Partida Rol por web

Efectivamente no veis a vuestro compañero por ninguna parte y ya lleva demasiado tiempo bajo el agua hasta para un bárbaro terco como una mula.

Pasan unos segundos más y Reijar sigue sin aparecer. No sabe cuanto tiempo lleva exactamente ahí abajo, pero el suficiente como para que hasta el más experimentado buceador se ahogue. Preocupado, mira Leira y después al hechicero durante un instante. Es el único que no lleva armadura.

- Kerinan, en cualquier otra circunstancia no te lo pediría, pero creo que eres el más apropiado para ir a buscarle - da unos golpes metálicos con el nudillo sobre el peto de su armadura, y acto seguido señala a Leira con la mano - Con esto caería hasta el fondo como una roca, y quitármela me llevaría demasiado tiempo. Ella ya ha estado a punto de ahogarse. Toma - Descuelga su mochila y saca una cuerda un poco más larga - podemos atarte como hicimos con Reijar, pero tú haznos el favor y no te sueltes.

Con la cuerda en la mano, tendida hacia el hechicero, espera su reacción listo para comenzar a atarle. Si lo piensan demasiado, es posible que no vuelvan a disfrutar del especial caracter de su compañero.

Algo más recuperada, Leira también empezó a preocuparse por su compañero mediano... No, no podía ser... Se incorporó y empezó a mirar hacia el fondo, esperando ver alguna burbuja, alguna señal, que indicara dónde se encontraba Reijar. 

Escuchó la voz de Aaron proponiéndole a Kerinan que fuera a buscarle. La muchacha se volvió, sus ojos claros mostraban un temor que prefería no pronunciar...

Miró al hechicero, no sabía si él sería capaz de ir a buscar a su compañero. - Si no puedes lo haré yo... - Se pronunció sin mirar a Aaron. Sabía que él pondría objeciones, pero en aquel momento la vida de ese irritante mediano estaba en peligro. 

¿Yo? dijo al verse señalado por Aaron y Leira. Puede que fuera lo más lógico pero por alguna razón no había siquiera contemplado aquella posibilidad.

Em. Está bien. Se empezó a despojar de todo aquello que le iba a suponer una carga a la hora de nadar. En cuanto hubo acabado se lanzó al agua en busca de Reijar. Pensó en que si era  la cabezonería del mediano la que había actuado como lastre ahora estaría en el fondo de aquel reducto.

Incluso siendo un terco bárbaro estaba claro que desde lo lejos que estabas y además, debajo del agua, no te iba a escuchar ninguno de tus compañeros, así que lo mejor era tratar de hacer algo productivo.

Lo único que se te ocurrió fue ponerte a escavar a ver si en alguna parte no había cúpula de aquella pero al parecer sí, porque lo que ibas descubriendo era igual que la pared que tenías delante.

No parecía haber sitio alguno para darse la vuelta, sino sólo para avanzar.

Cuando llevo medio metro cavado y sigo viendo el dichoso muro decido parar

-asco de magia-

Me sacudo un poco la tierra de las manos y grito

-¡¡panda de idiotas venid de una vez, Y TRAED MI EQUIPOOOO!!!!-

luego me siento de brazos cruzados y espero con mala cara

Kerinan se metió en el agua, aunque tampoco le hacía una excesiva gracia, mientras sus dos compañeros y su equipo y el del mediano se quedaban allí en la orilla.

Por unos instantes, en la superficie sólo había calma.

La cuerda no te resultaba tan incómoda para nadar como habías pensado que resultaría y la verdad, era que aunque el agua estaba fría, tampoco lo estaba tanto como para no poder resistirlo.

Pasado un rato, ya pensando que el tope de la cuerda no estaría muy lejos, buceando para ver en el interior del agua, viste al fin lo que estabas queriendo ver.

En el agua, allí en el fondo, había como una especie de burbuja de aire formando una cúpula y dentro de ella estaba el mediano sentado con cara de querer matar a alguien, casi jurarías que esperando " tranquilamente ". Detrás de él, tres puertas.

La primera de las puertas estaba hecha de luz verde y su marco, eran hierbas entrelazadas. En su parte superior había unas hojas con flores. Sí, una puerta que te recordaba demasiado a los elfos.

La segunda de las puertas era de luz azul pálido y sus bordes eran hielo pulido dando la sensación de ser una columna de piedra. En la parte superior no había dibujo alguno, aunque las tallas se volvían más complicadas, haciendo que hubiera que admirar la labor del que la hubiera creado.

La tercera, era de color púrpura, de un color que sin duda llamaba muchísimo la atención, pero allí no había marco ni nada, tan sólo una pica al lado con lo que parecía una calavera, que a ti te recordaba a un aviso de " mejor no pases y vete por donde has venido ".

Allí, en el interior de aquella burbuja, ahora que veías el mediano pues las puertas daban luz, había aire, de eso no tenías duda, pero tampoco tenías duda de que no te estaba ni viendo. Eso sí, si querías llegar a donde estaba él tendrías que soltarte de la cuerda.

Aquello lo explicaba todo. El maldito de Reijar había encontrado una búrbuja de aire y ahora estaba esperando ahí sentado a que los demás fueran tras él. ¡¡¡¡Por todos los dioses!!! ¿Como habría pensado que  lo iban a imaginar? El mediano hacia una vez más gala de su egoismo más obtuso. Keriman decidió regresar a la superficie para dar una explicación al resto.

Las seis palabras que salen de la boca de Leira son las únicas que no quería escuchar. Sabía que acabaría por ofrecerse voluntaria de nuevo. Ella era así. Pero ya había estado a punto de ahogarse en aquellas aguas, y no quería volver a ver cómo se sumergía. Afortunadamente, Kerinan toma finalmente la cuerda y tras atársela se lanza a buscar a Reijar. No parece muy convencido, pero sabe que es la opción más viable. Compartían camino desde no hacía mucho, pero el semielfo se había convertido en un compañero de confianza.

- Da tres tirones si necesitas que te subamos

Son las últimas instrucciones antes de ver como el hechicero desaparece bajo las aguas. Con ambas manos, sujeta la cuerda con fuerza, preparado para tirar si fuese necesario. Su cara muestra un gesto preocupado. El silencio reinante hace que los segundos parezcan horas. Sin decir nada, mira a Leira aguantando la respiración.

Leira sintió un escalofrío subir por su espalda. No apartaba la mirada del agua. Ésta se veía en calma, parecía no haber peligro alguno, pero... ¿Dónde se había metido el mediano? La joven apretó con fuerza los labios y llevó inconscientemente su mano a la empuñadura del estoque. No le gustaba aquel lugar, había algo que la ponía nerviosa. 

Leira estaba completamente empapada, y un ligero temblor sacudía su cuerpo. 

Sintió la mirada de Aaron. Se volvió hacia él, con los ojos completamente abiertos. Los entrecerró y sacudió ligeramente la cabeza. 

- No me gusta, no me gusta nada... - Murmuró con voz muy suave. - Reijar está tardando demasiado... ¡Oh! Aaron, ¿qué vamos a hacer? - Siempre que estaba asustada recurría a la sabia opinión de su compañero y amigo.

Ei El semielfo asomó la cabeza en la superficie entre salpicones del agua turbia. En su cara se había reflejado cierta angustia, cierto agobio seguramente causado por el rato que habia pasado sumergido

Reijar está ahí abajo dijo nadando para mantenerse a flote Ha encontrado una especie de burbuja. Un lugar donde se ha acumulado el aire.  No puede verme ni oirme y está esperando tran tranquilo a que bajemos.

No sabía que contestar a la última pregunta de Leira. Esperar era lo único que podían hacer, pero se arriesgaban a perder a sus compañeros. Afortunadamente, Kerinan vuelve a la superficie antes de que pueda decir nada. Un suspiro de alivio es lo único que sale de su boca.

- Bien, ha tenido suerte esta vez - Recoge la cuerda y ayuda a Kerinan a desatarse - ¿Cómo es ese sitio? ¿Has podido verlo? Posiblemente sea la única forma de continuar

El camino termina en aquellas aguas, por lo que parece que todos van a tener que mojarse. Hacerlo con aquella armadura puesta no es nada sencillo, por lo que comienza a quitarse el peto y las grebas. Tendrá que cargar con ella.

Si. Si. Creo que es la forma de seguir. Kerinan continuaba nadando Es como una entrada. Hay tres puertas. Pero ¿Y el equipo? Necesitamos encontrar la forma de meter nuestro equipo ahí. señaló sus propias cosas que estaban en la orilla.

Leira sonrió aliviada al escuchar la información que traía Kerinan. 

- Podríamos atar las cosas con una cuerda y... - ¿Quién tiraría de ellas? - O mejor, en dos cuerdas... - Propuso mientras sacaba la cuerda que llevaba sujeta en su propio equipo. Aunque mientras miraba dicha cuerda, la joven arrugó el ceño. Ahora que estaban allí, delante de un enorme lago y con sus cosas esparcidas en el suelo, era consciente de que podía ser una trampa mortal. Ella ya había estado apunto de ahogarse, y eso que había dejado su mochila en la orilla. No llevaba muchas cosas, pero sí las suficientes como para que, si además le añadía el peso de otro equipo, cuando se mojara tirara para abajo. - No se me ocurre otra cosa... - Terminó diciendo mirando a sus dos compañeros. 

- Eso haremos

Confirma las palabras de su compañera y una vez se ha desprendido de la armadura le ayuda a preparar un par de fardos con todos sus objetos, intentando que ambos tengan un peso similar.

- Tú concéntrate en seguir a Kerinan, y esta vez ten mucho cuidado, por favor - Mira a Leira serio, con gesto preocupado - Yo me encargaré de esto.

Cuando termina con los bultos, lleva la mano a la cabeza y arranca un mechón de pelo. Es doloroso, y no puede evitar una mueca algo infantil. Con los finos pelos en su puño, cierra los ojos y comienza a rezar casi en su susurro.

- Concédeme parte de tu fuerza, Heironeus el Invencible, señor de la justicia y del honor. Te lo pide tu más humilde siervo.

Piernas, pecho y brazos aumentan ligeramente de tamaño, como si alguien soplase para hincharlos. Las venas de todo su cuerpo se marcan mucho más de lo normal, a punto de estallar. Cuando termina, el mechón ha desaparecido de su mano.

Leira ayudó a Aaron a organizar ambos fardos. Sabía que estaba preocupado por ella e intentó sonreír para quitarle hierro al asunto.

- ¡Oh, tranquilo! - Le dijo dándole un beso en la mejilla antes de acercarse nuevamente a la orilla. Toda la serenidad que quería aparentar se truncaba en nervios. Por dentro sentía como su estómago se contraía al ver las aguas calmadas. Hacía tan sólo unos minutos que había estado apunto de perecer en ellas.

Tragó saliva y poco a poco empezó a sumergirse nuevamente en el agua. Miró a Kerinan y asintió con la cabeza, estaba preparada para seguirle...

Pero quizás los nervios que sentía le volvieron a jugar una mala pasada... Fue empezar a bracear cuando un calambre recorrió su pierna y ahogando un grito se revolvió tragando nuevamente agua...