Partida Rol por web

Bajo mi espada sin enfundarla y mantengo mi escudo presto. Aún no despido el Arma Espiritual que invoqué, por si otros enemigos salieran de las sombras. Me concentro mientras miro hacia el extraño grupo (¡un duergar y un elfo drow!) y los someto al escrutinio de mis habilidades divinas para sentir el mal además de intentar discernir algún atisbo de turbación en su comportamiento. Aunque su actitud ha sido de ayuda, son tierras peligrosas.

Tras ello me dirijo a ellos con voz calma.

La figura armada, baja la punta de su espada hacia el suelo, mientras mantiene su escudo en guardia. La hoja de luz roja centellea mientras gira alrededor de la figura, mientras parece que su brillo se va apagando lentamente. Tras unos segundos de incomodo silencio una voz se proyecta de la figura, reverberando a traves del metálico yelmo.

- Saludos, y gracias por vuestra ayuda. Esas criaturas salieron de la nada y parecían realmente furiosas. Podrían haberme herido gravemente de no ser por vosotros. Soy Walthas Kang de Góntyl, sacerdote y paladín del Caballero Rojo, exarca del Dios de la Guerra. Coincido contigo guerrero - me dirijo a Lugrarn -, he visto los restos pétreos de las criaturas a las que os enfrentásteis. Pido vuestro permiso para acercarme a vosotros y así contribuir a la seguridad común -.

Me acerco a vosotros mientras dedico algunos momentos para examinaros. El escrutuino se prolonga ligeramente sobre la figura del enano duergar y del alejado elfo drow. - Sois un grupo heterogéneo, ¿os conocéis hace mucho tiempo? -

La hoja de luz roja acaba por desvanecerse con un ruido de metálico envainar.

 Terminado el combate, se queda aun inseguro pero escuchando las palabras del metalico guerrero parecia mas humano que otra cosa. 

"Walthas Kang, Soy Balrd, guerrero sin frontera, sin casa. Espero que mi lucha contra estas bestias haya valido la pena..." le dice acercandose siendo bastante gentil y le da la mano al muy acorazado hombre.

"Nos vendria bien un enviado de los dioses como tú. Esos poderes tuyos o de tu dios haría buena combinación con las del enano gris y nuestras fuerzas. Seamos o no todos humanos, estas tierras estan plagadas criaturas feroces de todo tipo!" dice señalando la escena obvia que se ve en los alrededores.

 Luego de hacer un silencio general guardando el arco el guerrero prosigue: "Quienes estarán enterrados en esta lugar? Por que estas gargolas nos atacan sin preguntarnos? Podriamos descansar e investigar. Aunque de eso pueden hacerlo el enano con magia de muertos, el elfo oscuro o tu, Paladín del Caballero... Mi habilidad solo son las armas y la defensa, poco más allá de eso! Disculpas como tantos muertos asi por ser como soy." dice con una sonrisa bondadosa volviendo a una seriedad por la situación actual.

Zahariel se aproximó al resto del grupo mientras aun veía a algunos heridos, de nuevo canalizo la energía de dragón sobre los presentes y comenzó a restablecer las heridas de los peores parados.

- Yo soy Zahariel, heraldo de los dragones. – Comento el Drow mientras afianzaba entre sus manos la Cadena y observaba a su alrededor en busca de problemas. – Deberíamos movernos antes de volver a ser un blanco. – Termino por decir.

Mi nombre es Lugarn Exum, y soy un guerrero arcano. Girando sin esfuerzo su guisarme para ponerse más comodo.

Creo que todos hemos venido a a explorar Rathan Attuk.

Señalando al otro guerrero caido, si quereis aprovechar, tiene pociones utiles para vosotros. A él no creo que le hagan mucha falta aqui

Mirando al abismo, comenta, El unico camino creo que es hacia abajo, pero hasta que no estemos todos preparados, mejor no iniciar el descenso

El drow miro a los demás.

- Creo que si encontramos un lugar que abra esto. - comenta mientras saca una llave. - Podremos acceder a los subterráneos o algo similar. – Termina por decir. Se aproxima al cadáver y observa lo que ha comentado Lugrarn.

 El serio duergar mira aun con gesto desconfiado y lugubre. Ve los cuerpos, ve el cuerpo de su muerto familiar y de las gargolas.

 Al escuchar por los demas dice: "Antes de adentrarnos en cualquier lugar, ¿No seria más prudente estudiar un poco las tumbas y mausoleo para saber de que se trata? O almenos encontrar un refugio, para el descanso y resguardo de cualquier plaga o criatura?"

 Y respondiendo al habilidoso guerrero Balrd pero siendo un tanto educado aun asi bruzco para su entender "Mi nombre es Ivar, y si, soy un estudioso de la Magia Nigromante. Ademas joyero y, por supuesto, anatomista. Conocer el origen y fin de los seres o sus construcciones sirve para no caer en la total ignorancia!" hace una pausa mirando de lejos los cuerpos y las construcciones.

Luego vuelve su bastante fría mirada al grupo con sus manos en la espalda: "Supongo que habrá quien le moleste este tipo de actividades. No los culpo, incluso la mayoría de mis congéneres son aun peores; pero yo solo hago lo que sea justo y necesario desde mis saberes." hacia lo ultimo levantando su indice, a modo explicativo casi como si estuviera en una clase de magia.

En toda la zona se detecta el mal de forma débil, pero no específicamente de las personas que allí se encuentran, no detectas el mal en ellas, por lo menos en las que están cercanas a ti

Empiezas a registrar el cuerpo del caido, puedes apreciar un camisote de mallas mágico, una espada larga en su mano, también mágica, entre sus cosas encuentras 5 antorchas, 10 raciones de viaje, 2 hojas de papel, pedernal y acero, ramita yesquera, un símbolo sagrado colgado de su cuello, la mochila donde lleva todo, en su cintura una daga, a la espalda un arco largo y 20 flechas, 4 frascos de fuego de alquimista, una poción de lentificar veneno, 3 pociones de piel robliza, una poción de quitar parálisis, 2 pociones de resistencia de oso, una poción de visión en la oscuridad, 3 pociones de fuerza de todo, 227 monedas de oro y 1 moneda de plata

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Las cosas parecían haberse calmado y eso os dio confianza para poneros a presentaros allí mismo, pero sabíais que esa calma no duraría mucho, Zahariel activo su aura de vigor y gracias a ello, las heridas de Ivar y Balrd empezaron a cerrarse, pero aún faltaría mucho para que estuvieran bien del todo. Querían descansar pero allí no había muchos lugares para hacerlo, estaba la zona de las lápidas, estaba el pozo, estaban los dos mausoleos secundarios y el mausoleo principal, delante de vosotros una estatua de un enano.

Zahariel por su parte, os enseña una llave, pero ninguno tenéis idea de donde puede pertenecer esa llave, además tres de vosotros estáis heridos, por lo que empezar a descender hacia lo desconocido era bastante peligroso

Tras retirar su yelmo (su descripción está en la ficha de personaje), tiende su mano hacia Balrd y la estrecha. - Vuestra presencia es un balsamo para mi persona. Como guerrero sois sincero -. Me dirijo a todos lo presentes, - Saludos a todos, como bien se comentó, Rappan Atthuk es un lugar de leyenda y enormemente peligroso.  Dejadme examinar vuestras heridas - .
 

"El poder que emana ese drow, con esa aura curativa... No lo hacen todos! Que grandes misterios y caminos guarda aun este mundo!"

Se queda mirando y sintiendo esas energía revitalizante. Pero por otro lado, no puede dejar el deber de pensar y estudiar esos mausoleos.

 "No hace falta encargarse de mis daños... Si me disculpan, estudiaré los mausoleos y la estatua"

Con una predisposición muy concentrada, se encamina hacia las construcciones. Y probablemente entusiasmado por saber nas su seriedad racial no parezca demostrarlo.

Me calo de nuevo el yelmo tras mientras examino las heridas de Balrd. - Podré hacer algo por ti cuando estemos a cubierto, estar a campo abierto es mala cosa. Propongo entrar en un mausoleo, allí tras que el aura de dragón de Zahariel os cure hasta donde su poder alcance, trataré de restañar tus heridas -.

Me dirijo al duergar que se aleja - Por cierto maese Ivar, yo de ti me cuidaría de explorar estos terrenos solo. La manada de ratas que me atacó salió de unos agujeros que hay a lo largo de toda la depresión de este hundido y tenebroso cementerio. Nada nos dice que no haya más y podrían dar cuenta de ti antes de que pudieramos auxiliarte, o peor, arrastrarte a uno de esos agujeros. Es mi consejo, a no ser que la fuerza de tu magia nigromántica sea tal que no debas temer a esas u otras criaturas aún más peligrosas que nos pueden estar acechandonos ahora mismo -.

Me vuelvo hacia Zahariel, - Por cierto, ¿dónde conseguiste esa llave? - Miro la energía que nos rodea y reconforta, mientras las heridas de Balrd parecen mejorar a ojos vistas - La energía dracónica que manejas es formidable, nunca vi nada igual. ¿de que maneras adicionales puedes usarla? -.

Fijo mi vista en el caido - Siento lo de vuestro compañero, parece que llegó su hora, sería buena cosa devolverle a la tierra o al menos darle un funeral por fuego. En ninguno de los casos creo que sea un buen lugar para hacerlo - digo mirando alrededor - pero la necesidad es una amarga compañera a veces. Estoy dispuesto a ayudar y si me decís cuales eran sus creencias, haré una plegaria para que sea acogido por sus dioses. En todo caso murió en batalla, así que mis plegarias al Caballero Rojo reforzaran las que se pronuncien en su nombre, el cual me gustaría saber -.

Ajusto mi mochila y me preparo para moverme hacia donde determine este grupo tan peculiar del que ahora parezco formar parte. Esta es la voluntad de mi Dios.

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Algunas de las heridas que teníais habían empezado a curarse, sobre todo las de Balrd e Ivar, pero aún quedaba mucho para que sus heridas se curasen del todo

Walthas examinó al grupo, cerro sus heridas, no seguirían perdiendo sangre, pero sus heridas no eran graves, aunque algunos de ellos estaban bastante dañados.

Ivar empezó a estudiar los mausoleos, pero no sacó nada en claro de ninguno, aparte de que los tres estaban cerrados con llave. Pero el que más llamaba la atención era el principal.

Veis una gran estructura de piedra cuyo exterior ha sido grabado con grotescos bajorrelieves representando demonios, espíritus y más criaturas de mundos inferiores. En la piedra hay talladas cientos de calaveras. El edificio tiene más de sesenta pies de largo y cuarenta de ancho. Hay una escalinata labrada en piedra que bajan hasta un par de enormes puertas de hierro. Destacando en lo alto de la fachada veis numerosas estatuas demoniacas hechos de la extraña roca verdosa. Parece que os miran fijamente.

Descendéis las escaleras y veis ante vosotros unas enormes puertas de acero. No tienen restos de óxido, como si el tiempo se hubiese detenido en este lugar. El cerrojo construido en ellas parece muy complicado, tanto que podría pasar por la obra del más legendario herrero enano

Aprovechando la pausa de reconocimiento del Mausoleo principal, musito una plegaria al Caballero Rojo, mientras impongo mis manos a Balrd. - Tus heridas están mejor amigo Balrd - busco con la mirada al inquieto nigromante. - Maese Ivar, ¿querrás reconsiderar tu decisión de no necesitar curación? Pareces herido -.

Maese Zahariel, dice el guerrero pensativamente, pero sin descuidar su guardia, probamos si con esa llave podemos abrir alguna de las puertas de los mausoleos. No tengo muchas ganas de que si vuelven las ratas con alas, o sin alas nos vuelvan a atacar al descubierto, donde tienen una ventaja mayor.

¿ Probamos con aquella puerta ?, dice señalando el mausoleo más cercano

 Ivar solo le interesaba estudiar los mausoleos, pero el insistente humano paladín le responde: "Me dejaré curar pero por nada del mundo habran esas puertas aun. Dejenme ver si puedo almenos saber si hay hubiera especial en ellas!" 

El duergar nigromante se prepara haciendo movimientos mientras dice: "Detectis Magicae!" y una extraña energia parece buscar alguna presencia de magia de algun tipo en los alrededores dentro de gran mausoleo.

 "Puede curarme mientras espero a ver si aparece algo en nuestro alrededor, paladín del Caballero Rojo" se sienta en el escalón mas cercano a esperar si ve algun aura y mientras el paladín lo cure.