Partida Rol por web

Cuando entrais en el cuarto desde donde salieron los bandidos, veis una sala de unos 20 pies de lago y 20 de ancho, debe ser una despensa que esta siendo usada como alojamiento. Dos literas dobles se alzan contra la pared mas cercana a la puerta, mientras que barriles y cajas llenas a la mitad sur de la camara.

El enano accedió la sala y echó un vistazo de forma general, las trampas le preocupaban pues ya se habían visto con varias de ella en la mansión, por lo que fue con cuidado buscando por toda la habitación para no llevarse sorpresas.

Isildel fue el último en asomarse a la armería. No había allí nada que pudiera interesarle, salvo tal vez… Cuando sus compañeros salieron de la sala, el mago entró. Se acercó a las perchas tras la puerta y descolgó seis de las doce capas rojas. Cinco de ellas las colgó en su bolsa y la última la extendió sobre el suelo para usarla de "cesta" improvisada. Rápidamente, tomó las flechas y virotes disponibles y los echó sobre la capa extendida, después dobló la capa sobre las armas y lo tomó todo en conjunto. Tal vez no pudieran cargar todas esas armas, pero al menos les pondría a esos bellacos las cosas difíciles para atacarles a distancia.

Al pasar por el pasillo del foso, dejó caer la capa con las armas en su interior: podría recuperarse pero solo si se sabía dónde buscar. 

En la sala de la fuente, antes que sus compañeros pasaran a través de la puerta, les llamó la atención.

- Tal vez deberían ponerse esto.- Dejó las capas rojas en el suelo ante ellos, tomó una y, con cierta cara de asco, se la puso.- Tal vez nos ayuden a pasar entre ellos o a acercarnos un poco sin llamar la atención, ¿no os parece?- sugirió.

El paladín cogió una de las capas y la levantó con dos dedos con cara de asco:

"Ugh.... ¿Por lo menos podrías limpiarla? Se que los magos sabéis hacer eso."

Isildel levantó una ceja ante el comentario visiblemente molesto, no tanto por el comentario en sí sino por no haber pensado él mismo en hacerlo.

- Solo los magos que trabajan a tiempo parcial como chachas de limpieza- espetó,- y los aprendices. ¿A cuál de esos dos grupos insinuas que pertenezco? Además, limpiar estas prendas haría llamar la atención sobre nosotros.- Negó con la cabeza y le hizo al paladín un gesto con la mano para que se diera prisa en ponérse la prenda.

Dalya se acercó a los barriles con curiosidad. ¿Crees que tendrán algo de comida en ellos? Preguntó a sus compañeros.

Aprovechó para echar un vistazo rápido en la habitación, y tratar de hacerse una idea de si había más maleantes, o algo que indicara sus planes generales... o alguna cosa de valor.

Aunque tenía bastante curiosidad por las cajas, ya había visto trampas por el lugar, así que echó un vistazo antes de abrir los contenedores por si había alguna sorpresa desagradable... había que ser algo tonto para poner trampas en el lugar donde uno dormía... pero no tenía pruebas de la inteligencia de esos rufianes.

Al abrir las cajas y barriles no hay trampa, son mercancias y observas que hay ... Cerdo en salazon, azucar, manzanas y cerveza.

El enano tomó una de las capas y se la puso de mala gana y refunfuñando. Asco de marcas rojas, asco de capas.  Dijo mostrando la poca gracia que le hacia aquella prenda. Aunque cuando vio como le quedaba, arrastrando por el suelo, no pudo evitar reírse, y más tras escuchar las palabras de Isildel.

Además, limpiar estas prendas haría llamar la atención sobre nosotros.

Ja, ja, ja, ja. Sus carcajadas resonaron en toda la estancia como de costumbre. Si lo que quieres es no llamar la atención será mejor que me cojas el bajo amigo mio. Dijo divertido, mostrando al mago el final de su capa arrugándose en el suelo.

"Todos estos suministros..." — el paladín meditó con expresión severa — "Sin duda robados a las buenas gentes de Phandalin. Deberíamos retornarlo y distribuirlo entre los necesitados del pueblo, junto a las armas de la armería."

Tanta avaricia entre los maliciosos Capas Rojas le causaba tristeza, pues el hecho de que estos ladrones acapararan tantos recursos era porque otros no disponían de ellos.

A regañadientes aceptó la instrucción del mago y se colocó la capa roja, la marca de esos rufianes. Si ello les ayudaría a pasar desapercibidos, bienvenido fuera.

Dalya se dio la vuelta para poder mirar a sus compañeros. Trataba de poner cara de compungida, pero la manzana que sujetaba con la boca mientras metía las manos en los bolsillos estropeaba bastante el efecto.

Nof fmeo fe me feenfme. Trató de decir antes de darse cuenta de que todavía llevaba la manzana en la boca. La sacó con rapidez. No creo que me entre, Isidel. Dijo por fin. Me faltan más de medio metro para que me entre.

Se dirigió esta vez al paladín. Sin duda hay que devolverlo todo. Le dijo. Casi. Completó en voz baja mientras escondía la manzana en la espalda. Pero será mejor terminar de inspeccionar todo.

De mala gana se acercó a las capas, y se puso una, doblandola en 2, y atando las puntas de abajo a la parte de arriba podía pasar de lejos por una mas corta, sin embargo nunca serviría en una inspección cercana. Poniéndosela al cuello, se puso la capucha de la cara, que le cubrió toda la cabeza y parte del cuello. Nope, definitivamente esto tiene que ir para atrás.

¿Seguimos?

Cogí una de las capas que traía Isildur y me la puse. Me estaba algo justa, pero no me quedaba mal, aunque el rojo no era mi color preferido. Miré por la habitación y, al no ver nada, salí y fui a donde Dalyaa había encontrado la puerta secreta. Estuve ojeando para ver si encontraba el mecanismo que la abría.

-"Venid chic@s, esta es la única ruta que nos queda por seguir."

Apretai en el lugar adecuado, y esto da a un pasillo iluminado, el cual avanza de forma serpenteante hasta una enorme caverna natural, una fria brisa recorre esta amplia sala, trayendo consigo un debil olor a carne en descomposición. Una grieta divide la cueva, flanqueanda por dos toscas columnas de piedra que sujetan el techo de unos 20 pies de altura. Dos curvos puentes de madera salvan el abismo. Al norte parece haber otra sala, al oeste, parece la entrada de dos pasillos y al sur parece que hay otra gruta.

Dalya se adelantó al grupo, tratando de no hacer demasiado ruido. Quería investigar el puente, por alguna razón le daba mala espina.... Había oido demasiadas historias sobre puentes colgantes que se caían como para cruzarlos tranquila, incluso cuando no estaban en una lóbrega caverna secreta en la cueva de unos bandidos.

No se separó, sin embargo, del grupo, pues se encontraba bastante magullada y no creía poder soportar otro ataque, viniera de donde viniera.

El enano fue detrás de la mediana y echó un vistazo general a la estancia. El puente también le intrigaba, si tenían que pasar por él sería mejor cerciorarse de que era seguro. ¿Cómo lo ves grandullona? Preguntó a la mediana.

Avancé despacio, detrás del enano y la mediana. La gruta era natural y aquí hacía algo más de frío que en las salas anteriores. Al final la capa no me había venido tan mal. Al acercarme al puente, me asomé un poco para ver si veía el fondo y también miré por los alrededores.

Vais entrando poco a poco, mientras de Dalya, es silenciosa, el resto sois mas o menos silenciosos, pero el metal y demas elementos hacen que no seais silenciosos del todo, y Dalya tampoco encuentras ninguna trampa.

Comenzais a acercaros a la brecha, tiene una profundidad de unos pocos 20 pies y un ancho entre 5 y 10 pies, y sus paredes son tan toscas que escalarlo debe ser muy facil y lo que os llama a todos la atencion es que de el emana un frio antinatural, y en el fondo podeis ver restos y basura tirada, para saber mas deberiais bajar a la brecha o usas otro sistema.

Un frío sobrenatural invadió mi ser al acercarme al foso. Algo diabólico vivía en sus profundidades, por lo que habríamos de tener mucho cuidado de no caer en él.

-"Dalya, ¿el puente es seguro para pasar? Avancemos con cuidado hasta el otro lado. No me gusta nada este sitio."

Pues.... Comenzó a decir la curiosa mediana. Sí que parece seguro para bajar, sin embargo... ¿No crees que puede haber algo útil allá abajo? Terminó sin perder de vista el foso. 

Hay demasiadas cosas como para estar segura desde aquí de que no nos dejamos nada. Ésto último lo dijo más mirando al resto del grupo que a Izmael, que ya había dado su opinión sobre ignorar los posibles tesoros... ejem... las posibles cosas de utilidad... que habría allí abajo