Partida Rol por web

Enardecido por haber desarmado a su rival,. y por el inesperado éxito del ataque de todos los miembros de la Liga, Sandokán siguió presionando a su adversario, realizando finta tras finta hasta lograr acertarle...

Nuevamente Sandokan consigue nuevamente herir al soldado con el que peleaba, el cual cayó al suelo levantó las manos mostrando que se rendía.

Así, también el resto sigue peleando y el único que está en el suelo es Ogú, quien no muestra signos de estar conciente. Esto lo aprovecha uno de los apemanes que estaba libre para acercarse e intentar rematar al cavernícola con su balloneta.

¡Frankenstein!  gritó Sandokán alarmado al ver cómo uno de los alemanes iba a rematar a su compañero Ogú. El malayo colocó la punta de su cimitarra en la garganta del soldado nazi caído Dile a esa escoria alemana que o sueltan las armas o los mataremos a todos y dejaremos que los leones jueguen con sus restos. E intenta parecer amenazador.  Como si no lo fuera ya...

Así no iba a poder hacer demasiado y aunque fuera, yo también tenía un arma con la que podía intentar ayudar. Mirando al niño le asentí con la cabeza y lo dejé en el suelo, porque sino no iba a poder hacer nada, pero para que no se asustara y saliera corriendo le cogí de la mano, para que supiera que debía quedarse conmigo.

Saqué el arma y me dispuse ausarla en cuando pudiera.

Al menos, si tenía que resultar difícil que ellos también vieran que tenían que defenderse de balas que les llovían, no sólo de espadas y cosas contra las que parecían tener las de ganar por el momento.

Era que simplemente no podía dejar que mataran a Ogú, quien también sólo quería regresar con su familia.

chia vio que Ogu estaba en problemas e intento con una patada lanzar a uno de los perros en la direccion del aleman que se acercaba a su amigo, lementablemente el angulo era forzado y el perro pudo esquivar el golpe que dando chia con las piernas casi totalmente estendidas en el suelo.

Siguiendo las ordenes de Sandokan, Frankenstein lanza la amenaza y es tan convincente que casi suena como si les hubiera echado una maldición a los alemanes.

Por su lado, el resultado del disparo de Mina es satisfactorio y logra darle al soldado que intentaba matar a Ogú.

Si bien Chia falla al patear al perro, estos se dan cuanta de que no les será fácil encargarse de ustedes, y como en los animales prima el instinto, deciden ponerse a salvo y escapar.

Los soldados alemanes, al verse sobrepasados por ustedes optan por levantar las manos y decir:

- Ich gebe auf.

Estos soldados se quedan bajo la atenta mirada de Frankenstein y ustedes van a ver a Ogú que aún no reacciona. El cavernícola tiene un corte en el brazo derecho debido al roce de la bala, pero al caer se golpeó la cabeza en una piedra, por lo que seguro perdío el sentido. Después de unos segundo Ogú abre los ojos y les pregunta:

- ¿Mí está morío?.

Quizás no debería haberlo echo, pero sonreí aliviada cuando vi que aquel hombre no mataría a Ogú, puesto que el cavernícola me parecía una de esas personas demasiado buenas como para sufrir daño alguno, aunque a veces se comportara como un niño grande.

Los alemanes parecían rendirse, al menos, eso es lo que me dio a entender la situación porque su idioma me era incomprensible y cuando Ogú reaccionó, ya sonreí de verdad, más tranquila.

- Tú por no pelear hasta duermes...

Le respondí bromeando.

- Sólo has perdido la consciencia un poco..

Buff  resopló aliviado Sandokán al escuchar al bueno de Ogú. No nos des esos sustos de nuevo, ¿quieres, Ogú?

Sandokán se giró hacia su camarada Yañez, mientras seguía apuntando con la hoja afilada de su cimitarra al soldado vencido. Yañez, encargate de que los aten y amordacen a todos. No podemos dejar que den la alarma.

Tú se apresuró a dirigirse a su prisionero ¿Cómo habeis sabido que estabamos aquí? No creo que haya sido una casualidad... y si se te ocurre ni siquiera pensar en mentirme mi amigo Frankenstein se hará unas hamburguesas de soldado alemán...

Frankenstein traduce lo que sandokan les dice a los alemanes y estos comienzan a hablar. Según lo que dicen ellos salieron en busca de un pequeño esclavo que los sacerdotes de ese dios sangriento deseaban sacrificar a toda costa. fue solo la casualidad la que los trajo a ustedes.

Por lado, Ogú al escuchar que se perdio casi toda la pelea se lamenta como un niño que no pudo ir al parque de juegos. Después les pregunta.

- ¿Kuándo termine ablar, mí puede sakar la ñoña a lo lemanes?

Guardé el arma al escuchar la traducción de Frank, pues sabíamos perfectamente quién era el que tenían tanto empeño en sacrificar, pero otra cosa es que se lo fuéramos a poner fácil para que lo hicieran. Al menos por mi parte, nadie le pondía las manos encima si yo seguía respirando.

- Ven cielo.. - Volví a coger al niño como si lo hubiera adoptado provisionalmente hasta que pudiera devolvérselo a su familia, que seguro que deseaba verlo y poder abrazarle.

Lo que ya no entendí tan claramente fueron las palabras de Ogú, que como siempre me costaba descifrar.

- ¿ Qué es la ñona? - Pregunté intentando entretenerlo mientras los demás se dedicaban a lo importante, pues sabía que tendría que ver con como poco, darles una paliza.

Miedo me da la respuesta se dijo Sandokán ante la pregunta de Mina. Sin embargo, no era momento para bormas. Frankenstein, intenta sacarles todo lo que puedas sobre su campamento, entradas, guardianes, rondas de vigilancia, cualquier cosa que se te ocurra que pueda ser útil. Dejales bien claro que si no cooperan o intentan escapar añadió mirando fijamente a los ojos del soldado alemán lo lamentarán, pero que si nos ayudan, no sufrirán más daños.

Ogú mira a Mina como si le estuviera preguntando por qué el cielo es azul, pero igual trata de explicarle lo mejor que puede:

- Mí toma palito mío de mí y le pega juerte a lemane. Azí mí saka la ñoña.

Mientras explicaba, Ogú pega en el suelo con su "palito" el suelo y los soldados lo miran con miedo.

Frankenstein hace las preguntas que Sandokan a lo que ellos responden algo atropellados. Después de un rato, Frankenstein tiene una idea de lo que ocurre:

- Dicen que las chozas son en las que viven los esclavos cuando no están trabajando. El lugar del que sale tanto humo es el templo del dios de los aborígenes, al que le hacen sacrificios humanos diariamente. Los soldados tienen su base en el fuerte que está al lado de la escavación del cañón. hay aproximadamente quinientos soldados en el fuerte.

Ogú sabía perfectamente que le diría que no podía liarse a darle con el " palito " a los soldados, pues nosotros éramos bastante más civilizados que ellos y no les quitaríamos la vida como ellos hubieran hecho con nosotros, al menos, era algo que no nos podían quitar, la dignidad que nos quedase.

- No Ogú, que sean malos no significa que les puedas pegar... - Ahora vendría la protesta y se enfurruñaría un poco, pero nada que no me esperase ya.

Al escuchar las palabras de Frankenstein me quedé con cara de circunstancia, para poner un gesto preocupado después.

- No lo vamos a conseguir. Es imposible.

Chia escucho con atencion y miro a la columna de humo que salia de uno de los edificios, luego miro al pequeño que acompañaba a Mina "seria mejor alejarlo de aqui mientras dure todo esto". - creeis que es buena idea que nos acompañe el niño? vamos al corazon del mal.- despues de lanzar su pregunta chia se acerco a los alemanes y añadio- han dicho que querian sacrificarlo a toda costa, ¿por que? y miro al pequeño atentamente.

No creo que haya opción, no podemos dejar a un niño vagar sólo por la jungla. respodnió Sandokán a la cuestión sobre el pequeño indígena. Además, quizá así los esclavos confíen en nosotros, nunca se sabe cuándo puedes necesitar un amigo a mano.

El pirata malayo dedicó unos instantes a meditar sobre el otro problema. Si quitamos los uniformes a los soldados, algunos podríamos infiltrarnos en el fuerte alemán, al menos para efectar un reconocimiento. Pero desde luego será una misión muy arriesgada...  ¿qué os parece?

Como Mina lo predijo, Ogú no estaba en nada contentode no poder entretenerse un rato con los alemanes, así que tomó el perrito que había encontrado y se sentó refunfuñando bajo un árbol, cosa que le hizo mucha gracia al pequeño nativo que Mina cuidaba.

En tanto, Ayesha, que no parecía estar atenta a lo que los hombres hablaban, se baja de su litera y les apunta al campamento de los alemanes, diciendo:

- Hay dos peligros ahí abajo. Uno son los soldados alemanes y sus máquinas de guerra, el otro son el Dios de la lengua ensangrentada y sus seguidores. Creo que debemos dividirnos para enfrentarlos por separado.

¿Dividirnos? ¿Sin saber aún qué nos espera en ambos lados?  preguntó incrédulo el pirata  Ni siquiera sabemos cómo podremos enfrentarnos a tantos alemanes, y quieres que nos separemos para atacar también a un ser autoproclamado Dios? Si sabes algo que nosotros no, te escuchamos encantados...