Partida Rol por web

Konrad alzó su copa en el brindis y saboreó despacio el whisky; no sabía cuando iba a ser la próxima vez que probaría algo similar.

- Por favor, díganos que no está en mitad de la jungla cristianizando salvajes... -aunque en el fondo sabía que era lo más probable

Tras dar el primer sorbo contemplo la habitación del mayor, saboreo lentamente el whisky y mis ojos recorren la estancia antes de añadir:

- Por cierto que tenemos con nosotros a su hermano Colin Baxter, quien se halla en el puerto ultimando los papeleos del atraque.

-"Por Occidente y los nuevos tiempos que se aproximan." dije alzando la copa.
Sintiendo el silencio al degustar el sorbo de whisky, noté como el fuerte líquido me recorría la garganta haciendo saber del buen gusto de nuestro anfitrión.
-"Uuuuaaahh...excelente." suspire.
-"Como bien le han dicho mis compañeros el motivo de nuestra visita, yo sólo añadiría que nos encantaría contar con su ayuda para poder encontrarla cuanto antes y poder de nuevo brindar por tan eficaz viaje." sonreía admirando el cristal de mi vaso, a través del cual, podía verse el bonito color de tan espléndida bebida.

Está realmente sorprendido al oir el nombre, casi se le cae el vaso al suelo.

- Jamás lo habría adivinado -dice como si hablase para sí -lamento decirles que tienen razón -y ahora sí sonríe -Cynthia abrió una clínica al norte, en esta misma isla, en medio de la jungla y eso es efectivamente lo que hace. Apenas la habré visto... tres... no dos veces. No suele venir  y nosotros tampoco nos internamos en la selva y menos yo. No creo que haya cristanizado a muchos la verdad. Pero bueno que no critico su labor... además tengo entendido que les da asistencia médica, aunque me pregunto si no sabe que ellos llevan siglos cuidándose... yo llevo aquí apenas cuatro años y sé muy poco, pero si lo consideran, pueden echar un vistazo a los archivos a ver si encuentran algo más. Guardamos los informes de mis predecesores y de los oficiales. Miren miren. Bueno... podría quizás buscarles un par de guías...- lo piensa un momento -sí, eso es lo que haremos. 

Debo advertirles de que en cualquier caso si deciden internarse en la selva, tienen que tener cuidado con los nativos. A veces no se muestran amigables en asboluto, sobre todo cuando los blancos nos internamos en sus tierras y además hay dos criminales fugados allá en el norte-mira a Joe y Konrad-aunque seguramente ustedes no tendrán mucho problema. Si me los trajesen yo les podría pagar una recompensa incluso, si es que les interesa claro. Pero en cualquier caso son convictos de asesinato así que ándense con mucho mucho ojo - dice dejando el vaso sobre la mesa -¿tienen más preguntas?

-"Es usted muy amable. Además de un excelente anfitrión. Con sumo gusto aceptaríamos esos guías y echaremos un vistazo a esos archivos. Nunca se sabe lo que podemos encontrar." dije dando otro trago a tan delicioso brebaje.
-"Y referente a esos maleantes...no le prometemos nada. Pero si podemos traerlos ante la justicia....lo haremos. Por varios motivos: Agradecerle su ayuda y nunca está de más un dinero extra. ¿Verdad, compañeros?" les sonreí moviendo levemente mi cabeza.

Konrad frunció el ceño. Iba a ser mucha suerte que la chica no estuviese en mitad de la jungla. Así que al final se las tendrían que ver con nativos agresivos y unos asesinos sueltos, en mitad de un terreno que no conocía de nada. Fantástico.

- Sobre esos criminales, ¿hay que traerlos vivos? -preguntó Konrad. Una recompensa extra siempre estaba bien.

Mis peores augurios se habían hecho realidad. Cynthia no podía estar en una capilla al lado del puerto, para dar con ella deberíamos adentrarnos en la húmeda selva, llena de inciertos peligros. Y con dos fugitivos merodeando.

- Nos serían muy útiles los guías, se lo agradecemos. Y lo del archivo tampoco estaría mal echar un vistazo.

Vuelvo a enjuagar mi frente con el pañuelo pero esta vez el sudor es más bien frío.

Escucho atentamente las explicaciones de nuestro anfitrión, y sonrío brevemente cuando Konrad pregunta por si hay que traer a los fugitivos vivos o muertos. Me limito a llevar casi inconscientemente mi mano a la sobaquera donde guardo mi revólver, y aunque la retiro a tiempo no puedo evitar imaginarnos en medio de la selva, empuñando también mi escopeta para dar caza a unos hombres.

Se me antoja extraño llevar ante la justicia a hombres que, en parte, son como yo. Bueno, sigue siendo distinto ser un delincuente de ser un asesino.

- Gracias por esos guías, y por las advertencias. – Comento simplemente. Confío en que no tengamos demasiados problemas.

- Preferiría que me los trajesen vivos siempre que sea posible claro. Y no por que no merezcan algo más severo... sino porque antes han de cumplir íntegramente la condena que se les impuso. Bien caballeros, no es molestia. Me ocuparé de los guías para que puedan disponer ya de ellos mañana a primera hora- estrecha la mano uno a uno con efusividad y sale para dar instrucciones a su secretaria de que os dejen ver los archivos, tras lo cual vuelve a deciros adiós y la secretaria os conduce por un estrecho pasillo hasta una sala con estanterías en la que están sitos los archivos de las islas.

Sin más que hacer allí salvo terminar el whisky y dar una vez más las gracias. Seguí a su Secretaría hasta donde se encontraban los archivos.
No era un sitio amplio y bien estructurado como las bibliotecas que estaba acostumbrado a visitar; pero sin lugar a dudas cumplía con creces para lo que había sido preparado.
Sin mediar palabra me zambullí entre todos los documentos allí presentes como si de un baño relajante se tratase. No había sensación más maravillosa que poder ampliar los conocimientos de uno mismo. Poder ampliar esa visión del mundo que te rodea y poder enfrentarte a ese otro mundo que permanece oculto a tu alrededor y que muy pocos saben de su existencia.
Parte de ese mundo me había salpicado y ahora me encontraba en aquel perdido lugar rebuscando en sus entrañas.

- Voy a echar un vistazo a los alrededores. - Digo a mis compañeros. Algunos parecen demasiado efusivos con los papeles, documentos y libros... pero quién soy para juzgar las pasiones de cada uno.

- Vuelvo en una hora, para que puedan echar un ojo a gusto. - Tras mis palabras me despido llevando un dedo a mi sombrero y espero un momento por si alguno desea acompañarme. Sólo tengo esperanzas de que lo haga Konrad. Harper irá con Graves seguro.

Alcanzo sudoroso el rápido paso de Graves hacia el archivo. Con un pañuelo en la mano y sudando a mares voy repasando lo poco que se pueda sacar de este infecto lugar. Gruesos goterones caen desde mi frente entorpeciendo y haciéndome llorar al colarse en mis ojos, pasa el tiempo y no saco nada en claro de este archivo. Si aquí estoy empapado no quiero pensar lo que será el viaje por la selva y para más inri el whisky me está abriendo un apetito atroz.

- Les dejo con el trabajo bibliográfico; yo voy a ver que más hay en este sitio de mala muerte

Konrad volvió a colocarse el sombrero y abandonó el lugar junto a Dillinger. Para empezar, tendrían que buscar un sitio donde poder comer algo, aunque siempre podían volver al barco. No tenía mucha fe en que tipo de comida podían servir en una colonia británica en mitad de la nada.

Mi entusiasmo por verme envuelto en libros, documentos, archivos, papeles...me hizo perder la concentración y no centrarme en lo que venía buscando.
Decidí entonces respirar hondo....contar hasta 10 y volver a zambullirme en aquel mar de información. Sabía que en algún lugar, en lo más profundo de esas aguas se encuentraba nuestro pequeño tesoro.
-"Con tanta documentación resulta difícil encontrar la información que buscamos.Veamos si por este lado tenemos más suerte."

Conociendo a Harper teníais horas hasta que levantase la mirada de los libros y os echase en falta, de forma que decidísteis daros una vuelta por la zona civilizada de aquella Isla. Los chiquillos vuelven a formar a vuestro alrededor y a chillaros y pediros suponéis que dinero o cualquier cosa que llevéis encima. A lo lejos véis a los marineros capitaneados por colin desembarcando bultos en el muelle. Además del puerto y la Comisaría, hay una pequeña tienda al fondo de la calle y una estación de radio justo en una perpendicular, un pequeño hospital y un modesto hotel.

Lanzo una mirada a Konrad y le señalo con la cabeza la pequeña tienda. 

- No estará de más que comprobemos qué suministros podemos conseguir por aquí. - Comento pensando que seguramente sea más bien poca cosa. Y habrá que averiguar los precios que cobran a los extranjeros. Deben de pensar que somos ricos.

- Después recomendaría pasar por la estación de radio para ver hasta dónde pueden comunicarse en este pueblo... Dudo que lleguen hasta la civilización pero informarse nunca está de más. - Comento mientras echo a andar hacia la tienda, apartando con cuidado y sin brusquedad a los críos.

Por un momento pienso en darle algo a los rapaces, pero seguramente se abalanzarían aun más sobre nosotros y tendríamos un séquito constante. Es mejor que se acostumbren a que no les daremos nada y acabarán por ignorarnos.

El ambiente en el archivo se va cargando por momentos. Los papeles se amontonan sin orden ni concierto y no acabo de ver nada útil entre ellos.

​- Maldición, si hay algo en este archivo tan pequeño deberíamos entre dos deberíamos ser capaces de encontrarlo.

Haz una tirada de Idea.

Konrad asintió y se dirigió a la tienda, ignorando a los niños.

- Parece que también hay un hotel. Al menos no tendremos que dormir en los camastros del barco esta noche. Será un cambio agradable. O al menos eso espero; no creo que reciban a muchos turistas por aquí.