Partida Rol por web

Había dejado a Evelyn en la plaza, pero podia haber vuelto a casa, sino...¿porque esa luz si vivia sola? ¿Pero porque la puerta entornada? ¿¡Quien deja su puerta de la calle entornada?!

El corazón le latia desaforado y tuvo que llevarse la mano a la boca cuando vió al joven sacar aquel cuchillo. Espero a que hubiera distancia entre ella y el joven para meterse el walki bajo la blusa y encenderlo muuuuuy despacio. Luego lo sacó para poder hablar entre susurros

- Sheriff. Casa Evelyn. Rápido - era evidente la urgencia y el miedo en su voz. Lo apagó para no recibir respuesta y no delatar su posición. Lento. Muy lento comenzó a aproximarse a la posición del joven con la piedra bien sujeta en su mano y usando como cobertura las plantas, muros y elementos que sirvieran a tal fin. Si lo veia entrar aceleraria el paso, pero sin llegar a correr.

La historia cada vez se complicaba más. Ya de por sí era rara teniendo en cuenta los antecedentes con los que pidió al alcalde acudir a su casa como para sumarme un hombre encapuchado que parecía sacado de algún viejo cómic de superhéroes.

En cualquiera de los casos no confiaba en nadie, ni siquiera en su propia sombra, no hasta que el misterioso hombre habló y un interruptor en su cabeza se encendió de inmediato. Le conocía, estaba segura de ello. Podría tener mala memoria para los nombres pero su trabajo le había propiciado una buena para los rostros y las voces, sobre todo a la hora de atender a los pacientes para poder distinguirlos. Sin embargo esta era una distinta, una cercana…

¿Harry? – Bajó la tensión de sus hombros terminando por explotar los últimos resquicios de entendimiento que le quedaban mientras el chino se encargaba de coger el teléfono y contestar, hablando expresamente con Karl.

Sin embargo ver una cara amiga (o eso quería empezar a pensar tras tanta muerte y resurrección) hizo que soltara el paraguas sobre el sofá y se acercara a él para ver sus heridas. Sin duda estaba machacado, parecía que se habían enseñado con su rostro costando reconocerle si no fuera porque su voz agria no había virado en absoluto.- Por dios, ¿qué te ha pasado?

-No sé qué le pasa -le comenté en tono bajo a Kuchen, para que no nos escuchara la chica-. Antes... se puso un poco agresiva... pero no parece peligrosa. Körper dijo que no es una mala muchacha, que no suele comportarse así, por lo que supongo que debe de haber tomado algo...

Percibí un tono extraño en mi voz. En un pueblo en el que los que recién morían regresaban a la vida, donde a alguien le daba por prender fuego a la radio, y donde algunos lugareños parecían dispuestos a quemar a otros, lo que más me sorprendía es que durante esa noche pudiera haber una chica borracha o droga por el pueblo. Era algo tan común que en aquella situación se hacía de lo más peculiar.

-Tranquila, no te preocupes ahora por el coche -le dijo a Katherine, intentando sonar conciliador-. ¿Nos acompañas a la comisaría? Necesitamos ir allí para hablar con el sheriff Strarrosa. Quizá allí tengan ropa que puedan dejarte -señaló los botones rotos de la camisa de la joven-, ¿de acuerdo? Esas marcas en el cuello, no te han agredido, ¿verdad?

El cuerpo se me tensó cuando Dylan sacó el cuchillo, y tuve que reprimir un súbito impulso de abalanzarme sobre él. ¿Qué quería hacer con aquel cuchillo? ¿Pensaría atacar a Evelyn? Las luces encendidas parecían indicar que la muchacha estaba en casa. De hecho era lo más normal dada la hora que era.

Las dudas empezaron a asaltarme. ¿Debería detenerlo ahora, o debería esperar un poco más? Sin duda, detenerlo con las manos en la masa sería mucho más efectivo, y conseguiría descubrir cuáles eran sus verdaderas intenciones. Por otro lado, pondría en peligro a Evelyn. ¿La recompensa superaba a los riesgos? 

Quizás en otro momento hubiera priorizado el bienestar de un vecino, pero aquella situación se había vuelto tan compleja y extraña que necesitaba respuestas concretas. Debía de arriesgar, pues la situación se había vuelto bastante desesperada. Sintiendo un nudo en el estómago dejé a Dylan entrar, dispuesto a seguirlo lo más cerca que pudiera. Esperaba que, cualesquiera que fueran sus intenciones, pudiera ser lo suficientemente rápido para frustrar sus planes. La vida de Evelyn, al fin y al cabo, podía estar en peligro.

 Sus intenciones de calmar la situación no dieron muchos frutos, sin embargo la revelación de la cara y de la voz del encapuchado redujeron el miedo del dúo conformado por la enfermera y el alcalde; los cuales veían toda la situación desde la estupefacción.

- Usted es... ¿es Harry Lee? Está... irreconocible.

 Wilson no pudo agregar mucho más, solamente se quedó frente al hombre mientras este tomaba el liderazgo y decía que iba a llevarlos a ver a alguien. Aquel intercambio se manejaba con tanto misterio, que Batterman dudaba sobre si iban a recibir más información de Harry. Pero valía intentar...

- ¿A dónde...a dónde quiere que vayamos?

Negó con la cabeza varias veces, alzando una mano, como calmando las palabras de los demás. Había tenido poco tiempo y tuvo que actuar en consecuencia. Les debía una explicación.

-No importa lo que me ha pasado- dijo con sinceridad, volviendo su mirada hacia Eisen-. Solo me golpearon, para que no molestara- sonrió especialmente a Eve, aunque la sonrisa murió al instante, como si la misma realidad quitara esa chispa de vida que siempre le caracterizó-. No hay mucho tiempo, vamos a ver a alguien y les explicará todo esto- miró hacia afuera, con intranquilidad-. No tenemos mucho tiempo, vámonos.

Le dedicó una mirada a Eisen, con cierta preocupación, pues el enorme sujeto estaba totalmente quieto, no realizaba el mas mínimo movimiento. ¿Se habría pasado? Quizás ellos tenían razón y le había dado demasiado duro. ¡Pero tenía que frenarle de alguna manera! No se podía confiar de esa enorme bestia, pero si se había pasado…

-Mierda- murmuró acercándose a cuerpo para apoyar una mano en su cuello y comprobar el pulso. Un muerto como Eisen sería totalmente imparable, si a eso le sumaba…

Entonces, el enorme y fuerte Ronan Eisen, aferró el brazo de Lee, levantándose con furia y empujándolo contra una pared. Su otra mano se cerró sobre el cuello del ayudante del Sheriff, comenzando a apretar. La cara de Lee se tornó primero colorada y luego de un poco saludable bordó. Mientras tanto, el maltrecho oficial intentaba hacer algo con su mano libre. Ronan comenzó a golpear el cuerpo contra la pared, momento en que notaron que Lee estaba siendo elevado en vilo con una sola mano. Al parecer había estado fingiendo o recuperó la conciencia en ese momento, por otro lado, podría ser que hubiera muerto y resucitado. Era difícil saberlo.

Antes siquiera de poder reaccionar, otra persona entró por la puerta principal, eso se estaba convirtiendo rápidamente en una concurrida reunión social, solo que en vez de traer bocadillos traían armas. Vieron el filo de una rara daga y la cara de Dylan Kuchen desencajada de preocupación y miedo. 

Agitó el cuchillo en el aire, para que nadie se acercara o intentara nada, mirando a todos los presentes antes de dirigirse expresamente hacia Eisen.

-Ronan, no le lastimes- el gigante solo dejó de apretar un poco, pues Lee seguía haciendo esfuerzos por meter aire en los pulmones-. Donde está el chico- apretaba los dientes mientras miraba a Ronan con verdadera rabia-. ¡RONAN! ¿Dónde demonios lo perdiste?- el tipo ni siquiera le miraba, concentrado en mantener al oficial en la misma posición-. Maldito idiota.  

Parecía estar verdaderamente asustado y furioso, pero poco podía hacer ahora mismo, así que dirigió el arma hacia Eve.

-Tu, estaba aquí contigo. ¿Dónde está?- todo el carisma, el bello rostro o la sonrisa fácil se había ido totalmente. Tenía los ojos rojos y vidriosos, hablaba entre dientes y la mano que sostenía el arma temblaba visiblemente. El miedo guiaba todos sus pasos y eso le volvía terriblemente peligroso-. ¡Dime donde está o te destripo aquí mismo y luego interrogaré a tu puto cadáver!

Era una decisión sumamente difícil, sobre todo teniendo en cuenta que no sabía realmente hasta donde llegaría Dylan. El que tuviera un arma como esa ya no hablaba muy bien de sus intenciones. Comenzó a acercarse, cuando notó que Lara rebuscaba entre sus ropas hasta sacar algo. Lo reconoció al instante, era uno de los walkis que había estado usando para avisarles sobre lo de Harold. Cuando lo acercó a su boca, Strarrosa tapó el suyo con fuerza, ahogando el sonido todo lo que pudo.

- Sheriff. Casa Evelyn. Rápido- se oyó más fuerte de lo que quisiera, pero no tanto como para delatar su posición al panadero. Este había entrado en la casa, por el frente y con el cuchillo hacia adelante.

Lara aceleró el paso, sosteniendo una pesada roca entre sus manos. Podría decir lo que quisiera de ella, pero estaba dispuesta a enfrentarse a un tipo armado con un cuchillo solo con un arma improvisada y su valor. Estaba llevando su compromiso social demasiado lejos. Quizás había visto a su compañera o solo estaba preocupada por ella, aun así, su valor era encomiable. Se habia acercado lo suficiente como para poder ver por la ventana y oir lo que decian, pero Strarrosa aun tenia un pequeño trecho hasta lograr esto.

Oyó la voz de Dylan, con bastante fuerza, diciendo "Ronan" y "¿Donde está? entre otras cosas inteligibles. El panadero parecia estar fuera de si, como si no controlara sus propias emociones.

-¡Dime donde está o te destripo aquí mismo y luego interrogaré a tu puto cadáver! - el grito fue totalmente audible y no podia negar que la amenaza era totalmente verdadera. Dylan habia tocado fondo.

Luego de usar la radio, guardándola con las manos temblorosas, Lara se apresuró a seguir a Dylan. Vio el filo del arma de su contrincante, notando que la piedra que llevaba pesaba poco en comparación. ¿Estaba haciendo lo correcto? Era solo una doctora en un pueblo perdido en medio de la nada… pero no iba a dejar a Eve a su suerte. Así que se obligó a apurar el paso, sobre todo al ver que Dylan ingresaba a la casa con rapidez, con el arma al frente.

Mientras se acercaba cada vez más, le llegó la voz del panadero, el cual estaba fuera de sí, alzando la voz justo ahora, como si todo su mundo de derrumbaba.

-RONAN- dijo algo más, pero no logró oírle. Era difícil entenderle, como si hablara entre dientes o con susurros ahogados-. ¡Dime donde está o te destripo aquí mismo y luego interrogaré a tu puto cadáver!

Esas palabras le causaron un escalofrío, pues no dudaba que fuera a cumplir con su palabra. Pero no estaba segura de a quien estaba amenazando. ¿Sería Eve? ¿Ronan Eisen? Lara alzó la cabeza y vio que Ronan tenía a alguien contra la pared, el cual lucia como una fruta morada, Mientras que Dylan estaba cerca de la entrada, con su arma apuntando a Eve. Batterman también estaba ahí, con sus manos alzadas y tratando de entender que demonios pasaba.

-La conozco- dijo sin dejar de mirarla con preocupación-. Suele salir poco, sus padres la cuidan mucho y no dejan que nadie se le acerque- miró a Eric de reojo-. No es raro que a veces los jóvenes quieran probar algo por primera vez y no sepan decir que no- ladeó la cabeza-. Pero aun así no es buena idea acercársele mucho- aun así no impidió que Eric hablara con ella, manteniéndose cerca, incluso intentando razonar con ella-. Soy Oscar. Oscar Kuchen. El panadero- como si hubiera otro panadero u otro Kuchen en ese pueblo, pero ahora mismo cualquiera aclaración parecía ir bien-. Deberias oir al Señor Tucker.

La joven miraba a su alrededor, buscado algún punto de referencia para poder ubicarse, aun desconociendo como llegó allí. Quizás si estaba drogada o ebria y por eso su actitud tan violenta. Como fuera, ahora se veía como otra persona. La mención de su ropa y las heridas le hicieron notar por primera vez como estaba vestida, sus manos fueron a su cuello y notó el ardor.

-Yo… no lo sé- ahora se la veía más preocupada que confusa, quizás empezando a atar cabos o imaginando lo peor. Se cerró la ropa y se abrazó a sí misma, mirando a Eric-… Te recuerdo- dijo arrugando la frente, luego miró a Oscar, casi pidiendo ayuda con sus recuerdos-. Señor Kuchen- le reconoció y eso le dio algo de confianza-. Creo que mejor me voy a casa…

El padre de Dylan observaba a la joven con el ceño fruncido, sin decir nada, pero se podía adivinar su incomodidad, sobre todo cuando ella mencionó que recordaba a Eric justo cuando mencionaban su estado. Uno pensaría que quizás se estaba planteando incomodas posibilidades, después de todo, Eric tenía una fama bastante escandalosa.

-Ahora recuerdo- dijo la joven de repente, bajando sus brazos, relajando el cuerpo-. Alguien me hablaba al oído… susurrando despacio- sonrió-. Creo que era yo, pero sonaba tan… diferente- Oscar dio un paso atrás, ahora sin perder de vista a Khaterine-. Tengo que soltarme, dejar de ocultarme. _{Ser yo misma}- sus palabras empezaron a sonar tan bajas que era imposible oírlas, incluso su mirada empezó a centrarse en el suelo, como si buscara esas mismas palabras tiradas cerca de sus pies. Alzó la cabeza, poniendo una de sus manos en el bolsillo de su pantalón, luego habló en tono normal-. Me gusta el rojo- y de su pantalón sacó algo, con lo que lanzó un golpe hacia Eric. Fue solo un roce, pero sintió el cálido beso de la sangre sobre su mejilla-. Si, así me gusta más…- en su mano había un pequeño trozo de cristal, ahora manchado de rojo. El periodista tenía un corte en la mejilla, no muy profundo pero que sangraba y ardía bastante-. Déjame cortarte un poco más y podrás follarme. Ambos podrán.

La explicación que soltó Harry le recordó a la de las personas maltratadas con la mentalidad tan machacada que se echaban la culpa a sí mismas de los golpes, algo que le chocaba especialmente con el carácter alocado que tenía el asiático, al menos lo que había visto hasta entonces.

No voy a moverme de aquí. Estoy esperando a que venga…- Su frase se cortó a la mitad, al tiempo que Ronan se levantaba del suelo y luchaba contra Lee, haciendo que la asustada enfermera retrocediera inmediatamente como acto reflejo al saber que, contra esa mole, no tenía absolutamente nada que hacer.

Pero otra persona entró, preguntándose cuándo se había vuelto un hotel su casa, esta vez un chico armado con un cuchillo que mecía en el aire, retirándose más de la trayectoria para no llevarse un tajo accidental.

Si hubiera sido por ella, intentaría aprovechar cualquier menor descuido para agarrar la mano del alcalde y salir por la puerta trasera de la cocina, pero antes siguiera de llegar a trazar la trayectoria de su huida tenía a Dylan apuntándola con la afilada arma.

¡N-no lo sé! – Alzó las manos temblorosas intentando ver que no tenía nada. No la estaban apuntando con un arma de fuego, pero ante el miedo y la desesperación uno no podía pensar con claridad.- Salí a la plaza y cuando volví no estaba, ¡lo juro!

Todas sus alertas estaban activadas y su cuerpo al máximo nivel de atención. Cuando se adentró en aquella casa, con la adrenalina inundando cada fibra de su menudo cuerpo, su mente reaccionó como lo hacia ante una emergencia en el hospital y realizó un rápido triaje. Ante lo que se le presentaba había alguien a punto de morir. No le dio tiempo a identificarlo, pero no importaba. ESe hecho, sumado a que había escuchado a Erick hablar sobre el tal Ronan y lo peligroso que podía ser.

Así que, primero lanzó su piedra hacia el chico. No quería matarlo, pero si darle donde fuera para que soltara su presa mientras activaba su walkie y volvía a pedir ayuda con todas sus fuerzas, nombrando a los implicados en el proceso. Aquello asustaría a Dylan y esperaba que no atacara a Evelyn.

Sin más dilación me apresuré a la casa de Evelyn. Ya tenía lo que quería, y esperar más tiempo sólo significaría poner en peligro a la muchacha. Qué tenía que ver ella con Ronan lo descubriría más tarde, cuando Dylan estuvieran a buen recaudo.

Ignorando la pequeña vergüenza que me producía que la doctora se me hubiera adelantado, entré a toda prisa en la casa pistola en mano.

-Quédese aquí y avíseme si viene alguien más, yo me encargo de este cabrón -le dije a Lara conforme entraba en la casa-.

Si el único arma que Dylan tenía era un cuchillo, aquello se resolvería rápido. El chaval parecía lo suficientemente inteligente como para no hacerme apretar el gatillo.

 Cada suceso superaba al anterior en cuanto a la sorpresa que le provocaban al alcalde. Ahora, no solo se había levantado Eisen para inmovilizar a Harry, sino que además había aparecido el condenado chico Kuchen a traerles más problemas. Aquel dúo parecía imparable, entre el estado colérico del muchacho y la fuerza implacable del corpulento hombre (que ni siquiera se podía determinar si estaba vivo o muerto). Wilson retrocedió rápidamente un paso ante los movimientos bruscos del muchacho, con la esperanza de no convertirse en un muerto viviente más de aquella horrible noche.

 Las demandas del joven panadero parecían extrañas al principio para Wilson; y Evelyn era la única que comprendía a qué se refería. Aunque con los hablado con la enfermera, Batterman se pudo dar una pequeña idea de a quién se estaban refiriendo.

- ¿Están... están hablando de Adam?

Luana vio la enorme cuchilla y aunque un poco asustada no le pilló por sorpresa. Algo en su interior ya le decía que ese hombre no era de fiar, lo mismo que la niña. Quizás había sido todo una trampa para atraerla? No se entretuvo tratando de averiguarlo y salió a toda prisa de allí hacia la calle.

Lo que decía aquella chica no tenía ningún sentido para mí. ¿Alguien le hablaba al oído? ¿Tenía que soltarse? ¿De qué estaba hablando? Cuanto más hablaba, más convencido estaba de que debía encontrarse drogada o muy borracha. Aunque todo eso cambió cuando tomó el cristal de su bolsillo, realizándome un doloroso corte en la mejilla.

-¡Argh! -dejé escapar un grito de dolor, mientras retrocedía para alejarme de la muchacha. En un acto casi reflejo, me llevé una mano a la mejilla y, de inmediato, la mano se me llenó de sangre. Miré a Kuchen, desconcertado-. Señor Kuchen, hay que reducirla como sea...

En aquellos momentos, pensaba si el estado de la chica no tendría algo que ver con el hecho de que Harold también se había comportado de un modo similar al volver de la muerte. Pero no podía ser el caso. Katherine Deer parecía demasiado intacta como para que se tratase de una resucitada. Si verdaderamente hubiera muerto, lo más probable es que ya tendría un tono de piel algo más cadavérico o tendría alguna herida visible como en el caso de Harold.

-Chica, ¿qué diablos te pasa? -le espeté a la joven, sin saber qué diría.

Prácticamente de la nada, justo cuando Lara alzó su mano con la roca que recogió, Strarrosa hizo acto de presencia. En su mano estaba su confiable arma reglamentaria y en su rostro implacable estaba fijo en la casa. Parecía que ya sabía lo que ocurría, aunque Lara realizó el pedido de ayuda hacia unos pocos segundos. No había tiempo para explicaciones, soltó unas rápidas palabras y se internó en la casa, abriendo la puerta de una patada.

Lara aprovechó para ver el interior, sin saber si su compañera de trabajo estaría a salvo. Solo pudo darle una rápida mirada, pero fue suficiente para que el desconcierto le invadiera. Strarrosa también fue sorprendido por lo que se encontró, pero gozaba de la ventaja de estar relativamente preparado para lo peor. Al fondo de esa habitación, Ronan sostenía a alguien del cuello, levantándolo por varios centímetros sobre el suelo. El sujeto luchaba frenéticamente, pero era imposible que lograra evitar el feroz agarre de ese gigante, su rostro estaba morado y los ojos rojizos, incluso costaba reconocer de quien se trataba. Dylan Kuchen, ese joven amable y siempre risueño, sostenía un cuchillo y apuntaba con él a Eve Walker y Wilson Batterman, quienes estaban tratando de apartarse lo más que podían de esos dos locos.

Dylan miró a Wilson y Eve alternativamente. Lo que dijo la enfermera le provocó un fuerte temblor en el rostro, dando un paso hacia ella, sin dejar de apuntarle con el cuchillo. No era la respuesta que queria escuchar, asi que se girò levemene hacia Ronan, quizas para darle alguna indicacion, entonces ocurrió.

La puerta de entrada se abrió de un poderoso golpe, azotándose contra la pared y haciendo caer un cuadro al suelo. Strarrosa irrumpió en la casa, arma en mano, la mirada decidida y el menor atisbo de miedo en ella. 

Al parecer ya sabía lo que estaba ocurriendo, ya fuera por su instinto, los gritos de Dylan o simple suerte. El joven panadero le miró con el rostro desencajado, mientras que Ronan terminaba de bajar a su presa, sin soltarla del todo.

-Ustedes no entienden- murmuró el muchacho al borde del colapso-. ¡No entienden nada!

Parecía que iba a atacar a Strarrosa de un momento a otro, miraba el arma y a su dueño con los ojos inyectados en sangre, incluso quizás estaba pensando en hacerlo, pero la idea de morir debía ser más aterradora y bajó un poco su cuchillo. No lo soltó, no cambió de posición, pero al menos parecía haber dejado de prestar atención a los dos civiles.

Ronan por su parte dejó caer del todo al sujeto que tenía entre sus manos. Este quedó de rodillas en el suelo, intentando respirar y tosiendo ruidosamente. Con lentitud, se levantó, apoyándose contra una pared y mirando con infinita rabia al gigante. Recien en ese momento, Felix pudo darse cuenta de quie era esa persona...

-Todos lo van a lamentar...- el chico miró hacia arriba, hacia el techo de esa casa, dejando caer al fin sus manos, pero sin soltar nunca el cuchillo.

La joven miró maravillada ahí donde la sangre había brotado, riendo por lo bajo y relamiéndose con anticipación. Había sufrido un cambio bastante notable, su rostro era prácticamente irreconocible con esa expresión de éxtasis y locura. Avanzó hacia Eric dando tajos con su improvisada arma, aunque era evidente que estaba más disfrutando del momento que atacando para provocar daño real.

Por su parte, Oscar dio un valeroso paso al frente, solo que medio de costado, aprovechando que la joven parecía concentrada en Eric. Se quitó el cinturón, seguramente para poder sostener a la joven o quizás defenderse. Eso hizo que ella le mirara directamente.

-Oh… ¿Tú también quieres participar?- lanzó una escalofriante carcajada, mirando a ambos hombres alternativamente y separando sus piernas, preparándose para el intento de atraparla-. Dos hombres varoniles y fuertes para mi solita. Mmm nunca estuve con dos hombres…- a pesar de que intentaba ser sexy y atrayente, provocaba todo lo contrario, una repulsión e incomodidad extrema-. Apenas estoy maquillada…- entonces con el cristal de su mano comenzó a hacerse cortes en el rostro, para luego desparramar la sangre por todo su rostro-. ¿Mejor?

El automutilamiento parecía ser marca registrada de todos los locos afectados por… “eso”. Aunque el gusto por dañar a otros también estaba bien alto en su lista, pues luego continuó intentando lastimar a esos dos hombres. Oscar recibió un feo corte en la mano, momento en el que pareció perder la calma y le arreó una tremenda patada a la joven, haciéndola trastabillar un poco.

-¡¿Te gusta lo rudo?! – gritó con rabia lanzándose contra él con furia desmedida.