Partida Rol por web

Necont, Thumlin y Etzelot caminaron hasta el punto donde se hallaba la orden de infanteria. Allí fueron bien recibidos y les ofrecieron comida y algo de ron para beber.

Cuando el jinete entró dando la voz de alarma se prepararon. Es la hora. dijo sombriamente uno de ellos. Recogieron todas sus armas y esperaron que los arqueros encabezaran la marcha. Todo se hacía en el más estricto orden militar. Caminaban en filas perfectas de varios grupos y guiados por un capitan. Por supuesto, a ellos tres les tocó juntos. Su capitan tenía una fiera voz de mando pero parecía buena persona. Paso a paso se fueron acercando al lugar de la batalla.

Ah, adorro el olor de la guerrra! dice el enano olfatenado con la cabeza mirando el cielo con su grandisima nariz enana. En su espalda llevaba el hacha y el martillo que lo acompañaban siempre. Respiraba ahora un poco mas calmado, luego de tomarse una cuantas copas de ron y comer un poco. Sus compañeros caminaban junto a él, y por un momento supo que iban a triunfar...

Hoy los hacharrota dejarran otrra marrca en este mundo comenzó a relatar... liberrarremos a los dundelinos de un terrrible tirrano.

Mientras caminaba iba revisando su barba y atuzandosela... su cabeza quedaba muy por debajo del resto, por lo que veía muy poco, así que iba moviendose de lado a lado para poder ver algo hacia adelante...

Los dunlendinos tampoco es que sean un pueblo gentil... dijo mirando al frente. Hace bien poco intentaron arrasar Rohan, estos han sido engañados por un manipulador pero tampoco se han hecho mucho de rogar. Luego miro al enano fijamente. Lo que me ha sorprendido realmente es que en Tharbad se dejaran embaucar también...

Tras caminar un buen rato al fin vieron las tropas enemigas en la lejanía. Estaban acampadas en el Paso de Rohan justo tras haber cruzado el Isen, se apresuraban por recoger el campamento y comenzaban a formar. Al parecer algún explorador había dado la voz de alarma por la gran agitación que se veía. Así pues el enfrentamiento iba a ser cara a cara.

Las huestes de Belefleca formaron rápido y comenzaron a avanzar lentamente hacía ellos, que también se colocaron en las posiciones planeadas. Los arqueros esperando la distancia oportuna para atacar y la infanteria y los pocos caballeros que se quedaron en el grupo delante de estos esperando que los primeros terminaran.

Entre la algarabia de gente distinguieron a uno que les era familiar. Belefleca Dunlen se movía de un lado a otro y aunque no lo escuchaban parecía dar ordenes a diestro y siniestro.

El olor a batalla y un dolor de barriga creciente empezaba a surgir en todos los allí presentes. La tensión se mascaba en el ambiente.

Necont, ves a ese maldito de Belefleca? preguntó el enano que no veía casi nada a su altura...

Atravesarremos las filas e irremos dirrecto hacia él, putísimo bastarrdo!

Sí, lo veo allí lejos, parece alterado. dijo sin apenas esforzar la vista. Tengo tantas ganas como tú de ir a por él, pero debemos respetar la formación. Primero atacan los arqueros.

A ver si tenemos suerte y los arqueros nos ahorran trabajo para llegar hasta él.

El ejercito de Belefleca comenzaba a organizarse y avanzaban hacía ellos corriendo. Belefleca solo había mandado a los soldados a pie y se reservó con el a los que iban montados. Un capitan de arqueria dio la orden a sus hombres para que estuvieran preparados. El dunedain, el elfo y el enano recordaron que sus amigos: Pip, Enelya y Kailawen estaban allí con los arqueros.

El sargento de infanteria que mandaba en el peloton de Necont, Etzelot y Thumlin les dijo con fuerte voz:

Atentos. Cuando de la orden saldremos corriendo entre las filas de arqueros para atacar a los que sobrevivan a las flechas, los arqueros se replegaran y nosotros saldremos delante para evitar que los hieran.

El enano agito su martillo al sentir la orden del capitán. Tenía muchas ganas de salir a la batalla y empezar a romper cabezas de soldados de Belefleca...

Los arqueros comienzan a disparar a la orden de uno de los capitanes. Las flechas vuelan hacía los ejercitos de Belefleca.

El elfo esperó intranquilo que lleguase su turno.

Tengo ganas de ir a luchar ya. comentó agitado. Maldito Belefleca....

Atención infanteria!! gritó una voz grave. Es nuestro turno!! dijo cuando empezaban a caer flechas del ejercito enemigo.

Los arqueros comenzaron a replegarse disparando las últimas flechas. Los grupos de infanteria corrieron entre las filas de arqueros para ser la roca contra la que chocará el oleaje de soldados enemigos.

Los tres amigos vieron como las flechas caían a su alrededor, una estuvo a punto de ensartar la cabeza de Thumlin, si llega a medir 4 centimetros más estaría seco.

Con la espada desenvainada y el escudo piensa mientras encara a su enemigo Acabemos rápido con esto..

El enano aguarda a su enemigo con las dos manos en su martillo, listo para golpear.

Ven bazofia humana!! Voy a hacerme un collar con tus huesos. dijo el dunlendino que se puso frente a Etzelot.

Aparte de su horrible aspecto de hombre rudo de las Tierras Brunas, iba armado con un hacha corta y un escudo.

Alzó el hacha al cielo y la bajo con un rápido movimiento diagonal que Etzelot pudo detener con el escudo sin problemas y preparar el contrataque.

El agil elfo se mueve hacía su oponente con rapidez intentando golpear antes que él.

¡Pero qué tenemos aquí! Un enano luchando a favor de los criadores de caballos. JAJA ¿Tanto tiempo bajo tierra te ha nublado el juicio? ¡Ven que te voy a afeitar la barba con mi hacha! se cachondeó el humano al ver a Thumlin.

Aunque su boca era más habil que su talento con la espada ya que el enano ni si quiera tuvo que moverse para esquivarlo.

¡Mirad! ¡este debe ser uno de los elfos asesinos de los que habla el jefe! dijo uno de los soldados, y en seguida Necont fue a callarle la boca.

Aunque la habilidad de Necont con el arco era mayor que la que tenía en el uso de la espada, sabía defenderse muy bien con esta.

Blandió la espada y hizó una leve herida superficial al dunlendino en la mejilla que le quito el habla.

Muy bien, veamos si ahora parloteas tanto. dijo con una sonrisa.

Muerre maldito dunledino, por mis barrbas que te sacarre las trripas!