Partida Rol por web

La tormenta de arena

III. En el vientre del Mal

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15/03/2016, 17:41
Dominique Vivant

Parpadeo confuso ante las palabras del sacerdote.

Oh, claro, páter. Claro. Disculpe mi torpeza. Olvidaba que llevan mucho más que nosotros... Por favor... No quisiera entretenerle... 

No he pasado por alto los soldados atentos, algo molestos, como el sacerdote.

Creo que a este hombre le ha dado demasiado sol a esa calabaza pelada que tiene por cabeza.

La llegada del alborotado Abeillut, y lo que dice, me molesta y me intriga por partes iguales. me uno al corrillo de conspiradores, atento a que ningún soldado del padre Guerin pueda escucharme.

Estos beduinos ladrones... A la que te descuidas roban lo que pueden... Aunque creo que puede ser interesante ese diario... Pero... un momento...

¿Qué habéis hecho, insensato? Ese sacerdote parece medio ido... y los soldados se muestran muy afines a él. ¿Qué creeis que consignará en cuanto llegue a sus aposentos? Nuestra llegada... Y cuando no encuentre el diario... De todas formas ya es tarde para devolverlo.

Maldito beduino codicioso.

Y me muestro tan ansioso como el que más, a la espera que el teniente lo abra.

 

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16/03/2016, 10:25
Abeillut Sadar

Abeillut miró a Vivant con los ojos desencajados por el nerviosismo y la frustración. ¡Tantos peligros corridos para que aquel francés maleducado volcase sobre él semejante reprimenda!

- ¡Siaserdote loco! - dijo - Yio traje diario para que vosotros vierais y supiérais... niosotros podemos averiguar cosa, leer, leer, no discutir. ¡Vamos!

Tendió impaciente el diario, esperando a que algún francoparlante lo tomase, y desvelase el misterio que le atenazaba.
 

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16/03/2016, 13:01
Jean-Baptiste Lacroix

Finalmente el guía bereber vuelve y reúne a la pequeña comitiva. En secreto saca un diario y se lo tiende al teniente, este lo coge mirándolo con extrañeza. Por lo que dice Abeillut, es el diario del padre Guerin.

-Bien hecho amigo- le dice al guía, mirando de reojo a Dominique – No se preocupe monsieur Vivant, no se que se cree ese ministro de dios para con los soldados, pero si son franceses auténticos, le digo que estarán antes con la patria, que con la iglesia- Aunque Vivant no dejaba de tener razón, él también se había fijado en la reacción de esos soldados. -Gerrard amigo, cubreme.

Sin más dilación, abrió el diario y empezó a leerlo.

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16/03/2016, 18:30
Dominique Vivant

Asiento a lo que dice Lacroix, aunque no me puedo borrar de la mente las extrañas expresiones de los soldados de Guerin.

me acerco lo que puedo al teniente para intentar leer lo que pueda. No es que no confie en el teniente, sino que mi ansia y curiosidad pueden con mis modales.

 

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16/03/2016, 18:53
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente se siente un poco incomodo cuando Vivant se le pone al lado. Lo mira de reojo, pero finalmente le acerca el diario para que puedan leer los dos.

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16/03/2016, 22:21
Jean-Pierre Barraud

La precipitada llegada del guía sacó a Barraud de sus cavilaciones, quien ya estaba buscando una vía de escape de ese edificio.
Al parecer Abeillut había "hallado" el diario personal del sacerdote.
Viendo que sus compañeros se colocaban en corrillo, unos para leer y otros para cubrir, Jean-Pierre también se acercó al grupo con cierto disimulo, para no llamar la atención del resto y se colocó tapando un hueco de modo que nadie pudiese averiguar qué estaban haciendo.
- ¿Algo interesante? - Preguntó el muchacho en un susurro.

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19/03/2016, 16:24
Guardián

El reducido grupo se apartó de los hombres de forma disimulada cuando Abeillut trajo el diario. Los hombres bebían, comían, charlaban y así era fácil olvidar la guerra contra Europa y hasta al mismísimo demonio, pero el grupo liderado por Lacroix distaba de relajarse a la zalamería del lugar. A pesar de estar cansado, seguían con sus sentidos atentos por lo que pudiera suceder...

De uno en uno se fueron escurriendo por el pasillo de los velos que habían cruzado para llegar hasta allí. Recordaban haber pasado por un jardín interior de fuentes y árboles frutales, con lo que lo mejor sería ir allí y leer lo que pusiera en ese condenado diario. 

Farrè, Galindeau y Duvaquel decidieron quedarse junto a los hombres. La desaparición de todo el grupo, podía levantar sospechas -sobre todo si había una facción dentro de aquellos soldados que apoyara al Padre Guerin- por lo que permanecer allí y disimular podía darles el tiempo necesario para hojear dicho manuscrito.

Finalemente llegaron hasta el jardín. Barraud con su fusil presto, hacía guardia junto al improvisado corrillo a la expectativa de detectar cualquier ruido que le alertara de que alguien se acercara. El joven valón se mostraba tan tenso como si aguardara en su fila de combate antes de una batalla. La única diferencia, es que en esta ocasión, no tenía muy claro a que se enfrentaba, ni quién era su enemigo.

Todos estaban preparados. Pendientes de que las palabras comenzaran a fluir por la boca de Lacroix y entonces sucedió. Aquello que estaba a punto de parafrasear, no podía ser, no existía razón humana ni divina capaz de explicar dicho horror y locura, pero allí se plasmaba el macabro suceso del más terrible de los azares. Un poder tan longevo como el mismísimo sol, que ponía en duda al mismísimo Dios o Alá...

Animación flash

Hemos vivido engañados y ciegos ante una verdad que nos ha observado durante millares de años. Existe un poder más allá de las estrellas, un poder que se retuerce en la oscuridad de la nada entre planetas y lunas. Un poder cuyo nombre no debe ser pronunciado pero que se conoce desde tiempos inmemoriales...

... Los egipcios y su gran conocimiento de la astronomía. Este pueblo de nuestro joven mundo únicamente sirvió a los lacayos de este dios superior. Entidad suprema que habita cerca de la Constelación de Tauro, en una ciudad imposible de dimensiones incomprensibles para nuestra mente. Allí, en la profundidad de un lago, el fulgor de los rayos de la estrella de Aldebarán, revelan la majestuosidad extraterrestre de la Ciudad de Carcosa...-

Las palabras del teniente de los Dragones, salían disparadas de su boca mientras una expresión de incomprensible sorpresa se dibujaba en su rostro cada vez más cetrino y apagado. La luz estaba entrando en un mundo de tinieblas, donde la razón del hombre era incapaz de justificar nada de los fenómenos que allí se explicaban.

A medida que discurrían las hojas de aquel diario prohibido y falaz, los oyentes se sumían más y más en un punto del que sabían que jamás retornarían, pero algo más poderoso que la curiosidad les impelía a proseguir.

Entonces fue cuando una sorda exclamación les atacó a todos por sorpresa, como si de una afilada bayoneta se tratara. Entre aquellas hojas, el Padre Guerin había transcrito un patrón astronómico en el cual se representaban los planetas, estrellas y constelaciones del Sistema Solar. Todo parecía un mapa de navegación, un  itinerario a seguir, pero… ¡¿Eso era posible?!

El destino era un punto en cuya leyenda se escribía: Lago Hali-Morada de Asastur/Hastur.

Entonces, como si del fogonazo de un disparo de mosquete se tratara, todos cayeron en la cuenta de que dicha imagen ya la habían visto antes, y entonces el terror comenzó a apoderarse de la integridad de aquellos hombres que habían vencido a la muerte tantas veces. Todos se miraron, pero ninguno osó decir que ese mapa se dibujó en la arena que rodeaba a la ciclópea criatura que masacrara a la expedición del General Murat, porque el miedo era un instinto demasiado primitivo y fuerte…

… Hastur era el nombre que recibía Aquel cuyo Nombre no debía ser Pronunciado, como se recoge en muchos textos apócrifos egipcios, al igual que muchos eran los veneradores de esta entidad tan ancestra como el mismísimo Sol y que se retuerce a millones de vidas de distancia entre la oscuridad más ignota. Entre ellos destacaba La Hermandad del Signo Amarillo, de cuyos integrantes más acérrimos hay que sobresaltar Tutankhamon o Faraón niño.

Dicho ser entregó a sus sirviente - criaturas más antiguas que nuestra propia raza- junto a sus conocimientos, para que fuera honrada hasta el ocaso de nuestro mundo. Pues Hastur se erigía como un Ser Divino con la capacidad de viajar entre el espacio y el tiempo, controlar los designios del futuro y esclavizar a nuestra joven y neonata especie.

Al pie de dicha página, Guerin había realizado una pictórica recreación de Aquel cuyo Nombre no debía ser Pronunciado empleando trazos amarillentos y anaranjados. En ese momento, el diario estuvo a punto de caérsele de las manos al teniente Lacroix, pero Vivant fue raudo y lo recogió. Lacroix se había quedado mudo, contemplando esos enfermizos trazos que evocaban al ser que casi destruye a parte del ejército de Francia…

Guerin lo sabía. Estaba instruido y versado, pero… ¡¿Por qué quiso llegar hasta allí?!... Si existía algún punto en la realidad para enmarcar aquella historia de terror.

Vivant humedeció su dedo pulgar y continuó relatando lo que en aquellas páginas se registraba:

… El sacerdocio del Signo Amarillo disponía de los conocimientos matemáticos, astronómicos, astrológicos, metafísicos y mágicos para combar el espacio y superponer la morada de Hastur con nuestro mundo… Y así lo fueron repitiendo durante siglos. Pero dicha presencia no podía ser prolongada durante mucho tiempo, pues el portal al cerrarse obligaba a Hastur a volver a su morada.

En tales episodios, muchas eran las ofrendas paganas que se entregaban al Dios que llegaba más allá de las estrellas, y las fatalidades solían acompañar a Hastur en sus visitas, como las Siete Plagas de Egipto, por ejemplo. -

 

Las revelaciones cada vez emergían de forma más acelerada. A cada paso del camino, un nuevo descubrimiento mostraba la ínfima potestad que poseía el ser humano en la macabra obra que se representaba en aquel teatro.

De repente Barraud se abalanzó sobre el corrillo. Había oído pasos y estaba seguro de que alguien se acercaba. Como si de un acto reflejo se tratara, Vivant escondió tras su cuerpo aquel diario, mientras intentaba disimular. Tenían poco tiempo, pero debían hallar una buena excusa.

Tras unos segundos, el padre Guerin acompañado de cuatro soldados, hizo acto de presencia en el jardín. La lectura y el calado de lo que habían descubierto los había embargado por más tiempo del que en un principio pensaban

- ¡¿Disfrutando del jardín Monsieurs?!- Preguntó el sacerdote

Notas de juego

NOTA DM: necesitáis más tiempo para leer todo (horas para leer por encima y días para hacerlo con detalle). Más tarde podréis seguir leyendo si queréis. Todos tirada de cordura para 1/d4 de pérdida

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21/03/2016, 09:41
Dominique Vivant

la lectura del diario es bastante inquietante. En las palabras del sacerdote se ve la mano de un loco, de un demente, y un loco que cuenta con el apoyo de soldados armados es muy peligroso... Y más todavía si esos soldados han pasado por las duras pruebas que hemos pasado en el desierto.

Todo esto es terrible... Sea lo que sea que narra este diario, es... curioso que coincida con detalles que nosotros hemos vivido. Aquí pasa algo que no alcanzo a comprender...

Mis pensamientos se detienen cuando a Lacroix se le cae el diario y lo recojo para seguir con su lectura.

La entrada en escena del padre Guerin y sus hombres hace que me ponga muy nervioso. Ante sus palabras un escalofrío recorre mi espinazo. 

¿Disfrutar de los jardines? Repito, para ganar algo de tiempo.

Oh, sí... Claro. Después de lo vivido en la tormenta de arena... Bueno, yo sólo soy un civil y no poseo el valor de los aguerridos soldados franceses... Me parece que las sombras me miran... Comento, y arrastro el culo un poco hacia atrás, para sentarme sobre el diario, no sea que alguno de los soldados lo pueda ver al moverse, si lo mantengo a mi espalda.

Y en estos jardines, parece que las sombras son menos. Y las fuentes... Sus susurros me calman también. Se está bien aquí, páter. Y jamás podría sentirme más seguro, rodeado por lo mejor de nuestro ejército.

Comento, cortés, dirigiendo una fugaz sonrisa a los hombres de Guerin.

¿No opinan ustedes igual, monsieurs?

Quiero saber, aunque la pregunta parece ir tanto para Guerin y los suyos, como para mis propios compañeros, en busca de soporte. Por fortuna, a pesar del contenido extraño del libro, no me sentía excesivamente perturbado. Guerin era un loco, sin duda, pero decían que en el desierto, con un sol tan inclemente, muchos perdían la cabeza. En aquel momento, sentía un poco de pena por aquel sacerdote, que aún no parecía saber que estaba loco.

- Tiradas (1)

Notas de juego

menuda potra con las tiradas de cordura.

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21/03/2016, 10:55
Jean-Pierre Barraud

La lectura del diario reveló la profunda y arraigada locura del padre Guerin.
Por sus palabras, casi se podría deducir que el sacerdote era conocedor de "algo" que el resto de mortales desconocían.
Al principio, a Barraud casi le costó reprimir una carcajada.

No obstante, cuando leyeron la parte en la que se describía lo que ellos mismos habían presenciado, la sangre se le heló en las venas. ¿Podía ser posible?
Esos símbolos, esa especie de mapa... la extraña criatura que moraba en el interior de la tormenta...
Ellos habían sido testigos de aquellas visiones, imágenes que sólo pueden existir en las pesadillas de un demente, pero que eran tan reales...

El arma comenzó a temblarle en las manos. No podía evitarlo; una sensación helada le recorría la espalda. Empezó a tiritar con una mezcla de frío, nerviosismo y miedo a medida que el compañero proseguía con la lectura del fatídico libro.

Con todo, logró reponerse cuando la repentina aparición del sacerdote les devolvió de golpe a la realidad.
- Así es sin duda - comentó Jean-Pierre en un intento de apoyar las palabras de Vivant.

Martilleó con los dedos sobre el metal del fusil. No sabría explicar por qué, pero la presencia de los soldados le había puesto muy nervioso. Sabía de sobra que eran camaradas, hijos de la misma patria, sin embargo, algo andaba mal en aquel maldito lugar...

- Tiradas (1)
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23/03/2016, 11:41
Abeillut Sadar

A medida que el contenido de aquel diario se iba desgranando, la sensación de vacío que invadía a Abeillut se acrecentaba. El bereber ya había sentido parte de ese horror al enfrentarse a las verdades contenidas en aquel libro maldito cuando lo leyera, como su mal francés le permitía, en la estancia del padre Guerín. Ahora, el sacerdote volvía, tratando quizá de averiguar qué hacían, buscando tal vez el diario que el bereber le había sustraído. Si aquellos papeles tenían su plan de viaje y el mapa de navegación que pretendía utilizar sólo dios sabría para qué, sin duda lo habría echado en falta en seguida, y así lo pensó el bereber, quién, inconscientemente, echó mano a su flissa, temeroso de lo que pudiera ocurrir a continuación.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Cita:

menuda potra con las tiradas de cordura.

La que yo no estoy teniendo xD.

Máster, ¿tiras tú la pérdida y me la anotas?

NOTA GUARDIÁN: Hecho!

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31/03/2016, 14:20
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente empezó la lectura del diario cuando se encontraban en la intimidad del jardín. A medida que avanzaba en la lectura, todo se tornaba más bizarro... la constelación de Tauro, Carcosa, La hermandad del signo amarillo, Hastur... todo esto parecen los desvarios de un loco. No me extraña, con sus creencias es fácil que la realidad se le acabe distorsionando perdido en medio del desierto...

Pero entonces llegan al mapa...al ser que no debe ser pronunciado...y al dibujo, el dibujo de lo que todos vieron en el desierto... A Lacroix se le escapa el libro de las manos, su mente racional no computa lo que esta sucediendo. Vivant lo coge y sigue la lectura.

Lacroix se queda en silencio...aunque en el fondo empieza a sospechar que todo es verdad, de que un universo terrorífico se extiende delante de ellos...su mente racional intenta taparlo todo, no creer en ello, o se volverá loco. Así que empieza a achacarlo a la locura del hombre de fe. ¿porqué quería venir aquí? Ese hombre esta loco, y un hombre loco al poder es doblemente peligroso...solo se me ocurre una opción...el padre Guerin debe morir...

Entonces su colega Barraud les avisa de que alguien se acerca, y Guerrin aparece en escena con algunos de sus hombres.

-Vivant tiene razón padre. Necesitábamos relajarnos y estar tranquilos, y en la sala había demasiado bullicio. Y este lugar nos proporciona toda la calma y paz que buscamos para relajarnos un rato.

El teniente lo mira fijamente, buscando algún atisbo de locura en sus ojos. -Necesita alguna cosa padre?

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Fallo mi maravillosa tirada de psicología para ver si veo algo en el padre xD

menuda potra con las tiradas de cordura.

La que yo no estoy teniendo xD.

jajaja con 35 no me extraña xD

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31/03/2016, 17:30
Padre Guerin

El sacerdote miró inquisitivamente a los recién llegados. Durante unos segundos, sus ojos fueron pasando de uno en uno, intentando escudriñar en lo más profundo del alma de los hombres que estaban frente a él. Tras esos lacónicos segundos, donde el tiempo pareció congelarse en una mueca eterna, Guerin relajó nuevamente su rostro...

- Deberían subir a la segunda planta. Allí encontrarán salas comunitarias para poder descansar. No es la calidez de un lecho de plumas, pero resulta bastante mejor que el abrupto desierto...- comentó de forma sosegada- Algunos soldados podrán disponerles de todo lo necesario para que se puedan asear. Normalmente cenamos todos juntos, aprovechando los alimentos que tan generosamente comparten nuestras anfitrionas con nosotros. Así que, descansen y esta noche nos veremos en el salón.- sentenció con un tono cargado de autoridad. Quizás en un campamento de campaña, Guerin jamás habría osado usar tales términos con coroneles y tenientes, pero allí, parecía ser el nexo entre las solitarias mujeres que poblaban dicha ciudad y los restos de la expedición.

- Tiradas (4)

Notas de juego

NOTA GUARDIÁN: Seguimos. Me veo en la obligación de avisar de que Abeillut está rozando la locura indefinida... 

PERSONAJE

P.VIDA

CORDURA

ESPECIAL

Jean-Baptiste Lacroix

11/11

71

 

Charles Duvalier

12/12

57

 

Abeillut Sadar

10/10

29

 

Emelien Leblanc

9/9

26

 

Eugène Descoteaux

10/10

69

 

Dominique vivant

11/11

47

 

Jean-Pierre Barraud

15/15

76

 

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01/04/2016, 12:01
Jean-Pierre Barraud

Tras las aparentemente afables palabras del sacerdote, Barraud supo adivinar la implícita orden de que debían abandonar el patio.
En otras circunstancias el joven no hubiera dudado en enseñar al clérigo cómo funcionaba la cadena de mando. Si bien su rango era de los más bajos, sí que era mayor que el de un miembro de la Iglesia, sin poder nominal en Francia.
Pero era consciente de que ni se encontraban en su Patria, ni estaban viviendo bajos circunstancias "normales".
Así pues, el muchacho decidió hacer caso omiso a la velada amenaza de Guerin.
- Ciertamente, señor, necesitamos descansar. Todos estamos muy... fatigados.
Miró a sus compañeros y esperó a que estos estuviesen dispuestos a ponerse en marcha.
Era conocedor de que el sacerdote despertaba en ellos los mismos recelos; con todo, les dedicó una lacónica sonrisa a modo de advertencia. Debían andarse con ojo, seguía teniendo la vaga impresión de que estaban rodeados de enemigos.

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04/04/2016, 22:32
Guardián

Tras las palabras de Barraud, el Padre Guerin no puso ningún tipo de inconveniente, aunque frunció el ceño de forma severa. Sin mayor dilación, saludó a los que allí se reunían y nuevamente les remitió a la cena. Estaba claro que el sacerdote deseaba que los recién llegados contemplaran la beneficencia de las anfitrionas. 

Una vez dicho esto, el clérigo prosiguió su camino. Al parecer se disponía a salir del edificio, pero no lo haría sólo, junto a él marchaban su particular "cuarteto de cámara", unos soldados que parecían haber olvidado a quién debían su lealtad. Obviamente, estos guardaespaldas iban armados y bien armados, cosa que llamó la atención de todos los que estaban allí, pues desde que llegaran, era la primera vez que veían a sus compatriotas armados.

Por unos segundos, sintieron la necesidad de preguntar, pero quizás no era un paso adecuado. Cuando quisieron darse cuenta, Guerin y sus lobos se habían marchado.  

Notas de juego

NOTA GUARDIÁN: Ustedes dirán.

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05/04/2016, 14:40
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente se queda en silencio observando hasta que finalmente el grupo se marcha. Una vez vuelven a estar solos, Lacroix se acerca a Barraud.

-Se ha dado cuenta? Antes me fije en los soldados supervivientes, y nadie lleva sus armas...pero en cambio, los que siguen a este loco, si que van armados...esto cada vez me gusta menos amigo. No me fío un pelo de Guerin ni de sus perros falderos...

Luego se gira hacia el resto, -Seguimos leyendo?

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05/04/2016, 14:53
Dominique Vivant

Durante todo el intercambio de palabras tengo el libro oculto bajo mis posaderas, y mis ojos viajan de interlocutor a interlocutor, sin añadir nada más, aún pensando en lo que pone en el diario. Son cosas complicadas de digerir, incluso aceptar.

Majaderías... Supersticiones del hombre primitivo, que este hombre se ha acabado creyendo.

Lacroix propone seguir leyendo, pero lo cierto es que ahora me parece que los árboles tienen ojos.

Con todo el respeto, señor, temo que ese sacerdote loco nos esté vigilando en este mismo instante... Mire, quizás esto le parece una locura, pero creo que deberíamos intentar ir hasta el lago Hali. Es necesario poner algo de sentido común a este delirio. Una vez en el lago podremos comprobar que este diario son los balbuceos de un demente... Esta noche podríamos escamotear algo de provisiones para el camino... Cada minuto que pasamos aquí es un peligro. Ese sacerdote loco acabará provocando una carnicería. No quiero estar aquí cuando descubra que tenemos su diario... Abeillut. ¿Se ve capaz de guiarnos, con lo que pone en el diario, hasta ese lago? Y luego podría llevarnos hasta Canaan? Tiene una idea del agua y comida necesarias para esa travesía?

No podía acabar de entender la gravedad de la situación, y en realidad se me antojaba como un paseo por el campo. Le temía más al sacerdote loco que había visto que a una travesía por un desierto que no conocía, sin mis comodidades de aristócrata. Me parecía más una divertida aventura que no la pesadilla que prometía ser.

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05/04/2016, 15:12
Jean-Pierre Barraud

Barraud suspiró aliviado cuando el sacerdote se marchó. Por un momento había temido lo peor...
Momentos después, Lacroix se le acercó compartiendo sus recelos. - Sí, tiene razón - Barraud puso una mano sobre el hombro del Teniente, saltándose sin darse cuenta cualquier tipo de protocolo marcial: - Pero nosotros también vamos armados, y estamos prevenidos contra ellos, no nos pillarán por sorpresa.

En ese momento el señor Vivant se levantó y propuso salir del lugar y seguir las indicaciones del diario.
- Tiene razón, puede que en estos momentos ya lo eche en falta. - comentó el joven.
- Quizá en ese libro esté la clave del misterio, la solución que buscamos para poder regresar a casa.

No obstante, el plan no estaba exento de inconvenientes, sería complicado escapar de un lugar tan vigilado, y así expuso sus temores:
- De todos modos, ¿Cómo salimos de la ciudad? No creo que nos vaya a resultar fácil.
- Francamente, señores, llevo un buen rato dándole vueltas a un posible plan de huida, ¡Pero ni siquiera sabemos dónde estamos!
El soldado comenzaba a ponerse nervioso, era preciso hallar cuanto antes una solución para su complicada situación.

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05/04/2016, 18:53
Julien Duvaquel

- ¡¡Yo propongo que organicemos a los hombres y marchemos de aquí!!- convino el coronel algo ofuscado con aquel tema. Las revelaciones expuestas por la lectura del libro lo habían dejado en una situación metal bastante comprometida. - ¡¡No debemos desfallecer!! ¡¡Obliguemos a los hombres a cumplir su obligación para con Francia!!

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05/04/2016, 22:42
Marcel Galindeu

- No creo que sea tan sencillo, mon amic.- intercedió el coronel de artillería Galindeau. El jefe de ingenieros, el cual había compartido aula con el gran Napoleón en la Academia de Matemáticas, parecía mostrar un aire mucho más sereno que su compañero el oficial Duvaquel - Desconocemos cuántos hombres podrían apoyar al Padre Guerin. Además... No he visto a las tropas muy dispuestas a abandonar este lugar...

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05/04/2016, 22:45
Eugène Descoteaux

- Yo... Yo...- balbuceaba el sacerdot,e mientras los oficiales de mayor rango que había en aquella ciudad, debatían el plan a llevar a cabo. - Debo confesarles un asunto... Y espero por la gloria de Dios Todopoderoso, que sepan comprender la razón de mis actos...- Eugène pretendía explicar algo, pero el tono de sus palabras dejaban entrever que no sería algo agradable.

- ¿Recuerdan al cardenal Van Haal?...- Evocó la imagen del hombre de fe que la Santa Sede de Roma envió a la expedición.

-Todos creíamos que la razón por la cual su eminencia se hallaba en nuestra expedición, era por un intereses meramente expansivos de la Santa Iglesia, pero no era así...- desembuchaba poco a poco el sacerdote mientras sus ojos miraban al suelo por la vergüenza - Van Haal era uno de los más reputados sacerdotes exorcistas de la Santa Sede y fue destinado a la Campaña Napoleónica del Norte de África, porque estaba tras la pista de Guerin. Según los altos estamentos católicos, Francoise Guerin se había revelado como un hereje adorador de deidades paganas... tras encontrar extraños cálculos astronómicos en las paredes de la capilla de su propia congregación.- Unas lágrimas se derramaron por las mejillas del sacerdote - Ese hombre está tocado por el Maligno... ¡¡Ahora lo sé!!

Notas de juego

Pnjotizado