Partida Rol por web

Keboi sonríe bajo la máscara ninja que cubre su rostro mientras el enorme chef pirata corre hacia el bufando como un toro fuera de control. Dos enormes cuchillos contra una katana y un tanto. Estaba chupado pero sería una pelea injusta. De hecho, parecía tan fácil que ni merecía la pena sacar las armas gemelas.

Con toda la tranquilidad del mundo, el novato carga un dardo tranquilizante en la cerbatana -uno de los últimos que le quedaban- y se toma unos segundos para apuntar correctamente a un punto vulnerable del enfurecido pirata. ¿Por qué ensuciarse las manos pudiendo hacer un trabajo limpio y seguro a una distancia prudencial?

Coge aire y lo impulsa a través del pequeño tubo, esperando que la dosis del dardo fuera la necesaria para tumbar a aquel montón de carne y grasas que corría hacia él.

Keboi sopla el dardo apuntando directamente al cuello del Chef pirata, pero una ráfaga de viento desplaza el proyectil que golpea la pared. El pirata carga contra el vigilante, intentando derribarle con el impulso de su carrera, pero, viéndole venir desde tan lejos, Keboi consigue esquivarle con facilidad.

Seiji al ver a su compañero en problemas decide actuar. Baja la ventana el pasajero para poder disparar su SOCOM al cocinero.

Vamos Lupo! contesta!

Keboi esquiva con soltura y facilidad el ataque del pirata siguiendo las pautas aprendidas tiempo atrás en el dojo de su difunto maestro. Da un corto paso lateral, girando todo el cuerpo el el proceso pero dejando la pierna derecha parada sobre el asfalto para hacerle la zancadilla al enorme bucanero. El impulso del pirata debería ser suficiente como para hacerlo caer de narices al suelo con la ayuda de un ligero golpe de codo en la espalda.

Keboi intenta realizar la clásica maniobra para entregar un pedido especial de polvo en la boca del enemigo, pero el pirata, en un último movimiento antes de caer, se agarra del vigilante, soltando uno de sus enormes cuchillos. Mientras, Seiji ha buscado un hueco por el que poder disparar su pistola, espera con paciencia a tener un ángulo donde no le acierte a su compañero y aprieta el gatillo.

La bala se aloja en la espalda del enorme pirata, dejándolo inmóvil en el suelo, inconsciente o...

Otro cocinero para el infierno...

Keboi-san, Lupo no responde al radio. Creo que va a tocar que entres a rescatarlo.

Mirando a Keboi y al pirata muerto alternadamente sólo puede decir: Era él o tu, compañero. Y por lo menos se de que lado estás. Este hombre nunca ha visto lo que es el combate duro y puro, por lo visto.

Con el patapalo fuera de juego, Lupo se apresta a encontrar los ingredientes necesarios para hacer una pizza ninja-tropical. Su mente es una tabula rasa en la que sólo quedan inscritos, como hitos a lo largo del tiempo y del espacio, varios nombres que refulgen incandescentes:

MOZZARELLA

TOMATE

...

Mientras la voz invisible que todo ninja posee le va recitando esos ingredientes básicos, con agilidad felina Lupo los va introduciendo en su bolsa. El pirata ronca, completamente desvanecido.

NUECES DE MACADAMIA

PEPINOS DE MAR

...

Lupo ha conseguido, por fin, los ingredientes necesarios para preparar la pizza. Justo a tiempo, pues todos podéis oir las sirenas de la policía acercándose al lugar.

- ¡Nos vamos! - Exclama Keboi entrando a la carrera en el local en busca de Lupo, que al parecer no daba señales de vida. O bien tenía serios problemas con los piratas o bien era un tipo callado. Ojalá fuera lo segundo. O eso, o no sabía usar la radio, qué también era preferible a que hubiera sido atacado por un bucanero grasiento y gordo.

Cuando lo localiza en la cocina, terminando de hacerse con los ingredientes, asiente y avisa a Kurosawa por radio.
- Acerca el transporte a la parte de atrás, en la cocina estamos listos y aún tenemos que hacer la entrega.

Kurosawa sonríe bajo la máscara, aliviado al saber que ambos estaban bien. En efecto, lleva la van a la parte trasera del local y prepara una bomba de humo para cubrir la retirada de sus compañeros...

Kurosawa confirmado, estoy en posición.

Con la furgoneta preparada y los ingredientes en la bolsa, parece que el pedido podrá realizarse a tiempo. Sin embargo, cuando Lupo y Keboi salen por la puerta lateral, se encuentran con una espantosa visión. ¡Los bucaneros abaniqueros! Si los rumores son ciertos, estos tipos son capaces de parar balas con sus técnicas de combate.

Feliz de haber previsto una emboscada, Kurosawa ofrece cobertura a sus compañeros lanzando la bomba de humo, esperando que el entrenamiento ninja los lleve a salvo a la camioneta.

La nube de humo rodea la furgoneta y la salida del local. Ninguno de vosotros puede ver más de dos pasos por delante. Las sirenas de policía, cada vez más cerca, evitan que podáis escuchar los pasos que se acercan. Sombras se mueven alrededor, realizando movimientos fluidos removiendo el humo.

Seiji, pendiente de que sus compañeros suban a la furgoneta, se percata una décima de segundo tarde del bucanero que se acerca por su derecha. El abanico metálico pintado de pizza le corta en el brazo. Por suerte no pierdes la pistola.

El ataque del abanico golpea la muñeca de Seiji, haciéndole de momento extremadamente doloroso halar de un gatillo. Sin embargo soporta como todo un ninja el dolor, pero esto hace que vuelva raudo a su puesto en frente de la Van.

Kurosawa a Lupo y Asako-san. Cuando estén en la camioneta digan "hai!"

Keboi no podía ni verse la punta de los pies con la cantidad de humo que había a su alrededor. Lo que quería decir que los piratas tampoco podrían verlos a ellos. Pero claro... Los bucaneros abaniqueros tenían... abanicos. Eso era toda una ventaja para ellos en esos momentos.

Sin pensarlo y tras haber escuchado el aviso de Kurosawa, Keboi salta hacia arriba y hacia adelante, calculando la posición de la furgoneta a ojo para tratar de caer lo más cerca posible evitando cruzarse en su camino con los gorilas que esperaban en la niebla.

Sombras esquivas se mueven entre el humo, cuando Keboi se decide a saltar. Su percepción de observador le indica la posición de la furgoneta y se lanza sin mirar atrás. De pronto, uno de los bucaneros, girando como un loco con sus abanicos, aparece en su trayectoria. Los filos metálicos rasgan la ropa y la carne y le desestabilizan, haciéndole caer.

Seiji, esperando que sus compañeros suban a la furgoneta cuanto antes, escucha el estallido de una rueda y nota cómo el vehículo se inclina hacia un lado.

Mientras, Lupo que se ha quedado paralizado en la salida, quizás debido a los nervios rotos por la explosión anterior, se encuentra de cara con uno de los bucaneros, que se lanza contra él, haciendole algunos cortes.

Mierda-kun!

Al ver la situación desesperada y que seguramente los bucaneros con abanico no les permitiría reemplazar la goma adecuadamente, Seiji sólo piensa en una táctica poco ortodoxa pero que quizá les ayude a moverse a su destino.

Debo desplazar el mayor peso que pueda al lado opuesto de la goma pinchada para que la furgoneta quede apoyada en las tres restantes...

Lupo comienza a sangrar profusamente: los cortes son profundos y hacen que su pulso se tambalee como el indicador de un contador geiger en una parada de autobús de Chernobil.

-¡Argh, la técnica Locomía del maestro Ibiza-saki! ¡Pensé que ya nadie se atrevía a practicarla en estos tiempos, dada su peligrosidad!

Mirando con atención los ojos de su enemigo, que hace oscilar hipnóticamente sus abanicos, Lupo trata de mantener la cabeza fría. Busca una salida, Lupo. Usa la fuerza, Lupo. Le parece oir la voz de su antiguo maestro en su cabeza, aunque también pueden ser gases. Estar herido hace que su estómago se descontrole. Analizando la situación, empero, cree que puede esquivar al abaniquero intentando un arriesgado salto con apoyo en la pared y finta en el aire. El objetivo final es centrar todo su ki en la maniobra para poder llegar hasta la furgoneta evitando una confrontación que, a buen seguro, acabaría con su muerte por abaniqueo.

Y eso sí que no.