Partida Rol por web

Alcanzó a ver como otra de esas criaturas se acercaba por el pasillo, a partir de ahí había dos opciones, la puerta o continuar por el pasillo, así que pensó que había hecho bien en esperar allí a sus compañeros, podría ir quitando los estorbos del camino.

Asió su martillo con fuerza y trató de repetir el golpe descendente que tan buen resultado le había dado hace unos segundos.

El golpe fué impecable, aunque pareció no haber tenido el mismo efecto.

Alrik resistió la carga del esqueleto empujándolo con su escudo y aprovechando el desequilibrio del esqueleto lanzó su ataque vertical. Esta vez, la maza no impactó de lleno en el monstruo, pues le impactó levemente en el hombro, produciéndole la caída del brazo. El esqueleto habría perdido el brazo... pero ahí continuaba. 

Mientras Rekbran acaba de darle tute al esqueleto que quedaba en la zona sur, el resto de enanos que combatían con él salieron a todo galope corriendo hacia el pasillo de la entrada, para ayudar a Alrik, pues en el silencio del almacén se oía el entrechocar de metales.

Por otra parte, Alrik sin mayor complicación parecía defenderse del esqueleto, teniendolo a raya y aprovechando la situación para contratacar en el mejor momento.

Esqueleto 7:

Al haber recibido el impacto brutal de la maza y perder su huesudo brazo, el esqueleto se queda unos instantes perplejo. Se mira su hombro vacío, le devuelve la mirada a Alrik y suelta un alarido.

- Aaaaaaahhhhh!! - gritó mientras hacían ruido sus huesos al volver a la carga contra el enano.

Asió con fuerza la espada para atacarlo, pero contra todo pronóstico, mantuvo el combate lejano y lanzó una estocada. Estocada que impactó en el costado al enano infligiéndolo una herida considerable, pero no muy profunda.

"Este brujo es... astuto¿?" Se preguntaba para sus adentros Gundren, mientras observaba a Belain. Desvió la mirada a Pirlo "y este zampabollos vacía despensas... que será, a parte de glotón".

- Bueno... equipo no puedo daros nada... escasea últimamente por aquí. Hemos tenido unos cuantos ataques a las caravanas y poco a poco he ido perdiendo lo que tenía almacenado en equipar a otros "aventureros" y tengo el arsenal desvalijado. Apenas habrá flechas, virotes y si queda algún escudo dad gracias. Pero si encontráis algo que os valga os lo daré.

Continuó sirviendo más cerveza para él y para Pirlo.

- Toma muchacho... parece que te queda todavía por crecer. - Gundren no diferenciaba a los medianos de los humanos muy bien y pensaba que era más un niño alcohólico que otra cosa. - Parece que tienes hambre... Rosbert!!! prepara unas piezas de carne de lobo que parece que es la hora de la comida.... y tenemos que cerrar un trato por aquí.

A Gundren parecía que le encantaban los vicios, la bebida, la comida... el juego. Sin embargo seguía sin daros muchos más detalles de las anteriores incursiones.

Belain se colocó detrás del sillón de Pirlo y apoyó las manos en el respaldo, mirando fijamente a Gundren.

 - El equipo lo podremos obtener con la recompensa de haberle traído este carro. Antes de cerrar el trato, deberíamos culminar este tema... No se puede jugar una ronda de dados sin haber terminado la anterior, ¿verdad señor Rockseeker? -voz firme y rotunda, ya no quedaba rastro del Belain dubitativo del principio.

Se separó del sillón y siguió andando por la estancia. En cierto momento giró la cabeza bruscamente hacia Gundren. Los ojos brillaban, y proyectó sus pensamientos directamente hacia su interlocutor.

 - Está feo meterse con alguien antes de hacer tratos. Pirlo no es un niño, señor Rockseeker -escuchó Gundren una voz grave pero calmada, no pretendía ser intimidatorio.

Mpphf - sintió la estocada lacerando su costado y reprimió un grito de dolor, tenía suerte de estar sólo y no tener que disimular demasiado - ¿Qué clase de ataque era ese? De seguro este esqueleto es de un elfo - pensó antes de lanzarle otro martillazo.

Esta vez intentó un golpe ascendente, mandíbula y cráneo salieron disparados contra la bóveda del techo, partiéndose en mil pedazos, mientras su cuerpo sin vida se desplomaba en el suelo.

El enano, a la espera de sus compañeros, trató de recuperar el fuelle, era la segunda vez que le golpeaban, parecía que estaba algo oxidado.

Mientras Alrik acababa con el último de los esqueletos que estaban pululando por la zona, el resto de enanos llegaban en pos de su ayuda. Ya no la necesitaba. Tenían por delante un estrecho y oscuro pasillo. En esta zona no había antorchas a lo largo de la pared, pero sí que se veía una estancia al fondo iluminada con una luz tenue.

A la izquierda se hallaba la sala pequeña, una sala de recreo y se veía claramente iluminada. Una mirada entre Rekbran y Karkass basta para que estos dos se internen dentro de la sala. Dentro no hay nada del otro mundo. Un par de cajas mohosas y medio rotas que no parecen albergar nada, una mesa y una silla. No hay rastro de que alguien haya estado por allí en mucho tiempo. Al final de la sala se ve una puerta que va en dirección al comedor.

Pasan unos instantes más desde que nuestra compañía se pone a punto para continuar, pero de repente...

Sonidos de ultratumba vuelven a inundar el lugar mientras que unas voces tenebrosas vuelven a envolver el lugar.

- Undag foss thrail!!! Ondo argo umdio artanhons zas!!! Oimnicatun ostrum raidestroooonn!!!

Una luz morada, mucho más intensa que la anterior emana de dentro de la sala de cenas. Un leve temblor en el suelo va creciendo hasta que notáis que os sacude y os zarandea como comadrejas.

La luz crece más y más iluminando hasta los pasillos para que pronto comience a oírse un gran sonido de huesos agitándose y golpeando contra el suelo, paredes y techo de la sala. Parece que un gran vórtice de huesos se está mezclando en la sala y la luz no parece que se vaya atenuando.

Rekbran se recompuso del temblor y se movió con premura. Cruzó frente a Karkass y se apostó contra la pared, mirando la puerta que daba al comedor. Era un pasillo recto y le permitiría un par de disparos antes de que los esqueletos invadieran la sala.

- Tal vez pueda derribar a uno, pero en cuanto entren tendrás que tomar la iniciativa, Karkass - dijo mientras preparaba el arco.

Si la vez anterior al levantarse los esqueletos se vio ese resplandor,ahora el resplandor era mayor... O eran más esqueletos, o el que venía era más grande.

- Creo que el Rockseeker va a tener que contratar a un nuevo personal de limpieza y alimentarlos mejor, los actuales están en los huesos JAJAJAJA

Aquella era quizás la risa de un loco que ve cerca la muerte pero no la teme... ​

- Como ustedes prefieran, los esperamos aquí o los aplastamos antes de que terminen de armarse?​​​

Karkass asintió mientras se posicionaba junto a Rekbran para protegerlo en cuanto el arquero hubiera lanzado sus flechas.

—Detrás mía muchacho... veamos que viene por aquí...

Pirlo evaluaba la escena. El enano no entregaba prenda, pero al mismo tiempo parecía interesado en contratarles, aunque se mostraba roñoso. Avanzaban dos pasos y retrocedían tres.

-Me da en la nariz que se está guardando cosas, maese. Si quiere nuestros servicios, precisamos conocer por qué los goblins sienten predilección por sus mercancias. ¿Hablamos de asaltos puntuales o de una banda organizada? De ser así, queremos saber a quién nos enfrentamos. No ha respondido a mi compañero -dio una calada a la pipa, dejando unos segundos mientras flotaba el humo- y no me gusta tener que repetir las preguntas.

Las últimas "palabras" de Belain le llegaron a Gundren, pero éste no sabía muy bien como pues el semielfo estaba dando otra vuelta por la estancia y no había podido distinguir de si había movido la boca.

- No quisiera ser desagradable, ni desagradecido señor Pirlo. La recompensa... lo siento pero ya le pagamos a la familia del fiambre una parte, y la que le faltaba iba a ser entregada a ésta en la entrega. Por lo tanto si quieren cobrar su parte, me temo que han de pedírselo a la viuda.

Unos buenos trozos de carne de lobo eran puestos en la mesa, tanto para Gundren como para sus invitados.

- Vamos comed algo - dijo mientras cogía los cubiertos y se disponía a seccionar el filete - Respecto a información poca. Ya os dije que un explorador al que pagué una parte averiguó que eran ataques goblins. Siempre habían sido por el sur... y nunca por el este, donde os atacaron. Al principio la guardia hacía batidas y los mantenía a raya, pero ahora... es a suerte del viajero. Lo que lleváis a Phandalin es avituallamiento y diferentes cosas de primera necesidad. La ciudad ya ha decaído lo suficiente y está comenzando ha haber robos y disturbios. Por eso es tan importante llevar ésta carga.

Siguió engullendo unos trozos de carne que pasaba con su cerveza.

- La marcha es en dos días... si es que esos enanos salen del almacén donde tengo parte de las provisiones.. y no se las beben todas. Entraron al atardecer, o eso me dijo mi contacto y todavía no han salido. Yo mañana he de marchar. Quiero llegar antes a Phandalin. Pueden hospedarse en la taberna de Drifwood, os lo daré en un mapa de la ciudad. También os entrego otro mapa para que no os perdáis rumbo a Phandalin.

Se acabó el calentamiento - mencionó Alrik mientras guardaba su escudo. Los que lo conocían sabían bien que sólo lo guardaba cuando se disponía a hacer uso del poder divino de su Dios.

Dejad que vengan

El grupo de enanos se encuentra dividido entre la sala de lectura y el pasillo que va a dar al gran comedor.

Las vibraciones del suelo se intensifican poco a poco... van en aumento haciendo que las paredes peligren. De repente se escuchan unas últimas palabras.

- Hum fin admo isquin!!!

Con estas últimas palabras se produce una fuerte sacudida, comienzan a caer algunas piedras del techo y la luz morada se disipa en una explosión luminosa, para después dejar todo de nuevo en oscuridad.

Lo único que se escucha ahora es el pesado andar de algo y el agitar de huesos.

- Deja el pasillo libre - pidió Rekbran a Karkass, mientras retrocedía tensando el arco - y pártele la cabeza a lo que sea que pase por la puerta -

Un pedazo de roca cae en la cabeza del matador sin dar oportunidad a quitarse.

- HIJO DE PUTA... 

no había tiempo de sobarse la cabeza, la batalla era inminente.

- Alrik vamos a hacer un cuello de botella, así atacamos juntos y ese cabron no va a poder evitarlo. Párate en la entrada de la puerta.

Una vez Alrik se pare en la entrada de la puerta, kromm retrocederia 10 pies, de esa forma ambos podrían atacar al mismo tiempo. Tomo su gigantesca hacha con la mano izquierda y en la derecha saco una arrojadiza, almenos el primer ataque sería a distancia.

Belain miró durante unos instantes a Gundren a los ojos. Recordó la conversación con los guardias.

... y por eso hemos decidido venir con el carro, para que pueda tener un entierro digno y su trabajo no sea en vano, su familia tiene que comer

Asintió ante las palabras del enano y sonrió.

 - usted se encarga entonces de que ese hombre tenga un entierro digno, yo ya me encargué de que los goblins tuvieran el suyo -su mirada era tajante, no admitía una respuesta negativa.

Belain recobró la tranquilidad de golpe. La disculpa de Gundren a Pirlo parecía sincera. Se volvió a sentar en el sillón y comió de lo que Gundren les ofrecía.

 - Entonces nos vendrá bien todo lo que tenga por ahí, como puede ver, somos viajeros no guerreros... Aunque haremos lo que podamos -se inclinó un poco hacia delante apoyando codos en rodillas- imagino que ese grupo acudirá aquí para partir todos juntos. Si descubre algo de camino a Phandalin le agradeceré que me informe cuando nos veamos allí.

Miró a Pirlo e hizo una pausa para que hablara.

 - Por cierto, en esa taberna nos harán precio si vamos a su nombre? 

Retrocedió unos pasos cuando el suelo empezó a temblar.

Un cascote le dejó medio grogui cuando alcanzó a sujetarse del marco de la puerta, entonces lanzó un susurro, unas palabras cargadas de energía divina, que devolvieron parte de sus fuerzas al clérigo.

Permaneció en el umbral

Karkass puso el escudo sobre su cabeza mientras se echaba un poco a un lado para dejar sitio al joven Rekbran para recibir a flechazos lo que fuera que viniese. Luego le dio una vuelta a su martillo anticipando el golpe con el que él mismo le daría la bienvenida a quien apareciese.