Partida Rol por web

Con la mejoría del mediano, contaba que en pocos días saldríamos del campamento en dirección a nuestro objetivo. Esta vez tenía la clara intención de conseguir el suficiente dinero como para unirme al trasiego de riquezas en el que se habían sumergido mis compañeros estos días. Que duro era ser pobre.

Finalmente Lorantha decidió adquirir el antídoto del alquimista enano, aunque confiaba en el del drow, le seguía pareciendo caro. Igualmente nuestra elfa volvió a ver al enano para conseguir suministros propios.

Yo hice lo mismo, me deshice de la espada a un buen precio y encontré a un herreero enano bastante bueno, por lo que decían en el mercado, me hizo una buena oferta por un hacha de aleación hierro-acero de buena calidad. Tardaría en forjarla el mismo tiempo que Jaime en recuperar-se, así que le pagué una fianza de la mitad del valor del hacha por adelantado y le pagaría el resto, dos días después. De camino al campamento encontré un puesto de ropa y compré unos guantes de cuero y un sombrero, uno había que cuidar su imagen de saqueador.

Cuando llegué al campamento, Lorantha ya había administrado el antídoto a Jaime, así que fuimos a descansar esa noche. Al día siguiente, Jaime se encontraba mejor, al menos estaba despierto y no balbuceaba cosas, por culpa de la fiebre, pero todaví ano podía moverse:-Me alegro de verte despierto, pequeño jefe.-le dije con algo de malicia y esbozando una sonrisa. Era la única oportunidad que tenía para meterme con él:-Bromas aparte, nos alegramos de que estés despierto. Descansa y mañana estarás totalmente recuperado.-terminé por decirle. Paseé por el mercado durante el resto del día y a última hora fui a buscar mi nueva arma. Hablé unos minutos con el herrero, que me explicó que la hacha que había forjado era igual a las que empuñaban los guardias de Karak-Azgal. 

Volví al campamento a esperar a que se recuperara Jaime y ver que decidía hacer a continuación. 

Con el mediano en mejor estado, tras dos días de descanso, el grupo de mercenarios que conformaban a aquel clan pronto olvidado en los confines del imperio emprendía de nuevo su camino hacia Karak Azgal.

Ahora tras muchos días de viaje, era la primera vez que viajaban con suma seguridad y tranquilidad desde que se adentraran en el paso de fuego negro hacía ya tanto tiempo. Ahora viajaban por camino de cierto modo similar a los mas importantes caminos del imperio; uno muy transitado y con mucha vigilancia. Incluso durante las primeras horas de su viaje a través de aquel camino en la superficie que unía a Karak Azgal con Karak Azul escucharon un atronador rugido continuo en las alturas y al levantar la vista pudieron ver algo que volaban por los cielos de singular apariencia pues parecía ser algún tipo de aparatejo volador de manufactura enana. -Un girocoptero- dijo un mercader que avanzaba a la par aprovechando la inusual escolta.

Pasado el mediodía, cuando habrían ya dejado atrás la inmensa seguridad que proporcionaba la ciudad de Karak Azul, el grupo se encontró con una pequeña fortaleza enana, la última en el camino según les dijeron. En esta los mercenarios fueron retenidos por tiempo indefinido a solicitud de pagar por su viaje a través del camino enano, pago que era realmente exorbitante. La cantidad aun resonaba en las cabezas de los mercenarios aun cuando el jefe de la guarnición ya había dejado de hablar y solo esperaba que le pagasen o bien que emprendiesen la media vuelta.

AL final dispongo de una cantidad, pero no de todo, al final el fondo común no era tan fondo, y se ha acabado, mas hay compañeros que manejan dinero, mas cuando yo la he vendido una gema, así que ni corto ni perezoso me acerco a Lorantha y la digo:- Lorantha, podrías prestarme el dinero que me falta?, se que otra oportunidad como esta no tendré y realmente necesito ese material, si me lo dejas no te arrepentirás, te lo devolveré con lo primero que saquemos de Karaz-Azgal, ademas si obtengo la armadura que he visto y la espada, no creo que me tengas que curar tantas veces como has echo en esta ultima travesía. termino guiñándole el ojo.
Hago una pausa y finalizo diciendo: - Venga, que me dices, es una cantidad importante, pero sabes que te lo voy a devolver, la palabra de un Von Carstein es sagrada y no la damos a la ligera.

Mientras espero la respuesta pienso:- Si no me lo deja iré donde Kurt, pero no creo que haga falta.

Kurt observó boquiabierto como aquel cacharro volador se alejaba. Nunca había visto algo así, y le inspiraba al mismo tiempo admiración y respeto, mezclado con algo de miedo. Imaginarse volando en una de esas cosas le daba cierto repelús, algo en su mente le decía que algo tan pesado como el metal no podía volar así como así, y que seguro que se caía. Cuando llegaron a la fortaleza, agradeció no haber gastado todo su dinero, pues había que pagar cierta tasa para pasar, y por suerte él la tenía. La pregunta era si el resto también.

-Supongo que pagamos, ¿no?-preguntó al resto, aunque desde luego estaba dando por sentado que sería así. 

Niego con la cabeza antes de responder a Kurt Pues desconozco el estado de tus finanzas pero te puedo decir que difícilmente podría pagar lo que piden por mi y ya ni te cuento por las monturas y el carro .Señalo al resto .Los demás , si he entendido bien, tienen las bolsas tan vacías como la mía o al menos eso me indica que pidan dinero prestado para hacer sus compras .Si estoy confundido y el grupo tiene para pagar lo que nos piden genial ,pero si no me veo dándonos un buen paseo por las montañas del fin del mundo

- Nos van a abrasar por el camino a impuestos... No se si nos compensa pagar, lo que sí que está claro es que seguimos sin equipo para ir por la montaña... Otra vez. Así que... Vosotros decidis. Yo no puedo aportar mas que este par de joyas, que a su vez me dio Nathan. Desde la adquisición de la armadura pesada estoy mas seco que el ojo de un tuerto... Pero si alguien consigue sacar dinero de ellas, bien valdría ese dinero para pagar todos los impuestos que tendremos que pagar. También alguien podría intentar negociar un descuento... Por el número de gente que somos y demás, por tener enanos entre nosotros... No se... Igual alguien consigue algo. Creo que yo no soy el mas indicado para hablar con ellos, aunque podría.

Un caballo no era el mejor de los aliados en una montaña, eso hasta el mas idiota de los bretonianos podía afirmarlo. 

No todo eran desgracias en este mundo, al final nuestro pequeño jefe de clan se había repuesto a los efectos del veneno de la araña, en parte eso consiguió sacarme de mi estado taciturno que había estado teniendo en el campamento. Ahora con Jaime repuesto podríamos salir directos hasta Karak Azgal. Antes de despedirnos del campamento pudimos ver algo de la afamada ingeniería enana, aunque en apariencia peligroso eso llamado girocoptero significaba el progreso.

- ¿Llegaremos los humanos a tener algo parecido?

Pero siempre había una de cal y una de arena, en nuestro caso unos impuestos altos....avariciosos enanos....por usar caminos seguros o la opción de volver a las montañas con las consecuencias que ello conllevaba. No me había hecho gracia pero la falta de suficiente dinero me había obligado a ahorrar, ahora visto con perspectiva me alegraba de haber guardado lo suficiente para pagar las tasas. 

-  Si en un viaje obligado casi perecemos, prefiero rascarme el bolsillo que volver a jugármela en las montañas.

Las respuestas que iba escuchando, con la excepción de Walter, no le hacían demasiada gracia.

-Vamos... Estábamos avisados de que habría peajes... No puedo haber sido el único, junto con Walter, que ha ahorrado parte de su dinero para pagar ahora, ¿no?-preguntó, con cierto deje de incredulidad. Por supuesto que podía haber seguido gastando dinero... Pociones de curación, quizás alguna pieza de armadura... Pero se les avisó de que esto ocurriría. 

La elfa le entregó a Nathan todo lo que tenía a excepción de 50 mo, pues era más o menos lo que necesitaría el grupo para pagar el peaje que cobraban los enanos para poder seguir su camino hacia su destino. - Esto es todo lo que tengo Nathan. No sé si será suficiente. El resto lo necesitamos para completar el viaje. - añadió - de todos modos no hace falta que recurras a tus ancestros o a tus apellidos para hacerme una promesa y menos por temas de dinero. Ya deberías saber que el vil metal me importa bien poco. Lo que es mio está a disposición del clan para que lo use, bueno de casi todos en el clan - puntualizó en clara referencia al kislevita.

La verdad es que, en comparación con la tasación que le había dado Grim, el dinero obtenido por Nathan en la gema había sido bastante pobre. Pero bueno, de nada le serviría allí donde iban.

Cuando llegó el momento de pagar el peaje, la elfa le tendió a Grunt un saquito con monedas para que se encargase de realizar él el pago. La elfa prefería mantenerse en un segundo plano cubierta completamente para ocultar sus rasgos, pues no quería ser la causante de ningún problemas habido los antecedentes entre sus dos razas.

La guerrera volvió con sus compañeros con el animo bajo. Tenía 24 monedas en el bolsillo, pero esa cantidad aquí no servía para nada. Volvió a verse con la cara sucia y mirando los puestos de salchichas recien hechas. El lugar estaba lleno, rebosante, inundado de los productos más increibles que había visto la joven chica, y el girocóptero que volaba por el cielo, dejó con la boca abierta a Melissa y era la ginda del pastel.

Sin embargo todo aquello tenía su precio. Las cantidades que se movían en este mercado, si es que no existía un palabra más adecuada para esta gran ciudad de tiendas, no estaban al alcance de todo el mundo. Melissa sabía que puede que nunca vería una armadura como la que le enseñaron y como el maestro herrero le explicó el boceto de una armadura a su medida, pero era imposible que consiguiera ese dinero.

Había vendido su vieja armadura para conseguir una nueva y ahora no tenía ninguna. Se tapó más con el abrigo de wuargo para ocultar sus pechos, ahora muy expuestos bajo una camisa blanca, y se encogió de hombros, eso le pasa por ser una ansiosa.

Kurt no nos estamos entendiendo o yo no me explico demasiado bien Replico intentando hablar mas despacio esta vez para que no haya malentendidos.Ahorrar que?Mira mis pertenencias y veras que son las que traje conmigo excepto este símbolo y esta túnica , si crees que este derroche ha hecho que mi bolsa este vacía estas errado ya que venia así cuando llegue a vosotros .La paga de un soldado llega tarde , mal y nunca así que poco tenia cuando vine y en poco ha crecido mi fortuna desde que estoy con vosotros.. Me encojo de hombros .¿Estamos en una misión, no?Así que supongo que nuestro empleador habrá dado dinero para gastos ....

Tras la recuperación de Jaime, algunos de los miembros del clan realizan las últimas compras antes de emprender de nuevo el camino hacia Karak Azgal. El viaje por la senda era seguro, gracias a los guardias enanos y muy animado gracias a los mercaderes. Uno de ellos nos dijo que era aquello que hacía tanto ruido: un girocóptero,una máquina voladora, creada por los maestros ingenieros enanos, diseñada para el combate y la vigilancia en gran altura. 

Durante unas horas viajamos por el camino, hasta que llegó el momento de hacer números para pagar los pasajes. Gracias a mi labia y mi ingeniosos negocios hice un buen precio por todo lo que compré en el mercado. Aún tenía suficiente para pagar mi pasaje y aportar algo más en el fondo común del clan.

El camino era largo hasta Karak-Azgal, pero se hizo ameno, Nathan hablo con casi todos hablando de cosas insustanciales para matar el tiempo de vez en cuando, de repente un ruido le hizo mirar al cielo y un aparato raro cruzo el camino por los cielos. segun escucho a un mercader que iba cerca de ellos era un Girocoptero. A Nathan le entro la curiosidad y acercandose a Grunt le pregunta:- Grunt, amigo, como vuelan esas cosas?, como lo hacéis?

Luego siguieron el camino hasta llegar a la ultima fortaleza antes de su destino. allí les detuvieron y les exigieron un pago exorbitante, estos enanos usureros!

Al final, ante la negativa y la falta de decisión, fue Lorantha quien tomó la iniciativa y extendiendo un saquito de monedas a Grunt, le pidió usase ese dinero para pagar el alto peaje que exigían los enanos por usar su protegido camino. Aun así, con el paso abierto, mas de uno se sintió ofendido por el alto precio de los avariciosos enanos, aunque no obstante, nadie quería tener que seguir atravesando aquellas interminables montañas. Ya demasiado habían tendió durante todo aquel viaje, y ahora que por fin se encontraban cerca, sentaba muy mal tener que correr altos riesgos.

Una vez dejaron atrás aquella fortaleza, el camino se tornó mas solitario, aunque nunca pasaba mas de un par de horas sin que vieran al menos una pequeña patrulla de enanos recorriendo el camino. Las caravanas por su parte, era aun mas comunes y solían encontrarse con viajeros con suficiente frecuencia. De hecho, durante todo el trayecto no viajaron solos pues con la pinta que daban como fieros guerreros mas de algún mercader poco protegido optó por unirse a ellos. Así, para el final de aquel día ya conformaban un grupo que superaba las 5 docenas de integrantes.

De los mercaderes pudieron enterarse que Karak Azgal estaba progresando a pasos agigantados. El comercio era su principal nutriente, y la llegada de aventureros sedientos de gloria y riqueza ayudaban mucho. Aunque eso ultimo implicaba severa competencia para los miembros del clan, pues su labor principal en Karak Azgal probablemente estaría en trabajar como mercenarios.

El rumor de grandes tesoros debajo de la ciudad, en sus antiguas entrañas les fue confirmado, aunque a su vez fueron advertidos del riesgo que se corría al intentar conseguir la gloria y riqueza mediante esa empresa. Pocos eran los que se atrevían a adentrarse en las profundidades sin la suficiente preparación; y de entre esos, casi ninguno regresaba con vida. Incluso, de entre los mejores preparados, pocos lograban regresar con algo verdaderamente bueno si no habían pagado un alto costo en sangre por ello. Y luego estaban los impuestos, de los cuales los mercaderes no quisieron hablar mucho pues era un tema tedioso, aunque si les advirtieron que eran altos y que los enanos se aseguraban de que se hicieran siempre cumplir, por lo que mas valía aprender rápido sus complejas leyes.

Para la tarde del tercer día, el grupo se acercó a una pequeña fortaleza solitaria sobre un alto peñasco de dura roca. Se encontraban ya en la primera fortaleza de Karak Azgal, la cual era la única que ayudaba a los enanos de Karak Azul en la defensa del camino y desde la cual partían también enanos a patrullar los caminos. A la par, aunque la ciudad aun no podía verse desde donde estaban, no cabía duda que desde la cima de aquel peñasco si que podría verse, e incluso mucho mas allá.

Kurt negó con incredulidad. No es que le gustara quedarse sin su dinero alegremente, pero se supone que estaban todos juntos en esto, y que uno pagara por todos no parecía lo adecuado... Además de generar luego resquemores, y posiciones de superioridad desde las que echar cosas en cara. Y el mercenario no estaba dispuesto a todo eso, al menos hacia su persona. 

-Lorantha, yo al menos te daré mi parte-dijo, tendiendo las monedas necesarias a la elfa para cubrir la fracción de aquel impuesto que le correspondía. Y el viaje siguió tras eso, tranquilo, por aquel camino vigilado. Incluso algunos mercaderes se les sumaron, advirtiéndoles sobre los impuestos. Al final, se iban a dejar todas sus ganancias en pagar a los enanos.

De hecho, a los tres días vieron una fortaleza perteneciente a Karak Azgal, su destino... Y se encontraron también otro peaje, para acceder a las tierras de esta ciudad enana. A los malditos enanos les gustaba más el dinero que los hongos a los pieles verdes. 

-Yo pagaré este...-dijo, de mal humor, mientras tendía el dinero que les solicitaban. Solo eran un puñado de monedas de plata, claro, pero poco a poco incluso los pagos más pequeños pasaban factura. Kurt solo podía esperar que las riquezas de la ciudad fueran tan legendarias como se decía, y que tuvieran suerte para encontrarlas y no salir muy malheridos del asunto. 

Fue Lorantha la que se hizo cargo de nuestro billete por la carretera protegida de los enanos, seguía pensando como nadie había siquiera guardado dos monedas para pagar el paso una por ellos y otra por su caballo. Algunos siquiera habíamos conseguido un botín en la batalla contra los orcos y aun así había gente que criticaba su falta de liquidez. Saco de mi bolsita de monedas una de esas pesadas y escasas monedas de oro y se la alargo a Lorantha. 

- Mi peaje.

Camino junto al carro y las monturas de mis compañeros, no tardamos mucho en formar una comitiva mas grande cuando algunos mercaderes que en busca de fortuna iban al mismo lugar que nosotros. El camino estaba protegido en principio pero aun así el número siempre daba seguridad ante un ataque o un problema que no pudieras resolver solo.

El camino se me hizo algo largo, tres días de caminata aun con diversa compañía para amenizar el viaje, es mucho caminar. En estas interacciones descubrimos lo que nos esperaba...la riqueza no sería fácil de conseguir una vez cruzáramos las puertas de la fortaleza. Y para nuestra consternación unos guardias solo admitían a aquellos que pagaran un nuevo peaje.

- Joder, con los impuestos.

Esta vez solo eran monedas de plata pero a cada paso que dábamos por estas tierras los burócratas conseguían desangrarnos antes que los orcos. De la bolsita cada vez mas exigua saco una moneda de plata y se la tiendo a Kurt quien ha sido el primero en ofrecerse a pagar el siguiente peaje. 

Había echo las compras, estaba armado y protegido, esto marchaba, desde que salio no creía que que llegaría tan lejos, aun así aun faltaba y por lo que vio los enanos eran unos usureros, no sabia si todos, pero por lo menos estos si, aunque al parecer había muchas oportunidades de medrar en Karak-Azgal, y también de morir, debía enterarse que objetos se compraban en aquel asentamiento al salir de las catacumbas y minas y si eran solo objetos o también cabezas de fieros enemigos, si había recompensas o lo que fuera, por lo que según avanzaban se acerco a los mercaderes, primero disimuladamente preguntándoles cuantas veces habían ido a Karaz-Azgal y centrándose en aquellos que habían estado mas de 5 veces.

A esos les preguntaba con su característica labia* :- Se puede vender todo lo que se saque de alli?, hay alguna reconpensa por cabezas de enemigos del asentamiento?. Por cual dan mas?

Aquel sitio podría ser el inicio de su nueva idea, vendería esos frascos y polvos de colores que habia adquirido a algún inexperto guerrero que entrara a intentar hacer fortuna, por algo de dinero, debia devolver el dinero prestado al fondo comun, el no era un racano, y aunque habia dado 5 gemas de la suerte al fondo comun, seguramente las usarian todas en Karak-Azgal, el dinero era dinero.