Partida Rol por web

¡No! quise gritar cuando Bregor se dirigió a la ventana, pero fue demasiado tarde, pues había abierto la ventana y agarrado a quien estaba fuera, ¡¿Será idiota?! Estabamos allí escondidos, escondiendonos de una amenaza mucho mayor, y a la primera señal de peligro lo primero que hace es delatar nuestra posición, pero un escalofrio recorre mi cuerpo al ver al orco, ¿que hace aqui? El ataque no se tendría a cabo hasta la noche, ¿se habían adelantado?

- ¡Tenemos que salir de aqui! Pueden que hayan más- dije dirigiendome al orco y con ambas espadas golpeandolo en el brazo para que soltara a Bregor- ¡Ken!- llamé pues no lo veía y no sabía si había escuchado lo que estaba pasando- Coge el cubo y salid de aqui, lo distraere unos segundos, después correré detrás vuestra, creo que somos más veloces que él, seremos capaces de dejarlo atrás.

¡idiota! como podia alguien ser tan estupido como para abrir la ventana y agarar una sombra de algo que desconoces, esa criatura podria haber sido venenosa, podria haber estado con un ejercito, puede que incluso lo este, si así es como funcionabamos los elegidos eramos realmente el grupo mas desastroso que habia visto en toda mi vida.

Tara tenia razón en lo que decia, pero yo podia hacer que ganasemos mas tiempo, si una sola de mis flechas alcanzaba a esa cosa quedaria paralizada, el efecto no seria permanente pero nos daria mucho tiempo para escapar y haria que lo hicieramos todos juntos.

- Tara aparta nos dare tiempo a todos para escapar - Dije justo antes de dejar escapar mi flecha apuntando a la criatura que aun asomaba por la ventana, un solo golpe y caeria al suelo, vivo pero dandonos tiempo para replegarnos.

  - ¡¿¡Pero que demonios !?! -  Bregor no se esperaba a aquella enorme criatura. Vió como Iato desaparecía y al momento reaparecía atacando al orco. - Ahora verás, he luchado con seres mucho peores que tu y no esperes que vaya a ser una presa fácil.

  Bregor esquivó la presa del orco y giró sobre el brazo del monstruo quedando en una mejor posición, volvió a guardarse el espadón a la espalda y fue él el que realizó la presa sobre el brazo del orco, aferrandolo con ambos brazos, haciendo una palanca perfecta, colocando un pie en el suelo y otro contra la pared de la ventana y haciendo acopio de toda su musculatura realizó una proeza de fuerza dejando encajado al orco contra la ventana e imposibilitando el que pudiera moverse. Eso ayudaría a que Iato y los demás pudieran atacarle con suma facilidad.

  - Creo que me debeis una buena explicación ¿Por qué diablos os persiguen seres de esta clase?

Al ver que Ken impacta con su flecha y esta parece causar un efecto de sueño bajo del techo cayendo en cuchillas, para sacar una daga de entre mis ropas y también la que tenía en la boca, girándolas para poner el filo hacía abajo y luego con fuerza clavarlas en los ojos del orco*

No me contenté con hacerlo una vez, su carne era dura, por lo cual necesitaría otro golpe, el cual no dude en dar buscando cruzar las dagas para formar una X.

- No estoy segura si nos persiguen a nosotros- le dije a Bregor- Vamonos, si viene el ejercito con él, si han adelantado el ataque estamos perdidos, teníamos que haber salido nada más llegaron- le dije a Ken

Sali por la puerta mirando a ambos lado para cerciorarme de que no había nadie, después empece a tener cuidado, mirando cada dos por tres a mis espaldas para ver que me seguían, pendiente a cada rincón, a cada nueva calle por si aparecían más orcos, las espadas estaban en mi mano, listas para ser usada. Corría en dirección al bosque, sabía bien donde quedaba

Tras girar el cubo varias veces a lado y lado logré encontrar una pequeña brecha por la que mirar. "Qué cubo más malo" reafirmé mientras observaba pedacitos de la escena: El grandote parecía sujetar algo más grande que él, y Michael había desaparecido. "Qué tío, primero le tira los tejos a la muchacha y ahora se esfuma". Cuando reapareció delante de mi pegué un salto, esperaba que no me hubiese oído pensar... Por suerte, del sobresalto el cubo se aflojó y pude zafarme.

Cuando vi a Tara salir corriendo no lo dudé ni un segundo, agarré mi laúd y salí tras ella, me pegué a su sombra y sin demasiados miramientos la seguí hasta el bosque.

No le faltaba razón a Tara, tendriamos que habernos ido al bosque nada mas llegar todos los demas, pero no fue precisamente mi idea la de quedarnos, fue gladia la que dijo que esperasemos y luego el elfo el que continuo dando ordenes, aun así poco se podia hacer ya, lo mejor era correr lo mas rapido posible y evitar mas combates absurdos.

- Estoy de acuerdo lo mejor es marcharnos cuando antes - dije a Tara justo antes de girarme para mirar a Gladia - Gladia ven escondete entre mis cosas - 

Los demas no tendrian su equipaje preparado, pero yo por suerte lo habia preaprado antes de que llegaran así que agarrarlo todo y salir corriendo tras Tara no era un problema.

                El orco fue vencido por Bregor, al menos momentáneamente, para sopresa de todos. Pero no había tiempo que perder. Ni Gladia sabía cómo era posible que las cosas se adelantaran tanto. Los rumores decían que iba a pasar dos días. Eso era lo que sabían. ¿Cómo los orcos iban a venir antes? ¿Y de golpe? Incluso Michael, mientras hería al ser enorme con su daga, se preguntaba lo mismo. Y Ken, que había lanzado una flecha envenenada que lo había dejado KO por un momento, no lo comprendía. Tampoco la pequeña Tara, con su mente estratégica. O el pequeño kobol de escamas rojas. Y ni hablar de Kurtock, y su conversación con el geranio.

                Entonces todos se vieron a la mesa, comiendo. El sol estaba brillante en el cielo. No había sombras, no había orcos. Estaban sentados, cada uno en su plato. Hasta Rallitas que comía un gran pedazo de carne en un costado del cuarto.

                -¿Qué demonios pasa?!!! –preguntó Gladia, brillando verde de la confusión.

                -Es el don de la Premonición –aseguró Iato, tranquilo, visible. Uno de vosotros lo ha activado. O… tal vez todos juntos, o al juntarse vieron esto. Y no sólo eso, hemos participado de la visión.              

                Plim y Plam, unidos en un conejo blanco, salieron de debajo de un mueble.

                -Sí, han sido todos –dijeron en una voz serena. Al unirse en pensamiento han visto el futuro cercano.

                -¿Pero… cuándo pasará esto?

                -En menos de dos días, o quizás mañana mismo. Mirad el sol, estaba distinto en la visión. Era más temprano.

                -Wow… si son los elegidos.

                La hadita los miró con dos ojos llenos de sorpresa.

- ¡¿Qué?!- dije al ver todo lo que había pasado, me levanté y fui a la ventana, con precaución miré fuera, no sabía que estaba esperando encontrar, si un ogro acechando o el ogro en el suelo bajo un charco de sangre y el ojo acuchillado- Tenemos que irnos, si es una premonición, es que estan de camino, no podemos dejar que nos pillen de sorpresa, debemos poner distancia entre ellos. -Por lo menos algo bueno había sacado de esa visión, sabía que Ken era bueno con el arco y que Gregor tenía bastante fuerza, mientras que Michael era rápido, ¿lo sería también contra un enemigo que no estuviera paralizado?

Al ver que todo había sido una ilusión me tranquilicé y guardé las dagas, en ese momento iba a preguntar quien fue capaz de introducirnos a todos dentro de la misma ilusión, pero fue el elfo el que despejó mis dudas.

-Extraño- dije para luego acercarme a la mesa y tomar un trozo de pan, mojarlo en la salsa del guisado y probarlo- podemos comer antes de partir? Si nos basamos por el sol, lo que vimos podría pasar mañana al amanecer, partiremos de noche y tema solucionado- miré al gran conejo blanco- así que el final si podían unirse, eso es bueno...y menos molesto- dije enseñando los colmillos al animal.

Parpadeé un par de veces mirandome las mano, luego gire la cabeza y examine alrededor. Así que aquello había sido una ¿Premonición? Bueno, mejor: no había hecho una gran actuación, así que lo ideal sería olvidar todo aquello.

Relajado e inconsciente de que premonicion suponía que aquello podía pasar en cualquier momento, volví a sonreír y alargando la mano me acerqué un enorme y suculento trozo de ternera.

- Demonios, llevo días sin comer tanto. ¡Felicidades a la cocinera!

  - Tengo que dejar de beber tanto, me está afectando más de lo normal. - Bregor se sentó y comenzó a comer un buen trozo de carne. - ¿Bueno alguien me puede explicar de una maldita vez que demonios hacemos aquí? ¿Qué es toda esa historia de la profecia y los elegidos? ¿ Y quien o quienes os siguen y que quieren de vosotros? Debeis de haberles cabreado mucho para enviaran a ese orco a la ciudad a capturaros. - El guerrero siguió masticando a la espera de una respuesta

                Estaban convencidos de que debían partir antes para no caer en lo que vieron durante la visión. De todos modos, era mejor comer primero, y de paso llevarse alimento para el camino. Ken no tuvo problema con eso pues no sabía de verdad cuánto tardaría en volver a su hogar pero calculaba que sería bastante tiempo. Así que guardaron raciones para el viaje y se prepararon para partir al anochecer.

                Cuando salió una de las lunas partieron. El elfo encabezaba la comitiva. Detrás estaban todos ellos menos Kurtock, el ser decidió que no se sentía elegido para nada, que prefería seguir su vida junto a su tigre, Rallitas. Era una lástima pero todos comprendieron que esto no era algo que se podía forzar, si no te sentías parte del grupo era muy probable de que realmente no tuvieses mucho que ver con él.

                Así que dejaron a su amigo atrás y salieron hacia el próximo destino: el Bosque Fae,al este del poblado en el cual estaban morando. Allí los Altos Consejos de Elfos y Hadas los estarían esperando.

Uno menos, antes de empezar nuestra misión, cualquiera que fuera, ya habíamos perdido a uno, esperaba que pudiera sobrevivir, porque pronto los orcos arrasarían con todo. No pude evitar mirar hacia atrás hacia el pueblo, no le tenía mucho cariño a nadie, pero tenía algunos conocidos, Sue, a la que le vendía la comida que cazaba cuando tenía de sobra y necesitaba dinero para flechas, armas, o simplemente para una manta para el invierno. Esperaba que no mataran a todos, pero no tenía muchas esperanzas en eso...

Me acerqué a Iato, que iba en cabeza, miraba el bosque, lo conocía bien, cazaba allí

- ¿Como son los elfos o las hadas que vamos a ver? ¿Necesitamos saber algo de ellos?

Una vez terminamos de comer todo nos preparamos para seguir, a mi me hubiera quedado a saborear un buen combate, pero todos parecían temerosos de que al poblado lo asediara un ejercito y de ser así tampoco es que pudiera hacer mucho.

Mientras caminábamos recordaba a aquel que se quedó en el pueblo.

A lo mejor ser quería hacer el héroe y tener una muerte digna, una lastima por el tigre, una mejora por él, estaba sucio y vivía desnudo, llamaría demasiado la atención...