Partida Rol por web

Ambos se asomaron sigilosamente por la puerta, para poder ver quien había entrado. Vieron una cabellera rojiza y otra cenicienta antes de reconocerlas. Eran la enfermera Walker y la señora Swacht, miraban hacia todos lados buscando algo o a alguien. Era curioso como dos hombres maduros estaban actuando tan precavidos por cualquier cosa, como si la situación actual jugara con sus nervios y mentes.

-Acabo de llamar al hospital, tardó bastante en atender pero Olivia dijo que Swacht está estable- oyes un suspiro-. Pero que tiene un pronostico reservado de momento. Tanto ella como Korpper se quedarán a cuidarlo toda la noche... Pero que piensa que no logrará pasarla- conocías a Olivia Jhonnes lo suficiente como para deducir que su pronostico era acertado, tenia la suficiente experiencia y sangre fría para darlo y acertarlo-. El Sheriff no está en la comisaria pero Karl me dijo que se comunicaría por radio con él y le pasaría el mensaje.

-¡Ahhh!- gritó al escuchar tu voz y casi se cayó de donde se había subido movida por la música. Recuperada de la sorpresa, salió de la cabina con una enorme sonrisa cerrando la puerta tras de sí-. Me hiciste asustar idiota- y te dio un fuerte golpe en el brazo con un puño diminuto-. Acabo de conocer a un chico tremeeeeendo- y al decir tremendo apretó los puños con fuerza-. Tienes competencia- sonrió otra vez mirando por sobre tu hombro como si estuviera viendo a otra persona en la lejanía.

-Oh, me alegro mucho -le dije a Elizabeth, en tono afable.

La joven locutora siempre había sido muy enérgica en su comportamiento, aunque intuía que esa tarde se encontraba bastante más emocionada de lo normal.

-¿Puedo saber quién es el afortunado? -pregunté, intrigado por saber quién había logrado conquistar el corazón de Elizabeth-. ¿Lo conozco?

"Espero que no sea Dylan Kuchen" pensé para mis adentros, teniendo en cuenta la facilidad que había demostrado el hijo del panadero de tener amistades tan variadas.

 Wilson se acaricia la sien ante la mala noticia, recordando el mensaje y la posible implicancia que tenía en todo el asunto. Pero preocupar innecesariamente a la gente no era propio de su persona. Por lo que no quiso darle más vueltas a un asunto que, a la luz del amanecer, tendría algún desenlace del que ya se enteraría.

- Gracias, Judy... Ehm, eres libre de retirarte cuando lo desees. Yo me quedare acomodando algunos papeles hasta tarde. El día debe haber sido agotador para ti, así que tienes un descanso merecido.

 Wilson se masajea el cuello lentamente mientras dice esto último. En realidad todos estaban cansados. Aquel festivo día se vio interrumpido por sucesos extraños y una fatal noticia. ¿Es que su primer día como alcalde no podía transcurrir con normalidad?

Salí rápidamente al encuentro de la señora Swacht, a sabiendas de que probablemente me buscaba.
- ¡Anna! El sheriff acaba de contarme lo que ha pasado.

-No lo conoces- dijo mirándote con ojos brillantes y dejando que el suspenso dure unos segundos-. Apenas lo conocí hoy. Hablamos un poco pero me pareció muchísimo mas interesante que todos los chicos de Sonnenlicht- alzó amabas manos mientras asentía varias veces-. Ya se, ya se. Me estoy emocionando mucho. Pero el chico apareció de la nada cargando una mochila y el la ropa algo pegada al cuerpo- una sonrisa picaresca rondó sus facciones-. Viaja por todo el mundo, escribiendo y pintando, viviendo de lo que puede y como puede. Incluso se había bañado en el rio antes de aparecer por aquí- te miró uno el rostro expectante-. Desnudo. Entiendes. Se bañó desnudo por ahí mientras yo estaba hablando con la nada y pasando música que pocos aprecian- se quejó un poco mas, pero era mas bien en broma-. Me lo encontré cuando salí a... tomar aire- sabias que solía fumar algo de yerba de vez en cuando, sobre todo cuando estaba sola-. Fue muy amable y me preguntó sobre un lugar donde hospedarse o buscar algún trabajo eventual. Estuve tentada en ofrecerle mi casa, pero me contuve- su verborragia era algo que siempre lograba fascinar a sus compañeros y en la radio su entusiasmo contagiaba. Al menos no era Dylan Kuchen, pero si un total desconocido salido de quien sabe donde.

-Oh Geli- la fuerza y tranquilidad que había estado exhibiendo mientras caminaban hacia allí se fue derrumbando en cuanto vio al padre Doorgod-. Harold se muere... no pude ayudarle y... vine a rezar por él- su cuerpo pequeño y frágil temblaba con cada palabra y sus ojos se fijaban tanto en Doorgod como en el altar de la iglesia-. No pude hacer nada- repitió un par de veces recordando la escena de su esposo debajo del tractor-. Tengo mucho miedo.

-Muy bien. Ya terminé de hacer todo para mañana- dijo a través del intercomunicador, casi podías imaginar que ella también imitaba tu gesto de masajearse el hombro-. Oh, casi lo olvido. Llamé para cerciorarme que su madre este tranquila y me dijeron que se fue a dormir apenas llegaron. Estaba cansada pero bastante lucida.

Quedó satisfecha con el trabajo pero torció el gesto cuando el doctor se ofreció para pasar la noche. Sí que era normal que hiciera horas extras... pero Lara siempre pensaba que un médico descansado era un médico mejor. Se encogió de hombros y no dijo nada. Simplemente añadió algo.

Avíseme de cualquier cosa que ocurra y vendré en seguida. Era lo máximo que podía hacer. Estar ahí los dos era inútil, así que simplemente pudo ofrecerse a relevarle o apoyarle si algo ocurría.

Seguidamente, se dispuso a volver a su casa a descansar. Había sido un día largo.

-Por supuesto- intervino Olivia empezando a guardar todo lo utilizado-. Ve a descansar y te avisaremos de cualquier cambio- su voz era casi maternal y había un encubierto "buen trabajo" en ella. Körper asintió en tu dirección mientras chequeaba por enésima vez los signos vitales de Swacht, como si temiera que las numerosas maquinas en las que estaba conectado le estuvieran mintiendo.

Te alejaste de allí para quitarte todo el equipo quirúrgico y buscar tus cosas. El vestidor del hospital era algo pequeño, pero para las tres mujeres bastaba. Körper solía venia vestido de su casa. Ni siquiera valía la pena bañarse allí, en tu casa estaría mas cómoda y no veías la hora de descansar.

La plaza estaba bastante menos concurrida, solo quedaban unos pocos habitantes sacando el ultimo provecho a los débiles rayos de sol que aun persistían. Pronto seria de noche y el día se te había pasado con rapidez. No disfrutaste de la festividad y tampoco creías que Swacht lograra sobrevivir, parecía que el día había sido una perdida de tiempo. 

El camino a tu casa fue rápido, pues estaba bastante cerca del hospital, si ocurría alguna emergencia, podrías llegar al instante. Tu casa era bastante grande para ti sola y al entrar la notaste fría y oscura. Ya te habías acostumbrado a ello, pero esta vez sentiste un escalofrío recorriéndote la espalda. Encendiste todas las luces y la sensación remitió bastante. Seguramente estabas cansada y dormir te ayudaría a despejarte.

Al comprobar quienes eran, salí tras mi compañero de la habitación. La pobre Sra. Swacht estaría pasando un infierno, y sin duda venía buscando a Geli para intentar calmar algo de su dolor.

-Lamento lo ocurrido con Harold, Anna. Yo... no sé muy  bien qué decir. Karl me ha contado sobre el accidente.

Me acerqué a ella, aunque no sabía muy bien qué hacer. No se me daba bien consolar a las personas, y menos cuando estaban sufriendo tanto.

-Si necesitas cualquier cosa, lo que sea, dirígete a la comisaría y te ayudaremos en todo lo que podamos. 

Me dolía ver a uno de mis conciudadanos sufrir sin poder hacer nada, pero no era mi labor (ni tenía la capacidad de) ayudar en estos casos, al contrario que Geli. Confiaba en que él calmara a la buena mujer de alguna manera. Me alejé de Anna y me dirigí a la enfermera, a la cual aparté un poco de la pareja.

-Karl me ha contado algo, pero estaba muy afectado y me gustaría que alguien me contara con más calma que ha pasado. ¿Cómo esta Harold, los médicos pueden hacer algo por él? Karl mencionó que se le había caído el tractor encima...

-El joven Poriadok fue de mucha ayuda- dijo mirándose las manos algo distraída-. Nunca podría haberlo sacado sin su ayuda- lanzó un largo suspiro, como si se estuviera deshaciendo del dolor que sentía en su pecho-. Fue un accidente tonto. Harold intentaba arreglar el tractor, como lo venia haciendo desde hace años. Solo que esta vez... supongo que no lo aseguró bien o su suerte se había agotado. Creo que el Señor quería que esto pasara para que estuviera a su lado- sus labios tiemblan un poco pero continuó con determinación-. No se si tendrá las fuerzas para superar esto Padre, pero quisiera que usted le diera su bendición, solo por si acaso.

La radio del sheriff emitió un pitido y la voz de Karl irrumpió en la estancia. Se lo notaba tranquilo, por lo que podían imaginar que no traía malas noticias.

-Sheriff, ¿Me oye? ¿Esta ocupado?- esperó a que le respondiera.

Sonreí, contento de escuchar a Elizabeth hablando tan emocionada sobre aquel muchacho que parecía ser de fuera de Sonnenlicht. A juzgar por lo que me decía mi compañero, supuse que debía de tratarse de algún mochilero o joven trotamundos, un artista bohemio con ganas de ver el mundo y experimentar por sí mismo.

-Me alegro, Eli. Podías decirle que venga a hablar en la radio uno de estos días a contar alguna experiencia de sus viajes. Quizá podría quedarse en Sonnenlicht y alguien le dé trabajo -comenté, pensativo, pues en esos instantes mi mente volvía de nuevo a centrarse en el primo de Dylan Kuchen-. A todo esto, he venido a preguntarte: ¿hoy has visto a un hombre un poco raro, con el pelo largo? Probablemente también tenga barba y vistiese un poco mal. No sabría decirte qué edad tendría. Es el primo de Dylan Kuchen. -Me encogí de hombros, suponiendo que, al igual que yo, Elizabeth tampoco estaba al tanto de la existencia de dicho primo de Dylan-. O, al menos, "supuesto primo". Parece ser que está loco, lo tenían encerrado en casa los Kuchen, y hoy se les ha escapado. Ahora anda solo por el pueblo. En principio, esa es la versión oficial.

Recordando todo lo ocurrido con Ronan y la señora Crown, añadí, con un suspiro:

-Y la versión extraoficial que nos hemos montado Luana y yo es que puede que ni siquiera sea el primo de Dylan, y él y sus compinches pretendan buscar a ese hombre para hacerle daño. Había muchas contradicciones en la declaración de Dylan, como si quisiera ocultar información al sheriff y a su ayudante. No sé si lo has visto, pero si ves a alguien que pueda ser Adam Kuchen, avísame por el móvil. También podríamos utilizar la radio para alertar a todo el pueblo por si le ven. Sea cual sea la versión real, imagino que el pobre hombre tiene que estar muy asustado.

Tu idea sobre invitarlo al programa de radio pareció encantarle a Elizabeth, quien encontraba una excusa perfecta para volver a contactarlo. Lo que siguió a eso fue cambiando su expresión risueña a una sorprendida formando una O con su boca.

-Mierda…- dijo al fin pasándose la mano por el cabello alborotándolo en el proceso-. Ok. Puedo hacer un aviso por radio, pidiendo colaboración para encontrar a este sujeto… Seguramente destacará si se ve como afirmas- miró hacia la cabina de la radio, mordisqueándose el labio-. De esa forma nos aseguramos de que llamen aquí primero y podremos hablar con ese tal Adam a solas, sin que los Kuchen intervengan- sonrió auto felicitándose por su idea-. ¿Qué te parece?

La joven admiraba tu trabajo y el de Luana, pues, a pesar de conocer la profesión, ella nunca había tenido un logro significativo como el de ustedes. También veía a Luana como un ejemplo a seguir.

La voz del walkie sonó antes de que Evelyn tuviera opción de responderme. 

-Discúlpeme un momento -le comenté a la enfermera-. Aquí Félix, ¿algo de lo que informar Karl?

Harry escucha atentamente a Edna mientras habla. Al mencionar al "primo" de Dylan reacciona como un resorte. - ¿A un tipo muy raro con el pelo largo y un abrigo roñoso?. No es lo mismo pero también me interesa. ¿Cuándo lo viste, por dónde y hace cuánto?- Harry sabía que ese dato podía ser igualmente importante para poder solucionar el "misterio" de Dylan y sus compañeros encapuchados. 

Prestando mucha atención escucha a Edna. Siempre había tenido una buena relación con la propietaria del bar, había pasado muchas noches en el pub charlando con ella e incluso la había ayudado con alguna de sus conquistas. Era una buena mujer y... tampoco estaba tan mal. Harry no descartaba nunca a una mujer aunque ahora mismo lo importante era otra cosa. 

Consolaba a Anna, estrechando sus manos.
- No te culpes, hija mía. Los accidentes ocurren y no debes buscar culpables ni motivos. Si tu deseo es que vayamos a verle ahora mismo, así lo haremos.
Miré a Félix, como esperando su aprobación. Yo tenía que ir al hospital, era mi obligación. En ese momento, Karl sonó por el walkie.