Partida Rol por web

La elfa, casi sin pensarlo, y reaccionado a las palabras de Domochievski dejó escapar dos flechas de su arco mientras en su idioma natal pronunciaba en voz alta una serie de palabras. - আমাকে ঘিরে রেখেছে যে বন্ধু বন. নদীর নদীগর্ভ বসবাস গাছপালা যে, আমি Athel Lorel এর Lorantha না. তবে, একটি সাধারণ শত্রু, Orc, নদী অতিক্রম করে, আমি বাড়ি থেকে অনেক দূরে আছি এবং আমরা জানি না.
আমরা এখন ছাড়িয়ে এবং আমার সহকর্মী এবং আমি তাদের শেষ বা প্রচেষ্টা বিনষ্ট করতে পারেন, যদি না জানি না, কিন্তু জল প্রবন, তাই আমি আপনার সাহায্য অনুরোধ.
যাই হোক আপনার সিদ্ধান্ত, ঈশা রক্ষা এবং আপনি রাখা. -

La flechas erraron su objetivo pero cuanto menos serían un aviso al enemigo que se acercaba.

Se me había olvidado que el 98 era un fallo crítico, así que he procedido a gastar mi punto de suerte para evitarlo. Dispara sobre A30

El resultado es que la elfa impacta.- 11 heridas en la cabeza.-  Daño 7 + 4 (3 del arco + 1 talento disparo infalible) -1 a la armadura por la cualidad de perforante del arma.
 

Adelanto un pie y comienzo a hacer girar la alabarda sobre mi cabeza para para descargarla sobre los orcos que llegar a nuestra posición .La hoja coge velocidad y pasa  por encima de la cabeza de la masa de enemigos hasta que por fin impacta en carne y haciendo   brotar sangre y trozos de tela.

Me coloco con una rodilla en el suelo y apunto a los orcos que se meten en el río y bracean en nuestra dirección. Me tomo unos segundos para apuntar y luego disparo. La saeta describe una pequeña curva mortal e impacta en uno de los orcos.

 A mi lado la elfa dispara también con la velocidad propia de su raza. Empieza el combate. Veremos si mañana seguimos vivos. Pienso amargamente.

Las hordas de esos brutos verdes por fin se dejaban ver, venían acercándose dificultosamente por el río, en lo personal esperaba que la corriente arreciara lo suficiente como para llevárselos y borrarlo de una vez por todas; sin embargo eso no pasaría, aunque torpemente se mantenían avanzando casi sin ningún problema. -Tal ves esta sea la mejor oportunidad para acabar con la mayoría, Kurt¡¡¡¡ Disparale a todo lo verde que veas, que estás esperando??- Le grito a mi compañero con arma de alcance mas cercano, en este caso resultó ser Kurt en espera de que lograra abatir una buena cantidad de esos pieles verdes antes de llegar a nuestra posición. (mientras menos lleguen a atravesar el río menos peligro correremos) digo en voz baja. Me quedo preparado con mi hacha en una mano y mi escudo en la otra, en espera de la tan aterradora batalla.

El mercenario echó mano de su ballesta y se tomó unos segundos para apuntar con calma a uno de los orcos. Una vez le tuvo en la trayectoria del virote, apretó el gatillo y el proyectil voló hasta incrustarse en el brazo izquierdo del orco. Dudaba que aquello bastara para derribar a uno de esos brutos, pero maldita sea, era un buen comienzo. Siempre le gustaba empezar un combate golpeando.

Por el rabillo del ojo pudo ver como la nueva disparaba su ballesta, e incrustaba profundamente su virote en otro orco. Al menos algo estaban haciendo. La única pregunta es si sería suficiente. 

Ya podíamos ver el inicio de la horda de orcos que se había adentrado en estas tierras, los primeros de ellos ya venían hacia nosotros cruzando el río, era momento de esperar que nuestros compañeros armados con armas de proyectil pudieran derribar a cuantos mas mejor. Estas criaturas eran resistentes y podrían poner en peligro nuestras lineas, si llegaban los suficientes.

- Malditos bichos......que Sigmar les confunda.

Aun tendría que esperar para que mi combate empezara, pero aun así mantenía el asta de la alabarda fuertemente sujeta. Las flechas y saetas volaban hacia su objetivo, no tardaríamos mucho en saber si esto valía para algo. 

El caballero podía divisar a los orcos a lo lejos, estaban ya a distancia de tiro y las flechas empezaron a silbar. No obstante, no detendrían su avance por muchos que la diestra elfa derribase. El caballero, gozando del favor de la Dama, cargaría en cuanto hubiese cruzado la mayor parte de ellos. Cargaría tantas veces como fuese necesario para dispersarles y quizás, con un poco de suerte, hacerles volver por donde habían venido.

Sir Hugo agarró con fuerza las riendas y esperó.

El combate inició con el ataque de Lorantha quien rápidamente había disparo una flecha seguida de una segunda. La primera había fallado, pero la segunda había dado de lleno en la cabeza de un Goblin abatiendolo. Era el primer enemigo de varios mas caídos, al final de la ronda de ataques inicial, habría un total de cuatro goblins flotando en el agua. Melissa, Kurt e incluso Jaime, habían contribuido a ello.

Los arqueros enviados por el imperio habían errado, y solo el otro mercenario había logrado impactar, aunque no había abatido al enemigo. Ahora, los cuatro Goblins restantes que quedaban de la avanzadilla inicial, se aproximaban a la costa, y uno de ellos, dando muestras de astucia, había subido a una roca que se encontraba sobre el río; eso no habría tenido importancia de no ser por que el asqueroso piel verde tenia un arco.

Las malas noticias eran que, tras aquellos pieles verdes iniciales, venia otros pequeños grupos avanzando a través de la corriente. Ahora tenían a su alcance a otros cinco goblins mas un par de destables orcos. Si dejaban que el enemigo se agrupara en la orilla, tendrían que librar un combate muy difícil.

Pues, al final, aquel disparo sí que había bastado para pararle en seco. Algo más cerca, el mercenario pudo distinguir que realmente se trataban de goblins, no de orcos... Lo que explicaba que se les hubiera podido matar de aquella manera. El hombre empezó a recargar su ballesta mientras echaba un vistazo a lo que se les venía encima... Eso del fondo si podrían ser orcos. Además, un goblin con un arco se había subido a una roca.

-Pero qué hijo de puta...

El bretoniano entornó los ojos al mirar hacia el río y se caló el yelmo ajustándose la cincha, se lo palmeó para comprobar que había quedado sujeto correctamente y se dijo a sí mismo

- aún no... aún no... unos cuantos más -

Era difícil aquello de ver cómo sus compañeros se las tenían que ver con los que ya iban a cruzar pero debía haber suficientes en su lado para que la carga tuviese éxito.

Lorantha, viendo cómo se encaramaba un arquero goblin a una roca para amenazarles con su arco, cargó el suyo y dejó volar la flecha en su dirección. Al ver que este caía bajo su ataque y viendo que otro arquero goblin progresaba en su avance, rápidamente recargó y disparó sobre él.

Quería evitar que pudieran amenazarles desde la distancia dado que el grupo contaba con poca protección contra ese tipo de ataques.

Desde nuestro lado los proyectiles caían sobre los pieles verdes, de su lado empezaban a caer las primeras criaturas y su sangre ya empezaba a enturbiar el río. Lo mas curioso de todo es que aunque esperábamos a un grupo de orcos los que nos acometían solo eran goblins, mucho mas fáciles de abatir sino se juntaban en gran número.

- Esos no son los orcos que nos prometieron. Pero esta aun era la avanzadilla, de la espesura algunos de los orcos empezaron a brotar. - Ah, vale ahí están. Me dolería haber venido hasta aquí para nada.

Por lo visto eran Goblins aquellas criaturas que venían mas de cerca, los orcos se vislumbraban pero aun muy a lo lejos, al parecer habían decidido mandar su carne de cañón por delante, si lográbamos abatir a la mayoría de los enemigos tal como habían hecho hasta ahora la batalla seria mas sencilla, si pasaba lo contrario podríamos estar en serio peligro. -Mejor rindanse repugnantes pieles verdes, solo encontraran muerte si vienen a nosotros.- Les grito a los enemigos mientras levanto mi escudo para cubrirme de las flechas asquerosas de aquellos goblins pervertidos.

Estaba retrasado, pero eso no le importaba, acudiría con su hacha donde le necesitaran, en el momento más oportuno. El norsca había esperado a que el enemigo se acercara más, ahora estaban a una distancia más razonable y probó suerte con el arco.

¡Malditos hijos de puta!

No estaban lo bastante cerca.

Sigo con la rodilla en tierra mientras, veo como el dardo hunde a uno de los pieles verdes y su cadáver se aleja flotando en el río y sonrío satisfecha. Me la apoyo en la cintura y busco una saeta nueva, mientras, lanzo rápidas miradas al enemigo vadeando el río y subiéndose a las rocas.

Varios impactos hacen caer a más engendros. La más cercana a mí, la elfa, tensa y destensa como si fuera una ballesta de repetición. Dispara con una naturalidad inhumana. A su lado soy lenta y torpe.

-Para seguir tu ritmo necesito 4 ballestas- le halago, mientras resoplo y meto la saeta en la guía y- bien hecho, orejas picudas- termino de agasajar con mi tosco tacto.