Partida Rol por web

Se levanta. Arrastrando la silla sin ningún miramiento para no hacer ruido.

Yo voy tirando hacia donde pone la carta. - sigue seria - Ya nos veremos.

Y colocándose las manos a los bolsillos de la gabardina amarillo fosforito hace ademán de largarse ya, a no ser que alguien la detenga.

Vamos Hektor, te acompaño al hospital, no creo que después nos haga falta coche para llegar donde están los demás. ¿Nos vemos en la señal de terreno pantanoso que hay junto al lago? - pregunta mientras se levanta.

Hektor asiente y se levanta de su sitio llevándose la mano al costado en una punzada de dolor.

Saca una cartera del bolsillo de su cazadora y deja sobre la mesa unos cuantos billetes, suficientes para pagar al menos su café y el helado de la ecologista.

-¿Vamos?- dice comenzando a caminar hacia la puerta camino al parking.

Me levanto de la mesa dejando el importe de mi consumicion mientras digo.
El terreno pantanoso. Por mi de acuerdo. Creo que sera una referencia facil de encontrar para todos.
Me giro entonces en direccion a la puerta de salida mientras agarro mi maleta y le digo a Llith.
Si me lo permites, ya te llevare yo. Aunque creo que cuando lleguemos, ya hallaremos a Alan allí esperandonos.
Vayamos un momento a un lugar apartado de miradas curiosas y concedeme un instante. Pues he de cambiarme, ya sabes.

Bien, vamos - deja también el dinero de su consumición en la mesa y sigue al alemán hasta su coche.

Dejo el dinero sobre la mesa, contando que no falte pagar nadie y me retiro del bar junto con mi bandolera. Lo único que falta es que me la olvide aquí...

Salgo de la cafetería y me acerco a Lilith, que es la única que parece ir caminando hacia el lugar y me pego a ella...

Hola, terrorista. Digo riéndome.

Sonríe divertida al escuchar el saludo de Alan. Y mira a Richard.

Bien. Espero que tu robot extraño no malmeta el medio ambiente - y aunque sonríe, su mirada es gélida. - Vayamos a este callejón.

Mientras se dirigen hacia allí, la urraca que la iba siguiendo se posa en su mano, la cual tiene elevado... Lillith le susurra algo en idioma extraño... y la urraca se va volando.

Al llegar al callejón se apoya a la pared, esperando.

Y una vez que Lilith y yo abandonamos la cafetería, giramos por una esquina y acabamos entrando en un callejón similar al que ya use anteriormente. Me detengo en un pequeño hueco bajo unas escaleras de incendios pues un lugar bastante discreto.
Me giro hacia Lilith y digo.
Tardare poco. Y no te preocupes, no es que polucione demasiado que digamos.
Abro entonces la maleta y una tras otra, me voy colocando todas las piezas del equipo. Con el casco bajo un brazo, atisbo a ambos lados del callejón pero este, esta desierto.
Finalmente me coloco el casco y tras activar todos los siastemas, mi ordenador hace el chequeo rutinario.
Todo esta en orden. Y ahora, con la voz distorsionada por el modulador, añado.
Volare a poca altura para que el frio no te afecte. Aqui en la ciudad, quiza te resulte algo mareante pues ire driblando entre los edificios.
Pero en cuanto dejemos atras la zona urbana, bajare aun mas y volare todo lo recto que pueda.
Mientras digo esto, mi ordenador de a bordo, no tarda en localizar las coordenadas de lugar de la cita. Y yo, extendiendo los brazos, digo.
¿Lista?. Pues sera mejor que nos vayamos.

De un salto, la chica salta en sus brazos, tal cual princesa en su salsa.

Ya podemos irnos ^^

Parece haberse ido todo atisbo de enfado... e incluso golpea su armadura con los nudillos levemente, dando la señal que pueden irse. Con una encantadora sonrisa.

Asiento con la cabeza ante el gesto de Lilith y la agarro con la firmeza adecuada para que no caiga. Una vez que la tengo agarrada, engancho también la maleta con mi mano izquierda.
Inmediatamente, activo mis botas mientras compenso el escaso sobre peso para evitar cualquier tipo de deriva.
En medio de un rugido, nos elevamos una docena de metros y yo, me inclino levemente hacia delante pero sin forzar el giroscopio.
Espero que el paseo te resulte agradable. Nos vamos.
Dicho esto, acelero y salimos disparados hacia delante.
No tardamos en dejar atrás el callejón y nos desplazamos manteniendo la altura por encima del trafico de la ciudad.
Quizá alguien nos señale desde el suelo, pero eso es algo que no me preocupa demasiado mientras avanzamos por entre los edificios.
Pronto estos quedan atrás. Ahora, bajo nosotros, se distingue una zona residencial.
Me permito acelerar un poco mas al tiempo que reduzco la altura.
Y cuando la ultima de las casas queda atrás, vuelo en linea recta atento a los posibles obstáculos del camino en dirección al lugar de la cita. A la zona pantanosa.

Ir caminando al callejón, me ha hecho darme cuenta de que lento que es el mundo... todo esto... ains...

Lilith, ¿quieres algo? ¿un cafe, un helado, algo? Voy a comprar algo de comer... ¿tu richard? ¿quieres algo también? Les digo a los que allí se encuentran para romper el hielo.

Al ver que mis nuevos amigos ya se han ido, procedo a salir disparado a la dirección que nos habían dado.

Espero que los billetes no salgan volando por la velocidad. Pienso mientras me aferro fuerte a la bandolera.

No tardaís en llegar al lujoso y reluciente coche del alemán. Al acercaros y sin necesidad de hacer nada el vehículo se abre. Hektor se monta con evidentes gestos de dolor y Adrienne hace lo propio en el asiento del copiloto.

El coche es de importación, bastante nuevo, un mercedes plateado recien salido del horno, impoluto, un agradable olor a cuero nuevo reina en un sencillo y minimalista interior, desprovisto totalmente de ningún elemento externo que pueda romper esa armonia. Al cerrar la puerta, Adrienne, no lo hace con la suficiente fuerza y al ir a repetir la acción, el coche la absorve hacía adentro dejandola correctamente.

El sonido del potente motor se pone en marcha y resuena por todo el parking a la vez que sus anchas ruedas chirrian en cada curva. Pronto os incorporaís al intenso tráfico exterior, y,  aunque hace mucho frio, allí dentro se esta estupendamente, la invitada se da cuenta de que cada uno de los asientos tiene un sistema de calefacción propio, regulable al igual que la posición  del mismo asiento  mediante una consola de mando situada en la puerta.  

Seguimos en la escena "Toma de contacto"