Partida Rol por web

Seguro que lo harás muy bien. Le dije al joven con una sonrisa. Luego me hablo del hombre de barba... Había muchos con ella en la facultad pero instintivamente pensé en el Supervisor... Vaya! Gracias! Tu tambien eres muy simpático, Marcos.

De pronto se escucharon gritos... Contagiarse un cáncer? Serán burros? Pensé inicialmente, no dándole demasiada importancia al asunto, pues el cáncer no sería un problema. Marcos si le debió de dar más importancia, no me di cuenta que se acercaba al botón rojo pues permanecía atenta a los gritos y a responderle la pregunta. Pues... ¿como no va a saber lo que significa contagio? cuando alguien tiene un resfriado, un catarro o algo así.. y te lo pega, es que te ha contagiado... Me giro hacia Marcos y veo como pulsa el botón, sin darme tiempo a reaccionar.

La alarma se dispara y el chico comienza a alterarse. Mierda! Tenía que pasar en mi turno! Veo al chico que va a peor y me acerco a su lado.

Estoy junto a Marcos, al joven parece que le está afectando el sonido de la alarma y justo sale el Decano y se acerca a mi, para que haga de enfermera por una mierda de corte.

Disculpeme señor Decano, pero creo que este joven. Marcos comenzó a cantar, tratando así de aplacar el sonido aquel. Necesita más atención que un adulto con una pupita. Marcos grito un "¡Cállate yaaaaaaa!" mientras golpeaba nuevamente el botón rojo. 

Joder, va a volver loco al sistema de alarmas y se va a destrozar la mano. Sabía que el joven aborrecía el contacto humano, pero.. sólo se me ocurrió eso... Agarrarle con mis brazos, de tal manera que los suyos permanecían bajo los míos. Pegué mi cabeza a la suya, para evitar que me golpease con ella y le sostenía con fuerza, tratando así de calmarle. Seguramente empeoraría las cosas con el joven, pero... la otra opción...no me gustaba... dejarle inconsciente deteniendo el flujo sanguineo al cerebro, aplicando una llava de contención sería mi última opción. Marcos, Marcos... tranquilo... le susurraba al oído. Soy yo, Sara, soy yo quien te sujeta... cálmate..

Luego miré al Decano y a los hombres que salían tras él. Lo siento, si quiere ayudar a su alumno, tendrá que mancharse las manos de sangre. No pienso dejar al chico sólo en este estado... Y deje de dar tantas órdenes estúpidas y haga algo, como parar la puta alarma que nos va a volver a todos locos!! Le grité enojada por la situación que se estaba originando y las chorradas que tenía que escuchar.

Esta vez hice la tirada bien, no me di cuenta que pusiste inteligencia. 

NI NO NI NO NI NO NI NO... La alarma seguía resonando hasta que finalmente quedó silenciada, con el silencio también quedó silenciado el sonido mecánico.

Santana seguía en esos momentos aporreando el botón de alarma ajeno a las circunstancias mientras seguía canturreando silenciando un sonido que estaba más en su cabeza que en otro lugar. A su lado estaba Sara intentando calmarle.

Pocos amigos que son de verdad 
cuanto te halagan si triunfando estas 
y si fracasas bien comprenderas 
los buenos quedan los demás se van. 

Siempre hay por quien vivir por quien amar 
siempre hay por que vivir por que luchar 
al final las obras quedan las gentes se van 
otras que vienen las continuaran 
la vida sigue.... iguaal....

En el mismo pasillo observaban antónitos la situación tanto el doctor Yamaguchi como Luisra, Segrellos tenía cosas más interesantes en las que pensar que observar aquella situación dantesca y no se detuvo mientras seguía dirigiendo sus pasos hacia la enfermería.

En el interior, la clase estaba calmándose de manera paulatina bajo la guía del doctor Rodríguez, poco a poco la rutina fue volviendo a su cauce habitual. Y con ello el silencio...

Enrique y Luisrra se quedaron un poco con la boca abierta mientras pasaban y veían eso, y es que parecía cosa de cámara oculta. ¿estaba de verdad un hombre medio histérico al borde del ataque dándole hostias a la pared? ¿Era eso lo que estaba pasando?

"OH VENGA YA"

-¡SANTANA!

Levantó la voz para llamarle la atención y que le mirara. Atrajo su mirada hacia él. Lo que vale para los niños con discapacidades en el aprendizaje vale para muchos adultos.

-¡Sepárese de la pared ahora mismo y CÁLMESE! ¡Le necesitamos aquí y ahora, deje de pulsar la alarma! Vuelva a su carro, compruebe que lleva todo el equipo y espere allí a que le digamos qué le toca.

Orden y propuesta que resultara agradable, en un momento, de forma fluida y natural, aunque era más el cómo se decía que el qué se decía. Después de aquello, sacudió la cabeza mientras seguían llevando a Sagrellos hasta la enfermería.

-Vamos, no te preocupes, que estamos al lado.

Sara podía ver como el de la "mierda de corte" más parecía que se hubiera pillado la mano con una cadena industrial por cómo lo llevaban y que el decano Martín debía ser el hombre más exagerado del mundo para describir la levedad de las heridas; la sangre ya les estaba llegando a los dos a las mangas pese a los pañuelos sobre la del accidentado Sagrellos.
 

Bueno, es la hora de poner orden...

El viejo doctor Martín creía que una charla informativa sería suficiente para disuadir de pulsar el botón rojo a los trabajadores y tal vez a algún alumno listillo, pero al parecer no fue así. Enfadado, se acercó a Marcos Santana, que andaba pensando en sus cosas, y olvidando totalmente las formas, le indicó que debía dejar de pulsar el botón:

CABALLERO! CABALLERO! Se puede saber qué demonios hace con el botoncito!? Que no es el de la camisa, oiga! Deje de actuar como un loco y friegue el pasillo, que está lleno de sangre. 

-¿Sara? ¿Has parado el ruido? ¡Muchas gracias!- Exclamó mientras la atrapaba en un abrazo totalmente húmedo. -Tú sí que eres buena. 

-Debo limpiar. -Recordó repentinamente ante las palabras del decano, su cabeza estaba cacha, intentando evitar el contacto visual de aquel hombre. Él mandaba, eso le habían dicho, no había que provocar problemas, eso le dijeron. Tomó la fregona y empezó a fregar nuevamente ignorando al resto, dándoles la espalda como confiando en que al dejar de verles dejarían de estar allí.

Blanca, una de las estudiantes que antes había hablado alzó el brazo en alto buscando atraer la atención del profesor.

-Miguel, ¿Segrellos se pondrá bien no?  -La joven normalmente tenía una sonrisa que remarcaba su mirada, no en aquel momento, sin embargo lo que más atraía la atención de ella eran el cabello oscuro que caía formando cascadas por su cabeza.

Enfrascado consultado el origen de la muestra una de las alumnas llama mi atención.

-No te preocupes María, ya sabes cómo somos los hombres, no cortamos y parece que nos vamos a morir desangrados, saldrá de esta-le digo con una tranquilizadora sonrisa-Vamos continúa con tu trabajo-

-"al menos eso espero"-pienso preocupado.

Al ver a Santana aporreando los botones Enrique no puede evitar sonreír, pero la sonrisa le dura poco al escuchar a los demás nerviosos gritando al muchacho. -TRANQUILIDAD! Exclama al escuchar al becario y al Decano hablar al chico de forma alterada.

Enrique se aproxima junto al herido a Santana. - Tranquilo Santana, son cosas que pasan. Los nervios hacen estas cosas, así que no te preocupes y cálmate. Después Enrique mira al becario. - Será mejor que sigamos a la enfermería o al final este chico se nos va a marear.

Antes de seguir caminando a la enfermería Enrique mira a la nueva vigilante y le hace un gesto con la cabeza dandole las gracias por calmar a Santana.

En tan sólo 30 segundos se había desatado un pequeño caos en el sótano. Al menos la alarma se detuvo y Santana se relajó al fin. El joven se lanzó a mis brazos agradecido. Siempre que tengas miedo, búscame. Le dije al joven, cuando vi como el hombre de rasgos orientales se acercaba a nosotros con el herido y le dedicaba unas palabras a Marcos.
Mejor que lleven a curar a ese joven. Ya daremos las gracias después. tanta urgencia y tanta alarma no me gustaba. Miré como Santana regresaba a su labor y la cantidad de sangre vertida en el suelo.
Me quedaré aquí con Marcos. No sea que alguien patine con la sangre o el suelo mojado y tengamos otro herido. Informe a los hombres mientras se alejaban.

La enfermería tenía ese olor tan característico de los hospitales, en el fondo no difería tanto del de un laboratorio a excepción de los productos químicos.  Para cuando llegaron, Segrellos se encontraba sentado en la camilla tomando una pastilla.

-Toma, un vaso de agua. -Le dijo al chaval al tiempo que le tendía el vaso. En ese momento advirtió la presencia de los recién llegados.

-Es un anticoagulante, no es normal lo que sangra esto. -A continuación tomó unas toallas. y se acercó a Segrellos. -Levanta el brazo, vamos a ejercer presión, por si acaso he llamado a una ambulancia. -Aclaró mientras ejercía presión sobre el brazo.