Partida Rol por web

Noticias frescas llegaron hacia Grecia, cuando el poderoso Aquiles se daba un baño. El atlante Arkantos había sido asesinado en la ciudad de Creta, a manos de los bárbaros.

Esto lamenta al gran Aquiles, quien fuera considerado el héroe más importante de todos los tiempos. 

Su tranquilidad termina de romperse cuando se entera que un hijo de Troya, París, había secuestrado a Helena, esposa de Menelao. Como era de esperar, un emisario acude rápidamente a Aquiles, informandole que Agammenon está reclutando al ejercito griego para invadir Troya.

No tiene interés en participar en esta guerra, pero su afán absoluto de gloria y renombre no le permiten rechazar la contienda. 

Toma su casco, recluta a sus viejos mirmidones, y sale a la aventura.

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Tras unos días de viaje, Aquiles finalmente desembarca en las costas griegas junto a los demás barcos griegos. Pero ¡parece que hay una emboscada troyana!

Upsss

Un mirmidón se acerca a Aquiles. Le resulta una cara extraña, pero no le dio demasiada importancia; al fin y al cabo, estaban en Troya, recién desembarcados, ¿qué otra cosa podría ser sino uno de sus hombres?

- ¡Aquiles! - exclama el desconocido -. ¡Reúne a los hombres! ¡Se aproximan hombres de Troya! ¡Seguidme, rápido, he descubierto un accidente geográfico donde podremos permanecer ocultos, y sorprenderles nosotros!

Tras esto, guía a Aquiles y a los demás hasta dicha zona. Aquiles y sus mirmidones esperan pacientemente; busca al mirmidón para agradecérselo, pero no le encuentra. Ya lo hará más tarde, ahora tiene otros asuntos de los que encargarse.

Un mirmidón se acerca a Aquiles. Le resulta una cara extraña, pero no le dio demasiada importancia; al fin y al cabo, estaban en Troya, recién desembarcados, ¿qué otra cosa podría ser sino uno de sus hombres?

- ¡Aquiles! - exclama el desconocido -. ¡Reúne a los hombres! ¡Se aproximan hombres de Troya! ¡Seguidme, rápido, he descubierto un accidente geográfico donde podremos permanecer ocultos, y sorprenderles nosotros!

Tras esto, guía a Aquiles y a los demás hasta dicha zona. Aquiles y sus mirmidones esperan pacientemente; busca al mirmidón para agradecérselo, pero no le encuentra. Ya lo hará más tarde, ahora tiene otros asuntos de los que encargarse.

¿Aquiles seguirá a este soldado que pretende guiarlo?

Aquiles, el de pies ligeros, se encamino a la ciudad de Troya, donde tiene que luchar apenas la sandalias tocan la arena caliente. Reúne a sus hombres, fieles mirmidones, a los cuales conoce desde su nacimiento, pues le fueron dados nacer de las hormigas de su pueblo, y el que le habla no es reconocido por su rey. Sin embargo, el aqueo nada duda, pues no es favorable insultar a los dioses, cuando estos se dignan acercarse a su presencia, y presto, empieza a correr al tiempo que embraza con fuerza el escudo de siete capas y la broncínea lanza.

Aquiles no reconoció al soldado que se le presentó, pero aun así decidió hacerlo caso. Yendo a la zona dónde fue señalado, logró crear una ventaja sobre el terreno de batalla, acabando con las primeras oleadas troyanas, que poco preparadas estaban para semejante trampa.

En sus cercanías, un templo dónde no hay ningún soldado. Aquiles podría quedarse dónde esta, decidir ir hacia atrás y ayudar a los demás griegos, o asediar el templo para obtener otra ventaja táctica.