Partida Rol por web

Sir Martin Murray alza la mano. 30 £. El caballero ofrece 30 £.

¿Alguien da más?

George Walker hace un gesto. 60 £.

Klaus Hunderprest sube. 90 £.

Ofrecen 90 £. ¿alguien da más?

-110 -Ofrece Steven

- 150 £. - Puja, entusiasta.

 Sir Martin sube la puja: 200 £.

Walker le sigue, inmediatamente: 300 £.

Hunderprest abandona.

Ofrecen 300 £, ¿alguien da más?

-Pensativo cara a la galería. Cuando perecía que pujaría de nuevo, abandona.-

Nicholas sigue sin poder dar crédito a lo que ve, la conducta de Walker no tiene sentido. Sigue comprando una y otra vez. ¿Qué sucede?. Sin embargo no es trabajo de Nicholas buscar la solución de ese acertijo. Por su parte ha cumplido, ha pujado repetidamente en los lotes convenidos para hinchar su precio artificialmente. Si Walker ha decidido hacer el idiota y sabotear su tarea es cosa suya. Queda únicamente disimular y cubrir sus pisadas pujando sin demasiada intención por algún otro objeto para así no levantar sospechas. Pero, mientras, Nicholas sigue saboreando su habano.

El británico reacciona como un muelle. 400 £.

Ofrecen 400 £. 400 £ a la una.

Walker observa al británico con aire calculador.

Por fin, mueve oimperceptiblemente la mano. 500 £. 500 £ a la una. 500 £ a las dos.

Murray se rasca una oreja y alza el índice en dirección a herr Ausperg. 600 £. 600 £ a la una, 600 £ a las dos...

Walker pone cara de póker, cuando todos le miran, pero no se mueve.

600 £ a las tres. ¡Adjudicado!

A continuación se pondrá a la venta el lote nº 6, "The Magus". Precio de salida: 50 £.

¿He oído 50 £?

Lady Margaret señala. 50 £.

Borsavin sale como un caballo desbocado: 100 £.

Sir Martin, envalentonado por su éxito anterior, sobrepuja: 200 £.

Tychewski sube más: 300 £.

Los demás se lo miran, con aire aburrido.

 -Este artículo no le interesa, no puja-

-¿Pero qué demonios hace?-Pensó Steven observando a Walker-Primero compra objetos que tenían que servir para disminuir los fondos de otros compradores, y ahora no hace ninguna oferta por aquellos en los que dijo que el Smithsonian estaba interesado. ¿Se burla de nosotros? No entiendo que se comporte de forma tan poco profesional

300 £ a la una.

300 a las dos.

 Tranquilo y relajado, mientras espera un a las tres.

¡300 £ a las tres! Adjudicado al conde Tychewski.

A continuación se pondrá a subasta el lote nº 7, la espada de Paracelso, precio de salida 250 £.

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Pasan algunos minutos, que Herr Ausperg rellena con su educada conversación, sin que aparezca el criado que suele traer los objetos.

Her Ausperg hace una señal, y otro criado sale en dirección a la sala de preparación, a fin de ayudar a su compañero.

Instantes después, un alarido traspasa el aire. Los invitados se quedan clavados a sus asientos, pero herr Ausperg salta como impulsado por un resorte en dirección a la puerta.

El grito toma por sorpresa a Nicholas, abstraído intentando comprender el comportamiento de su "patrón" y por el agradable aroma del habano.

El grito llega a mis oídos y casi sin darme cuenta me incorporo, de forma inconsciente rebusco en todas direcciones de la sala, viendo como los invitados mostraban preocupación preocupación en su rostro ,pero quedaban en sus asientos. No saben reaccionar, algo muy normal no teniendo que lidiar con peligros a diario, pero yo soy detective y tengo que estar en alerta. Según Herr Ausperg sale a prisas de la estancia lo sigo, puede que sirva de ayuda. Para ello, raudo intento llegar allí sorteando las sillas e invitados, cuando llego a Steven le zarandeo furtivamente cogiéndole del hombro para que reaccione e haciendo un fugaz intento de levantarle de la silla. Sin preocuparme de conseguirlo o no, me dirijo a la habitación del suceso.

Los sorprendentes acontecimientos tomaron a Steven por sorpresa. Tanto que no pudo reaccionar,y sólo fue capa de observar como Auspberg acudía a comprobar la situación, seguido de cerca por Robert.

Al salir de la sala de la subasta puedes ver a herr Ausperg arrodillado junto a la puerta de la habitación en la que se guardan los artículos de la subasta, que está entreabierta. En el suelo, a su lado, yace inerte el criado que acababa de abandonar la sala de la subasta.