Partida Rol por web

Lee se mezcló entre la gente y pudo seguirlo con facilidad. Desde su posición, notó los gestos de desesperación del chico, movía su cabeza de un lado a otro y se mordía la uña del pulgar compulsivamente. Entonces, como si hubiera dado con un muro invisible, se detiene y mira a todos lados, con rapidez cambia de dirección y se dirige hacia uno de los laterales de la plaza, por la dirección, intenta llegar otra vez al callejón por el que había aparecido.

Lee puede aprovechar a cortarle el paso o continuar siguiéndolo, pues aun cuenta con la ventaja de que no ha notado su presencia. Con suerte, podría averiguar más sobre el motivo de que estén allí, con esas pintas tan raras y esa actitud tan sospechosa.

-Padre Boek- dijo al anciana al verlo llegar. En su pecho, sostenía lo que parecía ser un pan envuelto en un pañuelo rojo. Miró a Doorgod arrugando el ceño un segundo, pero al instante sonrió complacida, acariciando la cara del fornido padre-. Se le ve muy bien. Ya no esta tan flacucho. 

​Y con cierta brusquedad, presentó el pan casero y lo puso frente a padre, sin apartar la mirada del pan y sonriendo con alegría. Billy miraba a la anciana con la boca abierta, sin entender mucho de lo que decía. Pero su padre le dijo que no debía meterse en conversaciones de adultos, así que cerró su boca y continuó mirando en los alrededores. Hond solo se acostó entre ellos, suspirando contento al notar el sol en su cuerpo.

-Claro, vamos- dijo Lara casi palpando la tension en el joven ayudante de Sheriff, este intentaba aparentar tranquilidad, pero sus ojos decían la verdad. Karl asintió complacido y las dirigió hacia la patrulla.

Dejo unas monedas sobre la mesa para pagar el café, y sigo a Eric, manteniendo cierta distancia prudencial, y con la cámara en la mano. Algo no está bien, nada bien. Tengo todos los pelos del cuerpo erizados. Lentamente, me deslizo por la plaza en pos del sujeto misterioso, sin perder de vista a Eric... O el o yo, lo obtendríamos la verdad.

Luana dejó unas monedas sobre la mesa, justo al lado del ambos cafés a medio consumir y que aun humeaban. El sol bañaba su cuerpo pero tenia la piel de gallina. Eric se había adelantado y pudo ver que levantó su cámara para sacarle una foto al desconocido. Justo en ese momento, el tipo cambió de dirección. Ya no caminaba por los bordes de la plaza sino que iba hacia uno de las calles, alejándose de toda la gente. Ahora le es posible verle bien. Es un sujeto alto y fornido, cree haberle visto en el pub alguna vez, tomando cervezas con empleados de la represa... No recordó su nombre aunque podría ser que simplemente no le conozca. 

Viendo lo grande que era ese tipo, Luana se preguntó que harían en caso de que se interpusieran en lo que sea que estuviera haciendo. Por otro lado, aun no entendía que hacia y porque tanto secretismo en su actitud. Eric estaba un poco mas allá, siguiéndolo.

Observé como aquel grandullón se mezclaba entre la gente. La foto me había salido bastante movida, aunque al menos se percibía que se trataba de un hombre de elevada estatura. No recordaba a muchos tipos con semejante tamaño en Sonnenlicht y, si no me euivocaba, había visto a ese hombre varias veces tomando cerveza en el pub. Parecía que, pese a lo que pudiéramos pensar en un primer momento, se trataba de uno de nuestros vecinos y no de un extraño.

Con suerte, probablemente nos estaríamos preocupando sin motivo alguno.

Me disponía a seguir al individuo cuando advertí que Luana me había seguido, supuse que también decidida a descubrir la verdad y qué es lo que pretendía hacer aquel hombre. ¿Tendría alguna relación con el comportamiento de los pájaros o el perro del Padre Doorgod?

-Sigámoslo -le susurré a Luna, en un tono casi inaudible, mientras echaba a andar detrás del inmenso hombretón.

Por raro que pareciera Dylan no se había percatado de la presencia de Harry cosa que aprovecho para poder seguirle sin tener que dar ninguna explicación ni provocar algún "mal entendido".
A ver si descubro hacia donde se dirige y sobretodo a qué o a quien está buscando... La verdad es que me apetece pararlo pero me corroe la curiosidad.
Así que sin, casi, un ápice de duda Harry continúa siguiendo discretamente al pastelero.
Intentando mantener informado a Félix, Harry le comenta vía walkie:
sheriff, creo que no me ha visto. Lo seguiré un poco más a ver si descubro algo.

Miró a su alrededor una vez que Billy estuvo con Geli, buscando al grupo de encapuchados. No vio a nadie en grupo, pero si a un sujeto con una gorra, la cual tapaba su rostro y parecía moverse entre la gente buscando algo. Iba de negro aunque no con capucha. Como era lo más cercano a la descripción de Lee, se acercó a él. El sujeto pareció notar que se acercaba, por lo que se giró y empezó a alejarse de la plaza a paso rápido. Intentó mezclarse entre la gente, pero su aspecto le hacia resaltar como una mosca en la sopa

Asentí a Eric y me dispuse a seguir al sujeto grandullon. Estaba segura de que su actitud no era normal, que algo se estaba tramando... Con precaución, continué mi camino en pos del sujeto sospechoso, sabiéndome más segura por la compañía de mi colega.

Me acerqué al alcalde y le estreché la mano con cordialidad. Aquel hombre era encantador, no cabía duda. La señora Batterman me confundió con el padre Boek.
Qué gracia, no puedo parecerme menos. Pero soy un sacerdote al fin y al cabo, como lo fue él. El negro no pasa desapercibido.
Recuerdo perfectamente a la señora Batterman en su juventud. Una mujer que había sufrido mucho el carácter amargo y despiadado de su marido, pero que se había forjado como una mujer tremendamente segura de sí misma. Hoy, aquella persona tan singular había quedado reducida a la mínima expresión. Pero la edad, no pasa en balde para nadie. La saludé con la misma reverencia que lo habría hecho el viejo Boek, seguro de que le agradaría aquel antiguo ritual: le tendí la mano hacia la suya y ella hizo el ademán delicado e inocente de acercársela y darme un beso en ella. Aquella costumbre de besar las manos de los sacerdotes era algo que la gente muy anciana había practicado, y para la señora Batterman era lo natural.
Me ofreció el pan que llevaba para que lo bendijera, e igualmente hice lo que habría hecho Boek:
- Bénedic, Dómine, nos et hæc tua dona quæ de tua largitáte sumus sumptúri. Per Christum Dóminum nostrum.

Amen.- respondió ella, volviendo a guardar el pan. La miré con mi mejor sonrisa esperando haberla complacido.

Subieron a la patrulla, la doctora de acompañante y Evelyn en la parte de atrás. Karl arranco y comenzó a maniobrar el vehículo con tranquilidad, pero en cuanto dejó atrás el plaza, aceleró hasta el fondo y enfiló rumbo a la casa de los Swacht. Se notaba la tension en su mandíbula y como apretaba con fuerza al volante.

No tardaron nada en llegar al lugar, el cual estaba casi en las afueras del pueblo. Vieron una casa de dos pisos, de madera y de aspecto ligeramente descolorido. Tenia muchos arreglos, pero pendientes, como si hubieran empezado y dejado en varias partes de la casa. Los ancianos seguramente no tendrían la fuerza para hacer la mayoría de esas mejoras y por eso la casa se ve tan deteriorada. 

Una anciana salió de la parte de atrás, con los pelos revueltos y lagrimas corriendo por sus ojos. Les hacia señas para que la siguieran y desapareció rumbo a la parte de atrás, en donde se veía un camino y huellas de tractor.

Los intentos de Dylan para pasar desapercibido fueron en vano, al menos para Lee. El chico bajó la cabeza y dejó que la capucha ocultara sus rasgos. No parecía querer que le vieran los vecinos. Algunos se giraban medio sorprendidos por su figura, pero volvían a lo que estaban haciendo con rapidez. Cuando salieron de la plaza, pudo ver como Karl pasaba por la calle en la patrulla, con la doctora Scofield y la enfermera Walker. Por su mente no pudo evitar pensar en lo suertudo que era, aunque no se le veía alegre para nada.

El hijo del panadero cruzó la calle y se internó en una de las calles que iban al costado de la alcaldía. Ahora pudo ver a otro sujeto con un enorme abrigo negro, también con capucha que le sacaba fácilmente dos cabezas a Dylan. Pareció que intercambiaron palabras, pero lo sorprendente fue que a su lado, aparecieron Eric Trucker y Luana Riquelme. Se podía notar la sorpresa en el rostro de los tres, pues estaban concentrados en ver que el otro tipo no les viera y descubrir cualquier detalle de lo que hacía.

Seguir a alguien tan grande era pan comido, incluso cuando se alejó de la gente y ya no tenían la protección de la muchedumbre para ocultar sus movimientos. Pudieron ver que otra persona, con otro abrigo negro y capucha, salió de la plaza y pronto se encontró con el enorme tipo. Pareció que intercambiaron palabras, aunque no estaban seguros.

Entonces, casi de improviso, se encontraron con Lee, el ayudante del Sheriff. Este salió de entre la gente, un poco después de que el segundo desconocido saliera. Se podía notar la sorpresa en el rostro de los tres, pues estaban concentrados en ver que el otro tipo no les viera y descubrir cualquier detalle de lo que hacía

Los dos sujetos sospechosos continuaron caminando, pero ahora a mayor velocidad, como si sintieran que les estaban siguiendo. El más pequeño empezó a mover sus manos mientras agitaba su cabeza hacia el otro, le señalaba y parecía estar discutiendo en voz baja, el otro simplemente se inclinó ligeramente y aplacó todo en medio segundo.

Eric, Luana y Harry perseguían diferentes presas, pero estas se habían juntado y parecían trabajar juntas. Para los dos reporteros esto fue una sorpresa, no esperaban mas gente rara dando vueltas por el pueblo.

La anciana sonrió complacida, pero luego pareció muy confundida, miró al padre Doorgod un largo rato, aferrando el pan con fuerza. Luego su rostro sereno pareció volverse severo, arrugó sus labios con desagrado mientras decía:

- Irka Mekzrakull Ighcge Onagh- miró al padre enarcando una ceja-. ¡Ver Koru Valec!- asintió con fuerza, manteniendo sus labios bien apretados-. Verkoruvalec- repitió ahora confundida-. No, no era así… ¿Dónde está mi marido? – se giró hacia Batterman, como pensativa, luego apoyó su mano en el rostro de su hijo y sonrió-. Eres un buen chico. El padre ya lo bendijo, será un buen año. Vamos.

Empezó a caminar hacia el árbol, con Judy a su lado sosteniéndola cuando esta parecía perder el equilibrio, colocó el pan a los pies del seco espécimen y luego se alejó unos pasos. Asintió complacida al ver la cantidad de cosas que habían puesto allí. Incluso Billy dejó un juguete viejo, al adoraba, bajo la sombra del árbol.

-Eres un buen chico- le dijo la anciana mirándolo de costado-. Totalmente puro.