Partida Rol por web

Sigues a Medique através del patio exterior donde varios nobles se encontraban allí tomando el té a la intempérie. El sol relucía brillante hoy y las damas se cubrían de sus rayos con sombrillas y tapaban su rostro con abanicos al verte pasar. De bién seguro el tema de conversación en esos instántes tendría mucho que ver contigo.

Se te acerca uno de los nobles allí presentes.

Me siento cortesmente, le hago una caricia a la pequeña y bebo un poco de té - Claro que fui, si no llego a ir al día siguiente hubiera sido la comidilla del mediodía - río sutilmente -lo curioso fue que estando allí en las gradas que tenia justo en frente vi a alguien que por la forma de vestir no era noble seguro...y me extraño sobremanera que dejaran entrar a alguien así... - pongo mi abanico frente a mis labios y me arrimo un poco y medio en susurros comento - dicen que fue una mujer la que organizo todo eso...pero todavía no se nada mas - dandole un mordisco a un delicioso pastel continuo cambiando de tema - querida, hoy que tan buen día hace podríamos comer en el jardín con La Petite Bande para compensar el sobresalto - me llevo la mano al pecho.

Tras una pequeña demora a fín de acondicionar la vestimenta para la ocasion de la reina y su hija, llegais al sitio donde se encontraba le petite band junto con una pequeña orquesta que sonaba muy bién.
Muchos nobles y damas se reinían alrededor de lo que parecia un guárdia.

Oyes una voz cerca de tu posición. Al parecer alguien avisaba de la preséncia de alguien importante.
Ves como todos dirijen la mirada a dos figuras que se acercaban por el camino que dirijía al norte, hacia la residéncia privada de la reina Antonieta. Te fijas que les acompaña una figura algo más bajita. Al parecer les acompañaba una niña.

-Es la reina, ha venido a honrarnos con su preséncia.-

Inmediatamente Fauchet se pone rígido y agacha la cabeza.

- Sí, estube en el Jeu de Paume... Las cosas no salieron del todo bien, pero estamos trabajando para solucionar el pequeño incidente ocurrido. Tarde o temprano atraparemos al culpable, créame.

-Vaya, al parecer la reina ha venido a honrarnos con su preséncia.- Dice dejando en segundo plano la conversación que habíais empezado. Aunque no parecía entusiasmado con la preséncia de la reina.
-De bién seguro habrá sido esa arpía de Medique quién os habrá hecho venir para deleite de la prima real...- Notas un atisbo de desprecio en su tono. Evidentemente se ha asegurado que Medique no escuchase el comentario. Piensas que estos nobles siempre se toman demasiadas molestias por todo. Pero lo peor de todo esto es que tú estas enmedio del juego... el croupier ha repartido las cartas de juego y a tí te ha tocado una mala mano.

Al percatarse de la preséncia de la reina, ves como Medique se acerca a tí.
-Vamos, acompañeme, mesié Fauchet.- Dice, y te hace un ademán para que la acompañes. -Hablará con Su Majestad María Antonieta, últimamente es una rareza poder hablar con ella... debería sentirse orgulloso.- Te dice mientras esconde una media sonrisa que te hace helar la sangre.

- Pero...., dice Fauchet algo nervioso, ¿Sabe para qué me ha hecho llamar?

Observas como Medique se oculta una risa tras su abanico. Esta mujer es fría y calculadora, como la mayoría de la corte. Eso lo sabes de sobras.
-Por favor, mesié Fauchet.- Te dice acercandose para que los nobles que andaban cerca no pudieran escuchar. -Tenía entendido que era usted más perspicaz. La reina desea ser informada del desagradable incidente de anoche en Jeu de Paume...- Ahora la expresión pícara de aquella mujer te helaba de nuevo la sangre. -...mi señora, Anne Marie Victoire de Lorraine-Guise, la prima de su majestad Marie Antoniette de Francia, desea exponer lo ocurrido ante la reina con un testimónio de primera fila como usted, mesié Fauchet. Estoy segura que un apuesto capitán de rejimiento de la guárdia real tendrá información relevante sobre lo ocurrido.- Justo al terminar llegan hasta vosotros la reina y su prima.
Ves como Medique hace una profunda reveréncia.

Atravesais el patio mientras los nobles y las damas se apartan de vuestro camino. La reina, al ver aquel guárdia, se encamina hacia él. Esperabas esa reacción, sabes que la curiosidad de la reina siempre ha prevalido.
Los músicos seguían tocando su serenata ahora con más dulzura al percatarse de la preséncia real. -Tengo que confesarle, Madame Lorraine, que tengo una gran curiosidad por saber qué información guarda ese soldado...-Te dice disimulando sus ansias y de forma que los nobles que puedieran estar a su alrededor no escucharan sus palabras.
Al cabo de unos pasos más llegais frente al guárdia que iba acompañado ahora por madame Medique, la cual hace una profunda reveréncia al acercarse la reina.

Fauchet, que ya estaba nervioso desde que entró en el palacio, no puede evitar sentirse totalmente desorientado al ver acercarse a la mismísima reina de Francia hacia él.

Sin poder decidirse por ninguno de los saludos militares que conocía, al final, el guardia opta por una postura de firmes acompañada de un gesto de reverencia con la cabeza al llegar la reina.

Capitán Pierre Fauchet a su servicio, majestad, añade Pierre marcialmente.

Marie Antoniette realiza un grácil movimiento en señal de cortesía hacia el guárdia.
-Bonjour, mesié Fauchet.- Dice informal la reina de Fráncia. Siempre usaba ese tono durante las congregaciones de "le petit band".- Y bonjour a usted también, madame Medique.- A lo que la mujer responde con una profunda reveréncia.

-Mesié Fauchet, de bién seguro que un miembro de la guárdia de sumajestad El Rey tendrá la bondad de acompañarnos, a mi y a Madame Lorraine, en un paseo por los jardines de Versalles.- Dice con un semblante amable. Te das cuenta de la belleza de Maria Antonieta.

Iba con el abanico cubriendo medio rostro y en el momento de hablar lo aparto gracilmente plegandolo sobre si mismo - Enchanté, monsieur capitaine Fauchet, je suis Anne Marie de Lorraine-Guise. - realizo una sutil inclinación de cabeza y prosigo - De seguro nos querrá acompañar y quizá contarnos buenas nuevas - tras esto miro un momento a Mme. Medique y la saludo cortésmente diciendo un delicado - Mademoiselle - acompañado de un ligero movimiento de cabeza.

La presencia de las dos mujeres dirigiéndose a Fauchet, hace que su nerviosismo vaya en aumento. Las manos le sudan y comienza a notar como una ligera sensación de mareo empieza a apoderarse de él.

- Enchanté, madamme Lorraine y a su servicio para lo que usted guste. Por supuesto, estaré encantado de acompañarlas a ambas a ese paseo por los expléndidos jardines de palacio. Es más, no sólo estaré encantado sino que será todo un orgullo para mi., responde dirigiéndose a ambas mujeres.

Tras andar un buén rato por los bellos jardines de Versalles os parais cerca de un arroyo, donde su agua cristalina reflejaba vuestras imágenes enmarcadas por las sinuosas formas de la arboleda que había a vuestras espaldas.
-Mesié Fauchet...- Dice la reina. -...¿se sabe quién fué capaz de hacer tal agravio hacia los protegidos de nuestro Rey?- Pregunta sin apartar la vista del agua que corría unos metros al frente.
-Estuve apunto de comparecer en Jeu de Paume. La situación és intolerable.- Ahora te observa directamente y reluce de nueva su belleza. Su peinado se ondulaba en tirabuzones dorados mientras sus claros ojos te escudriñaban los pensamientos.

y por fin llegó el tema inevitable..., piensa Fauchet resignado...

- Majestad, no tengo idea de quien pueda estar detrás de tamaña afrenta, pero seguro que se trata de alguno de esos jóvenes que se llaman a sí mismos, revolucionarios... muchachos sin educación ni modales a los que sus padres debieron haber inculcado algo de disciplina pero que ahora andan descarriados. Le aseguro que la guardia y yo mismo pondremos todo nuestro empeño en atajar cualquier tipo de acto que pueda ir en contra de la monarquía o del bienestar general de todos los franceses que pueblan esta gran nación.

Tras el pequeño discurso, Fauchet se queda admirando la belleza de los jardines, como esperando encontrar en ella la respuesta a todas las dudas que le surgían acerca del futuro de su patria.

La mujer asiente con la cabeza y dirije de nuevo la vista hacia el arroyo. Se queda es esta posición un rato, pensativa después de escuchar las palabras de Pierre Fauchet, cuyo uniforme brillaba con la luz de un cielo totelmente descubierto. Una leve brisa en dierección suroeste peinaba el lugar y provocaba el ondeo de la hierba que cubría las orillas y parte del camino por el cual habíais llegado.
-Mesié Capitaine...- Habla de nuevo tras la pausa. -... se habla que hay algunos miembros de la gloriosa guárdia de nuestro rey que han olvidado su juramento de lealtad...- Dicho esto se queda de nuevo como absorta en sus pensamientos.
-Ahora hay que recibir a los valientes que vuelven de la guerra de independéncia...- Estas palabras parecían casi un pensamiento en voz alta. -... el pueblo estará encantado con los nuevos héros que vuelven desde tierras lejanas.-

Dejando de lado el primer comentario de la reina acerca de la deslealtad de algunos miembros de la guardia, Fauchet prefiere seguir la conversación por senderos menos dolorosos.

- Sí, el regreso de todos esos bravos hombres ayudará mucho a sosegar a nuestro pueblo. Me pregunto si podría ser una buena idea hacer un recibimiento especial a todos esos soldados. Una especie de fiesta a la que pueda asistir quien lo desee. Quizás ese tipo de actos calmen a la gente y hagan que miren con mejores ojos a quienes les gobiernan. ¿Qué le parece, majestad?