Partida Rol por web

Era otro días más....

Otro día intentando sobrevivir en un mundo sin sol, bajo las frías luces del neón y los charcos de las tuberías goteantes. La temperatura era un poco más baja a cada momento, como si alguien de la cúpula hubiera decidido apagar la calefacción de los sótanos. Era una "avería" que se repetía todos los años por las mismas fechas, le echaban la culpa a los arreglos no autorizados de los habitantes de los subniveles, usando su excusa favorita, pero el caso es que les venía estupendamente que cascaran un par de decenas de viejos o la pulmonía limpiara un tanto de ratas sus preciados sótanos.

Aun siendo temprano muchos muchachos estaban despiertos, era el día en que empezaban las pruebas para unirse a los cuerpos de seguridad. Cada año necesitaban a más reclutas y bajo la promesa de un plato caliente nunca les faltarían voluntarios para engrosar las filas de esos psicópatas con porras eléctricas que decían ser servidores de la ley.

Después de todo las cosas andaban revueltas allí abajo. Unas semanas atrás, alguien había fabricado un arma de pulsos y tuvo la feliz idea de meterle cuatro tiros a dos agentes que iban de patrulla rutinaria. Eso encabrono mucho a los guardias, hubo redadas y un montón de gente fue llevada a los calabozos.... o, centro de retención temporal, como ellos lo llaman.

Pagaron justos por pecadores, todos los sótanos se vieron afectados, muchos de los materiales "sacados" de los contenedores de reciclaje volvieron a la fabrica y dejaron jodidas a muchas buenas personas que solo fabrican cosas corrientes para ganarse la vida con su venta.

Los guardias se pasaron mucho, siempre lo hacen y no le rinden cuentas a nadie. No hay jueces, solo una ley impuesta y quienes la hacen cumplir a golpes, eso es todo lo que queda de 22 siglos de civilización.

La última moda entre las chicas era ponerse de todo lo que encontraban en la cabeza, era una forma de expresarse y buscar su individualidad de alguna forma. Kat no era ajena a esta corriente. 

La chica no había nacido con todas las luces encendidas, era algo retrasada pero parecía tener el don de enterarse de todo lo que pasaba por los subniveles. Puede que porque al creerla tonta la gente hablara con menos cuidado delante de ella, o por la aficion de Kat a jugar a los espías. 

Para ella todo era un juego, algunos no le gustaban, como cuando su papá quería jugar con ella a quitarle la ropa. Por eso se escapo del subnivel uno. Salió de la sarten y se fue directa al cazo.

- Hola señor Zeus.- dijo con tono animado al verte.- ¿Sabe que van a venir más hombres malos de arriba?.- te pregunto esperando que no lo supieras. Una galleta o una chuchería era el pago que buscaba por lo que sabía. 

Me encontraba en mi amplio y lujoso despacho con las piernas cruzadas sobre aquella mesa de pino y tomando una copa de whisky. El negocio iba viento en popa, un nuevo envío había llegado al distrito cinco y mis clientes estaban muy satisfechos con "Blue Sky" los créditos entraban con gran fluided y aunque parte de todo ese dinero me lo dejaba en sobornar a ciertos agente de la autoridad para que hiciesen la vista gorda, merecía mucho la pena ya que los beneficios superaban con creces los inconvenientes.

Ya había hablado con Mary la tuerta, una antigua puta que me había caído en gracia hace varios años y que originariamente había estudiado química, fue toda una sorpresa, pero ella me ayudó a refinar Blue Sky, cosa que Harry no había hecho y ahora era la encargada de la fábrica clandestina. La producción no cesaba y la calidad era excelente, un pequeño remanente del Blue Sky que no pasaba el control de calidad era vendido al por menor a través de camellos para la gente mundana, al fin y al cabo, era créditos igual y me hacían ganar más dinero. Mientras una dulce sonrisa cargada de triunfo dibujaba mi cara, entró por la puerta, a la pobre chica le faltaba un verano, pero de manera increíble conseguía enterarse de cosas que ni mis propios ojos y oídos callejeros conseguían captar, así que Kat estuviera allí ahora mismo significaba que se había enterado de algo interesante.

La miré de reojo, le dí otro trago más al la copa, bajé mis piernas de la mesa con lentitud apoyando mis codos en su lugar entrecruzando los dedos-Hola Kat...¿a qué te refieres con hombres malos de arriba? ¿quieres decir gente con pistolas?-pregunté elevando una de mis cejas extrañado ya que no me había llegado ninguna notica al respecto y tenía untados a los miembros claves de seguridad-¿dónde has escuchado eso mujer, quién lo ha dicho? detalles Kat, dame detalles y te conseguiré un tocado de plumas de verdad y no esas mierdas que llevas-aseverécon voz grave clavando mis ojos en ella esperando una respuesta.

-A mi me gusta esto...-murmuro tocando su pelo con infantil timidez.- Pero me gustaría tener una muñeca, nunca he tenido una... con el pelo largo para poderlo peinar.- pidió. Sabía como funcionaban las cosas así que empezó a hablar.

-Si, los agentes de seguridad, los hombres malos que pegaron a mi hermanito en la cabeza y ya no se levanto más.- dijo dejando claro cuanto los odiaba por su tono de voz.- Va a bajar un técnico de arriba a mirar lo de la calefacción y le van a poner mucha escolta, porque no se fían de que la gente de aquí no le haga daño para quitarle las herramientas o el equipo.... o algo.- dijo la chica y su atención se desvió un momento por tu despacho. Ya había estado allí antes pero tenías cosas bonitas que le gustaba mirar.

- Igual baja Callahan.- dijo sin estar muy segura de ello. Callahan era un tipo enorme de más de dos metros que antes de ser una agente de la ley había sido el cabrón más pendenciero de todo el puto subnivel. Desgraciadamente, aunque la gente aun lo recordaba por su turbio pasado, se había convertido en un tipo incorruptible y un azote para los tipos como tú.- No estaban muy seguros porque se metió en una pelea con otro guardia pero vienen....- la chica empezó a contarse los dedos hasta mostrate cuatro.- Estos guardias y el señor que arregla las cosas... pero hay una cosa rara...

La chica recordó algo que había oido.- No va a venir el técnico de siempre, traen a alguien de más arriba.... no sé porque....

Por norma general era bastante duro y frío con la gente, sobre todo con mis subordinados aunque si era cierto que era generosos con ellos cuando se lo merecían y duramente castigados si la cagaban. Harry me dijo en su día que él los trataba como a los perros, los premiaba si hacían las cosas bien pero les daba una paliza si metían la pata para que aprendieran la lección. Yo estaba de acuerdo con aquella regla, pero era un poco más laxo y desde luego que me había ido bastante mejor, muchas veces consigues mejores resultados infundado respeto más que miedo, aunque lo uno no se reñía con lo otro en mi caso y más de uno había terminado con algún hueso roto o tirado en un cubo de basura degollado...

-¿Una muñeca? Claro que sí cariño-dije con una sonrisa mientras me ponía de pié y caminaba hacia ella, sabía toda su historia, los abusos que había sufrido por parte de su padre y como había llegado a mis dominios, en parte quizás tocaba mi infima vena de ternura pero aquella chica había sufrido, como yo, como todos-Con que Callahan...¿y todo por un técnico?- pregunté para mí. Era extraño, por norma general venían con una pequeña escolta, la gente sabía que era mejor no meterse de por medio pues luego podía haber represalias, pero que bajase ese cabrón no era buena señal. Le había conocido en sus malos tiempos, los trapos sucios que había logrado enterrar y lo bueno que se había convertido, yo no me lo creía, aquella no era su verdadera naturaleza...pero entonces el último detalle me hizo frotarme la barbilla pensativo-Con que alguien de arriba, es demasiado raro..eso tengo que comprobarlo yo en persona- comenté mirando fijamente a la chica, por norma general para asuntos menos importantes mandaba a Byron, mi segundo. El tío medía casi dos metros y era un armario de músculos, podría tener la imagen de un descerebrado pero era mucho más inteligente de lo que parecía, aunque si hacia falta el uso de la fuerza no se cortaba. Pero esta vez el iría conmigo, tenía que saber por mí mismo que coño pasaba y quién era esa especie de técnico "VIP".

-¿Y no escucharías por casualidad cuándo van a bajar? Creo que se merecen una buena recepción por parte de Zeus como Dios manda...-pregunté con suavidad apartando un mechón de pelo que caía sobre la frente de Kat-Eres muy buenas chica, una de mis favoritas, así que le diré a uno de mis chicos que te acompañe al almacén cuando salgas de aquí y cojas una muñeca, la que más te guste-dije pausadamente esperando su última respuesta.

La chica se quedo pensando un momento y Byron pensó que darle un pequeño aliciente refrescaría su memoria.

- Estas de suerte, Kat, en el almacén tenemos una muñeca preciosa, en su caja y todo, va con un par de vestidos extra y zapatos... creo que tienen hasta uno de esos peines pequeñitos especiales para las muñecas. Lo devolvieron a la fabrica porque debieron dejarla debajo de un foco fuerte y los colores de la caja perdieron un poco de color, pero por lo demás esta perfecta. 

Viste como los ojos de la chica se llenaban de ilusión, ni ofreciendo un millón de créditos seria mas feliz.

- No sé a que hora.- dijo la chica mucho más dispuesta a cooperar que nunca.- pero creo que sera cuando bajen las raciones de comida sobrante de arriba, es cuando la gente esta distraida... Pero se que van a bajar en los montacargas de atrás, los del fondo del todo, no los ascensores normales por donde suelen venir.

Te miro esperando que eso fuera suficiente pero estaba tan contenta con la idea de su nueva muñeca que añadió.- Y también se que en la redada del otro día cogieron a Tommy, y tenía cosa azul de esa que vendía que a la gente le gusta oler, no le dio tiempo a esconder nada y vi a un guardia llevandose cosas de su casa en unas cajas.

La chica te miro esperando su premio con impaciencia, no sabía nada más que te pudiera interesar, te lo hubiera dicho con tal de que la dejaras llevarse esa muñeca de la que Byron le hablo.

-Jodido Tommy..- mascullé al escuchar la mala noticia mientras negaba con la cabeza ofuscado-es la última vez que le dejo vender, es un puto inútil y sabe de sobra que no suelo dar segundas oportunidades y al él se la di porque se pudo a llorar y me suplicó de rodillas-mascullé para luego mirar a Byron-ya sabes que hacer, encárgate de él, manda a alguno de los chicos para que le rompan un par de huesos y que no vuelva a trabajar para nosotros, no puedo permitir tales cagadas-dije con gesto serio para luego mirar de nuevo a Kat.

-Gracias cariño, mi amigo Byron te acompañará y te dará la muñeca, que te la has merecido- contesté con una dulce sonrisa. Que fueran a bajar por aquel montacargas aumentaba aún más mis sospechas sobre que algo raro pasaba y que seguramente no era un simple técnico quién iba a bajar. Miré a mi segundo como acompañaba a Kat hacia la salida-Byron cuando vuelvas organizaremos una comitiva de bienvenida, tengo que enterarme de quién coño es esa persona y que tan importante es para que baje Callahan con ella...- finalicé cogiendo mi copa de nuevo para sentarme de nuevo en mi cómodo sillón de cuero. Todo aquello me olía mal y pensaba descubrir que coño estaban tramando los de arriba..

Byron asintió e hizo su trabajo. Desde tu posición pudiste ver a Kat alejarse feliz, dando saltitos, abrazada a una muñeca. 

Tu compinche conocía su trabajo, hablo con un par de guardias que teníais en nomina y volvió al cabo de unos minutos.

- No he podido encontrar gran cosa. Parece que esto es obra del "General".- mascullo Byron cruzando los brazos sobre el pecho.

El General era el apodo que recibía el jefe de seguridad encargado de que la chusma no subiera a los niveles altos. Un cabrón negro y tuerto que estaba al mando de los orangutanes que bajaban a partir cráneos de vez en cuando. 

- Hace un rato a llamado por radio a cuatro agentes a su despacho y hay un permiso de acceso al Distrito uno firmado por el propio General para un técnico especializado.- Byron resoplo.- No sé como lo hace Kat para enterarse de estas mierdas, en serio, parece que todo es cierto pero cuanto he podido sacar a sido el nombre de los agentes que van a bajar. Axel Hansel, la capitana Victoria Lieners y los sargentos Dyson y Callahan.

Hansel no te sonaba demasiado pero el resto eran personas a las que el General tenía en buena estima. Incluso Dyson, que había sido degradado recientemente, contaba de la simpatía del general. Contra más sabias de aquello peor pintaba la cosa.

- He llamado a los chicos, llegaran en cinco minutos.

Los últimos horas habían sido duros, muchos heridos por contusiones o quemaduras de porra eléctrica. Algún hueso roto y una mujer de parto adelantado por el estrés de las redadas. Apenas pudiste cerrar los ojos un momento cuando le escuchaste.

- Despierta bella durmiente, si no soportas las vida de un medico sube al Distrito cuarto y apuntan tu nombre en la lista de modelos de lencería.

Sobre la mesa dejo una taza de café caliente... si se lo podía llamar café a ese agua negruzca y amarga que tomabais allí abajo.

- Tenemos que ir a ver a un crío de siete años, dolor abdominal, fiebre alta y un feo sarpullido de puntitos rojos ¿Que crees que pueda ser?

Cuando escuché aquellos nombres de boca de Byron mis ojos se abrieron un poco más y una cara de desagrado apareció en mi rostro.

-no me jodas...esos cabrones se quieren colar en mis dominios por la puerta de atrás ¿quién cojones se creen? éste es mi puto reino-mascullé sombrío-si se creen que se van a ir de rositas lo llevan claro...-dije clavando los ojos en mi segundo, era todo demasiado extraño y estaba claro que algo escondían.

-Está bien, los quiero armados pero armas pequeñas, pistolas y solo para defenderse, no debemos olvidar que es Callahan y puede hacernos mucho daño, hay que mantener la cabeza fría amigo, cuando lleguen, todos iremos para allá, les estaremos esperando y veremos que es lo que traman, pondremos nuestra mejor cara, de momento...-mostré una sonrisa maligna mientras apuraba mi última copa y cogía mi propia pistola cromada.

Me froté las manos inconscientemente, posiblemente por el frío, aunque quizás, también como método de relajación.

Las cosas se habían puesto difíciles y, cada día aguantaba menos a los guardias. Con los ojos cerrados aún podía vislumbrar el dolor en los rostros de las personas, que, como yo, habían acabado mal viviendo allí. Incluso, si respiraba fuerte, podía oler la carne quemada, a consecuencia de usar aquellas porras diabólicas.

La voz de George me hizo abrir los ojos. Sin embargo, no le respondí a aquel absurdo comentario, de hecho, tampoco hacía falta, él ya me conocía, así que, con una simple mirada seria y una ceja enarcada le demostré mi respuesta.

Suspiré con resignación -¿Varicela?- dije con cierto tono de impasividad -creo recordar que hace años se expandió un brote- expliqué, apoyando ambas manos sobre la mesa para escuchar su réplica.

George era listo y, aunque no quisiera admitirlo, la única persona que me quedaba de confianza.

- Buen intento...pero no. Es de los pocos niños que recibieron la vacuna el año pasado. Tampoco es Sarampión, su madre no es una primeriza histérica, a criado cuatro niños y no sabe que tiene este, de modo que necesitamos una respuesta un poco más.... creativa.- aseguro tu mentor haciendo un gesto para que te pusieras en marcha y lo siguieras.

No sabias de donde sacaba tanta energía un hombre de su edad que para andar necesitaba la ayuda de un bastón.- ¿Que te apuesta que la cura para lo que sea que tenga no la tenemos?.- pregunto con su brutal sentido del humor. Después de todo lo que había sufrido ese sentido del humor ácido y amargado era lo único que le salvaba de colgarse de una viga del techo.

- No nos quedan vendas, gasas, antibióticos, mucolíticos, laxantes... es más rápido decir lo que nos queda.-  dijo echando una ojeada a su viejo maletín.- Tenemos dos analgésicos de dudosa caducidad, dos tiritas, una ampolla de vitamina B12 y medio bote de pastillitas azules de esas que proporcionan felicidad conyugal a los ancianos.- resoplo cabreado. No podía hacer otra cosa que ir a hablar con los guardias para pedir un permiso especial y que le permitieran acceder al almacén de suministro 223, que era donde guardaban las medicinas a punto de caducar para ser eliminadas.

En ocasiones los guardias se portaban como humanos y les dejaban llevarse una mochila o dos de entre las toneladas de pastillas y medicinas que la torre prefería quemar antes de poner al servicio de quienes las necesitaban. Argumentaban que no era justo para los que pagaban por ellas que otros las tuvieran gratis....

Un par de veces al año, en la campaña de navidad y el día de la fundación de la torre, la industria farmacéutica os bajaba un par de cajas que suponían suficientes para limpiar sus conciencias o teneros contentos. Si vivías en el sótano primero tendrías suerte de recibir tratamiento, el resto lo tenían más complicado.

La gente que habías contratado llego a verte con una sorpresa.

Kat, la chica invisible, la pobre retrasada que llego al sótano escapando de un padre con muchas ganas de verla desnuda, sabía "el cuento" de ese chico que escapo del sótano. 

La convencieron para que fuera a contarte la historia personalmente y llego puntual, abrazada a una preciosa muñeca que parecía nueva. Era curioso como alguien con un intelecto tan bajo siempre lograba encontrar la mejor información y objetos que resultarían imposibles para la mayoría de los mortales.

Al entrar la chica viste que había caído en la penosa moda de ponerse raros adornos en el pelo, liras de lana o cables y dios sabía que mas cosas.....

Hicieron pasar al lugar donde te encontrabas y os dejaron solos.

La chica te sonrió, ya la conocías, la conocía todo el mundo por allí abajo y ella sabía mas todos y cada uno de los habitantes del sótano de lo que nadie sabría nunca.

- Hola señor Gregory.- dijo observando los objetos que la rodeaban, muchas herramientas y cosas brillantes.- Me han dicho que quieren que le cuente un cuento.... a mi me gusta el chocolate....-dejo caer por si se te ocurría darle una chocolatina a cambio.

Byron asintió.- Señor, ¿Cree que Callahan puede ser un problema?.- te pregunto con interes.- Se rumorea que pierde el culo desde niño por la chica que enseña a leer a los niños en la casa comunal, Carol noseque, la maestra le dicen.- dijo el hombre dando un dato interesante del que sacar partido. 

-Ella no le hace ni puto caso, es un guardia y ella les odia como todos o más pero cuando era un crió se puso a trepar por los cables del ascensor para impresionarla y sigue colgado con ella... Podriamos hacer que cooperase con nosotros por las "buenas".

Al parecer no había acertado, pero no me extrañaba. No me encontraba en una buena situación para pensar. Tenía rabia acumulada y, más aún después de saber que no teníamos remedios para ayudar a nadie.

Resoplé y me recliné sobre mi asiento -¿HSP?- volví a responder frunciendo ligeramente el ceño, para luego proseguir –en verdad, da igual lo que sea, si a lo mejor no nos dan nada más. Ya han denegado tus permisos en varias ocasiones- concluí respirando profundamente.

-Ojalá fuera HSP y no le hiciera falta tratamiento –medio susurré.

Y, frotando con las yemas de mis dedos ambos ojos, pensé en una idea algo mejor. Volví a sentarme de manera más erguida -¿Qué tal si me infiltro? Sabes que puedo robarlas, George –mis gestos serios pero decididos denotaban intención y ganas –si tú me ayudas sé que lo conseguiré. Estoy cansada de que les roguemos una barata limosna.

Tras esta propuesta le miraba fijamente. Él era mi conocimiento y mi razonamiento. Sabía que si lográbamos planear algo, lo podríamos llevar a cabo.

-Callahan es el mayor de los problemas porque sabe cómo va todo aquí abajo y es el que más nos puede joder, pero ahora que lo dices, es muy buena idea amigo-dije con una pequeña sonrisa maliciosa.

-Si se le ocurre jodernos no hay nada como amenzarle con que a la profesora le pueda pasar algo, por muy duro que se haga toda persona tiene un punto débil, o casi todas...pero como bien dices, sería muy buena jugada, la vida aquí abajo es dura, violenta y siempre pueden ocurrir accidentes-mi sonrisa se ensanchó pensando en pillar por los huevos a ese capullo-cuando estén todos listos, ultimamos detalles y nos ponemos en marcha
amigo Byron- contesté apoyando mi mano en su hombro con fuerza.

El doctor asintió a tu diagnostico.- Muy bien, ahora soló falta confirmarlo, desgraciadamente hay que ver al crío para hacerlo. Tedioso, pero necesario.

Después escucho tu plan y se giro para mirarte.- Regla número uno de un buen medico, si te juegas el culo y lo pierdes tus pacientes están jodidos.- aseguro, esperando que comprendieras que no ayudarías a nadie muerta.- Los almacenes están muy vigilados, incluso donde guardan las medicinas caducadas, entrar en ello se considera un transgresión de la normativa. Darte de palos sería lo mejor que te harían, puedes creerme.- dijo dando un par de golpecitos con su bastón en la pierna mala.

Se giro y encaro la salida de nuevo.- Hay tres formas de conseguir medicinas, una es esperar que nos las den, otra es sobornar a algún guardia para que te las baje y la tercera recurrir al mercado negro. Los guardias no están muy solidarios ultimamente y parece que del cielo no van a llover. Solo queda hacer una visita a Zeus.

Todo el mundo sabía quien era ese tipo. Un mafioso que contaba con buenos contactos y era capaz de conseguir lo que quisieras, cualquier cosa, literalmente, claro que todo tenía un precio. También era el camello numero uno de los sótanos, tipo peligroso con letras mayúsculas.

-¿Que me dices, te atreves a hacerle una visita al señor zeus?.- pregunto medio en broma, esperaba que te echaras a atrás y le siguieras para visitar al chico enfermo.

Comprendí lo que me dijo, sin embargo, giré la vista hacia otro lado, dejando entre ver un gesto de fastidio y decepción, al mismo tiempo, ante su negativa.

-Zeus…-repetí en tono irónico- el dios de los sótanos- no lo conocía, pero ya de por sí, saber su nombre me daba cierto desprecio. No soportaba que alguien ayudara por mero interés, o bueno, podía entenderlo, pero no hasta el punto de denegar algo muy valioso para alguien, pudiendo obtenerlo. Y todo esto tan sólo por el hecho de no tener nada que ofrecer.

-Ya veremos a ese don nadie luego, primero…- me levanté de mi asiento- veamos al niño y, si hacen falta medicinas, iremos a hablar con ese hombretón- dije reflejando mal humor, con esa verdadera intención. Pues, pese a que sabía que el comentario de mi maestro había sido medio en broma, medio en serio, aquello era una opción.

Me puse al lado de George. Quizás lo que peor llevaba era exponerle a él, a mi mentor.

Seguiste al doctor por esa improvisada ciudad que había crecido dentro de un sótano. Jamas viste como era el mundo exterior, o como fue y seguramente todo lo que verías del mundo serian túneles y pasillos.

Se decía que en los Distritos superiores solo se habla ingles, pero allí abajo se hablaban muchas lenguas y era raro encontrar a alguien que solo dominara uno o dos idiomas. Pudiste leer el cartel luminoso que informaba de que aquella era un zona peligrosa, con algunas plataformas móviles que subían mercancías pesadas a las zonas altas y un tras píes podía costar caro.

Caminasteis un rato hasta llegar a hogar de vuestro paciente. Un contenedor de mercancías medio reformado en vivienda, con infinitas carencias. Una de ellas la higiene, otra el espacio.

  Sobre la cama un niño temblando de frío pese a tener encima varias mantas roñosas. Junto a el una mujer agobiada por desconocer la enfermedad de su hijo y otros cuatro niños mugrientos tratando de no hacer ruido para no molestar a su hermano enfermo.

En un espacio de la habitación visteis algunos equipos informáticos, maquinas y piezas que según parecía la buena mujer recogía y reparaba para dar de comer a sus cinco niños.

 Por los rasgos de los chicos se diría que cada uno era de un padre diferente.

La mujer agradeció lo rápido que llegasteis y George se puso a explorar al chico de inmediato. De tanto en tanto le bastaba una mirada para decirte "Esto no es HSP". Tú también te diste cuenta de ello. Había nuevos sintomas, perdida de fuerza en las manos, insensibilidad en las piernas... ¿Algo neurológico que causa sarpullido en el cuerpo?

Lo que fuera estaba avanzando muy rápido.