camaraderia mientras bebia un poco de una copa que acababa de agenciarse - No esperaba tal despliegue, y vuestros bardos son... increibles - su pie daba suaves golpecitos disimulados contra el suelo al compás de la animada música.

Se giró un poco cuando Sarabhi se le acercó para centrarse en ella completamente - Lo vi en el barco, y creo que estuvo con nosotros en la batalla, pero poco más, parece bastante reservado ¿porque lo preguntas? - bebió otro poco antes de coger la mullida extremidad de su compañera.

- ¿Quieres bailar conmigo mientras seguimos hablando? - preguntó de repente clavando los ojos en ella.

Zook estaba tan emocionado con todo que no podia evitar probar los alimentos que no conocia y preguntar su origen o su procedencia, asi como escuchar los cotilleos e informacion que la gente poria darle ...

La fiesta iba subiendo de tono, música, alegría, voces y jolgorio. Dorias parecía relajar ligeramente esa pose tiesa que se obligaba a llevar y poco a poco, se dejaba llevar por el ambiente festivo del lugar.

- Puede que os resulte raro o incluso excesivo, pero debéis entender que en más de mil años no hemos tenido nada que celebrar. El pueblo necesitaba esto –

Y por primera vez, vieron una sonrisa sincera y pura en el rostro del joven mientras su mirada recorría a las gentes de la ciudad.

Poco a poco, los comensales comenzaron a levantarse de sus asientos y a mezclarse con los habitantes del lugar. Pronto se dieron cuenta de que todos ellos hablaban en aquel extraño idioma y que solo Dorias, los guerreros enmascarados y los tres líderes hablaban común. Uno a uno, los aventureros comenzaron a moverse.

Llell consultó a Dorias por el excusado, pero el joven no parecía estar familiarizado con dicha palabra lo que obligó al Arania explicarse un poco. Cuando el hijo del mandatario entendió por lo que preguntaba, se puso algo colorado y le explicó donde podía hacer “eso” discretamente.

El Arania agradeció la información y se levantó de la mesa. Una vez en pie, inspeccionó rápidamente con la mirada toda la zona, en busca de una forma de poder curiosear.

Enseguida, Zook y Cornius se pusieron en pie y comenzaron a moverse entre los habitantes de tan mágica ciudad, fijándose en su indumentaria, los ornamentos que llevaban, los gestos que hacían y en definitiva, intentando empaparse de aquella cultura. Poco a poco, ciertos detalles empezaron a cobrar sentido y a tomar forma en sus cerebros.

Las palabras dejaban de ser tan extrañas y sus apariencias comenzaban a tener sentido. Tras un buen rato, empezaron a intentar interactuar con ellos y aunque sus primeras aproximaciones fueron fracasos absolutos, con cada intento aprendían algo nuevo. Aquellas gentes se mostraban muy atentas y pacientes y ninguno tenía una mala cara para ellos a pesar de que muchas veces no sabían hacerse entender.

Bharash y Sarabhi se pusieron en pie y decididos a dejarse llevar al menos por un tiempo por aquella felicidad, decidieron compartir un baile. Lo cierto es que los movimientos de los bailes que hacían los habitantes de Fel’Sharaman eran rápidos y ágiles y casi mágicos, pero tras una atenta inspección y varios intentos, finalmente pudieron empezar a imitarlos vagamente.

Sarabhi tuvo que pedirle al Dracónido que aflojara un poco pues aun le dolían las heridas de la lucha de la noche anterior, pero enseguida se dejaron llevar por la música. Aun así, intentaron así mismo mirar a todo lo que les rodeaba para intentar captar todo lo que pudieran.

Siguiendo las órdenes de la pequeña, el gigante guerrero fue primero a la pista de baile donde la niña le pidió que bailara con ella. Tras un rato, se cansó y le pidió ir hacia un lugar donde estaban saltando unas ascuas en el suelo y que a la niña parecía emocionarle. Finalmente, la pequeña le pidió que fueran a dar una vuelta por los jardines, sin embargo, cuando se aproximaron a los límites, varios guardias apostados les detuvieron el paso y les negaron el paso con amabilidad mientras negaban con la cabeza. O eso imaginaban pues todos hablaban aquel idioma extraño.

Se estaban alejando, pensando donde ir cuando Erik tropezó con un bulto que casi le hizo caer con la niña aun sentada sobre sus hombros. Trastabilló varios pasos pero consiguió mantenerse en pie. Entonces se giró hacia el vulto que se revolvía en el sitio mientras se quejaba.

- Ayayayayayayayay –

Entonces se incorporó y pudieron ver a un hombre anciano, de aspecto desaliñado, nariz hinchada y mirada perdida que se acariciaba las costillas tras el impacto.

- Pero bueno, ¿Acaso no veis por donde vais? ¿Acaso tenéis prisa por ir a algún lado? –

Entonces se quedó mirando a Erik casi sin pestañear.

- Tu cara me suena, ¿Nos hemos visto antes? –

Y se aproximó corriendo hasta ellos y aproximó su rostro hacia el del guerrero.

Busco cualquier puerta cerrada con pinta de jugosa. En plan despacho personal, camara del tesoro o mazmorra

Sabía que antes de poder desvelar los males y horrores de alli tendria que mimetixarme con el lugar y aprender su idioma...

¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que sehabía sentido así? ¿Cuánto tiempo desde que había sentido algo parecido a la calidez embargando su pecho? La última vez... Sí, aquella verbena en el pueblo. Helgi le había insistido para que le acompñara. Él habría querido quedarse entrenando con la espada, pero su hermanita le había insistido tanto que al final la acompañó a la plaza del pueblo. Y no se arrepintió en absoluto de aquella decisión.

A medida que la pequeña Masae le llevaba de un sitio a otro de aquella fiesta, más recuerdos resurgían en su mente. Como aquel hombre al que compraron un par de empanadillas de fruta, o la pareja de bufones que hacían cabriolas y gracietas para entretener al público. La necesidad de ahogar sus otros recuerdos menos agradables en alcohol se desvaneció durante el rato que estuvo acompañando a aquella chiquilla por la ciudad. Incluso cuando aquellos guardias les impidieron continuar avanzando más allá del parque, su humor no empeoró gran cosa.

 -Parece que aquí hay un límite que no podemos cruzar. No pasa nada, buscaremos otra cosa que hacer.

Pero mientras regresaban hacia la zona del banquete, Erik tropezó con un bulto que se encontraba en mitad de la calzada. Un bulto que se quejó por haber sido pisoteado y que se levantó, revelando que se trataba de una persona.

 -Perdón, la poca luz me impidió veros, señor...

El anciano se le acercó de repente, intentando examinarle la cara desde muy cerca, alegando que le resultaba familiar.

 -¿Eso creéis? Quizás mi nombre os suene, Erik Berglund.

Al decir eso, el guerrero se alejó un paso. No tanto por él, sino por Masae. Bastante había sido que casi se habían caído los dos al tropezarse, no quería que ese hombre la asustara acercándose demasiado a la pequeña.

No pudo evitar contagiarse del ánimo de aquellas gentes, de su música y de su jolgorio. Realmente, tras lo sucedido en aquella torre, ellos también necesitaban algo de alegría en sus vidas. Y encima tenía entre sus brazos a la bella felinida, la cual era como algodón embriagador entre sus brazos.

Un gesto avergonzado brilló en sus ojos cuando ella le hizo ver que no estaba recuperada del todo. - Disculpadme. La emoción ha podido conmigo - No es que fuera un experto bailarin, pero seguir una melodia nunca se le había dado mal. Para él era lo mismo que cuando peleaba con armas de filo pues era como un baile donde era importante también seguir el ritmo, que te marcaba tu contricante.

- Si necesitais para en cualquier momento, solo decidlo. Esta noche seré tu fiel servidor - su voz, normalmente gutural, sonaba más controlada y más suave, como si intentara acariciarla con sus palabras.

Acepto la invitación de Bharash a bailar, ciertamente no estaba recuperada al cien por cien, pero le apetecía despejarse y no bailaba del todo mal, después de todo su manera de luchar la hacía ágil y rápida, por lo que los movimientos de baile no eran un desafío. Se resintió un poco por el agarre del draconido y cundo este se disculpo, se puso de puntillas y le susurro -no me voy a escapar, tranquilo- rió -creo que ya me has servido más de lo que debías, me salvaste la vida, me protegiste y ahora me sacas del posible aburrimiento- le acarició sonriendo mientras bailaban.