Cuando Lucas entró e la sala de recauchutado pudo observar la gloria y esplendor de un hospital de última generación... en un poster en la pared. Lo que había dentro del local era más bien como una pesadilla para la hipoalergenia, un cuchitril en el que nadie en su sano juicio querría ser operado.
De la camilla de operaciones ( en realidad era un colchón sujeto a dos caballetes) se levantaba una señora extraña de pelo azul.
Uuuung... que sueño, vaya una anestesia fuerte... ¿EH? Pero... ¿¿¿qué demonios les ha pasado a mis peritas??? gritaba escandalizada la mujer, aparentemente horrorizada por el resultado de sus implantes de senos. ¡Usted, el pato! ¿dónde rayos está el doctor?
No tengo ni idea señora, acabo de llegar. Contesto Lucas a la mujer.
¿Por casualidad no habra visto usted a este individuo? Pregunto enseñando la foto de barney.
¿Qué? A ver...ummmpf es ese borrachuzo de BArney, si no fuera por él mi Homy estaría en casaa a la hora de cenar siempre, estoy segura... contestó la mujer, que seguía indignada.
En esos instantes, de la trastienda de la sala de operaciones-cuchitril, salía un hombre con una bata blanca a todas luces mangada de algún hotel, porque de médico, no era...
¡Hola a tooodo el muundo!
Lucas se giro hacia el doctor y rapidamente miro el nombre que ponia en su bata.
Hola doctor Nick. Contesto.
Aaaah! Doctor, ¿qué demonios me ha hecho? Yo venía a que me limara los juanetees, no a... ¡¡a eesto!!! rugió la mujer de pelo azul imposiblemente vertical. ¿qué voy a hacer ahora?
No preocupaaarse, ché. contestó el ¿médico? Eso vos lo disfrutareiss como una looooca. Pero si de verdad querés que os las deshinche, no hay probleeeema. Tan sólo necesito un poco de clorofooormo.
En ese instante todo pareció suceder a cámara lenta. Mientras las mega peritas de la mujer rebotaban por su inquieta respiración, el doctor se giraba hacia la bombona de éter y el pato Lucas se preguntaba qué carajos hacía ahí en medio, un tornado marrón en miniatura entró por la puerta del local, destrozando todo a su paso.
Las mesas volcaron, el instrumental ( en general los cubiertos de plástico del McDonalds) cayó al suelo, y la bombona de cloroformo fue engullida por el torbellino. Poco a poco, la velocidad del fenómeno naturaal decreció, hasta convertire en una figura mosntruosa, que giraba cada vez a menos revoluciones.
Braaawwgllbraagl braaaawwwglll.... exclamó el tornado, o su causante, mientras respiraba todo el cloroformo a través del dosificador médico. Acto seguido, cayó redondo en el suelo.
La concha de su maaaadreee exclamó el doctor ¿vieron qué cosa? ¡¡¡El maldito bicho se esnifó todo, no me dejó ni un poquito!!!
Lo siento, madame, pero sin cloroformo no podemos operaaarla. No me siento capaaaz...
Ante las palabras del doctor, la mujer dio dos giros completos y cayó desmayada al suelo.
Ché, señor pato. ¿no tendrá usted algo de cloroformo?
Pues ahora mismo no, pero si me dice donde puedo encontrar a este individuo le podria traer algo de cloroformo. Contesto Lucas mientras enseñaba la foto de Barney.
Uuummm... chéee, me suena bastaaante... respondió el médico ¡Pues claro! ¡este tipo estaba en los urinarios el otro día, trataba de encontrar céntimos tras los lavabos!
¿Y sabe donde esta ahora o donde puedo encontrarlo? Dijo Lucas al doctor.
Qué báaarbaro, ¿creés que soy adivino? Soy médicooo....bueno, no exactamente, pero éso no viene al caaaso respondió el pseudo-doctor al pato parlante.
Pues entonces, señor doctor, se ha quedado sin cloroformo. Dijo el pato mientras abondanaba la sala y se dirigia a la peluqueria.
La peluquería es una coqueta sala decorada por completo de color malva. Varios aparatos de secado total de cabezas ocultan a tres mujeres bajo ellos, sin que se vea claramente quienes son.
El peluquero, mientras tanto, se esmera en peinar a un orangután que está fumando un cigarrillo. ees un tipo bajito y singulaar, que guiña constamente sus ojos, como si los tuviera demasiado secos. Las tijeras parecen un arma terriblemente peligrosa en sus temblorosas manos.
De repente, el orangután, ¡habla!
Oiga, no me corte demasiado, quiero parecer una dama elegante... dijo el orangután con rasposa voz de hombre...
Tranquila señora, esta usted estupendamete. Dijo el pato al ver la preocupacion de la señora.
Por cierto, alguna o alguno ha visto a este hombre. Continuo mientras enseñaba a todo el mundo la foto de Barney.
Mmm...no, lo siento, no lo he visto respondó el aparentemente encargado de la peluquería Aunque sin gaaafaaas....no veo nada...