Partida Rol por web

A Bustelo se le atragantó el currusco de pan seco en la garganta cuando escuchó los cascos del caballo trotar por la hierba mojada. Los tintineos de las armaduras, y aquel estandarte indicaban que se trataban de los hombres de la Reina Loba.

Maldiciendo su suerte se intentó entremezclar con el gentío. Aquel era el único problema con el que no podía lidiar de verdad.

Escuchó entre la multitud las pretenciones de portavoz de la reina, mientras se compadecía por el pobre muchacho al que reclamaban su esposa para el maldito derecho de pernada. Lo que pedían era una auténtica locura. La única vaca viva... era condenar al pueblo a las más cruentas de las hambrunas.

cuando veo a los bandidos llegar, rápidamente agarro a mi esposa y busco con la mirada a mis hijos, odiaba a aquellos malnacidos bastardos del diablo, el rebaño que siempre llevaba se estaba reduciendo por su maldita culpa, aunque el no podría hacer nada en contra, ellos estaban armados y el no tenía casi nada para defenderse, por lo que no nos quedaba otra que pagar a esos bastardos y a la ramera de su reina.

-¿Por qué Dios nos abandona?-

Breixo se encuentra petrificado. Con la mirada perdida entre los cuencos de barro rotos y el vino tinto que gotea desde la mesa hacia el suelo como si se tratase de una nariz quebrada perdiendo sangre. Sentimientos como impotencia, ira y desamparo se entremezclan y anulan entre sí creando un amalgama de emociones con el que le resulta complicado lidiar. Un nudo le ahorca en la garganta.

Tan pronto como pasó la tormenta llega la calma.

La vergüenza impide que se acerca a Joao, el novio. Tampoco puede actuar de manera alguna. Se culpa a si mismo por no haber hecho NADA. ¿Pero qué podría haber hecho él?¿Qué podrían haber hecho todos juntos antes tal banda? Solo encontrar la muerte o algo incluso peor.

Alza la cabeza para ver como la novia, secuestrada, se pierde en la distancia y en un futuro nefasto. Breixo da gracias de que no fuese Pilar, y siente mayor y miserable alivio.

Gira su cabeza para observar el rostro de su amada. Luego busca a las gentes de mayor edad tratando de encontrar algún tipo de apoyo, alguna mirada cómplice que le transmitiese la idea de que no hacer nada ha sido lo mejor.

NADA

-Hijos de perra.- dice, sin demasiado entusiasmo.

Tras unos segundos, una idea subversiva cruza su mente

-Muerta la perra, se acabó la rabia.-

Se acercam la familia del novio y de la novia a ver al novio caido. ¡Lo han matado a palos! LA hermana del novio, Liberdade, se levanta con lágrimas en los ojos y mira desafiante a Figueirós.

HOMBRES, porque sois HOMBRES¿verdad? Porque yo solo veo OVEJAS COBARDES, como los rebaños os dejáis matar. Para qué, para NADA. Poco a poco os dejáis sacar la sangre por la Reina Loba hasta que ya no quede nada. Y qué váis a hacer, NADA. Hoy ha muerto el único HOMBRE de todo Figueirós. ¡MIRADLO!, Ahí está. prefirió LUCHAR a dejar que lo matasen poco a poco ¿QUÉ VÁIS A HACER?

Figueirós mira al suelo avergonzado esperando que pase el chaparrón

Aquella joven tenía razón. Liberdade. Conocía a la joven desde que llegué al pueblo. Ella fue la primera que me ofreció algo de pan y vino por ayudar al suyo padre a guardar las ovejas en el monte durante el último invierno. Y ahora hablaba con toda la razón. Cuando escuché que Joao, el novio y su hermano, yacía en el pueblo, una pena profunda me recorrió el corazón. Joao también fue siempre bueno conmigo.

Vos tenéis razón -dije, levantándome, pues alguien me había empujado y desde entonces había aguardado en el suelo-. Tenemos que ser todos contra ella, esa, esa... esa culebra que no llega ni a la nobleza de los lobos... -añadí-. No soy el más indicado para decirlo, pero hay que hacer algo -e hice un gesto con la mano, repasando con dedos mi cuello como cuando alguien sacrifica un guarro o un cordero rajándole la garganta. ¿Alguien... alguien ha estado en el interior de su hogar, su castillo? -pregunté un poco "a ciegas"-.

la muerte del novio me pesa, aunque las palabras de su hermana no me hacen el mismo efecto, tenía razon que el había tenido el valor que el responder a los bandidos, pero a diferencia que el, yo tenía que cuidar de una familia, pero si era verdad que esos bastardos estaban llevando se el ganado del pueblo y con el, el pan de mis 2 hijos, por lo que tenía que hacer algo, "yo tambien pienso que hay que hacer algo al respecto" digo al resto, pero ante el comentario del ciego "no, pero dejan huellas, no soy un experto cazador, pero si se seguir el rastro de una bestia, y un grupo de jinetes no sera nada nuevo"

Entonces abrió la boca Xenxo, uno de los habituales de la taberna y que no caía bien a nadie-¿Estáis locos? ¿Qué sóis una loca que pide justicia, un ciego y un simple pastor? No tenéis ninguna posibilidad contra los secuaces de la Reina Loba. ¿Y qué queréis, qué os sigamos?¡JA! Ya hemos visto como acaban los que se resisten-dice señalando al novio muerto-¡Muertos acabaremos todos, nuestras mujeres, nuestros hijos !¡NO dejarán ni el recuerdo de Figueirós!¡Noooooo, no contéis conmigo para esa locura!

Se oyen murmullos de aprobación entre los miembros del pueblo. Liberdade no se contiene y va a por Xenxo para partirle la cara, dos hombres la sujetan impidiendole llegar al susodicho.

  ¡Lo mato, yo lo mato!

-Conmigo sí podréis contar -interpeló Breixo. Poco era lo que tenía que ofrecer, pues poco atesoraba. Sin embargo era recio de complexión, y decidido de mente. Labrego humilde, pero intimidante. Muchos años guardando ganado y cosecha hicieron de él un temible adversario, y ahora la afrenta era mucha.

-¡Nos quitan nuestro sustento! ¡Se llevan a nuestras mujeres! ¿Cuántas desgracias más han de pasar para que nos movamos? Vergüenza debería darte hablar así, Xenxo... No soy hombre de letras, bien sabéis todos, pero una cosa sí diré: si no luchamos contra ellos, acabarán con Figueirós de todos modos, solo que nos matarán trabajando... ¡Prefiero morir en la lucha!

Desconocía de dónde le había salido ese arranque tan inusitado en él, pero es que verdaderamente estaba harto de impuestos que lo reducían todo  una hambruna pertinaz, y a una miseria permanente.

Eso no era vida.

Conmigo también podéis contar -añadí-; sé que soy ciego y poco puedo hacer contra esas espadas, pero todos me conocéis en Figueirós: no me faltan dos buenas piernas y dos buenos brazos que, aunque viejos pronto, aún pueden moverse. Además, de noche me oriento mejor que vosotros... Sí, como suele decirse -añadí riendo un poco, aún con el susto en el cuerpo-: todos los gatos son pardos por la noche. Y mi oído se orienta bajo las estrellas mejor que el que no tiene esta maldición -dije haciendo referencia a la ceguera-. Aunque, dicho todo esto... tampoco sé qué vamos a hacer -aguardé entonces a escuchar alguna propuesta de los presentes-.

Bieito se levanta, con el su mujer y dice-Nosotros también lucharemos, somos viejos y poco podemos hacer.......pero no vamos a dejar que muera nuestro Breixo solo. Las niñas ayudaran en lo que puedan.Y se ponen las hermanas de Breixo junto a su padre, madre y hermano.

Noela también se levanta y se situa junto a su esposo.-Yo no seré menos y también lucharé. Como sea, con uñas y dientes si hace falta.

Y yo no pienso a Breixo dejarlo morir solo. Esta también se apunta.

Je, esta no me la pierdo. Contad con mi azada.

Uno a uno se levanta Figueirós, la sangre le hierve ante la injusticia vivida y por primera vez en mucho tiempo un objetivo claro en todo el pueblo. Acabar con la Reina Loba y sus secuaces aunque la vida le vaya en ello. 

Solo queda Xenxo al otro lado del pueblo. El único que no coge ningún útil de labranza. El único que no está dispuesto a sacrificarse por Figueirós.

Pero Figueirós son sus gentes y han hablado, Figueirós quiere derramar sangre y luchar por la justicia. Figueirós se alza, se levanta fuerte y joven, viejo y cansado, ciego o tullido, con honra o sin ella. Se levanta como un único ser y esta noche se hará escuchar o le irá la vida en ello. 

Un muerto, una joven posiblemente violada, unos impuestos abusivos......el miedo deja lugar a la rabia, a la ira y esa ira creciente es la que mueve a Figueirós.

¡Locos, estáis todos locos! ¡No contéis conmigo, yo marcho de este pueblo de locos!

-Hace ademán de marcharse por la punta opuesta a donde aguarda el castillo, que está a más de media jornada de camino. Lo justo para que os coja la noche cerrada cuando lleguéis allí.

Liberdade se alza con una horca y grita -¡Al castillo!- Y pronto Figueirós se pone en marcha con una única meta. Matar o morir por su libertad.

parecía que todo el pueblo, salvo el imbécil de Xenxo, se estaba reuniendo para intentar conseguir su libertad, algo que pese a los animós, algo le decía que no iban a conseguir la victoria, pero era eso mejor que morir por el hambre por culpa de esos malnacidos, incluso mi querida Noela, algo que me empezó a preocupar un poco por el estado de mis niños en caso de que nos pasara algo, por lo que me acerco a ellos, "id corriendo a casa, mama y papa irán luego", les digo antes de partir.

-Veña, a por eles!* - añadió Breixo, exaltado.

No había mucho más que decir. Los años de abusos continuados parecían llegar a su fin, y eso le bastaba al joven para ignorar el hecho de que no tenían plan alguno. En su sano juicio, enfrentarse unos más que voluntariosos labriegos a un señor en posesión de ejército y castillo le hubiera frenado en seco, pero ahora la mecha ya estaba prendida.

Oí las palabras de Xenxo, quien parecía ir en contra del plan, o más bien no quería seguir los mismos derroteros que todos nosotros. lo escuché marcharse, y en su voz parecía que no iba a hacer algo bueno (o al menos eso me pareció a mí, tan sólo sopesando su timbre de voz). Parecía que el resto, Gonzalo y Breixo sobre todo, sí que tenían ánimos de continuar con el plan de destronar a la Loba.