Partida Rol por web

Yinhe veía a sus compañeros sentarse en camas, discutir... aquel no era su problema.

Discretamente, abrió la puerta de la sala.

Había que encontrar al conde, y había que hacerlo antes de que sus hombres volviesen. Y por dios que iba a hacerlo.

Ringo sigue a Yinhe, permaneciendo detrás de ella cuando abra la puerta, pero antes de salir de la habitación, se asomará por dicha puerta abierta para ver qué hay al otro lado.

Al llegar a la sala grande (r2) os encontráis con una mesa de trabajo enorme, llena de pócimas, ungüentos y aparatos alquímicos. El condestable ha estado experimentando para conseguir convertirse en un cambiaformas aunque no sabéis cómo ha sacado los materiales necesarios ni si ha experimentado con alguien más.

Una vez liberado el enano, este se agenció un anillo, al cual el elfo no le dio mucha importancia. Luego parecieron llegar a una sala llena de unguentos, pociones y demás cosas de las que no entendía mucho, pero se entretuvo en ver si hay algo que les pudiera resultar útil en algún momento. Tenía curiosidad por esas cosas.

Los bienes materiales nunca atan a un monje, bien se lo hizo saber su maestro. Por eso su mirada en la sala fue más bien por encima, y nada llamó su atención.

- Voy a echar un vistazo rápido a la sala de al lado, tened cuidado. -

Por parte de Aurelio Breogán Cibrán este parecía estar un poco cohibido y coartado en aquella sala, no porque parecía ser la sala central de todo aquel castillo y que probablemente de alguna de las puertas iban a venir los soldados a atacarles, rodeándoles, sino que además de eso, al haber tantas cosas temía tirar algo como se descuidara con la gaita.

-Tened cuidado, -les recordó a sus compañeros en susurros- nuestro objetivo es detener toda esta locura, así que será mejor andar con ojo y evitar conflictos innecesarios.

Mihaela estaba ya de los nervios y a penas podia controlar su hambre, asi que pudisteis ver la decepcion en su rostro al encontrarse con una sala vacia.

-Mierda...aqui tampoco hay comid... enemigos, aqui tampoco hay enemigos.

Murmuro entre dientes.

-Voy contigo, a ver si encontramos a algun guardia que noquear.

Sigo a Yinhe

Al asomaros veis una habitación con varios catres y en uno de ellos hay un niño completamente desvalido, atado a la cama mediante pesados grilletes. Está hambriento pero no parece maltratado. Tiene el pelo rapado y unas marcas de pinchazos en los brazos.

Xander son pócimas de cambiaformas por lo que llegas a leer en los libros que hay en la mesa aunque no sabes en qué transforman cada una de ellas. Tuya es la decisión de leer más, beber alguno a ver que pasa o ponerle un corcho y guardarte alguna.

Ringo se da una vuelta por la sala en absoluto silencio, inspeccionándola y buscando algo de valor.

Yinhe vio al niño y corrió a su lado.

No soltó sus grilletes, pues quería ver qué había pasado.

- ¡Dios mio! ¿Qué han hecho estos salvajes? ¿Podéis hablar? -

-Gente, estás opciones son para transformarse en animales, si alguno me ayuda podremos encontrar una que nos sea útil.

Comentó snte lo que había hallado el elfo en aquella mesa llena de cachivaches. El no era alguien egoista, bueno, solo a veces, pero sabía que con cosas que resultarían en beneficios a la larga era mejor compartir para que todos tengan su parte. Era mejor tener alegres a quienes dejabas en juego tu vida 

No sabes de qué son, Xander. Puedes guardartelas si quieres. Escucháis un grito desde la sala de enfrente (R3), ¡es Yinhe!

- ¡Dios mio! ¿Qué han hecho estos salvajes? ¿Podéis hablar? -

Al parecer en aquel lugar (R3) parecía no haber gente como para que Yinhe estuviera dando gritos de sorpresa y de horror al respecto; por lo que, con cierta curiosidad, Aurelio Breogán Cibrán simplemente se acercó al lugar para echar un vistazo a lo que había alertado tanto a Yinhe.

-¿Qué es lo que pasa?. -Preguntó el enano tratando de no levantar demasiado la voz- Recuerda que estamos aquí para algo, y estar a gritos no ayuda... ¿Has visto un ratón o...?

Mihaela se puso un dedo en la boca.

-Ssssshhhh, se supone que estamos asaltando la mansion, no armes escandalo.

Dijo mientras se dirigia a la otra sala, no es que no sintiera empatia por el pobre niño, mas bien todo lo contrario, con el hambre que tenia, una persona engrilletada era como que le sirvieran un buffet en la cara, con lo que prefirio salir de ahi, por el bien de este.

Mihaela no pudo evitar sonreír al ver por fin lo que tanto estaba buscando, al fin tenia algo a lo que incar el diente.

_{-Comida al fin...}

Susurro justo antes de abalanzarse sobre su victima, como lo que justamente era, un cazador que buscaba ansiosamente alimentarse.

Aunque, con los nervios por culpa del hambre, no estuvo especialmente atinada.

En la pequeña sala, un niño encadenado pero vivo. Han experimentado con su sangre. En la otra, Michaela se adentra y se encuentra con Rugini Marro. Le ataca por dos veces mas el condestable la esquiva ambas. 

-Maldita sea, ¿es que no os cansáis de molestar? -exclamó el condestable tras haber esquivado a la dhampira. Del bolsillo se sacó un brebaje y se lo bebió de un trago. -Desde joven he deseado la habilidad de cambiar la forma, de hablar con los animales, de perderme por los bosques y salir de este condenado pueblo. Nunca he podido así que ahora seré yo el que conquiste a todo... todo... ¡AAARGH!

El noble comienza a contorsionar y a gritar desgarradoramente. Sus piernas parecen romperse, su cabeza se abre y todo, absolutamente todo, comienza a llenarse de sangre y babas. Salen cuernos donde antes no había, todo se cubre de pelo y los dientes se alargan y se curvan.