Partida Rol por web

Tras la bajada Greg parecía un poco confundido, casi mareado.

Uh, que deja vu... - dijo para si mismo recordando viejos momentos de borrachera.

Pero como no estaba en su naturaleza preocuparse mucho por las cosas ni analizarlas demasiado, se encogió de hombros e hizo caso omiso a su sensación de desconcierto. Total, ya estaba acostumbrado a abrir los ojos en sitios a los que no recordaba haber ido...

Be grog, my friend, be grog... - dijo recordando la frase de cierto gurú groguistico - Ante la duda... ¡Hacia abajo! - Acto seguido se dispuso a abrir la compuerta hacia abajo para fluir hacia ahí...

Greg descendió a través de la trampilla que abrió con facilidad. Una vez allí abajo descubrió que se trataba de una especie de sala de almacenaje. La sala se encontraba prácticamente vacía si no fuera por una serie de pequeñas cajas que se amontonaban en un rincón, y un roñoso esqueleto que permanecía tumbado en un rincón.

La sala de almacenaje era el lugar más sucio del barco acumulando moho en cada esquina y con goteras aquí y allá.

Dejando en un rinconcito de su mente la idea de instalar una destilería clandestina de grog ahí abajo (donde se hace el auténtico grog pirata, con grandes posibilidades de explotar llevándose al barco entero con ella), Greg examinó el esqueleto.
Buenos días, pirata Bones. ¿Hay algo útil por aquí abajo? - dijo casi para sí mientras lo miraba. ¿Podría servirle de algo ahí afuera? Como mínimo, añadiéndole una sabana negra se podría hacer otra bandera...

Yimbo se encontraba en uno de los compartimentos interiores del barco cuando notó un cosquilleo en su cadera. Echó una mano para rascarse y se encontró con uno de los viejos pergaminos de Guybrush Treepwood que poseía. Lo cogió y lo abrió ante sus ojos examinándolo. Se sorprendió al comprobar que su contenido había cambiado. Las letras claras y visibles con anterioridad, ahora eran borrosas y tenueas. En su lugar, habían aparecido palabras que ocupaban el centro del pergamino y se podían leer con nitidez, a pesar de que a Yimbo le costó algo de trabajo.

- Abre el peluche -decían.

Greg examinó el esqueleto y habló hacia él. Sorprendentemente el andrajoso esqueleto no le respondió y se limitó a permanecer quieto y callado en su lugar mostrando una total falta de consideración hacia el pirata. El esqueleto se encontraba tumbado en una posición de descanso, con la mandíbula cerrada, una mano detrás de la calavera y la otra en lo que sería el abdomen. Las piernas se cruzaban a la altura de las canillas y algunos jirones de ropa aún lo acompañaban aquí y allá.

Vaya, debe estar descansando.

Con su habitual ligereza mental, Greg casi se olvidó del esqueleto y se centro a las cajas amontonadas, dispuesto a abrirlas. Como le daba algo de asco ir tocando cosas con tanto moho, cogió una tibia del esqueleto (curiosamente, eso no le dió asco) y la usó de palo para evitar tocar el resto de cosas mohosas al abrir las cajas.

Yimbo se echó rápidamente la mano al colgante y apretó con fuerza la pata de pollo (de goma). Que el pergamino hubiese cambiado todas sus letras era un caso claro de brujería repentina y eso no podía indicar nada bueno.

El trozo de papel había dejado de comportarse como un pergamino vulgar en el que se narraban ciertas historias de Guybush escritas, en principio, por su mismísimo puño y letra, para convertirse en una especie de sistema de pistas, un walkthrough de esos que van bien cuando te quedas atascado en una aventura y necesitas que alguien te eche una mano.

- A-bre el pe-lu-che -leyó lentamente Yimbo.

¿Qué querrá decí e'o? -se preguntó mientras le daba vueltas entre sus manos buscando algún zurcido que descoser y lo sacudía para averiguar si había algo dentro.

Po' bueno, ahí vamo'...

¡RAAAAAS!!

Un cuchillazo recorría la barriga del oso multiachuchable, dejando ver su entrañas de relleno.

Greg extrajo la tibia del esqueleto y la utilizó para abrir las cajas sin tocarlas. Cuando lo hizo, descubrió que dentro de éstas había una inmensa cantidad de clavos metálicos. Todos ellos en perfecto estado de conservación componiendo una amplia gama de formas y tamaños.

- Parece que hay una nota dentro -dijo Yimbo al aire cuando abrió el peluche rajándolo de arriba abajo.

El muchacho agarró la nota escrita en un pergamino e intentó leerla, sin embargo, esta vez había una cantidad de letras mucho mayor y solo alcanzó a leer el título antes de desistir en su empeño.

"Receta para convocar a la niebla", indicaba el título de la nota escrito en Arial 14, negrita, cursiva y subrayada.

¡Mmm... con alto contenido de hierro!

Como podían servir para clavar cosas o, más probablemente, para que la sopa tuviera más hierro, Greg cogió un puñado de clavos antes de volver hacia arriba.

Ah, y esto es tuyo! - dijo justo antes de salir lanzando la tibia al resto del esqueleto.

- ¿Qué será e'to? ¿Una receta p'hacer sopa? -pensó Yimbo al ver aquel papel que, realmente tenía toda la pinta de una receta.- "Receta pa' convocá a la niebla"- leyó, pero lo que venía a continuación resultaban ser unas instrucciones demasiado espesas para sus entendederas, así que decidió desistir.

Guardó el oso con las tripas abiertas junto a su deshilachado muñeco vudú para que se hicieran compañía y se disponía a guardar la nota doblada entre las páginas de su libro de recetas, cuando una voz resonó en su interior. Una voz femenina, con el mismo acento vasilón que el suyo pero de mayor edad, le habló:

- "¿Pero qué tipo de aprendí' de hechicero vudú e'tá' tú hecho?" -le reprendió la voz- "Tiene' tú delante de lo' morro' una auténtica reseta de brujería ¿y no va' ni tan siquiera a leéla? ¿Todo lo que sabe' hasé é doblála y guardátela en el bolsillo?".

Después, silencio.

- Ma... ¿mamá? -preguntó cuando aquella voz se hubo callado.

Lentamente, desplegó el papel y puso todos sus esfuerzos en descifrar aquellas instrucciones, como la voz le había recomendado.

Después de un rato, se levantó de la hamaca donde se había tumbado para leer (y casi quedarse dormido) y, lentamente, salió de aquel cuarto. Pensando aún en lo que acaba de pasar, abrió la puerta del compartimento de popa y echó un vistazo al interior.

Añadido por el DJ: Cuando lo hizo, vio que se trataba de una cocina algo destartalada.

Nerea, que estaba exultante por estar al fin de nuevo al mando de un navío pirata, y con una tripulación que al menos daba el pego como piratas sanguinarios, se dirigió tranquilamente hacia el castillo de popa, el único sitio que los demás no habían mencionado, y trató de echar una ojeada a su alrededor, para ver si podía encontrar algo útil.

Nerea se dirigió al castillo de popa con la intención de encontrar algo útil para la fuga, sin embargo solo encontró un pequeño timón de repuesto que procedió a guardarse en un sorprendentemente grande bolsillo para volver a la cubierta, donde los demás tripulantes se reunían.

Tras un exhaustivo primer registro del barco, los tripulantes se reunieron en la cubierta. Bookan, habló el primero dirigiéndose a todos los demás.

- ¿Habéis encontrado algo útil?

El pirata escrutó el rostro de los demás en busca de una respuesta satisfactoria.

Pircam dio un paso adelante visiblemente orgulloso.

- Yo he encontrado esto -dijo mostrando una cuchara de madera*.

A continuación giró el cuello hacia Yimbo que se encontraba como abstraído en sus propios pensamientos.

- ¿Y a ti qué te pasa? -preguntó con descaro.

- Pó' yo... encontré e'ta nota. -respondió Yimbo todavía dandole vueltas a lo que acababa de leer- É' una receta... "Receta pa' convocá a la niebla" se titula y mirá vosotro' lo que pone...

A continuación, el muchacho comenzó a leer en voz alta lo que decía aquel papel.

- Aquí pone que pa' convocá a la niebla se necesita:

• Sangre de virgen
• Grog
• Una pepita de oro
• Agua de má
• Amoníaco
• Ocho vitamina'
• Aleación metálica

Si nosotro' la convocamo', quizá' tengamo' una oportunidá d'escapá...

Desde que había leído el papel con anterioridad sólo hacía que darle vueltas a cómo conseguir esos ingredientes, y, excepto el grog que tenía Greg y el agua de mar que, al cabo de un rato de mucho pensar, se imaginó de dónde la podían sacar, el resto no tenía ni idea de dónde los podrían obtener.

Empezó a leer de nuevo desde el principio, por el primero de ellos y la vista se le volvió involuntariamente hacia la Capitana. Claro que, bien mirado, en aquel papel no decía que la virgen tuviera que ser una hembra. Ni tan solo un humano.

Greg se acariciaba la barbilla escuchando la lista, disimulando una sonrisilla cuando Yimbo leía la parte de "sangre de virgen". Tras acabar Yimbo, levantó un dedo.

Bueno... lo que es aleación metálica... - dijo metiendo la mano profundamente en un bolsillo para sacarlo poco después y mostrar su contenido al resto - ...creo que tenemos. - En su mano brillaban unos cuantos clavos de diferentes formas y tamaños. - Y hay más ahí abajo... - añadió señalando con el pulgar a la apertura por la que había salido.

Volvió a meter los clavos en su bolsillo mientras parecía pensar. Sus cejas ceñudas daban cuenta del titánico esfuerzo que se estaba desarrollando ahí detrás, al menos para Greg.

En cuanto al amoniaco... creo que hay algo ahí arriba. -Dijo señalando el puesto de vigía. - Más o menos... - añadió un poco más bajo.

Tras eso quedó en silencio, expectante por ver si los demás habían encontrado algo... o no.