Partida Rol por web

EL viaje fue mas dificultoso de lo esperado, mi perro no paraba quieto y molestaba a los caballos, al final casi lo tengo que atar, pero entre estas pise mal y tuve una caída de unos metros al desprenderse unas piedras, por suerte fue una pequeña caída, aunque no fue inocua pues me clave una rama astillada de un árbol seco, produciéndose una fea herida que me vendaron rápidamente, pero no curaba pues el esfuerzo evitaba la mejoría.
AL tercer día de marcha mi andar era lastimoso y lento, a pesar de eso di todo lo que tenia para seguir avanzando y cuando nos paramos para descansar lo agradecí como el que mas.
Había que hacer guardias, así que dijo, yo me quedo con la ultima, estoy herido y es mejor que descanse del tirón.

Todos los pensamientos positivos que en alguna ocasión podía haber tenido sobre el liderazgo de Jaime se disiparon de golpe cuando la moneda voló de su mano. Las razones, los argumentos en pro y en contra dados por todos ¿para qué? poco importaba ya.

El azar determinó el camino a seguir, un camino que minimizaba las habilidades de la elfa, pues no había otra posibilidad más que la que se abría tras cada paso. Solo podía insistir en ser cuidadosos, pero el cansancio, el carro y las malas condiciones de la ruta terminaron jugándoles malas pasadas. Podía haber sido más grave, pero por fortuna todo se quedó en un par de caídas, que atendió lo mejor que pudo.

La marcha a través de las montañas estaba resultando peligrosa per se, pero por si aquello no fuera suficiente, fueron testigos lejanos de la realidad de aquella región que se presentó en su mente en forma de sentencia reveladora - Un enano no abandona una obra suya por voluntad propia, se ve forzado a dejarla a un alto coste en sangre -.

En la última parada la elfa estuvo tentada de ofrecerse también a hacer un turno de guardia, sin embargo, estaba realmente cansada, así que llenado el cupo con los voluntarios se abstuvo de decir nada. Abrir la marcha le estaba resultando agotador, pues en su labor de asegurar la marcha se adelantaba a comprobar que el terreno fuera estable para el paso y para advertir de las dificultades que la ruta presentaba. También inspeccionaba con su vista las montañas, y tras el encuentro con los skaven, más todavía, teniendo la impresión de que en cualquier momento caerían sobre ellos.

La comida escaseaba y aportó lo que pudo encontrar para que Valdia los transformase en algo más comestible, la noche cayó sobre ellos y se preparó lo mejor que pudo para afrontarla. Era necesario recuperar las fuerzas para el tramo final de subida. 

El ascenso había sido encantador. Al menos, Kurt no tenía la culpa. Se había abstenido, ya que no tenía tantos conocimientos como para elegir con sabiduría... Así como por el hecho de poder quejarse libremente, sin verse condicionado por haber elegido la opción. Por ello, durante todos aquellos días, el mercenario fue gruñendo y sudando junto al resto, empujando el vehículo... Y escupiendo entre dientes una retahíla de insultos, maldiciones y blasfemias que harían sonrojar al marinero más curtido. De hecho, demostró tener un conocimiento amplio y variado de los usos más burdos y zafios del lenguaje.

Sin embargo, a pesar de todo ello, se mantuvo firme, aunque solo fuera a base de cabezonería y tozudez pura y dura. Cuando, finalmente tras todo aquel tiempo de marcha, pararon, suspiró agotado. Pero había guardias que hacer, claro.

-Apuntadme en la que sea, me da igual-dijo, comiendo lo que le sirvieron sin poner una sola queja. No estaba en condiciones de ser exigente. 

La pelirroja se masajea las piernas cuando hacen el alto, tiene calambres de estar avanzando rápido y volviendo sobre sus pasos. Los exploradores tienen que estar muy en forma y esa cota de mallas le hace rozaduras, tendría que tener una más ligera para estos casos. Ahora se la quita y extiende la manta de Huargo que mando a hacer para envolverse en ella. Lorantha también está muy cansada, así que de hacer guardias, serían de las últimas, para que podamos reponer fuerzas.

Intenta tomar algo caliente, como la sopa esa rara, antes de dormir y poco a poco se deja vencer por el sueño.

La noche llegó sin avisar y tras montar el improvisado campamento y con algo de comida en el estomago tras una rápida cena, los mercenarios se dispusieron a descansar. La primera guardia, estuvo dirigida por Domochievski y el soldado imperial Hans. Este último sumamente cansado y algo despreocupado parecía caer dormido en varias ocasiones, y en cada una de ellas fue reprendido por el kislevita quien fiel a su personalidad, no parecía mostrarse cansado.

El segundo turno fue de Valdia y Jaime quienes se acurrucaron el uno contra el otro en un inicio, y ya para aquel entonces la mayoría habían caído en un sueño profundo victimas del cansancio. Sir Hugo recordaría a la mañana siguiente que había sido justamente Jaime quien le despertara para tomar su turno siendo acompañado por el enano Grim. Sir Hugo sumamente cansado, había logrado mantener el sueño a raya, sobre todo con la ayuda de la temple de Grim, quien no sucumbía ante el cansancio. No obstante, los sentidos de ambos estaban sumamente diezmados. Sobre todo en el caballero quien realmente no alcanzaba ni a ver o oír a las ratas que merodeaban la comida a aquellas horas.

Tras ellos fue el turno de Alfred y Grunt, quienes pasaron una situación similar, solo que en esta ocasión, la templanza del ágil enano permitió a Alfred mantener los sentidos lo suficientemente firmes como para azuzar a las alimañas que se acercaban. Alfred fue justamente el primero que sintió que había algo raro en el campamento, como si algo hubiese cambiado u olvidase algo, pero no supo decir que hasta la mañana siguiente debido al cansancio.

La ultima guardia, hecha por Walter y Nathan, a pesar de que la mañana ya estaba cerca, fue quizá la peor de todos, los adoloridos y cansados hombres poco podían hacer para mantenerse atentos con el sueño aun encima. Incluso sin que Walter se diera cuenta, Nathan se la pasó durmiendo mas de la primera hora de su guardia. De los demás, nadie despertó hasta que llegó la hora salvo Kurt que se levantó antes de las diez horas de descanso pactadas por el Kislevita y que generó el ruido suficiente para que Nathan retomará su guardia. No obstante, aun cuando ya era de día, Kurt tampoco noto nada, y aun así, a aquellas alturas ya era quizá muy tarde.

El ruido de Kurt quien ya preparaba al carromato para emprender el camino fue despertando a otros como a Domochievski y Hans quienes eran de los que mejor habían descansado junto con Trojan, Lorantha y Melissa. Pero lo que realmente alerto a todos fueron los gruñidos agresivos de alerta de Ulrich, el perro de Nathan, quien ladraba hacia la nada en las montañas a las orillas del campamento. El fiero perro había estado todo el tiempo durmiendo, incluso durante la guardia de Nathan, pero había despertado de inmediato con el andar de Kurt que lo puso sobre alerta.

Fue entonces cuando Valdia notó lo que habían perdido, cuando siguiendo el ruido generado por el perro se aproximó hasta donde el mediano debería estar durmiendo. -Jaime no está aquí, alguien le ha visto- dijo Valdia algo preocupada esperando que el mediano se hubiese levantado temprano y hubiese ido a patrullar o a cazar algo, aunque bien sabía que eso era un comportamiento poco probable en el mediano.

Hans, quien ya estaba lo suficientemente despierto como para entender que algo malo podría estar pasando, se acercó hasta donde había dormido el enano y pronto noto algo inusual y mas preocupante aun. -Hay un rastro- gritó, -va hacia las rocas lejos del campamento- dijo mientras lo seguían con la mirada. -Parece como el rastro de algo que fue arrastrado, algo como un saco pequeño y ligero, justo como el peso del mediano- sentenció.

Kurt escuchó aquello, tardando unos segundos debido al cansancio en entender lo que estaban queriendo decir. Finalmente lo captó, y miró al resto intentando averiguar si aquello era una broma. Y parecía que no.

-Fantástico. ¡Es simplemente fantástico!-dijo, con la ira en aumento-joder, habrá que ir a buscarle, ¿no? ¡Vamos!-dijo, empezando a prepararse lo más rápido que pudo, esperando que el resto dejaran de estar atontados y reaccionaran ante la maravillosa noticia. 

Alguien se había dormido, y había habido un secuestro. O algo parecido.

- No podemos ir todos. Y menos tú, Kurt. Alguien tiene que quedar a cargo del carro por si hubiera que volver a huir. Yo iría, pero soy un sonajero con piernas con esta armadura pesada. De hecho, deberían de ir dos, que pudieran escabullirse por la zona, e informar. Y luego decidimos que hacer. No sabemos ni quien ha sido, ni que ha pasado. Pero no podemos ir a lo loco, o pasará lo de la última vez, que tendremos que salir a toda prisa. Lorantha, se que no debería pedirte que arriesgaras tu vida por el resto, pero si hay alguien aquí preparada para esta misión, esa eres tú. Tú y alguien mas que pudiera ser sigiloso. Y luego actuamos todos a la vez. Hay que decidir rápido, y no esta Jaime. Así que si nadie tiene un plan alternativo mas que ir a ciegas, yo confiaría en el criterio de Lorantha.

Se callaría mirando al resto. La experiencia les había recordado muchas veces que hacer lo primero que les pasara por la cabeza les hacía pagar un precio, y por desgracia ya habían pagado muchas veces. Por suerte, y solo suerte habían librado en otras ocasiones, pero la suerte, se acaba. Cuanto antes se dieran cuenta de que las cosas han de planearse, antes se librarían de momentos como este.

No podía evitar acordarse del momento en el que una moneda decidió el camino desconocido.

Somos idiotas. Mejor dicho, soy idiota por seguir a ciegas lo ilógico.

Tras el turno me senté con la esplada apoyada en una roca para dormir, hasta el amanecer. Pero lo que llegó primero no fue el amanecer, sino un alboroto, primero provocado por Kurt y acontinuación por el follón de que Jaime había desaparecido. Y después vi que había amanecido cuando todo se empezaba a ir a la mierda. 

Según Hans había un rastro, de un saco pequeño y ligero, siendo arrastrado. Kurt ya quería salir corriendo a buscar a Jaime pero sir Hugo le detuvo convenciéndole que se quedara. Habló con Lorantha para pedirle que ella y alguien más fueran en su búsqueda e informar. Me levanté, me desabroché la capa y la guardé en la mochila. Saqué la daga de la mochila y la até a la parte trasera de mi cinturón. A continuación desenvainé la espada corta, comprobé que no tuviera desperfectos y la volví a envainar. Cogí la mochila, la dejé en el carromato y le dije al grupo:-Hugo tiene razón hay que tomar una decisión y yo voy a buscar a Jaime. Como Melissa es una buena exploradora, ella se quedará para guiaros hasta la cima. Si Lorantha está de acuerdo, ella y yo iremos a buscar a nuestro pequeño jefe y lo traeremos de vuelta. 

El vigilar durante las últimas guardias había sido un suplicio, miraba hacia las rocas intentando ver sombras o movimientos sospechosos pero era en vano cada minuto mas o menos me encontraba mirando fijo a un punto sin ver nada de alrededor. No había llegado a dormirme pero seguro que en algún momento había dado una cabezada. Con el cambio de guardia y el despertar del campamento, supimos que algo había ido mal...realmente mal. Algo se había escabullido entre nosotros y se había llevado al mediano.

- Maldita sea.... malditas montañas y los seres oscuros que las habitan. No sabemos cuanto tiempo ha pasado desde que nos descuidamos, hemos desatendido nuestras obligaciones y por eso esto a pasado. Pensar que yo mismo podía ser el causante de lo ocurrido me corroía el alma. - Prima la velocidad de los que busquen el rastro, igual deberíais ir tres mientras dos guardaran la posición....en el caso de tener suerte.... otro podría venir a avisar al grupo.

- Lorantha, coge a quien necesites, y hazlo. No estamos para otra "negociación" como la de abajo de la montaña, estoy se tiene que hacer ahora, no tenemos tiempo para discusiones. 

Alguien tenía que hacer algo, y la mejor candidata era Lorantha con quien ella decidiera. En este caso no debería haber discusión, ya la habían cagado bastante en lo que llevaban de viaje. 

-¿Huir a caballo aquí?- preguntó Hans asombrado por las palabras de Sir Hugo, -si no pudimos escapar en el valle donde podiamos sacar el máximo de los corceles, no veo por que conseguiriamos escapar aqui donde al minimo error caeriamos a una muerte segura. No, aquí si vamos a huir es a pie, y cada quien por su cuenta- exclamó remarcando su clara lejania con los miembros originales del clan, si alguien probablemente no les seguiría mas tras llegar a Karak Azgal, ese sería Hans.

Domochievsky, fiel a su personalidad, se acerco hasta el lugar de lo sucedido. El no era un rastreador, incluso no era capaz de funcionar de forma descente como explorador, pero era un gran guerrero con mucha experiencia, y sabía ver bien las cosas obvias.

-No hay sangre, ni señales de un combate. Nisiquiera parece estar revuelto el lugar, o no mas de lo que causaria el mediano de cualquier forma-. Señaló poniendose en pie y dejando que los demás siguieran hablando sin sentido para él.

-¿Que haremos?- le preguntó Valdia sumamente preocupada y con la clara señal de que en aquellos momentos en quien confiaba era en el Kislevita. No por nada siempre había parecido que aquel hombre protegia al mediano casi como si fuese su guardaespaldas.

-Pensar- respondió con cierta frialdad, que incluso desconcertó a Valdia quien lo esperaba mas preocupado. -No sabemos cuanto a pasado. Bien puede haber desaparecido hace mas de cinco horas. No han sido orcos ni goblins, ellos nos habrían atacado a todos-.

-Y los goblins nocturnos no buscan recompenzas, y no son tan astutos. Ellos le habrían cortado el cuello, y luego se lo habrían cortado a quien encontrasen mas cerca- afirmó Hans aportando un poco a las palabras del kislevita.

-Nunca he enfrentado a las ratas de las que tanto se habla en muchas partes del imperio, pero dudo que no hubieran obtado también por cortarnos el cuello. Esto no tiene mucho sentido desde la perpectiva que algunos están tomando. Esto no ha sido hecho por un alguien, sino por un algo-. Exclamó el Kislevita dejando sus pensamientos al aire.

-Lorantha, examina los rastros por ti misma. Quiza puedas darnos mas información. Luego ata a tu corcel al carro y llevate a Grunt y a Melissa a explorar el rastro. Siguelo tanto como creas conveniente, pero no te alejes del campamento-. Ordenó el kislevita mientras tomaba a su corcel y lo ataba también al carro.

-Valdia prepara un desalluno completo para todos, necesitaremos energias, el descanso no ha sido sufiente-.

La elfa todavía estaba medio dormida cuando se armó el revuelo por la desaparición de Jaime. Despacio y con calma, como si aquél día le estuviera constando más de la cuenta activarse empezó a equiparse. 

Parecía que todo el grupo confiaba en ella y en sus reconvertidas habilidades de exploradora, pero estaba en terreno desconocido y aquello no iba a ser nada fácil, máximo si cabe, porque no sabía ni a qué se enfrentaban. No le extrañaron las órdenes de Domochievski, algo más que no fuera él mismo el que se apuntase a la expedición, pues sabía desde el momento en que el mediano desapareció que el Kislevita tendría algo que decir al respecto.

Cuando hubo terminado de prepararse se acercó a la zona para intentar sacar algo en claro, de todos modos, casi todos los miembros del clan habían pasado ya por ahí y la escena estaba completamente contaminada, con lo que sacar en claro algo más de lo que ya habían comentado era muy difícil, posiblemente tendría que encontrar el rastro más adelante.

- Bien, ya veremos quién ha sido el causante de esto, pero si algo está claro es que se trata de un ser inteligente y si el objetivo ha sido Jaime solo se me ocurre que el culto Gunndred haya conseguido invocar a algún demonio menor o algo por el estilo para llevar a cabo la tarea.-

- No te hago esperar más Grunt, veamos si somos capaces de descubrir algo. - le dijo la elfa. - De todos modos estén preparados, bien para partir, bien para combatir. Hans, tú si quieres puedes empezar a huir ya, si esperas un poco más quizá no te de tiempo cuando llegue el momento - concluyó Lorantha.

Grim despertó con las malas noticias sonando por el campamento. Alguien en alguna guardia la había cagado y habían secuestrado a uno del grupo. - Maldita sean aquellos que se duermen durante sus guardias! - El enano estaba furioso, si llega a despertarse cuando alguno de ellos estaba dormido lo habría lanzado por la colina hasta que se despertara a base de golpes. Aún recordaba como había tenido que recordar a su compañero de guardia que no se le ocurriera dormir. No sabían qué hacer, no podían desviarse mucho del camino para buscar al desaparecido pero estaban recelosos de dejarlo atrás. Al final parecía que irían dos a buscarlo. - El resto seguimos o descansamos aquí hasta que vuelvan? - Comentó algo entusiasmado de poder tener tiempo.
 

se había dormido, como no, herido como estaba y cansado era algo normal, pero a la vez no entendia como habia podido dejar a los dos que estaban heridos en la ultima guardia sin ninguna supervisión, a pesar de todo el perro había dado la voz de alarma y le acaricio un buen rato dándole palmaditas en el lomo y diciéndole:- buen perro., Luego parece ser que se organizaron rápidamente, iban a salir dos a buscarle, por lo que digo después del comentario de Grim, los demas deberiamos ir recogiendo el campamento e ir avanzando, si encuentran a jaime no les costara mucho alcanzarnos con lo lentos que vamos.

El despertar de la guerrera fue mucho mejor de lo que esperaba. En primer lugar la manta hecha con la peluda y gris piel del wuargo. Ha sido todo un acierto. El segundo, que no la despertaron para la guardia, con lo que esas horas extras han sido una grata sorpresa. Sin embargo todo se va a la mierda en diez segundos. El mediano ha desaparecido. Se podría pensar que ha ido mear, pero tras buscar, hay un rastro claro que abandona el campamento de un cuerpo arrastrándose.

¿Puede que ese pequeño demonio tenga enemigos en el confín del mundo? porque ya es mala suerte que lo ¿raptaran? sólo a él...

La pelirroja recoge todas sus cosas en silencio y con rapidez, el descanso lo va a necesitar si va a ir con la elfa, tal como dice el de la chiva, que no se acuerda de su nombre, deja las cosas pesadas en el carro y se pone a buscar el rastro del arrastre, no es buena para sutiles detalles, pero un surco hecho por un mediano al ser arrastrado en contra de su voluntad es otra cosa.

-Esos locos fanaticos devoradores de niños?- exclamó Hans claramente sorprendido por la propuesta de la elfa, y aunque era posible, no le gustaba mucho. -No lo creo. Tuvieron que atravesar los mismos problemas que nosotros para llegar hasta aqui, y dudo que a ellos les hayan ayudado los enanos. Además, ¿como nos encontraron aqui? No, no lo creo-. Aunque bien la duda quedaba en el aire.

Mientras Lorantha, Grunt y Melissa se marchaban, Domochievski y los otros les miraban irse. La elfa no había encontrado nada nuevo en los rastros, o al menos nada que ayudara. La elfa había corroborado lo antes dicho, había un rastro claro de un bulto arrastrado por el suelo, justo como el de un cuerpo del tamaño de Jaime, y sin duda se trataba de este por que iniciaba justo donde el había estado durmiendo. El rastro se internaba en las laderas rocosas de las montañas, por lo que sería difícil seguirlo. Lo curioso era que no había forcejeo, era tal como si Jaime hubiera seguido dormido mientras los arrastraban, al menos durante el inicio del trayecto. Pero mas importante aun, no había rastro en el suelo del captor, o al menos no uno que pudiese la elfa notar.

-Levantad el campamento y preparad sus armas, debemos estar preparados, pero nadie se marchará sin Lorantha y los demás. Regresarán pronto. Aten sus caballos al carromato, no vamos a huir-. Ordenó Domochievski asumiendo el mando del grupo ante la ausencia del mediano.

En el carromato, el anciano Igor ya despertaba, lo cual dadas las circunstancias, podría ser un gran contratiempo.