Partida Rol por web

Jacob había aparecido de la nada misma, disipando las magias de la paladina y su seguidora en el acto, y frenando el ataque que los Moks propiciarían para interrumpirlos.

¿¡Quién se interpuso!? Todos en la sala habían quedados privados de su visión cuando la paladina lanzó el primero de sus conjuros, pero cuando la pudieron recuperar, vieron quién estaba allí. Jacob... tú.. ¡¿Y ni siquiera un solo rasguño?! Notaron que su poderoso ataque con su gran espada diamantina fue totalmente ineficaz, por suerte, una cosa era hacerle frente a la paladina beligerante y a su séquito de seguidores, y otra muy distinta era Jacob, los hermanos estaban delante del ser más fuerte que conocieron jamás, y no tenían ninguna ganas de suicidarse.

-En nuestra defensa solo diré que nos hemos contenido literalmente hasta el final.- Respondió Grum cuando el cainita preguntó a los implicados que qué creían que hacían. -Disculpas.-

-Doth ahora haber deseado elegir pintar con artista Emm y artista Kei...- Musitó por lo bajo, claramente apenado por el reto como un niño, sus labios se doblaron haciendo pucherito. 

Grum carraspeó la voz. -Hace unos momentos comenté que, a mi parecer, la única chance real que tendríamos de resistir el influjo mental de Lilith sería si es contigo como aliado, Jacob, o quizás más bien, con el poder que tu sangre nos pueda brindar.- ¿Podría un mortal resistir la dominación de la vampiresa carmesí si ya se encontraban bajo una dominación "pasiva" de su equivalente bueno?

Doth ya haber visto sangre y poder oscuro antes, ser cosa fea... pero si ser poder bueno... ¿Significar que tener buen sabor?

-Y tras la fortaleza física que acabas de demostrar, yo diría que quienes tenían decididas intenciones de matar a Lilith por su cuenta...- O a tí... -...quizás prefieran replantearse sus opciones, siendo que ella debe ser igual de fuerte.- Miró a Flautista y a Friza.

Quizás, dentro de todo lo malo, aquel suceso habría terminado generando la prueba que necesitaban para unificar criterios y objetivos, y si se lo demostraban para sumar fuerza a las palabras de Kithe, quizás entonces el cainita no se iría. 

La tiefling observó la espada del ogrillón y ciertamente empezó a dudar sobre si la información que tenía era correcta. No temía a la muerte, pero si sentía cierta tristeza porque fuese una carente de significado y que dejase desamparados a aquellos que la seguían, pues estaba segura que un grupo así tendría imposible acabar con Lilith.

Cuando Jacob la salvó su mente aún estaba pensando en otras cosas -su ethos parecía neutral, la mezcla de un alma que sigue a la Ley y al Mal junto a otra que sigue al Caos y el Bien. Sin embargo... ¿Puede que esa cabeza no sea mas que un señuelo para engañar adivinaciones? Una forma de que la otra pueda navegar impunemente por tierras civilizadas engañando a los demás, puesto que no parece poseer poder alguno de decisión.

Las palabras del ogrillón no hacían mas que confirmar lo que la paladina creía, pero de nuevo era un tema que, al igual que la sombra tendría que esperar.

Ahora si tiene voz para algo - pensó al escuchar también a Kithe, desde luego si salía viva de esto no tenía intención alguna de perder el libro. A diferencia de los demás ella aún no había decidido cuál era el mejor curso de acción, prefería explorar todos los puntos de vista posibles con la ayuda de la inteligencia de Lushara, ella se ocupaba de atar cualquier cabo suelto.

Y no tenía que olvidar que hablaba con un vampiro primigenio de un poder similar al de Lilith, quizá inferior, pero era irrelevante en este momento. En cambio... se suponía que seguía a Irori, por lo que terminó diciendo con una clara y amarga acusación en su voz imprimiendo todo el poder que su devoción a Sarenrae le había otorgado -¿Qué se supone que haces tu?

Guardó su espadón y señaló una de las cabezas del ogrillón -Ley, Mal- señaló la otra -Caos, Bien, quizá un subterfugio.

Su dedo fue señalando a los demás:

Kithe -Caos.

Balthor -Caos.

Flautista -Caos.

Circe -Caos.

Cylina -Indecisión- aunque ser la líder de ese ogrillón claramente no hablaba bien a su favor y poseyendo magia quizá también había ocultado su alma ante las adivinaciones.

Mischa -Bien- claramente había sido el único que había actuado en esta situación, algo que hablaba muy a su favor.

Albelgos -Ley.

De nuevo volvió a mirar a Jacob -y tu como mayor exponente de la Ley en este sitio, con un poder que podría doblegarnos a todos decides ausentarte, renegando de cualquier disposición a aportar en un grupo claramente volátil, en el cuál nadie salvo tu tiene poder para poder impedir cualquier acto criminal o maligno. Reniegas de tu opinión, pero te disgusta el resultado que tu mismo con tu inacción ayudas a crear.

¿Con que derecho nos juzgas cuando tu mismo previamente has decidido evitarlo?

¿A qué estás jugando como si no conocieses el temperamento de aquellos con quienes ya has viajado?

¿A juicio de que decides como habríamos de actuar en caso de poseer el libro? Asumes que no sabemos como realizar "el camino fácil". Pero sabemos cuál es el camino para destruiros sin necesidad de ese libro.

¿Es tu forma de ayudar a los demás a auto-perfeccionarse evadir cualquier responsabilidad cuando actúan como a ti no te place?

La paladina dejó que sus acusaciones calasen antes de añadir -¿Para que has venido aquí, Irorita?- prefería llamarle así, pues era el único motivo por el que ambos sabían que Friza podía conciliar el tener a un vampiro delante y no solicitar los poderes de su diosa para intentar darle la Muerte Verdadera como debería.

Ya en vos mas baja finalizó -Cada día es otro paso hacia la perfección. Nunca daré la espalda a la oscuridad.

Pues ya estaban de nuevo a la gresca, estaba claro que no era un grupo que se llevara bien con figuras de autoridad, y aunque seguramente eso les había llevado a sobrevivir, al no estar junto a los mandamáses de la hermandad cuando cayó, ahora mismo necesitaban algo de flexibilidad, pero friza en toda su palanidad no era precisamente el ejemplo de gente flexible, era con ella y a su manera o nada. 

Encima ahora el vampiro aparecía para dar discursitos, no sabía que pasaba por la cabeza de un ser de tal edad y poder, pero sospechaba que se trataba más de tener a Lilith a su lado, que de terminar con sus maquinaciones.

- El libro es nuestra herramienta mas poderosa para lo que está por venir, que será un enfrentamiento con Lilith sea para su destrucción o su sellado, así que es mejor que lo lea el que tenga esa capacidad en el grupo para que ese conocimiento no se pierda, convenientemente - el humano no sabía si sentarse o seguir de pie ante la escalada, lo mismo podía invocar un elefante enmedio de los peleadores, pero tampoco un animal inocente debía pagar por estas cosas.

- Bueno Friza, si puedes dejar de emitir juicios durante un segundo, cosa dudosa, en esto tenemos un punto en común, el libro lo necesitamos hagamos lo que hagamos, y quizás si hablamos un minuto sin tratar de subyugar todas las voluntades a la tuya, creemos el esbozo de algo parecido a un plan. Apenas nos hemos juntado y está claro que nadie quiere seguir ciegamente a otro, ya que representamos al bien, no admitimos conductas dictatoriales aunque vengan de los dioses, así que cada uno mire en su interior y que intenta aportar sin amenazar a todos.

- Caos. - Confirmó con evidente disgusto en la voz ante la intervención de la paladina. - Y aún así, no fui yo quien creó estos acordes de confrontación y violencia, sino... - Y señaló a Friza, a su élfica perra de presa y a la cabeza "legal" según ella de los Mok - Ley, Ley y Ley. Como tampoco soy yo quien culpa a los otros de las consecuencias de mis acciones, en lugar de asumir responsabilidad por ellas.

- Todo un ejemplo de honorabilidad. Además, Friza, creí que en este lugar tú eras la autoridad. ¿Con qué derecho culpas a Jacob de tus faltas? ¿Con qué derecho reclamas una posición de liderazgo para él, cuando no ha ni cinco minutos abogabas por destruir a todos sus hermanos y a él, sin importar el riesgo de Rovagug? - Frunció el entrecejo. - Comprenderás que me resulte llamativo, esperpéntico incluso, que ahora abogues a su fe para que ejerza un control tiránico sobre nosotros.

- Él se marchó para esconder nuestros planes de cualquiera con un conjuro de Adivinación y una idea de dónde podríamos estar; amén de para dejarnos planear en libertad cuál sería la decisión de los mortales en esta batalla. ¡Incluso se comprometió a acatar cualquier decisión que se tomara, sin intervenir! ¿Y ahora le reclamas que, por la lengua afilada de un flautista, has emprendido violencia contra un tercer (y cuarto, mis disculpas, Doth) miembro de la comitiva y, de algún modo, es su culpa?

- ¿Es acaso él nuestro guardián para tener que supervisar y responsabilizarse por nuestras acciones? ¿Para que tengamos derecho alguno a obligarle a ayudarnos? No, si está aquí, es por su propia voluntad y sentido del deber para arreglar el desastre causado por Lilith... Que, en mi opinión, difícilmente se puede considerar únicamente su composición. Varios de los aquí presentes ya han dicho que, por ignorancia, engaño o error, han facilitado los éxitos de Lilith también.

- Así que, escudera de la Llama Sanadora, a menos que tus siguientes palabras sean una disculpa hacia Jacob, rogaría que guardaras silencio, en lugar de cargar faltas que no le pertenecen sobre sus hombros. - Inclinó la cabeza hacia Balthor, apreciando y en acuerdo con su intervención.

Toda aquella declamación obedecía a dos propósitos. El primero, el evidente, hacer control de daños contra la hostilidad innecesaria que Friza había arrojado contra el vampiro, al que aparentemente no se había percatado que el golpe del ogrillón siquiera había tocado, para evitar que malograra su intento de hacerle reconsiderar su reniego del grupo.

El segundo, también evidente, era evitar que Friza se dejara atrapar por los mismos arpegios rígidos que casi condenaron a Shitary apenas unos días antes, al equiparar Caos y Mal y buscar siempre las fallas lejos de uno mismo.

Un tic nervioso apareció en la cara de Mischa cuando la niebla apareció, aunque por culpa de la misma nadie se habría dado cuenta.

"Se bien lo que intentáis, paladina" pensó, identificando cada conjuro lanzado ". Te aseguro que no estáis manteniendo la superioridad moral solo porque los conjuros no sean expresamente ofensivos. Esto es una declaración de intenciones en toda regla, simplemente quieres provocarle para que sea el primero en atacar."

— ¿Qué acabo de decir sobre desescalar conflictos?

Los hermanos ya se habían lanzado al ataque antes de que el tuviera tiempo a reaccionar. La hoja de los Mok ya estaba descendiendo cuando la diestra del duelista apenas llegaba a la empuñadura del Colmillo de Plata. Y para entonces, Jacob ya les había interrumpido. Por un momento se sentía tranquilo por su llegada, hasta la inevitable conclusión de la misma.

— Sinceramente, no hay nada que desee más que olvidarme de este condenado libro, de Lilith y de todo esta maldita situación para poder volver a reconstruir mi vida. Sin embargo, es algo que no será posible hasta que Lilith haya sido derrotada, y he hecho ya demasiado para conseguir este libro por esta maldita misión como para no tomar cartas en el asunto yo mismo. Además, tu conflicto de intereses me sigue generando desconfianza. ¿Quieres el libro? Oblígame a dártelo.

El investigador no soltó la empuñadura de su espada, aunque esta aún estaba en la vaina. No tenía intención de acompañar al resto en sus argumentos, especialmente cuando se pusieron a echarle mierda a Friza. El mismo tenía ganas de echarle la bronca, pero consideraba que ese no era el momento más adecuado. Simplemente tenía su mirada clavada en los ojos del vampiro, casi como si lo estuviera retando a usar su capacidad de doblegar mentes.

— Vamos, no es como si tuvieras reparos al respecto. Ya nos demostraste eso cuando usaste tu control solo para hacer una entrada. ¿O puedes traerme a mi esposa y garantizar la seguridad de mi familia si te lo entrego? Dame un buen motivo para darte el libro entonces. O para que te acompañe en la misión que tu mismo ya tenías decidida.

-¿Doth tener refugio?- Musitó cuando la paladina le dijo algo relacionado a su personalidad y un subterfugio, aquella palabra era muy difícil para él. ¡Siiii! Pero... si tener refugio... ¿¡Dónde estar!? Ohhh noooo... ¡¡Noooo!! Haber perdido refugio, tonto, tonto, ¡Tonto Doth!

-No hagas caso, hermano.- Por una vez no pareces ser el más lento de lugar. A pesar de que la paladina no tenía crayones en el cerebro... Probablemente.

Los Moks eran, en conjunción, indiferentes entre el bien y el mal, aunque igualmente, alguien errático y bondadoso como Doth no tenía por qué dejar pasar las agresiones de una paladina si ésta se comportaba como ogra. Ciertamente, el inocente de los hermanos se había decidido a no usar golpes mortíferos en un primer momento, idea que abandonó en cuanto aquello dejó de ser un duelo justo entre dos, e idea que poco importaba si sus rivales caían antes de que tuviera chance de efectuar cualquiera de los tres ataques que controlaba dentro de las combinaciones de ataque completas junto a su hermano más sanguinario.

De verdad, qué bien le hubiera hecho a esta paladina del demonio acercarse a las puertas de la muerte o ver morir a alguno de sus fieles por su culpa, así conocería lo que es la mesura... ¡Se lo dije! Una hipócrita hablando de concordia cuando sus actos solo sembrarían violencia y hasta quizás, muerte. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que la excomulguen? 

-Y además de todo eso...- Agregó a las palabras de Balthor que le pedían a Fryza dejar de emitir juicios e intentar subyugar las voluntades de los demás. -...también podría empezar por dejar de emitir conjuros que dejen cegados a todos los presentes y los que agredan mentalmente a otros.- Algo que también merecería unas disculpas a todos además de la que le sugirió hacer el bardo suli. Grum estuvo tentado a ofrecer disculpas por sus palabras a Flautista para que aquel cuide su lengua, lo hubiese hecho por el solo hecho de mostrar el nivel de contraste de sus acciones con las de la beligerante paladina, pero ciertamente no iba a disculparse dos veces por algo, y ya lo había hecho diplomáticamente desde el primer momento previo a cualquier escalada.

Los Moks se quedaron expectantes para escuchar la respuesta de Jacob sobre para qué habían ido allí, tenía poco sentido hacerla cuando era ella quien les había invitado con el ofrecimiento de ceder la aldea para ser usada como base, aunque más bien ahora parecía quedar claro que era una invitación a ser sometidos a sus deseos y leyes propias como sus campesinos, algo que claramente nunca pasaría.

Cosita Demonio seguro servir como monigote de entrenar... Jeeeeejee... Si... Seguro ser buen monigote... Monigote motigacional, aunque cuerpo cansar, elegir no parar... Jeeee.

Abelgos que se estaba manteniendo al margen de la conversación y de las acciones, sintió autentica decepción, más de la que llevaba sintiendo las últimas semanas. Echó en falta a Agatosh en una situación así, seguramente el hubiese evitado la escalda desde una posición de fuerza.

A pesar de que cada uno tenía parte de razón, la beligerancia estaba cegándoles. El momento culmen donde parecía que todo iba irse al traste fue cuando la espado de los Monk descendió para carne y toda posibilidad de entendimiento.

Por suerte Jacob apareció para tratar de poner cierto sentido común pero en su opinión solo estaba retrasando lo que hasta ahora parece inevitable.

Merecemos morir.  -Sentenció en voz alta en cuanto tuvo ocasión.

Casi todos los aquí reunidos, merecemos morir. Lilith merece ganar, solo por méritos. Somos incapaces de tener empatía, de ponernos en el calzado del otro un solo instante, convertimos en agravio el comentario más nimio, faltamos al respeto a nuestra anfitriona como invitados. Estrechos de miras incapaces de tender puentes o de concentrarnos en nuestros puntos comunes, ponemos trabas a las propuestas, que escasean. El destino de muchos está en las manos de unos pocos y se opta por el egoísmo... -Se le escapó un gesto de cansancio, de desesperación.- 

Yo ya he tomado una decisión, me someteré a esa "Marca de la Alianza" que aunque tenga fallas, es un primer paso. Opto también por trabajar en un nuevo ritual de sellado, que permita más adelante discutir sobre si matarla o no.
Por último iré a pedir consejo al templo de Erastil y ayuda a sus devotos, para que se unan a la causa. 

Aún así voy a sugerir a este cónclave una pequeña pausa para nivelar los humores, para que del primero al último hagáis examen de conciencia y ver si "esto", el lo mejor que cada uno puede ofrecer.

-Dicho eso volvió a dar un sorbo de vino y se cruzó nuevamente de brazos. 

Empezó a aplaudir. ¿Qué más podía hacer? ¿Qué otra cosa se merecía aquél espectáculo? Los demás podían decir lo que quisieran, podían reír, gruñir, quejarse, lamentarse o maldecir, pero para Flautista aquello era la vida misma, el teatro más real al que pudiera acudir. ¿Triste? ¿Incivilizado? ¿Indigno? ¡¿Por qué?! Cada uno estaba siendo quién era, ni más ni menos. ¿Acaso no debían comportarse como les dictaba su corazón?

Friza había pronunciado aquellos apelativos como si fueran una acusación, y había convertido todo un cúmulo de circunstancias en algo tan banal como una palabra. Dónde ella veía caos, él contemplaba rebelión, adaptabilidad y ansias de libertad; todo ello sería necesario para enfrentarse a Lilith. Donde ella veía maldad, él discernía una suerte de odio por el mundo, individualismo a toda costa, la capacidad de hacer lo que fuera necesario, aunque no gustara; la Hermandad Oscura había nacido en parte por eso. Era exactamente dónde ella veía indecisión que él podía asegurar estar en el punto exacto, el equilibrio perfecto, todo lo anterior, sin caer en el descontrol o la barbarie. La paladina no había entendido nada de eso, y desde el mismo momento en que se habían conocido había intentado dominar la situación, tenerlo todo bajo control. Puede que sus intenciones fueran buenas, pero los métodos no lo habían sido. Aquél grupo no era como su pueblo, no agacharía la cabeza y aceptaría las normas, igual que no lucharía por lo que algunos consideraban una causa justa. No, allí estaban cada uno por sus propios motivos, una tormenta que no había que intentar frenar, sino dirigir. Ella se equivocaba, igual que se equivocaba el vampiro, Balthor, los Moks y Abelgos. Incluso Kithe, con toda la razón que llevaba en aquello de que lo más importante era que se oponían a la primigenia, se confundía en algo: no estaban haciéndolo mal. En absoluto. Y por supuesto, no había que pedir perdón por lo sucedido.

—Pues yo, por supuesto, os voy a llevar a todos la contraria —dijo con sorna—. O a poner la nota discordante en esta sinfonía, si lo prefieres dicho así —añadió, sonriendo momentáneamente, con ironía, al otro bardo—. Ni disculpas, ni examen de conciencia, ni ninguna otra tontería como esa. Sois muchas cosas, todos vosotros, pero no unos mojigatos. —Se encogió de hombros—. Si esperabais de verdad que actuásemos como hermanos de armas, luchando codo con codo para proteger al de nuestro lado, confiando ciegamente en que el otro hará lo mismo, en pos de lo que es justo y bueno en este mundo, os habéis equivocado. Los que quedan de entre los Vigilantes no sobrevivieron así. Lilith está ahí fuera, haciendo lo que quiere, porque eso no funciona. —Miro al cainita directamente—. E igual que a nuestra compañera no le ha servido de nada, tampoco a ti lo hará querer imponernos tu visión de la situación, amenazarnos ni obligarnos por la fuerza. Si queremos ir a lo fácil y mataros a todos, estamos en nuestro derecho. Sabemos como. Y si queremos probar a hacer las cosas de otra manera, también. No obstante, será porque lo decidamos, no porque nos lo digas tú. Al fin y al cabo, en algo han acertado: ¿Quién eres para exigir nada? Tuviste tu oportunidad y fracasaste. El Triunvirato es libre (más fuerte incluso) y tú, tras tantos años de mantenerte al margen, creyendo que habías conseguido algo y dejabas a tus espaldas un lugar de paz, vuelves a estar despierto y solo, enfrentado a tu Bestia Interior, a tus hermanos y a un viejo amor (¡que encima ya sabe que vas!), con todas las de perder pero, aún así, arrogante.  ¡Tsk! —Chascó la lengua—. ¡Menudo descaro el tuyo! ¡Encantador! ¡Idiota! ¡Magnífico! Ja, ja. —Apuntó a todos con el dedo—. Deberíais aprender: todo en contra, consciente de que por sí mismo está destinado a perderse, y aún así, fiel a su identidad. Sin nada de lo que arrepentirse. —Paró en Abelgos—. ¿Crees que ser fieles a si mismos no es lo mejor que pueden y deben ofrecer? Corre, únete a Lilith. O déjate matar. —Negó, aprovechando para girarse de nuevo hacia el chupasangres—. Y tú ven a por nosotros. O únete. En el primer caso a lo mejor nos ganes ahora, pero te perseguiremos después. Somos muy cabezotas, por si no te has dado cuenta. Y en el segundo, posiblemente te exprimiremos hasta la última gota de sangre, literalmente, y forzaremos tus límites hasta que te quiebres o lo sacrifiques todo intentando resistir. Es lo que seguramente hagamos todos, cada uno por sus propios motivos. Triunfaremos o no, pero lo haremos a nuestra manera. Así que, si eso no te vale, parafraseando a la cabeza lista... —Se hurgó en la nariz y apuntó con lo que sacó hacia el cainita—. ¡Nunca huir de pelea, ya haber dicho!

Parece que algo se empieza a equilibrar la cosa, Abelgos estaba por colaborar, el mok seguía en sus trece de pelear.

- Como ha dicho fluatista, la voluntad de pelear la tenemos, aunque no estemos de acuerdo en como llevarlo a cabo, no hace falta que todos estemos juntos, eso sería ponerle las cosas fáciles a Lilith, aunque elijamos eliminarla o sellarla, aún hay preparativos que que realizar y personas que contactar.

- Abelgos es el único que de momento ha demostrado algo de flexibilidad, el resto sólo está repitiendo lo mismo que ha dicho, nadie escucha, solo hacéis como los loros repitiendo vuestro mantra, si Friza baja un poco las exigencias espero que el resto se adapte, estamos dando rodeos cuando nos faltan muchos pasos para realizar cualquier plan.

Había intentado contener a los Mok, había intentado evitar el conflicto con las palabras, pero la diplomacia no era su punto fuerte. Finalmente la pelea parecía inevitable y aunque ella hubiese intentado evitarla, no iba quedarse de brazos cruzados. Pero por suerte Jacob apareció e hizo una breve, pero indiscutible muestra de poder, que puso fin a la pelea.

—¿Indecisión?—. Repitió la mujer enarcando una ceja mientras una sonrisa socarrona asomaba en sus labios, al parecer así era como solían ver las cosas los fanáticos, blanco o negro, bueno o malo. —En estos momentos es más exasperación que otra cosa.

Pero tras aquellas palabras decidió hacer caso a las palabras de la paladina y sentarse a ver el discurrir de los acontecimientos. La mayoría había dicho cual era su postura, pero ninguno se había mostrado dispuesto a discutir los pormenores dicha posición. De hecho, algunos habían intentado imponer su punto de vista, cosa que no ayudaba a ningún entendimiento.

Pero la intervención del vampiro podía ser determinante. Ya que aunque no le gustaba que intentasen imponerle ninguna autoridad, ni terminaba de fiarse de las motivaciones del propio Jacob. Que una figura de tal poder quisiera imponerse podía servir para unir posturas, aunque fuese en su contra.

Las palabras de Kithe causaron que el cuarto de los Primigenios se relajara en gran medida. Impulsado por la sabiduría o una impresionante fortuna, el bardo había elegido las palabras correctas. Tal hecho fue potenciado ante la disculpa Grum y el inocente amor de Doth por la pintura. No obstante, la intervención de Friza y Mischa provocaron el efecto contrario. El destello carmesí de su mirada se intensifico, siendo el preludio de una ira fría, orgullosa y destructora. Por fortuna, las palabras de Flaustista, para sorpresa de muchos y la incomprensión de todos, provocó que Jacob comenzara a reír.

La risa del vástago, en un comienzo tímida y silenciosa, pronto adquirió una tonalidad fuerte y alegre. Una carcajada nacida del mismo vientre, sincera y liberadora.

—En mi larga existencia, jamás he conocido a mortales tan insolentes y testarudos como vosotros— afirmó una vez fue capaz de controlar su regocijo—. A vuestra manera sois encantadores, pero eso no eclipsa vuestra ingenuidad e ignorancia.

» ¿De verdad crees que no soy capaz de tomar el libro? — preguntó poco después mientras dedicaba una larga mirada a Mischa—. ¿Realmente conocéis la razón de mis actos, las posibles consecuencias de los vuestros o el alcance de nuestro poder? Pienso que no.

Formuladas aquellas preguntas, permitió que estas reposaran en el aire en un intento de que calaran en lo más profundo de los presentes. Tales instantes fueron aprovechados por el vástago, pues durante esos instantes logró aplacar su Bestia Interior, permitiendo que unos ojos castaños aparecieran en escena. 

—Creo que hemos empezado con mal pie. Dejadme que me explique. Aquella a la que consideráis aliada, la propietaria de ese refinado burdel, es un peón en el inmenso tablero de Lilith. Por esa razón impuse mi voluntad sobre ella y la saque de allí—reveló poco después para disgusto de algunos—. Por otra parte, decís que conocéis la manera de destruirnos, pero, ¿estáis seguros de la fiabilidad de la fuente?

» No os conozco, pero si conozco a mis hermanos y sé que no podréis derrotarlos si continuáis así— sentenció con seguridad.

Tales palabras provocaron diversas reacciones. En algunos de ellos se instauró una mueca de desagrado, mientras que otros se tornaron confusos o reflexivos. Quizás habían dado muchas cosas por sentado.

—La ausencia de destrucción en el mundo deja claro que Caín y Haquim aún no han sido despertados, eso simplifica todo en gran medida; sin embargo, el que Lilith haya conjurado la Noche Eterna es una señal de que las cosas están llegando a su culmen. Creo que quiere destruirnos a todos para así ver incrementado su poder— continuó explicando sin rastro alguno de duda en su voz—. Lamentablemente, la oscuridad no solo evita que su poder se vea disminuido, sino que además permite a su ejército morar por la tierra día y noche. Además, nos lleva ventaja, algo que debemos tener en cuenta.

» Si queremos llegar hasta ella lo primero sería conseguir leer el libro y reclutar la mayor cantidad de aliados posibles— añadió poco después, ignorando los malos gestos de los presentes—. Mientras tanto, conseguir leer el libro y obtener sus ingredientes, deshacer las sombras que ocultan el sol y preparar el terreno de combate, es decir, infiltrarse en el lugar donde esta Lilith y sabotear sus defensas.

Aunque las palabras del cainita ofrecían una guía, también llevaban consigo la duda y diversas incógnitas. A eso había que añadirle que Jacob, aunque virtuoso, era un chupasangre. ¿Estaban dispuestos a seguir sus consejos o buscarían un camino propio que tomar?

Tras las palabras del vampiro una figura muy menuda apareció de la nada muy cerca de Kithe. Una mujer muy joven y menuda de cabellos blancos y ojos dorados, llevaba el cabello recogido en una larga trenza y vestía un vestido de seda ceñido por un corpiño, así como numerosas joyas que adornaban sus tobillos, muñecas, la cintura y los dedos.

Sin embargo se podía ver que el vestido y su rostro estaban manchados de tierra y hierba, la trenza estaba parcialmente deshecha y en una de las manos podían verse pipas de girasol.

La joven desprendía, además de olor de tierra y hierba, un olor a perfume de rosas, así como lo que parecía ser curry. Miró a los demás y dijo con timidez cambiando el peso de un pie al otro -esto... eh, hola. Yo era vuestras sombras, o lo soy. El conjuro sigue activo - terminó añadiendo con una sonrisa cándida y radiante -estabais discutiendo cosas importantes y ella - dijo señalando a Friza haciendo un mohín -me impidió escuchar, así que... aquí estoy.

Dicho esto su mirada se desenfocó un poco y empezó a olfatear en dirección a Kithe.

Su postura se relajó y asintió, satisfecho; ni siquiera dedicó un momento, mientras hacía una bolita con el moco que se había sacado y lo lanzaba sutilmente y con dos dedos hacia el ogrillón, a pensar en cómo debía comportarse a veces. En realidad, en su larga vida había tenido muchos papeles diferentes, tantos que ni los recordaba todos, pero sabía que no había tanta diferencia entre un erudito y un bufón. Él era todo eso y mucho más. Lo que fuera necesario, para conseguir lo que quería, como acababa de demostrarse.

Por supuesto, el monólogo de Jacob fue el esperado; una cosa era aplacar su Bestia Interior, otra hacer que aquél ser primigenio descendiera al nivel de los mortales. El ego de aquél vampiro rallaba lo obsceno, y amenazaba con desbancarle a él mismo, cosa del todo intolerable. ¡Solo había un lugar en la cúspide del amor propio!

—En serio, adorable. ¿Está El Obvio entre tus títulos? Me pregunto si hay algo que puedas contarnos que no supiéramos ya. —A pesar del claro insulto, en voz de Flautista las ácidas palabras se tornaban lejanas a esa idea, evocando en su lugar otros sentimientos, obligando a las personas a recapacitar, avergonzarse o a saber qué otros pensamientos. En el peor de los casos, un reto para obligarle a quedarse sin un comentario mordaz—. ¿Por qué...?

Su pregunta, en ese momento, fue interrumpida por la aparición de una joven que, posiblemente, no era lo que parecía. ¡Que original! El bardo resopló, consternado ante la falta de innovación de los hados, y optó por ignorar de momento a la nueva participante de aquella improvisada reunión para continuar con su sermón.

—¿Por dónde iba? ¡Oh, si! Las respuestas a todas tus dudas. A ver... —Se llevó una mano al mentón, en una pose pensativa, y empezó a numerar con los dedos de la otra—. No. No. No. No. Y si. Lo demás no eran preguntas, pero contestaré igualmente. —Sonrió condescendiente—. Tampoco tú puedes derrotarles si sigues así. Que Lilith quiera destruiros a todos... Bueno, menos trabajo para nosotros. Lo del ritual ya nos habíamos dado cuenta solitos, gracias. Y en cuanto a lo otro, permíteme a mi una ahora: ¿No sé supone que tú podías leerlo? ¡Menuda sorpresa si ahora resulta que nos has estado haciendo perder el tiempo! En cuánto a todo lo demás, de hecho, ya tengo varias ideas —añadió, con un ademán—. Pero volvamos a lo primero: El Libro de los Condenados. Tiene gancho, ¿a qué si? —Guiñó un ojo al cainita—. Antes de tomar ninguna decisión, queríamos que nos lo leyeras. Si puedes. Por favor y gracias —terminó, dando por supuesto que lo haría. 

Grum gruñó con el sutil insulto a su inteligencia por parte de Flautista, a la vez que Doth sonrió por el cumplido que le habían dicho, pero entonces, instintivamente los hermanos dieron un paso hacia atrás cuando notaron el destello carmesí en la mirada de Jacob, parecía el preludio de una ira fría, orgullosa y destructora, y ellos no querían estar presentes cuando se desate.

A lo mejor los demás no alcanzaban a comprender el poder del ser que tenían delante, los Moks en cambio pudieron comprobarlo de primera mano cuando no pudieron ni hacerle un solo rasguño a su piel tras un golpe directo y poderoso, pero entonces, para suerte de todos, el cainita rompió en risas. 

¿Entonces... Julieth es un peón de Lilith? Dudó Grum. ¿Y por qué nos ayudó a recuperar el libro si es así? ¿O no nos envenenó o delató a Lilith cuando recuperamos el libro? Algo no cuadraba, la noche de jolgorio había sido larga, y si Jacob había podido dar con ellos sin conocerles, ¿Por qué no se presentó la emperatriz carmesí a recuperar el libro con antelación? Quizás a lo mejor tenía planeado hacerlo, y Jacob lo había impedido antes sin más. 

Mientras pensaban, fue entonces cuando notaron el proyectil que les arrojó el bardo.  Automática y rápidamente, el escudo llamado "Cuna de los Pipos" bloqueó el impacto... Era un moco. 

-Aaggr.- Gruñó Grum y miró a Jacob, conteniéndose de actuar como en realidad haría, no quería contribuir a que el volcán explotase, sería un suicidio. Volvió a fijarse en Flautista con la mirada llena de odio. Listo. Así lo has querido, maldito... Espera al día en que no esté Jacob y te meteré esa flauta hasta el fondo de tu jodido culo... Y que el olor a mierda que sientas cada vez que la soples te recuerde el dolor del empalamiento... Ya verás... Agggrrr... -Mira, hermano, parece que tienes un fan. No solo cita tus frases, sino que utiliza tu técnica maestra... ¿Por qué no le enseñas cómo se hace?- 

-¡Jaaa ja jaaaa! ¡Siii! ¡Guerra de mocos! ¡Guerra de mocos!- Ser divertido, siempre haber querido... Jeeejee... moquitos. Respiró hondo, exhaló flema y mucosidades cómo nunca antes, las hizo bolita con una técnica perfecta que desarrolló a lo largo de los años, apuntó y disparó. 

La bolita, considerablemente grande y pegajosa, se dirigía hacia la cara de Flautista. ¿La esquivaría? ¿Se haría intangible? De hacerlo probablemente acabaría impactando en quien estaba parada detrás suya, Circe.

Flautista gruñó, volviéndose de nuevo intangible un instante, lo suficiente para que la bola de mocos pasara sin hacerle nada... Durante un momento, miró a Grum con un destello de ira. No aprende.

—Doth, por qué no vas a dibujar con las niñas mientras hablamos los demás.

Devolvió la atención a Jacob, cuya cercanía no le intimidaba, aunque tampoco le hacía sentirse cómodo del todo.

—Disculpa al ogrillón. Si podemos seguir dónde lo hemos dejado, ibas a leernos el libro antes de que tomáramos ninguna decisión sobre qué hacer a continuación.

- Si mal tengo entendido, aparte de lograr el libro, hallasteis la manera de leerlo, al menos podemos librar a Jacob de esa tarea, o supongo que leerlo entre dos es mejor por si se saltamos algo. Es una manera de empezar, pero en nuestra situación actual no estamos como para derrotar a Lilith, necesitamos encontrar recursos y dividir las tareas entre todos los que estamos aquí. - tenía claro que estaría mejor con lo malo conocido, menos Cylina, pues parece ser el legado de la hermandad, aunque ya tiene su propio grupo, y reparó el la presencia de la nueva y menuda chica - al menos podrías presentarte pequeña espía, no es que estamos debatiendo sobre el futuro del mundo y eso.

Parece que entre los seguidores de Friza hay bastantes con habilidades, seguramente como druida podría juntar algo de talento en el cónclave, pero de momento no podía abandonar la zona, no sin saber con seguridad que no se lanzarían los unos sobre los otros. 

- Supongo Flautista que siempre has sido el más apreciado de tu casa, y no dudo que Jacob es muy poderoso - miro con algo de desdén al vampiro - pero sin ayuda puede hacer tanto como nosotros, así intenta no provocar más enfrentamientos, no al menos hasta que tengamos un rumbo claro.

— Estoy seguro de que posees la capacidad de hacerlo, lo que no quita que tenga la intención de ponértelo fácil — dijo relajándo el agarre sobre su espada, aunque sin llegar a soltar el mango —. Estoy seguro de que pesan más tus ganas de hacer las cosas por las buenas que cualquier amenaza que pueda representar, que seguro no es mucha, pero ya es algo que puedo usar para resistirme. ¿Y como supiste que la madame era un peon de Lilith? ¿Puedes oler su influencia, la notas como con el libro, o fue mera intuición?

El investigador le dedicó una mirada de soslayo tanto al ogrillón como a la tiflin. La verdad es que se moría de ganas por echarles la bronca por lo sucedido, pero no era el momento. También contuvo las ganas de soltarle una a Flautista. De verdad que sentía ganas de abofetearlo, pero probablemente lo que quería era que cayéramos en sus provocaciones para mantenerse el centro de atención, si de verdad quisiera ser hiriente estaba seguro que tenía material de sobras. Le echó entonces un vistazo a la muchacha de las sombras.

— Os dije que no podía estar lejos — dijo antes de dirigirse hacia Balthor —. Conocemos la forma de leerlo, pero hasta que no tengamos la protección adecuada, para lo cual necesitamos una flor de Lym, el único de los aquí presentes que podría hacerlo sin riesgo de morir en el intento es Jacob. Y si ya nos hemos calmado un poco, quizá podemos empezar a trabajar en solucionar esto de una vez. ¿Queréis confianza primero? Tomemos parte del pacto que propuso Friza, y empecemos a intercambiar conocimiento; no solo el que tengamos sobre las fuerzas de Lilith, sino sobre las nuestras también. Si hay magos, que intercambien su conocimiento de conjuros. Mi libro de fórmulas también está a disposición de cualquier alquimista entre nosotros.

Escuchó las palabras del vampiro. No se sentía demasiado a gusto en presencia de una criatura de semejante poder, sobre todo porque parecía estar conteniendo constantemente su ira, una ira que de estallar sería terrible para todos los presentes. Pero al parecer el llevaba preparando aquel plan desde hacia mucho tiempo, lo que era bastante mas de lo que tenían ellos mismos y aunque no pensaba fiarse ciegamente de él, al menos el de Jacob podría ser el principio para un plan propio.

Iba a hablar cuando pudo ver de reojo como la figura del Flautista se volvía ligeramente borrosa, entonces vio aparecer una enorme bola de inmundicia aparecer a través de él. Con un ligero movimiento se apartó levemente para que no la salpicase, entonces miró enojada al bardo y al ogro, pero en vez de decir nada, suspiró para calmarse y centrarse en lo importante.

—Creo que somos varios los que tenemos conocimientos mágicos— Dijo respondiendo a Mischa. —Y tampoco vamos escasos de sigilo. Pero creo que antes de seguir discutiendo nada deberíamos prestar un mínimo de atención a nuestra nueva visitante, al fin y al cabo, no es que sea precisamente un asunto baladí el que estamos tratando.

Dinos, mujer de las sombras ¿Qué haces aquí y porque te interesa tanto nuestra conversación?

Flautista resopló, pero se calló; estaba claro que aquí cada uno iba a lo suyo —él incluido, no se sacaba del saco—, así que hasta no poner un poco de orden no iban a obtener más respuestas. Eso significaba hacer las cosas de menos a más, es decir: saber quién era la auto-invitada, hacer el pacto que había propuesto Friza, poner en común todo lo vivido y descubierto hasta el momento y, después, que Jacob leyera el libro y contara todo lo que supiera de Lilith y sus hermanos. Aquello podría llevar un buen rato.

—Pues nada —dijo dándose por vencido, mirando al cainita, ya sin desafío ni en los ojos ni en la voz—. ¿Algo de beber? ¿Comer? Mmm, en realidad, no sé si puedes tomar algo que no sea sangre, y de eso no tenemos por aquí más que la nuestra, pero puedo invocarte algo para que te alimentes. ¿Un majestuoso ciervo blanco? No es que sea la forma ideal de usar mis poderes, pero al menos si lo matas, al no ser de este plano, volverá al suyo y su muerte no caerá en tu conciencia, ni en la mía.