Partida Rol por web

-Paria, vagabunda, huerfana, muchas palabras dicen que eres, pero ninguna como serás. Ahora, coge tus cosas y ven conmigo. Vivirás donde yo viva, comerás lo que yo coma y aprenderás lo que yo se. Y un no ni lo pienso escuchar.

La mujer se levanta y se gira, apenas dando tiempo a la niña para prepararse.

-Vamos, dentro de poco caerá una buena nevada.

Sin ningún sitio donde ir y con la amenaza de la nieve no me queda mas opción que seguirla. Aunque sigo desconfiando de ella. Podría ser una bruja de verdad y comerme, pero hasta eso me parece mejor forma de morir que enterrada en hielo.

La sigo, a un paso por detrás, medio arrastrando los pies por el suelo, cargando con lo poco que tengo mientras susurro una pregunta.- ¿Por qué?... ¿Por que quieres llevarme contigo...?

-Porque yo también fui una niña huérfana, y se que este mundo es muy duro para ir sola.

Te sonríe.

-Solo falta un rato para llegar.

Continué caminando detras de ella, como una oveja sigue al pastor, sumida en mis pensamientos. Arrastraba los pies desganada, cansada y asqueada con el mundo.

Deseaba con toda mi alma que alguien me zarandease y me despertara de aquella pesadilla, pero no paso así, nadie me movió y la pesadilla continuó aplastando mi vida para convertirse en mi nueva realidad.

Pasé el resto del camino en silencio. La cabeza me dolía por las interminables horas de pensamientos oscuros y sombrios, pero una parte de mi se alegraba de no estar sola.

Contaba ya casi media hora desde que Ayrhe se puso a andar junto a aquella dama. Los árboles del bosque pasaban ante ellos, inperturables, como si se irguiesen desde los principios del midgaard. Desde la espesura, se apreciaba un montículo de tamaño considerable, parecido a una colina.

La mujer apretó el paso, pues la hora del día apremiaba a hacerlo. LLegadas las dos a la falda, la bruja escrutó entrecerrando los ojos, hasta que, con un movimiento de mano, donde antes parecía encontrarse la piedra, se dibujó una entrada muy disimulada.

La niña forcejeó al ver la magia, pero, impertérrita, fué conducida hasta dentro, donde en la puerta, había hierbas y matorrales que la escondían de miradas indiscretas. Apartó la cortina vegetal y la empujó hacia dentro. A pesar de lo dificultoso de tallar la piedra, transportarla o utilizarla, la vivienda pétrea era todo un lujo. Desde la boca había un pasillo de 3 metros de anchura por 2 de altura, para acabar en una sala cuadrada, suficientemente ancha como para que cupiesen 40 hombres sin llegar a apretarse. A los lados había pequeñas habitaciones cuadradas. En el medio del salón habia un fuego dentro de una media esfera metálica, de un extraño color verdeazulado, que no producía humo, pero transmitía muchísimo mas calor que el normal. Después, había muebles de madera forrados en piel, de estilos que Ayrhe nunca había visto.

-Sientate aquí.- la mujer señala una colchoneta de colores vivos.

-Te voy a explicar quien soy, y por favor, no te asustes. Desde hace generaciones, mi familia ha viajado a lo largo y ancho del mundo, que es cientos de veces mas grande que estos parajes. También, desde hace muchas mas generaciones, mi familia conocía el arte de la vida y la naturaleza. Pero al no saber que nombre darle, y por las habladurías, los campesinos le llamaron magia o brujería. Esta "brujería" no es nada mas que saber y conocer la verdadera esencia de las cosas. Por ejemplo, si yo te dijese que una piedra es una piedra, tu sabrias que es una piedra. Pero si no te dijese que es, acabarías por descubrir lo que en realidad es. ¿Me entiendes?-.

Aquel lugar parecia un sueño magico abriendose paso en las pesadillas. Para una niña de mi edad resultaban infinitas posibilidades de explorar, de ver, de tocar... La curiosidad siempre habia sido un rasgo caracteristico en mi.

Aquella mujer me inspiraba el respeto de un maestro pero ya no me daba miedo. Me sente donde me dijo mirando a mi alrededor, deseando ser un buho para que mi cabeza pudiera rotar completamente y no perder detalle de todo aquello.

Sus palabras me resultaron bastante confusas, mi mente no era tan amplia. Una bruja era una bruja y una piedra era una piedra, no comprendia mucho de lo que queria decirme asi que me tome un segundo antes de responder.

- Si... quieres decir que no eres bruja, solo lista.... y que la gente tonta no ve la diferencia entre saber sobre cosas y hacer brujeria...¿Puedo preguntarte algo?.- Dije y sin esperar respuesta solte una bateria de preguntas.- ¿Puedes resucitar muertos con lo que sabes? Me gustaria mucho volver con mi familia...No tengo dinero para pagarte pero trabajaria mucho, limpiaria esta casa enorme y haria lo que me pidieras.- Mis ojos tenian un brillo de esperanza y mi voz un tono de suplica.

La cara de la mujer se ensombrece.

-No, ni puedo ni debo intentarlo. Lo que esta muerto, debe quedarse así. Lo siento mucho.

Se acerca a la niña y la coge cariñosamente por los mofletes.

-No puedo devolverte a tus padres, pero si puedo ser parte de tu nueva familia. Te enseñaré todo lo que se hasta que seas igual o mejor que yo misma.

Mis ilusiones se desvanecieron casi por completo, me habia dicho que no pero tambien dejaba entrever que habia una forma de hacerlo o que podria encontrarse el modo. Conocia ese tono de "esta mal""no se debe hacer" pero mi deseo era mas fuerte que cualquier advertencia.

- ¿Me enseñaras todo lo que sabes?.- pregunte esperanzada.- Ellisif, quiero ser muy fuerte, quiero dejar de ser una niña pequeña y cobarde, quiero....- Me puse en pie como un muelle liberando lo que mi alma sentia por fin.- ¡Quiero matar a los que dejaron sin familia!.- Mis puños se cerraron con fuerza, conteniendo las lagrimas que estaban convirtiendo el dolor en odio. 

Mi mente pensaba en posibilidades tales como venenos que les hicieran retorcerse durante muchos dias.

-Xss, el odio nunca es bueno.

Ellisif apoya la cabeza de la niña en su pecho, y la tranquiliza, acariciándole la cabeza con dulzura.

-Entonces, desde este momento serás mi aprendiz.

Se separa y le muerde la yema del dedo, haciendose una pequeña herida, y dibujando el la frente de Ayrhe un signo.

-Desde ahora harás lo que yo te diga que hagas. Después de todo este día, necesitaras comer y dormir.

Asenti ligeramente. La comida me daria fuerza y tenia que ser fuerte. Era debil y cobarde pero eso podia cambiarse, tenia que aprender y entrenar, tenia mucho por hacer pero al menos tenia algo que antes no tenia. Tenia por objetivo la venganza, una escusa para seguir viviendo, una llama que comenzaba a arder en mi alma dandome la fuerza para continuar.

- Si maestra.- dije convencida, deseando aprender.

Mire de reojo el lugar por el que habiamos entrado pensando si seria seguro. La entrada estaba bien camuflada pero ¿Era eso suficiente?.

--Maestra... ¿No teneis miedo a que entren hombres malos durante la noche?.- Pregunte trasladandole mis miedos y continue preguntando mas.- ¿Por que les gusta a los hombres hacer daño a las mujeres?¿Por que les... hacen eso....que duele?.- Pregunte queriendo saber, necesitaba respuestas. Todas esas preguntas que arañaban mi cabeza al fin podian ser liberadas y resultas, asi que una vez soltada mi lengua era dificil de contener.

- Por que no saben hacer otra cosa, viven de ello y para ello. Y si alguno de esos "hombres" entra aquí, no volverá a salir.

Coge a la niña de la mano y la acuesta en un mueble le lana roja. Le pone una manta encima y le acaricia la barbilla.

-Ahora duerme, mañana las cosas serán mas claras.

La mire algo extrañanda, mi madre parecia mucho mas fuerte que ella y no pudo hacer gran cosa. No la veo capaz de protegerse a si misma, tiene una apariencia muy fragil.

Asenti y me quede quieta, fingiendo dormirme hasta que todo estuvo en calma. El sueño no se conciliaba conmigo pese al cansancio, temia que entrara alguien durante la noche.

Me levante y tome la manta con una mano tirando de ella hasta la entrada. Me tumbe en el suelo pegando mi espalda a la puerta. Si alguien queria entrar lo oiria. Esta vez no me pillarian desprevenida.

Por primera vez en mucho tiempo mis sueños me dieron un respiro. Soñe que Elric vivia y jugaba conmigo por el valle, que fanfarroneaba de haber cazado y ser un hombre al fin.

Estaba claro que yo nunca podria ser un hombre pero tampoco queria ser una mujer que solo sirve para cuidar una casa, parir niños y llorar mientras le hacen daño. Yo queria ser otra cosa, queria ser fuerte, tan fuerte que ningun hombre en el mundo pudiera tocarme ni hacerme daño nunca.

La chiquilla apoyó la cabeza en la piedra y se durmió. La noche transcurrió sin incidentes. A la mañana siguiente, un olor a verdadera cocina, como la de su madre, despertó a Ayrhe, que se acercó al centro de el, y encontró a Ellisif desayunando carne y verduras, acompañado con fruta y una bebida extraña, de color azul.

-Buenos días, Ayrhe.

Tomó el vaso y dió un largo trago. Lo volvió a dejar.

-¿Te sientes diferente?

El olor a comida de verdad me hace despertar pensando por un segundo que todo fue un mal sueño y que estoy en casa. Pronto me doy cuenta de que no es asi. Camino despacio hasta donde esta ella, con paso temeroso. Miro con estrañeza el liquido azul que no se parece a nada que yo viera beber antes.

- Buenos dias.- digo restregandome los ojos con el dorso de la mano pero ante su pregunta no se muy bien que contestar. Me siento mejor al descansar una noche entera pero sigo sintiendo la falta y el dolor de perderlo todo.-¿Debo sentirme diferente maestra?.- pregunte sin comprender demasiado bien su pregunta.

Le indica que se siente cerca de ella, y le tiende un cuenco con la comida.

-No, y por eso te lo pregunto. Nunca sabrás de un cambio que no pase si no lo incitas.

La mujer sonríe amablemente.

Resoplo.- Maestra... no comprendo casi nada de lo que me dices. No se que debo cambiar o como debo hacer para cambiar... tampoco se porque debo de cambiar... ¿Se me pondra el pelo asi de clarito como a ti?

Tomo el cuenco y comienzo a comer despacio.- Maestra. ¿Me vas a enseñar algo hoy? Quiero aprenderlo todo de todo, quiero ser muy lista... como tu.

Aquello era cierto, queria aprender rapido, tenia un fuerte motivo para ello. La venganza.

-Desde que me conociste, has aprendido. Y tranquila con lo del cambio, todo lleva su tiempo.

Ellisif apura la bebida de color azul y termina su desayuno. Cuando las dos terminan, la mujer pide a la niña que se aparte y le deje sitio, después, con un movimiento, apaga el fuego que crepitaba.

-Te voy a enseñar las diferentes disciplinas que puede evocar la naturaleza. Empezaremos con la mas fácil. El fuego.

Empieza a hacer movimientos, que Ayrhe solo consigue escuchar, por que no hay apenas luz.

Una luz tenue pero persistene ilumina la sala. En la palma de la mano de la hechicera reposa una llama de unos 20 centímetros.

-Este es el poder del calor y la llama. Sirve tanto para herir como para ayudar, y en el reside la parte del alma que guarda los anhelos personales. Si tu espíritu es fuerte, mas fuerte será tu fuego.

Miro aquella maravilla con la boca abierta, imaginando que algun dia yo tambien podre tener llamas en mi mano sin quemarme y mi mente se propone hacerse la mas fuerte de todas. Dominar el fuego es un poder extraordinario a mis ojos pero ella dice que es el mas sencillo.

No consigo imaginar el alcance del resto pero trato de no perder detalle a todo lo que pueda, pese a la oscuridad mientras pienso en lo distinto que habria sido todo si hubiera dispuesto de tal poder. No cabe duda, tengo que aprender a usarlo, a dominarlo...

La observo con enveleso, mirando la llama con atencion.- ¿como hago fuerte mi alma?.- pregunto ingenua, deseando conocer los secretos con rapidez.